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Advertencias: Jongseong y JungSu como pareja principal, cositas lindas y fluff.
JungSu acarició el cabello de SuNoo, que a esas horas todavia dormía, y se volteó hacia Jongseong. El alfa le veía desde el marco de la puerta, tranquilo y ya vestido,
—¿Seguro que no quieres que me quede, bebé?—le preguntó Jongseong, yendo hacía él y abrazándolo por la cintura. JungSu suspiró al olisquear sus feromonas.
—Seguro—prometió el omega—. Tienes esa reunión y, además, no creo que sea buena idea que tú y KangJu estén en el mismo cuarto. Al menos por ahora.
Jongseong le dio un beso suave en su cuello, aprovechando que el omega se encontraba en pijamas. JungSu gimió en voz baja ante la sensación, especialmente porque el beso fue en su marca.
—Hace mucho no tenemos tiempo para nosotros—comentó el menor, volteándose en el abrazo y besando al alfa en la boca.
—Está bien, cariño—Jongseong le sonrió con ternura—. Sé que tu cabeza no está pendiente de eso.
—Sí, pero me gusta estar contigo de esa forma—JungSu apoyó su mejilla en el hombro de Jongseong, cerrando sus ojos brevemente—. Siempre me haces sentir tan bien, Seong.
El mayor soltó una risa suave, como si las palabras de JungSu resultaran un poco graciosas y encantadoras.
—Pequeño abusador—le dijo al oído—. Tal vez hay que ponernos al día en nuestras cosas.
JungSu también se rió, sintiéndose al menos aliviado de que su relación con Jongseong no se hubiera resentido a pesar de todo. Suficiente tenía con la situación de SuNoo en ese momento como para preocuparse de su noviazgo con el alfa.
Iba a decir algo, sin embargo, tuvo el extraño presentimiento de que era observado. Sin pensarlo dos veces, se volteó a ver a SuNoo, notando que el bebé estaba de pie en la cuna, mirándolos por entre los barrotes con una expresión concentrada. Quizás trataba de descifrar lo que papá y mamá estaban haciendo.
—Y este es otro abusador—exclamó Jongseong, dándose cuenta de que el cachorro estaba despierto—. Nadie abusa más del amor de sus padres que tú, pequeño diablito.
JungSu no pudo borrar su sonrisa al ver como Jongseong lo soltaba, pero para agarrar a SuNoo de la cuna y elevarlo. El bebé chilló por la felicidad.
—¡Papá!—gritó—. ¡Te qeyop!—y abrazó a Jongseong por el cuello, tan contento y feliz.
—Yo tambien te quiero, mi lindo cachorrito—el alfa le llenó el rostro de besos al bebé, que sólo reía, y JungSu terminó por abrazarlo también—. ¡Oh! ¿Mi otro cachorrito se puso celoso?
—¡Tonto!—dijo JungSu, pero en el fondo, amaba ser llamado así por su alfa.
Media hora después, Jongseong se despidió de ellos. Durante la semana le habían llamado de la universidad para terminar de planificar lo que seria el año escolar, con el alfa entregando el plan de acción que llevaría a cabo y asuntos burocráticos que a JungSu no le interesaban mucho. Lo importante era que Jongseong estaría gran parte del día fuera por sus reuniones, y a JungSu le convenía que no estuviera alli con KangJu. Estaba seguro de que esos dos, en la misma habitación, provocaría un desastre y no queria darle más motivos a ese idiota para lanzarse contra Jongseong.
De cualquier forma, KangJu quedó en ir allí a las doce. JungSu insistió en que fuera mucho más temprano, después de todo, tenía que aprender a criar un niño desde la primera hora de la mañana, pero él se escudo en asuntos personales. Maldito fuera mil veces.
Aun así, el cretino llegó tarde. Ni siquiera le sorprendió un poco, por el contrario, él casi esperaba que en realidad no llegara. Lo deseo, porque por último, podía usarlo como demostración de que KangJu no estaba interesado en su bebé. Pero sólo llegó veinte minutos tarde.
