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Advertencias: Jongseong y JungSu como pareja principal, cositas lindas y fluff.
No les extrañó que, el día lunes por la mañana, hubieran recibido una llamada de Karina diciendo que Kangju solicitó la intervención de un mediador para ver el tema de la custodia.
Era algo que se imaginaban desde el momento en que ese alfa se fue del departamento. De seguro aludió a que Jungsu no puso de su parte y por eso las cosas acabaron mal, pero a él realmente no le importaba lo que pudo haber dicho ese idiota de él. Aunque eso no quitaba que le preocupara lo que podía decidirse en esa nueva mediación, pues ya era bastante evidente que tendría que ceder unos días para que Sunoo los pasara con Kangju
Temía lo que pudiera ocurrir si se quedaban a solas. Tal vez el alfa no lo sabía, sin embargo, era bastante evidente que a Sunoo no le interesaba estar con Kangju ni tener nada con él. Se lo dejó claro ese mismo día.
—¿Recuerdas a Kangju, Sunito?—le preguntó Jungsu una vez la llamada se acabó—. ¿El hombre que nos visitó hace unos días?
—Bu—barboteo el bebé, jugando con una pequeña pelotita de plástico que tenía—. ¡Popo!
—Bueno, sí, popo—dijo Jungsu sin pensarlo, antes de corregirse—. ¡No, broma!
—¡Popooooooo!—gritó Sunoo, riéndose.
Jungsu sólo suspiró, besándole la frente a su cachorrito antes de que volviera a jugar con la pelota, aunque eso terminó en un pequeño desastre al golpear un jarrón y se rompió en cientos de pedazos. En ese momento, además, llegó Jongseong.
—¿Qué ha pasado aquí?—preguntó el alfa, viendo los trozos en el suelo.
—¡Cak!—trató de explicar Sunoo apuntando a su pelota, y JungSu le miró con reprobación.
—Ven, vamos a recogerlo con cuidado—el omega tomó la pequeña escoba que Sunoo tenía y con la que lo ayudaba a hacer aseo. Era importante que desde pequeño su bebé aprendiera a ser limpio y ordenado—. ¿Cómo se dice, Sunito?
—Mmm…—su cachorrito movió la escoba, apenas juntando los trozos rotos—. ¡No más!
No era lo que esperaba, pero al menos pareció comprender que esas cosas no se hacían. Peor era que desapareciera y no se hiciera cargo de sus acciones.
Esa noche, Jongseong se dedicó a consolarlo otra vez, sólo que de otra forma. Jungsu necesitaba un poco de consuelo sexual, en el sentido de que deseaba que su pareja le demostrara lo mucho que lo amaba. Era bonito sentirse deseado y querido.
—Te amo mucho, mucho…—le susurraba el omega con cada nueva embestida, abrazando a Jongseong y apenas permitiendo que se separara de él.
—¿Sí?—jadeo Jongseong a su oído, besándole el cuello—. Yo te amo más....
Minutos más tarde, mientras yacían desnudos en la cama, con el aire pesado por el sexo y las feromonas, Jungsu se acurrucó contra él. Le gustaba mucho ese momento luego de hacer el amor, instante en el que se quedaban en silencio cómodo y sólo trataban de recuperarse. Era muy íntimo y consolador, sabiendo que el otro estaba a su lado luego de amarse con profundidad.
—¿Qué pasa si Kangju le hace daño?—susurró JungSu.
—Estaremos atentos—le prometió Jongseong agarrándole la mano—. Él estará vigilado las primeras veces y vamos a comprobar que Sunoo llegue sin ninguna marca. Veremos las señales a tiempo.
—No quiero que nuestro hijo sufra, Jay.
—Yo tampoco—Jongseong lo abrazó con fuerza, besándole la frente—, y odio la idea de que Sunoo lo llame papá, pero...
—Sunoo lo llama como popo—confesó Jungsu, y eso hizo reír al alfa.
—Además, también verán eso—siguió consolando a su novio—, el hecho de que a Sunoo no le agrada, y tal vez sea también recíproco. Ese idiota no tiene cara de ser padre.
—¿Y tú sí?
—Claro—Jongseong le besó la punta de la nariz—, por eso fue que me embrujaste, porque mi cara de padre es perfecta.
Jungsu también se rió y le confortaba un poco aquello, el hecho de que contaba con Jongseong para toda esa situación. Él no sabía si hubiera podido soportarlo sin alguien a su lado.
Por otro lado, los días se volvieron de por sí un poco complicados. Ya no sólo tenía que pensar en el asunto de Sunoo, sino también empezar a asistir a sus clases en la universidad. Todo se le juntó de manera inevitable, por lo que también andaba más sensible de lo normal, y ya ni siquiera podía estar con Jongseong tanto tiempo, pues tenía que hacerse cargo de sus asuntos universitarios. Además, estaba el hecho de que ellos no podían exponerse al público.
Los primeros días fueron una especie de tortura. A esas alturas, sus compañeros estaban al tanto de que era novio del profesor —o peor, sólo su amante sexual—, y se la pasaban susurrando cuando le veían. Jungsu fingía que no los escuchaba, lo peor que podía hacer era enfrentarlos y provocar una discusión que podría escalar rápidamente a una pelea. Lo que menos necesitaba era un llamado de atención por parte de sus superiores o el jefe de carrera.