JungSu se encontraba comenzando a preparar el almuerzo, mientras que SuNoo coloreaba su librito de peliculas de Disney. Era una de las cosas que más disfrutaba, en especial cuando no tenia a alguien que jugara con él.
El timbre sonó y JungSu se forzó a tomar aire para tranquilizarse. Cuando lo consideró suficiente, fue hacia la puerta y la abrió, encontrándose cara a cara con el guapo y burlón rostro de KangJu.
—Hola, Susu—saludó el alfa, esbozando esa sonrisita atractiva con la que muchos y muchas omegas caían ante él.
—Hola—el menor mantuvo su expresión neutra—. Pasa. Ya pensé que no vendrías.
—¿Qué, me extrañabas?—KangJu se quitó las zapatillas, viendo a su alrededor—. Vaya, parece que te sacaste la lotería dejando que ese alfa te marcara. Felicitaciones, sólo tuviste que entregarle el culo.
JungSu apretó sus labios, tratando de no levantar su mano para golpearlo. De seguro KangJu esperaba eso, sacarlo de sus casillas y acusarlo de ser mentalmente inestable. Pero él no iba a permitir que ese idiota tuviera motivos para chantajearlo.
—No fue difícil—dijo con dulzura el omega—, Jongseong folla mil veces mejor que tú, te lo aseguro.
Pudo notar que no le gustó su respuesta, molestándose ante el ataque que le hizo.
—Eres realmente...
—¿Acaso viniste a ofenderme o a estar con SuNoo?—le interrumpió JungSu, causando que el enojo del alfa aumentara—. Esto se trata de nuestro hijo, ¿no es así?
KangJu tuvo que tragarse la respuesta, al parecer, porque solo terminó bufando.
—¿Dónde está?
—Escúchame—continuó JungSu—. Estoy seguro de que crees que esto es fácil, ¿eh? Que es sólo echarte en el sofá mientras SuNoo está viendo televisión, ¿a qué si? Pero, KangJu, la crianza que le estoy dando junto a Jongseong es todo lo contrario—dio un paso hacia él, feroz—. Yo te lo juro, KangJu: tú haces cualquier cosa que pueda afectar a mi bebé, y te mataré.
—¿Dónde. Está. El. Bebé?—volvió a preguntar KangJu, con su tono agresivo y golpeado.
JungSu entornó los ojos antes de girarse, guiándolo hacia el interior del departamento SuNoo seguía en el suelo, sentado y coloreando, tarareando las canciones infantiles que su mamá le puso en la radio.
—Sunito—llamó JungSu.
El bebé levantó la vista, sonriéndole antes de ver hacia atrás. Pudo ver como su sonrisa titubeó un momento, probablemente tratando de recordar si conocía a esa persona.
—Mami—barboteó SuNoo, dejando el lápiz verde que sostenía.
—Hola, SeonWoo—habló KangJu, adelantándose a lo que iba a decir JungSu—. ¿Sabes quién soy yo? Soy tu papá.
Santo dios, de todas las cosas que podía decir ese imbécil, ¿quería comenzar por la peor? Notó la manera en que la expresión de su hijo se llenó de confusión. Pareció buscar con la vista a otra persona, quizás a Jongseong, pero al no encontrarlo, volvió la atención a JungSu.
—¿Papá?—tartamudeó, sacudiendo su cabeza con desconcierto—. Mami, ¿y papi?
—Estoy aquí—insistió KangJu, tratando de sonreír con confianza.
—No puedes decirle eso de la nada—espetó JungSu—. Él no te conoce. Jamás te ha visto.
—¿Y eso de quién es culpa?—bufó el alfa—. Lo mínimo que tuviste que hacer era, al menos, decirle quién soy yo.
JungSu volvió a respirar para controlarse. No sólo debía evitar golpear a KangJu por el tema de la custodia, sino también porque no lo haría frente a su hijo, que seguía luciendo muy aturdido y, además, triste.
—Sunito—volvió a llamar—, cariño, mira...—fue hacia él, tomándolo en brazos. Trató de buscar las palabras exactas para poder explicárselo, y se sentó en el sofá, con el bebé acomodado en su regazo—. Lo que pasa, amorcito, es que tú eres muy especial, ¿bien? Y como eres tan especial, pues resulta que tienes dos papás. Papá Jongseong y... y papá KangJu.
—¿Qué estupidez le estás diciendo?—KangJu se veía irritado—. Yo soy su único padre, no ese idiota.
—¡No!—SuNoo, debido a la confusión y la pena, comenzó a llorar—. ¡No, no! ¡Mi... mi papá! ¿On'a papa? ¡Papá!
—Ay, mi vida...
JungSu lo acurrucó contra su pecho, con su pobre cachorrito sollozando, y mató con la mirada a KangJu, que se veía incómodo ante la acción de su bebé.
—¿Y ahora?—le regaño, tratando de calmar el llanto de SuNoo—. ¿Lo quieres consolar?
—¡Claro que no!—se espantó KangJu—. ¡No sabía que era un llorón!
—¡No tiene ni dos años, idiota!
El omega tardó más de diez minutos en calmar a SuNoo, que seguía pidiendo a Jongseong entre lloriqueos. Finalmente, el omega optó por traer la almohada de la cama de su pareja, dejándola en el suelo y haciendo que SuNoo la abrazara. Comenzó a hipar y frotar su cabecita contra ella, como si eso lo calmara.
—Papá—siguió pidiendo, pero ya sin llorar.
—Papi vendrá más tarde con nosotros—le dijo JungSu, sonriéndole con amor—, y prometió comprarte un nuevo juguete, ¿qué tal?
—¡Siiiiiiiiiiiiiii! —esas palabras fueron suficiente para calmarlo, abrazando con más fuerza la almohada.
—¿Qué tal si sigues pintando, Sunito?—sugirió el omega—. A papi le encanta cuando pintas.
SuNoo soltó una risa baja, volviendo su atención a su cuadernito. JungSu le hizo una seña vaga a KangJu para que lo siguiera a la cocina, y el alfa no tuvo más remedio que seguirlo
—Si lo que pretendes es que SuNoo te llame siquiera como "papá", créeme que esa es la peor forma de hacerlo—comenzó a decir JungSu, molesto—. Él no te conoce y nunca te ha visto, por lo tanto, no confía ni un poco en ti.
—Eso es...
—Y no es mi culpa, sino tuya, porque tú nunca te interesaste en él—continuó JungSu—. ¿O es que pensabas que tu madre se hará cargo de él mientras tú te desentiendes de tus obligaciones?—el omega apuntó a la mesa de la cocina—. Vamos, a ver, cocina. Cocinale el almuerzo a tu hijo.
KangJu lucía muy enojado y, tal vez, un poco humillado también con lo que le decía JungSu. Al omega no le importaba una mierda, al fin y al cabo, si conseguía espantarlo con eso, bienvenido fuera.
Pero ese idiota era orgulloso, era evidente, porque se tragó sus emociones y fue hacia la mesa, agarrando el cuchillo y continuando la tarea que JungSu inició antes de que llegara: deshuesar el pollo.
Evidente, fue mucho más lento y se notaba que jamás hizo eso por él mismo. JungSu tuvo que darle indicaciones sobre el tamaño de los trozos que SuNoo comería. Una vez acabó, tuvo que continuar con la ensalada: zanahoria cocida y tomate. Mientras, el omega preparó el almuerzo para los adultos.
Pasada las dos de la tarde, con KangJu sudando debido al esfuerzo, el almuerzo estaba listo. Por supuesto, JungSu supervisó la comida por completo, no dejaría que su cachorrito comiera cualquier cosa, y menos algo hecho por el alfa.