¡Aunque era un poco insoportable! Incluso compañeros de cursos superiores, con los que jamás había hablado, se le quedaban mirando. De seguro comentaban que él sólo se metió con el profesor para obtener buenas calificaciones o, lo que sería más despreciable, conseguirle un padre a su hijo.
Al final, sólo llegaba a casa para estar con Sunoo y abrazarlo. Para su fortuna, Sakura aceptó seguir cuidándolo a pesar de que ya no vivían en el mismo edificio, pero con la condición de que le pagaran un poco más para poder pagar el transporte. Jongseong dijo que no había problema alguno, porque Sunoo quería a Sakura y se llevaban muy bien. Jungsu, además, sospechaba que era también para no preocuparse por otra cosa.
Esos primeros días Jongseong llegaba un poco tarde también. Jungsu lo echaba mucho de menos y se moría por tener uno de sus abrazos, de esos que le hacían saber que todo estaría bien por muy difíciles que fueran las cosas.
—¿No has tenido problemas en tus clases?—le preguntó Jongseong una semana después, acurrucados en el sofá y viendo una película. Sunoo ya se encontraba durmiendo luego de una dura jornada de juegos.
Jungsu emitió un suspiro bajo.
—Todo... normal—contestó, agarrando un puñado de palomitas de maíz para comer—. Es decir, tú sabes, Jongseong... Tengo tu marca y aroma y eso llama un poco la atención, pero...
—¿Te han molestado?—pudo notar como la voz del alfa se teñía en molestia.
—No molestado—Jungsu hizo un pequeño puchero—, pero hablan chismes y esas cosas. Es un poco incómodo, aunque no insoportable.
—No debería ser ni incómodo ni soportable, amor—Jongseong trató de calmarse—, si quieres…
—No, no—se apresuró a decir el omega—. No. Si intervienes y los profesores comentan algo, será peor. Tú sabes cómo somos los jóvenes. Nos encantan los chismes y esas cosas.
El mayor no pareció complacido con sus palabras, sin embargo, se las respetó. Él no quería más problemas en lo que el asunto con Sunoo se resolvía.
Por fin llegó el día en que se llevaría a cabo esa famosa mediación, dos semanas después. Jungsu fue citado con Sunoo al Juzgado Familiar, donde serán recibidos por el mediador para conversar sobre los pasos a seguir. Karina, por supuesto, le acompañó y Jongseong tampoco quiso dejarlo solo en ese momento, así que a las nueve de la mañana se presentaron allí, con un dormido bebé en brazos.
Como no podía faltar, Kangju y su madre estaban apareciendo. Jungsu sospechaba que el padre del alfa no estaba un poco interesado en todo ese asunto, lo que empeoraba las cosas respecto a que era sólo un tonto capricho. El omega no tuvo la fortuna de conocer a ese hombre, y lo agradeció muy profundamente.
Ni Kangju ni su madre lo saludaron, apenas haciéndole un gesto de reconocimiento incluso a Karina. Al menos su abogado fue mucho más educado, aunque la tensión se podía sentir en el aire apenas entraron a la enorme habitación donde, en el centro, había una mesa. Una beta llamada Kim Gaeul seria la mediadora, una mujer de estatura mediana, de cabello negro y ojos amables. Los recibió con una sonrisa suave indicándoles que tomaran asiento, y pronto estuvieron todos en sus respectivos lugares a la espera de que ella hablara
—Muchas gracias a ambas partes por venir—dijo ella, abriendo una carpeta donde supuso que estaba toda la información—, y me alegro también de que hayan decidido llegar a esta instancia para evitar un juicio por tutela del niño. Supongo que sus abogados les explicaron que es un proceso largo y tedioso que no sólo los somete a ustedes a una gran incertidumbre y cansancio, sino también a gran estrés para el cachorro. Ojalá que lleguemos a un acuerdo en el que prevalezca siempre el bien para el menor.
La mujer pareció esperar que ellos contestaran o dijeran algo respecto a eso, pero sólo se encontró con más tenso silencio. Karina se aclaró la garganta y le dio la razón, sin embargo, más allá de eso, no hubo palabras. Ella no se veía sorprendida por la actitud de ambos lados.
—Según los antecedentes—continuó Gaeul—, la parte demandante es la paterna, exigiendo establecer una custodia compartida respecto al menor Wang Seonwoo, ¿es eso cierto?
—Así es, señora Kim—afirmó el abogado Janknow.
—Bien, ¿qué es lo que opina la parte materna respecto a esto?—consultó la mujer, mirando ahora a Karina.
La alfa se acomodó en su lugar.
—Mi cliente es aprehensivo sobre una custodia compartida—contestó ella con suavidad—, por el hecho de que el padre del niño estuvo desaparecido hasta este momento.
—No estuve desaparecido—saltó Kangju, ofendido—, es sólo que....
Su abogado le dirigió una mirada para que se callara. Jungsu deseó que no lo hiciera y dijera un montón de mierda contra él, pero el alfa apretó sus labios, dejando de hablar.
Karina enarcó una ceja lentamente.