—A comeeeeeeeeeeeeeeeeeer—coreó JungSu, fingiendo ánimos de dónde no sabia. Su bebé saltó ante las palabras.
—¡Comi-a!—gritó, feliz—. ¿Teta, mami?
—¡No, eso no!—y sin poder evitarlo, JungSu se rió con escándalo—. ¡No seas travieso!
SuNoo se carcajeó, dejando que el omega lo tomara en brazos. KangJu lo miró desde la puerta de la cocina.
—Si es que piensas que pase tiempo contigo—le dijo JungSu—, vas a tener que comprarle una silla para comer. SuNoo todavia está demasiado pequeño para comer en una silla normal y, además, puede necesitar ayuda con sus comidas. Está aprendiendo a comer solo, pero le cuesta agarrar bien cosas con un tenedor. Por supuesto—se volteó a verlo—, el cuchillo no lo usa.
—¿Crees que soy idiota?
JungSu se calló la respuesta y sentó a SuNoo en su sillita, que todavia ignoraba la presencia de KangJu.
Minutos después, sirvieron la comida. El bebé tenía un vaso de plástico con agua, pues también estaba aprendiendo a beber sin necesidad del biberón.
—¿Qué tal quedó la comida?—preguntó JungSu.
—¡Yumy, yumy!—dijo su cachorrito, agarrando la zanahoria con la cuchara.
—La cocinó nuestro amigo KangJu—dijo el omega, tratando de tragarse el orgullo para decir eso—. ¿Cómo se dice?
—Gasas—farfulló SuNoo, pero sin mirar al alfa.
Eso pareció molestar a KangJu, sin embargo, de seguro se esforzó en razonar ya que no dijo nada y sólo le dijo a SuNoo que era un buen niño.
El almuerzo, en otro sentido, transcurrió la mayor parte en silencio. A JungSu no le interesaba saber de la vida de KangJu, y parecía ser lo mismo por parte del alfa, porque apenas se hicieron alguna pregunta.
Al menos, fueron salvados por el berrinche de SuNoo. A medias.
Hizo a un lado los trozos de pollo. De ensalada, todavía le quedaban tomates. Había comido bastante poco en comparación a otros días, y comenzó a señalar el almuerzo de los adultos, que era dakgangjeong.
—¡Eso, eso!—dijo, estirándose para sacar del plato de JungSu, pero el omega lo hizo a un lado.
—No, eso te hará doler la pancita—le dijo.
—¡Eso!—insistió SuNoo, inflando sus mofletes.
JungSu se volteo hacia KangJu, que se veía, otra vez, incómodo.
—Vamos—le desafio—. Aliméntalo. Créeme que hace estos berrinches al menos cuatro veces a la semana.
Vio como trago saliva, pero no se compadeció. ¿KangJu quería la custodia? Entonces que viera que no era tan fácil.
—Oye, SuNoo...—comenzó a decir el alfa—. Vamos, la comida que hice está muy rica, ¿no es así?—agarró la cuchara, echándole pollo y guiándola a la boca de SuNoo. El bebé cerró los labios con fuerza—. No seas malo, ¡está muy rico! Lo prometo...
Pero el bebé negó con la cabeza, evadiendo la cuchara. KangJu trató de seguir adulándolo a comer, sin embargo, no estaba sirviendo de mucho. JungSu noto incluso que SuNoo pareció aburrirse.
—Mira, el avioncito...
—Oh, dios, no le hagas eso—JungSu frotó su frente—. SuNoo, cariño, ¿ya no tienes hambre?—SuNoo lo miró, pareciendo pensarlo.
—Sí...—dijo.
—¿Y qué tal si comemos los tres lo que KangJu hizo?—sugirió JungSu—. Yo también tengo hambre, ¿te parece si compartimos la comida?
—... Ya...