—Mi cliente y el señor Kim mantuvieron una relación cuando eran más jóvenes, en la que mi cliente terminó en cinta—continuó la abogada mientras la mediadora la escuchaba—. Según lo que expone mi cliente, cuando se enteró de su embarazo, le habló al señor Kim pero éste rechazó hacerse cargo del niño, poniendo incluso en duda su paternidad. Con esa respuesta, y bajo las amenazas de la madre del señor Kim—su voz se volvió grave—, mi cliente no volvió a molestarlos. La madre del señor Kim también insistía en que ese bebé no era de su hijo y que mi cliente sólo quería aprovecharse de ellos.
Mikyung enrojeció ante esas palabras, igualmente pareciendo que se contenía para no ponerse a gritar. ¿Desde cuándo esa familia tenía tanto autocontrol?
—Mis clientes no actuaron bien en el pasado—admitió Janknow—, pero eso no significa que el señor Kim no tenga derecho a ver a su hijo.
—Disculpe, pero…—la mediadora dudó un instante—, ¿qué lo hizo cambiar de opinión? Básicamente, ustedes creían que el niño no era suyo, ¿por qué pedir la custodia ahora? ¿Se hizo un examen de paternidad?
Sin poder evitarlo, Jungsu sintió un poco de humillación por lo que acababa de oír. ¿Un examen de paternidad para comprobar que él no mentía? Que vergonzoso era eso para él.
—Me... arrepiento de haber actuado como un idiota—Kangju pareció tragarse su orgullo—, y le pedí perdón a Jungsu. Mi madre también lo hizo.
—Exacto—se apresuró en decir su abogado—, mi cliente recapacitó y se dio cuenta de sus errores, por lo mismo, quiere tener la oportunidad de poder estar con su hijo.
—¿Es cierto lo del perdón?—preguntó Gaeul.
—Sí lo es—admitió Karina—. Mantuvimos una reunión en la que se conversó sobre el tema e incluso, se intentó un acercamiento por parte del padre hacia el menor.
—¿Y en qué resultó eso?
—El señor Kim me comentó que la madre del cachorro apenas le dejó estar con él—contestó Janknow.
—¿Fue así? ¿Señor Wang?
—No—Jungsu habló con firmeza, sin bajar la cabeza—. Kangju llegó a eso del mediodía a mi hogar que comparto con mi actual pareja. No sólo llegó tarde, sino que también con una actitud prepotente y presentándose frente a Seonwoo como su padre. Mi cachorro—remarcó—, hasta ese momento jamás interactuó con él ni lo vio, por lo que le generó gran confusión, haciéndolo llorar. Sunoo no conoce a otro padre que no sea mi pareja.
—Tuviste que haberle explicado…—comenzó a decir Kangju.
—Además—le interrumpió Jungsu, molesto—, tuve que orientarlo sobre las comidas de un niño de menos de dos años, porque ni siquiera estaba preparado. El almuerzo transcurrió con normalidad, es cierto, y después Kangju se puso a jugar con Sunoo, pero en un momento de descuido, en el que yo estaba lavando los platos, escuché el llanto de mi cachorro y al ir a verlo lo encontré en el suelo, con una herida en la frente y Kangju ni siquiera hacía el amago de consolarlo. Yo lo tuve que consolar, mientras el señor Kim me veía.
—¿Y qué fue lo que pasó?—la mediadora se volteó al alfa, que se veía enojado—. ¿Por qué el niño estaba con una herida?
—Se cayó solo—se defendió—, estábamos jugando con unos bloques que tiene y al ir hacía uno, tropezó con sus propios pies y se golpeó en la cabecita. Iba a consolarlo, pero apareció Jungsu y no me permitió hacerlo.
—Mmm...
El omega contempló con más ira al alfa, que le devolvió la mirada. Ambos parecían echar chispas en ese instante.
—Es un caso delicado—comenzó a decir Gaeul viéndose honestamente preocupada—, es comprensible que la madre del niño y el propio cachorro tengan un rechazo hacia el padre biológico si es que no ha manifestado presencia hasta ahora. Sin embargo, si usted está reconociendo su paternidad, ha pagado la pensión que se debe y ha establecido desde ahora una mensualidad, entonces tiene derechos para interactuar con su hijo.
—¿Y si no quiero esa mensualidad?—soltó Jungsu sin poder evitarlo. Gaeul se giró a verlo.
—Jungsu—habló Karina.
—No me interesa el dinero—continuó el omega, impulsivo. Jongseong le agarró el codo, como si así pudiera decirle que no siguiera hablando, pero Jungsu no podía controlar su boca—, lo único que quiero es no compartir la custodia de mi hijo con el señor Kim, porque no confío en él ni en los cuidados adecuados que le dará a Sunoo.
Nuevo silencio una vez acabó de hablar. Pudo notar como Karina hundía sus hombros, mientras que frente a él, Kangju se cruzaba de brazos con una expresión de burla. Cuando sus ojos chocaron con los de Gaeul, pudo ver la compasión allí, y su corazón se congeló.
—El padre biológico tiene derecho a una custodia si lo exige—explicó ella con suavidad—, no importa si usted no quiere el dinero, señor Wang, pero es lo que corresponde. Por otro lado, es comprensible que usted tenga miedo y un rechazo inicial hacia esto, sin embargo—ella apuntó a Kangju—, el señor Kim puede estar realmente interesado en iniciar una relación con su hijo, y eso es bueno para el niño.
Jungsu apretó los labios, manteniendo una expresión lo más neutra posible a pesar de que sentía cómo algo en él se rompía. Algo en él se apretó y se destrozó en miles de pedazos ante la decisión que ya parecía tomada.
—Iniciaremos con una custodia vigilada de sólo un día semanal—dijo ella—, en la que se llevará al niño a la casa o departamento del padre, pero en compañía de la madre y, por supuesto, mía. Se comprobará que el cachorro esté en un ambiente idóneo, con las cosas básicas que necesita, además de comprobar la interacción padre-hijo. En base a esos resultados, en un mes más, se tomará la resolución de que las visitas ya no sean con la presencia de la madre, aunque todavía con mi asistencia..
—Eso es…—Kangju volvía a verse molesto con la resolución—, no necesito vigilancia, no soy un niño pequeño, ¿cómo...?
—Tal vez usted no lo sea—la voz de Gaeul fue indulgente, aunque podía detectarse un tono borde también—, pero va a cuidar de un bebé. Como comentó la madre del niño, usted no puede simplemente llegar y presentarse como un padre ante un menor que no lo conoce ni ha visto. Puede ser el padre, sin embargo, por ahora, es un completo desconocido para él.
Las palabras de la mujer sonaron a una pequeña sentencia. Kangju tuvo el descaro de enrojecer, pero Jungsu no pudo sentir un poco de placer por la decisión que se tomó. De sólo pensar en dejar a Sunoo con ese alfa, se sentía morir.
La mediadora fijó la visita para el sábado que venía, diciendo que Jungsu debía ir con el niño a las diez de la mañana. Notó que eso tampoco le gustó demasiado a Kangju, sin embargo, simplemente no protestó esta vez.
Unos minutos más tarde, la reunión se dio por acabada. Sunoo venía recién despertando, lo que era una fortuna, ya que no tuvo que ver a la familia Kim. Jungsu no sabía cómo iba a reaccionar al volver a verlos.
Aprovechando que los Kim fueron los primeros en irse, se acercó a la mediadora.
—Disculpe, señorita Kim—le dijo, viendo de reojo a Jongseong conversando algo con Karin—, se que puede ver mal esto, pero... pero ¿qué pasaría si Sunoo no logra establecer una buena relación con su padre? Tengo miedo...
—Evaluaré el comportamiento del niño durante los siguientes meses—contestó ella con amabilidad—, si se muestra un gran rechazo luego de un tiempo, es probable que la custodia que se establezca sea de un día a la semana, y así se irá reevaluando cada cierto tiempo.
¿Cada cierto tiempo? Eso era demasiado para Jungsu.
—Lo lamento—se disculpó ella, llamando su atención—, pero así son las leyes, señor Wang. La única forma de que usted se quede con la custodia completa, es que el señor Kim renuncie a ella o demuestre ser incapaz de cuidarlo.
JungSu sólo asintió con la cabeza, callado y sabiendo eso. La mujer no tardó en disculparse otra vez, pero ahora para marcharse, y el omega se acercó a Jongseong, que sostenía al cachorro.
—¿Quieres comer fuera?—le preguntó el alfa, dándole la mano.
—Está bien—Jungsu necesitaba despejarse un poco, se sentía demasiado agotado y sin mucha energía—. ¿Karina dijo algo?—añadió, pues ella se tuvo que ir con rapidez también.
—Dijo que no te preocupes—se pusieron a caminar hacia la salida—, que vas a tener que ceder un poco, pero ella espera, y yo también, que Kangju no aguante demasiado. No se veía muy contento con la resolución.
—Es su madre la que presiona—suspiró Jungsu—, ella es la que quiere esto, no él. Es una desgraciada...
—Sí—Jongseong se acercó a darle un beso suave en la mejilla—, pero ahora, pensemos en otra cosa. ¿Comida y mimos?
—Suena perfecto.
Eso era lo que necesitaba Jungsu en ese instante, saber que su pequeña familia estaba todavía bien.
El sábado llegó con más rapidez de la que hubiera deseado el omega, por lo que no tuvo más que partir hacia el departamento en el que Kangju vivía. Estimaron que no fuera necesario que Jongseong le acompañara, otra vez, para evitar una pelea, pero al menos lo fue a dejar y se despidió amorosamente de Sunoo.
—Nos veremos más tarde—le aseguró el alfa al cachorrito, que se reía por los besitos que recibía en la cara—, y jugaremos hasta que caigas dormido, amor.
—¡Baaaaaaaa!—se carcajeaba Sunoo, abrazando a Jongseong—. ¡Muack, muack!
—Y a ti, te amo mucho también—continuó el mayor, volteandose hacía Jungsuy dándole un beso en la boca—. ¿Quieres algo especial para la cena?
—Hamburguesas y soda de fresa—jugueteó el omega.
—Trato hecho, cariño.