JungSu se acomodó. El alfa se veía fuera de si, con toda probabilidad, sentía que estaba haciendo el ridículo, pero ¿qué le importaba al omega?
KangJu fue el primero en probar el pollo.
—¡Rico!—atinó a decir.
SuNoo fue el segundo, siendo alimentado por el alfa. JungSu casi deseo que le escupiera el pollo, aunque era sólo un deseo maldadoso.
—¡Yumy!—barboteo SuNoo, y quiso agarrar la cuchara. KangJu no tuvo más que dársela, por lo que el bebé trató de meter dentro del servicio comida, agarrando sólo un trozo de pollo y pocas verduras—. ¡Mami!
JungSu le sonrió, abriendo la boca y siendo alimentado torpemente por SuNoo.
—¡Está muy delicioso!—animó a decir el omega—. ¡Ahora otra vez tú!
Al final, lograron que SuNoo comiera gran parte de la comida. Se vio satisfecho pronto, así que JungSu le dio de postre dos trozos de manzana, que se devoro enseguida. El omega lo dejó ir a jugar otra vez una vez estuvo listo.
—Espero que juegues con él también—le dijo JungSu al alfa.
—¿Cómo?—KangJu parpadeo—. Pero si está coloreando, ¡yo no...
—Él no colorea todo el día—sonrió con indulgencia—. Está acostumbrado a jugar, Jongseong siempre juega con él y no sabes cómo se divierte.
Picó en el orgullo del alfa otra vez. No le sorprendió que, una vez ellos terminaron de comer, KangJu se puso de pie y fue hacia el centro del living, sentándose en la alfombra.
—SuNoo, ¿quieres jugar?—preguntó el alfa.
—Mmm...—pensó SuNoo—, ¿a qué?
—Pues... ¿qué tal si hacemos algo con tus bloques?
—Ya..
JungSu suspiró cuando los vio comenzar a hacer una torre con los bloques. KangJu seguía viéndose fuera de si, pero al menos SuNoo comenzó a aceptarlo a medias. No le conversaba mucho, lo que le preocupaba por lo bajo, sin embargo, pensaba que se debía a que recién se conocían.
Llevó los platos a la cocina, comenzando a limpiarlos. Fue cuando escuchó un chillido y, de pronto, el llanto de SuNoo.
Ni siquiera cerró el agua de la llave, saliendo a tropezones y viendo la escena: SuNoo estaba echado en el suelo, con un rasmillón en su frente y llorando a gritos.
—¡¿Qué mierda, KangJu?!—gritó JungSu, yendo a recoger a su bebé.
—¡Se cayó solo!—se defendió KangJu—. ¡Yo no le hice nada!
JungSu lo ignoró, sentándose y consolando a su cachorrito, que no paraba de llorar. Revisó la herida en su cabecita, aliviado un poco al ver que era pequeña, aunque estaba enrojecida e hinchada.
—Oh, mi bebe...—le dijo JungSu, meciéndolo, y SuNoo se aferró a su cuello—. ¿Cómo fue que te caíste?—le preguntó, pero miraba a KangJu.
—Que no le hice nada—repitió, irritado—, quisó agarrar un bloque, pero no se sostuvo bien y se cayó solo. El golpe se lo hizo con el bloque.
—¿Y no pudiste consolarlo tú, acaso?—replicó JungSu, enfurecido, pero trató de controlar el tono de su voz pues su cachorrito seguía llorando—. Eso es lo que un padre hace, no quedarse mirando como un idiota.
KangJu apretó los labios, callándose cualquier estupidez que fuera a decir.
SuNoo se quedó dormido, finalmente, en brazos de JungSu. El omega lo llevó a su cuna, sabiendo que debía estar extenuado a pesar de que no era más de media tarde. Llorar dos veces en el día era agotador para cualquier persona y para un bebé debía serlo aún más.
Mientras lo acostaba, KangJu veía el cuarto.
—Qué afeminada su habitación—dijo despectivamente.