Volvieron a despedirse de Jongseong, que se marchó a los pocos minutos, y Jungsu agarró con más fuerza el bolso con las cosas de Sunoo. La mediadora no tardó en aparecer, saludándolo con amabilidad y haciéndole un gesto amistoso a su cachorrito, que se acurruco en brazos de mamá. Entraron al edificio, subiendo al ascensor para ir hacia el departamento de Kangju.
El alfa ya les estaba esperando, luciendo recién vestido y bañado. Se veía con sueño, de seguro se quedaba dormido hasta tarde en esos días, pero eso no fue lo que desagradó a Jungsu, sino el ver a su madre allí metida. ¿Qué demonios?
—Mi madre se quedará hasta mañana—dijo Kangju, tranquilo—, ella vino a visitarme independiente de esto.
Mentiroso, se dijo Jungsu, pero sólo guardó silencio. La mujer apenas le saludó, viéndose altiva y orgullosa, como si se hubiera ganado la lotería.
—¡Hola, Sunoo!—dijo ella, luciendo entusiasmada y acercándose hacia Jungsu. Su cachorrito se sobresaltó, mirando a la mujer con desconcierto—. ¿A que no sabes quién soy yo? ¡Soy la abuela!
—¿Bubu?—su bebé miró hacia cualquier otro lado, pareciendo buscar a sus abuelas—. ¿Buba?
Dios, ¿es que esa familia se especializaba en ser indiscretos y apresurados? Incluso la mediadora se veía fuera de lugar, sorprendida por la presura de ellos.
—No, a ver, Sunoo—trató de explicar Jungsu—, ella es...
—¡La abuela!—volvió a decir Mikyung, impaciente—. ¡Dámelo, quiero sostenerlo!
Poco más se lanzó sobre él para quitárselo, pero Jungsu retrocedió y Sunoo se aferró a él. Se veía, francamente, asustado.
—¡Nooooooo!—gritó Sunoo—. ¡Maaaaami!—se puso a llorar, más confundido ahora.
—Ay, cariño—comenzó a consolar Jungsu.
—Vamos a calmarnos—intervino Gaeul, poniéndose en medio para que Mikyung le diera su espacio a Sunoo—, señora Kim, qué bueno que esté aquí, pero por favor, tenemos que ir con calma. El niño no la conoce y no tiene confianza en usted, no puede simplemente pedirlo como si fuera un objeto.
Mikyung se veía contradicha, con el ceño fruncido en disconformidad. Sin embargo, sólo hizo caso.
—Preparé el desayuno—habló ella, molesta—. Vamos, espero que Sunoo no haya comido.
Jungsu rodó los ojos, todavía consolando a su cachorrito. Faltaron unos minutos para que el llanto se detuviera, aunque no parecía muy de acuerdo con dejar los brazos de mamá. El muchacho no tuvo más que dejarlo en el suelo para poder sacar las cosas que llevaba.
—Traje leche materna—comenzó a decir Jungsu, viendo ahora bien el departamento: era lujoso, grande y muy cómodo, de seguro costaba una millonada. Tenía una cocina separada del living-comedor, con un gran balcón y otro pasillo que de seguro conducía al baño y las habitaciones para dormir—, hay que calentarla....
—Claro que lo sé—exclamó Mikyung, casi quitándole el biberón de las manos—, yo crié a Kangju, ¿crees que soy tonta?
Tuvo que aguantar la respuesta. La mediadora se sentó en uno de los sofás, anotando un par de cosas en la libreta que llevaba.
—¿Cuál sería el cuarto del niño?—preguntó ella.
Sunoo se encontraba abrazando la pierna de Jungsu, sin querer soltarlo ni alejarse de él.
—Todavía falta acondicionarlo bien—dijo Kangju—, pero es por aquí....
Jungsu le dio la mano a su cachorrito, diciéndole que le siguiera. El menor se apresuró a caminar a su lado, siguiendo al alfa y con Gaeul siguiéndoles detrás.
Era la primera habitación a mano izquierda. Era un cuarto ni demasiado grande ni pequeño, con un armario pegado a la pared y luz natural. Un lado tenía papel decorativo de color azul y con autos deportivos. Había una cuna de altura contra otra pared, que estaba pintada de blanco, y un par de peluches en el suelo.
A Jungsu no le gustó particularmente. Además, la cuna era demasiado alta. La que ellos usaban era baja y de libre acceso para que Sunoo subiera y bajara a gusto propio. Para Jongseong y él era importante que su cachorrito aprendiera a ser autónomo en algunas cosas. desde pequeño.
Sin embargo, supuso que a él no tenía que agradarle, sino a su cachorrito.
—¿Y qué tal?—dijo con falso entusiasmo, volteándose para que Sunoo mirara bien la habitación—. ¡¿Te gusta, Sunito?!
—Mmm…—el niño miró con desinterés—, no.
Jungsu tuvo que reprimir la sonrisa para no provocar a Kangju.
—Le faltan juguetes—señaló la mediadora.
—Sí, se los voy a comprar una vez sepa lo que le gusta a Seonwoo—se apresuró en decir el alfa, disgustado—. A ver, ¿qué no te gusta, Seonwoo? Para poder cambiarlo.
Sunoo titubeó, pero Jungsu lo alentó a recorrer el cuarto. Su bebé se tambaleó por el lugar, mirándolo con ojo crítico, lo que era un poco gracioso al ser tan pequeño. Sin embargo, mamá sabía que su hijo era muy inteligente.
—¡Feo!—apuntó hacia el papel decorativo con claro enojo—. ¡Feo, feo!
—¿Te gustaría algo más claro?—aventuró Jungsu.
-¡Sí!—Sunoo se rió—. ¡Con guaus y miaus y muuus y oincs!—exclamó en una burda manera de decir "animales".
—Bien, ¿y qué más?—bufó Kangju.
Sunoo fue hacia la cuna. No había forma de que pudiera subirse a ella, se dio cuenta su cachorro, por ninguna parte. La que tenía en su casa, si bien tenía también barandas para no caer al suelo al dormir, a los pies de la cama poseía un espacio para que se bajara y subiera sin ayuda. El mismo Sunoo ya estaba aprendiendo su horario para dormir y no era necesario insistirle que fuera a la cama, iba por sí solo y sin necesidad que lo tomaran en brazos.
—¡Fea!—reclamó, mirándola con rechazo.
—¿Quieres una como la que hay en casa?—preguntó Jungsu.
—¡Sí!—volvió a repetir, y agarró un peluche de mapache en el suelo—. ¡Lido!
—¿Qué? ¿No le gustó?—se irritó Kangju
—Claro que no—Jungsu tuvo que aguantar el insulto otra vez—. Te acaba de decir que le gustó. Los peluches le gustaron.
—Ah, que bien—Kangju se aclaró la garganta—. ¿Quieres más peluches, Seonwoo? ¡Te puedo comprar muchos más si quieres!
—Aaaaaah…—Sunoo miró a Kangju por primera vez, un poco desconfiado—. Yaaa....
Por mucho que la situación no fuera favorable, Jungsu en el fondo esperaba que Kangju no actuara como un idiota. No confiaba demasiado en que fuera a cambiar su comportamiento con él, pero Sunoo no tenía por qué sufrir de las estupideces que hacía su padre, y si era un buen papá para él, Jungsu no tendría más que aceptarlo.
A los pocos minutos fueron a desayunar. Gaeul apenas intervenía y hablaba, parecía más que satisfecha mirando la dinámica familiar, y Jungsu tuvo que dejar que la madre de Kangju quisiera alimentar a Sunoo, a pesar de que su cachorrito podía solo con el biberón.
—Es bastante independiente—le comentó la mediadora, mirando a Sunoo ignorar los arrumacos que le hacia Mikyung.
—Ah, sí—Jungsu sonrió—, yo estoy estudiando educación de párvulos y mi novio es profesor también, pero se especializa en neurociencia y desarrollo infanto-juvenil—puso cara de vergüenza—. Disculpe, es que...
—No se preocupe—Gaeul también le sonrió—, ¿así que saben cómo educarlo?
—Su papá ha estudiado distintos métodos de enseñanza—explicó Jungsu—, Montessori, Waldorf, Pikler... Estamos aplicando un par de cosas de cada uno. Por ejemplo, el tema de la habitación, dejamos que Sunoo escoja los colores que le gustan. Si no quiere comer más, y si vemos si comió lo suficiente, no lo presionamos. No todo es ideal, por supuesto—Jungsu recordó la vez que perdió los estribos y le gritó a su cachorrito—, pero estamos aprendiendo con él en el camino.
—Eso es bueno—afirmó la mujer—, y saber que no se debe idealizar la crianza. Es muy difícil educar a un niño.
Jungsu le dio la razón, sabiendo que todavía tenía un largo camino por delante en cuanto. a su cachorrito, pero dispuesto a darlo todo por él.
Una vez acabaron de desayunar, Kangju dijo que podían dejar a Sunoo mirando televisión. Jungsu se sobresaltó enseguida.
—No, reduce los tiempos de televisión y pantallas—le dijo, llamando su atención—. No puedes dejarlo todo el día mirando la televisión para quitártelo de encima.
—¿Qué?—como no faltaba, Mikyung intervino—. ¡La televisión tiene muchos programas educativos!
—Que no sirven—replicó Jungsu—. Sunoo está en crecimiento y necesita movimiento y que jueguen con él. Pocas pantallas y más juegos, además, ¡le puedes generar una adicción! Si le quitas las pantallas luego de acostumbrarlo, reacciona muy mal—Jungsu fue a su bolso, abriéndolo—. ¡Sunito, mira que traje!
Su cachorrito lo miró y comenzó a chillar de emoción al ver algunos de sus juguetes favoritos, como el de clasificar colores.
—Juega con él—le exigió a Kangju—, así lo conocerás más, que es lo que tanto quieres.
El alfa apretó los labios, pero bajo la mirada de la mediadora, poco pudo reclamar. No tuvo más que ir a jugar con el cachorro, que para fortuna de Jungsu, pareció aceptarlo en su juego. Aunque seguía sin llamarlo "papá", sin embargo, tampoco le decía "popo"
—No puedes corregir todo lo que haga mi hijo—comenzó a decir Mikyung, enfadada—, no siempre estarás aquí, ¿cómo crees...?
—Le enseñaré—replicó Jungsu, molesto—. Mi cachorrito no será criado como usted crió al suyo o me criaron a mí. Los tiempos cambian y hay que adaptarnos, señora Kim.
La mujer parecía dispuesta a seguir discutiendo, pero tal y como pasó, gracias a la presencia de Gaeul, no insistió. La mujer recogió los platos y se fue a lavarlos, indignada.
Mientras jugaban, Jungsu también le dio a Kangju otras indicaciones importantes: ponerle protección al balcón, cuál era la talla de Sunoo y los tipos de pañales que usaban. Que no le gustaba comer y cuáles eran sus comidas favoritas. El alfa lo escuchaba en silencio, fingiendo tomarlo en cuenta, sin embargo, al menos le servía como excusa a Jungsu para demostrar que él quería que las cosas funcionaran.
Y, entonces, llegó el momento que Kangju más temió: cambiarte el pañal a Sunoo
El bebé llegó pronto a Jungsu, saltando con expresión de urgencia.
—¡Popo!—barboteo, medio lloroso e incómodo—. ¡Popo, mamá!
—Ya, ya—Jungsu volvió al bolso, sacando los pañales y toallitas húmedas para limpiarlo—. Kangju, te toca
—¿Qué?—saltó el alfa, poniendo cara de urgencia— ¡¿Cómo?!
—Es tu hijo—el omega tomó a Sunoo en brazos—, tienes que cambiarlo.
—Pero…—barboteo, desesperado—, yo nunca...
—Te daré las indicaciones—replicó Jungsu—. Hay que cambiarlo, ¡apresúrate!
Jungsu recostó a Sunoo en la mesa, sobre una toalla que llevaba. Kangju se veía a punto de colapsar, y más cuando el omega le quitó el pantalón a Sunoo y el olor se filtró.
—Jungsu…—comenzó a decir Kangju.
—¿Qué?—el menor se hizo a un lado—. Es lo que debes hacer, ¡tienes que aprender a hacerlo!
El alfa miró para todos lados queriendo que alguien lo salvara, sin embargo, la mediadora sólo le observaba con expresión indescifrable. Su mamá no se encontraba, pues fue a comprar cosas para el almuerzo.
Sin encontrar una solución, no tuvo más que ir hacia Sunoo, que le observaba con el ceño ligeramente fruncido. Jungsu le agarró la manito para distraerle, y así el bebé se relajó.
El proceso fue lento y con Kangju exagerando cada reacción. Algo que tardaba no más de cinco minutos para Jungsu y Jongseong, ahora fue de veinte minutos, y el alfa cerrando sus ojos cada dos minutos para no observar el desastre de caca. Jungsu no tenía que estar disfrutando de eso, pero lo hacía.
Una vez acabó y Sunoo estuvo de pie, el niño volvió a jugar como si nada. Kangju corrió a botar las cosas sucias y lavarse las manos, asqueado y muy, muy disgustado. Jungsu Se puso a conversar con Gaeul
El almuerzo siguió con relativa normalidad. Sunoo comió hasta que se sació y tomó una pequeña siesta en el sofá, porque no quería estar solo en una habitación desconocida, pero sólo lo hizo después de ordenar los juguetes. Kangju preguntó irónicamente si podía mirar ahora televisión, y Jungsu quería pegarle, aunque sólo le contestó que lo hiciera con el volumen bajo.
De ahí las cosas transcurrieron en un incómodo silencio, pero ninguno parecía interesado en romperlo. Jungsu se dedicó a hablar sólo con Gaeul, preguntándole sobre algunas cosas para romper el silencio, mientras Kangju y su madre lo ignoraban.
Sunoo despertó media hora después, desorientado. Jungsu se encontraba en el baño, lavándose las manos, cuando escuchó su grito.
—¡MAMI!
Y el llanto siguió.
Se apresuró en secarse las manos, saliendo con rapidez y se encontró con Sunoo llorando a gritos, con Mikyung tratando de sostenerlo en brazos, pero el bebé se retorcía con desesperación.
—¡No, no!—chillaba, y fue cuando vio a Jungsu—. ¡Ma-mami! ¡Mami!
Jungsu dio unos pasos para agarrarlos, pero Mikyung retrocedió bruscamente. Esa acción hizo que Sunoo gritara más.
—¡Deja que lo consuele!—gritó la mujer—. ¡Es mi nieto!
El omega titubeó, mirando hacia la mediadora y esperando que interviniera, que dijera que se lo entregara. Sin embargo, ella pareció darle la razón a Mikyung, y Jungsu sintió su estómago apretado por el llanto de su cachorrito.
—Vamos, vamos Seonwoo—decía la madre de Kangju, que lo observaba con un poco de irritación—, mamá ya está aquí, ¿no ves? Cálmate, niño, no te hace bien llorar tanto, ¡no es para tanto!
Eso pareció hacer llorar más a Sunoo, que comenzó a patalear para que lo soltara. Jungsu tenía miedo de que se le cayera por la forma en que su cachorrito se movía.
—¡No llores!—insistía Mikyung, pareciendo darse cuenta de que no era tan sencillo—. ¿Te callarás si te doy un regalito? La abuela te compró un juguete para ti…—pero Sunoo no paraba—, Kangju, consuélalo tú.
Kangju puso cara de espanto. Jungsu se preocupó más al ver el rostro enrojecido de su cachorrito, tan húmedo y mojadito por las lágrimas.
—¡Mami!—no dejaba de gritar y revolverse—. ¡Mami, mami, mami!
—Por favor…—comenzó a suplicar Jungsu.
Kangju agarró al niño, obligado, queriendo consolarlo. Le golpeaba suavemente la espalda, lo mecía y decía palabras de consuelo, sin embargo, no resultaba. Fue peor cuando el alfa se llamó a sí mismo como papá.
—¡No, no papá!—sollozaba Sunoo—. ¡Mamá, mamá! ¡Papa, papá!
Jungsu no lo aguantó más.
—¡¿Puedes dármelo?!—exclamó—. ¡Quiere consuelo, pero no de tí!
Kangju le entregó a Sunoo. El bebé casi se le pegó como una lapa, llorando mucho más calmado, pero sin dejar de soltar lágrimas. Jungsu lo abrazó por completo y se sentó en el sofá, comenzando a columpiarse y acariciándole el cabello.
—Bien, bien, mi bebé, mi lindo bebé…—le susurró, dejando que siguiera llorando—. Eso, vamos, suéltalo todo, ¿está bien? Llora lo que quieras....
El bebé tenía los brazos caídos, pero pegados a él, y poco a poco, con el pasar de los minutos, comenzó a sólo hipar. Jungsu no lo alejó, sólo siguió murmurándole con amor.
—¿Ves? Mamá está aquí, contigo, para siempre, siempre—continuó amoroso—, no me fui lejos, ¿eh? No me iré lejos de ti.
—Ma-ma-mami—tartamudeó Sunoo sorbiendo por la nariz—, ma-ma....
—Mami, mami—repitió Jungsu, sonriéndole y besándole la frente—, ¿ves cómo estoy aquí? ¿Ya pasó el llanto? ¿Quieres jugar?
—No—murmuró su cachorrito, abrazándolo con fuerza, no.
Jungsu le acarició otra vez el cabello, interpretando que quería estar en sus brazos. No lo alejó ni soltó, porque si su bebé quería eso, era porque sólo quería ser consolado.
—Lo tienes muy mimado—comenzó a decir Mikyung, molesta por la escena—, ¡no es posible que llore sólo porque fuiste al baño!
—No lloraba por eso—contestó con suavidad Jungsu, porque no quería levantar la voz, no luego de todo el llanto de su bebé—, lloraba debido a que se despertó y no reconoció el lugar. Para él, ustedes son desconocidos.
—¡Es sólo un tonto berrinche!—insistió la mujer, pero Jungsu no contestó más, sólo siguió meciendo a Sunoo, que no parecía querer mirar a ninguna otra persona en ese lugar.
Lo poco que quedaba de tarde transcurrió lenta y dolorosamente. Sunoo ya no se despegó de él, ni siquiera a jugar o colorear, y Gaeul tampoco insistió en generar otro acercamiento entre el cachorro y la familia paterna. Kangju ni siquiera hizo el amago de hacer otra cosa, y Mikyung se la pasó murmurando en señal de disgusto.
Cuando llegaron las seis de la tarde, Jungsu tomó sus cosas y se marchó con la mediadora. Sunoo estaba dormido contra su pecho, tan agotado por todo el llanto derramado.
—¿Piensa que tuve que dejarlo para que lo siguieran consolando?—preguntó Jungsu una vez estuvieron en el ascensor.
—No—Gaeul respondió con tranquilidad—, no podemos experimentar con las emociones del cachorro. Como usted dijo, señor Wang, quería consuelo de usted, no de ellos—ella se veía muy cansada—. Por eso mismo, la idea es ir poco a poco, esperando que Sunoo se vaya acostumbrando a la presencia paterna.
Jungsu entendía que era el trabajo de ella, pero la odió un poco al escuchar esas palabras. No le parecia justo que su bebé se viera sometido a tal estrés.
Para su fortuna, Jongseong le estaba esperando fuera de su auto. Al verlo salir, fue hacia él con una clara expresión de preocupación, revisando a Sunoo, y no tardó en tomarlo en brazos con cariño.
—Pude... sentir un poco sus emociones—le comentó el alfa, y a Jungsu no le extrañó, porque era normal que su cachorro hubiera generado un lazo con su padre—, me preocupé demasiado, pero no quise venir. Temía golpear a alguien.
—Fue lo mejor—Jungsu lo besó en la boca con suavidad, oliendo las feromonas paternas. que soltaba Jongseong. Sunoo, en sus sueños, se arrebujó contra el alfa—. Despertó de una siesta, no me vio y entró en pánico. Ni Kangju ni su madre pudieron consolarlo y eso lo desesperó más.
Jongseong asintió, comprensivo, y llevó al cachorrito al auto, sentándolo en su silla. No pareció protestar, tan cómodo en el aroma paterno del conocido lugar.
Incluso Jungsu sintió como sus hombros se destensan y agradeció que Jongseong tuviera ese poder relajante en él. Con todo el estrés que tenía encima, era lo más perfecto para él. Ojalá lo tuviera siempre a su lado.
Actu al fin.
¿Qué les pareció
el capítulo?
Comenten, por fis.
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