JungSu casi dejó caer a su bebé ante la sorpresa de lo que dijo.
Lo recostó y cobijo con su mantita favorita, de color rosado y con muchos conejitos blancos y esponjosos. Se levantó y vio la habitación, de un bonito color crema que permitía buena iluminación, con una cuna violeta pastel en el centro. A SuNoo le gustaban mucho los colores de ese tipo, por lo mismo, las cortinas eran rosaditas y los muebles los pintó, junto a Jongseong, de celeste. Además, tenía muchos peluches, gigantes y pequeños, por toda la habitación. El más grande era de un perrito, en el que SuNoo a veces se quedaba dormido casi encima. Cuando le mostraron el cuarto, su cachorrito no dejaba de gritar por la felicidad.
—Sal de aquí—le espetó, enfurecido y apenas pudiendo controlar el volumen de su voz.
KangJu rodó los ojos, saliendo del cuarto, pero JungSu lo siguió.
—Eres una mierda—le dijo, y el alfa se detuvo—. ¿Todo lo que acabas de vivir? No es ni la mitad de lo que es el trabajo de cuidar a SuNoo. No lo cambiaste, no lo has bañado, no le has vestido, no le haces dormir, no juegas realmente con él. No te despiertas en mitad de la noche cuando despierta, llorando, y debes consolarlo. No has hecho ninguna de esas cosas, ¿y tienes el descaro de menospreciar su cuarto? Vete a la mierda, KangJu.
—Controla esa boca—espetó KangJu—, como me vuelvas a tratar así...
—¿Qué, me vas a pegar?—JungSu alzó la barbilla—. Hazlo, atrévete
—Te voy a quitar...
—Ni en tus más oscuros sueños—el omega dio un paso hacia él—. A menos que demuestres que soy una madre de mierda, lo cual dudo—sonrió sin gracia—. ¿Y sabes por qué no vas a poder demostrarlo?
El alfa tenía el rostro rojo por la ira, respirando aceleradamente a medida que JungSu hablaba. Debía estar descolocado, el omega lo sabía, porque nunca antes lo enfrentó de esa forma.
—Porque me hice cargo de él desde el momento en que supe de su existencia, cuando sólo tenía diecisiete años, mientras que tú desapareciste como el asqueroso cobarde que eres—el desafío en la voz de JungSu no se detuvo—. Y dudo que puedas hacerte cargo de un niño, KangJu, cuando ni siquiera puedes hacerte cargo de ti mismo.
KangJu le escupió, con toda probabilidad porque era lo único que podía hacer para defenderse. Parecía tener más que claro que golpearlo sólo provocaría que la situación se volteara a favor de JungSu.
El alfa, sin quedarse a escuchar más de lo que JungSu pudiera decirle, se dio media vuelta y dio pasos fuertes, marchándose de la casa con un portazo. El omega sólo respiro con fuerza, su corazón acelerado a mil y sus manos temblando, y fue al baño para limpiarse el rostro. Sabía que KangJu se vengaría, de seguro solicitaría una audiencia con un mediador y eso significaría entregarle su hijo a ese imbécil sin su supervisión, sin embargo, ocurriría tarde o temprano. Eso sólo adelantó las cosas.
Frotó la toalla contra sus mejillas. Una parte suya quería llorar, aunque estaba demasiado cansado de derramar tantas lágrimas.
Jongseong llegó una hora después, con aspecto cansado, pero su rostro cambió enseguida a preocupación cuando vio a JungSu sentado en el sofá, con SuNoo coloreando otra vez. Tenía una curita en su frente, allí donde se hizo la herida.
—¿Amor?—preguntó Jongseong, yendo hacia él—. ¿Qué ha pasado?
—KangJu, eso pasa—suspiró el omega, abrazando a Jongseong—. Lo odio.
El mayor acurruco a su novio entre sus brazos, dirigiéndole una mirada preocupada a SuNoo. El bebé se puso de pie, yendo hacia ellos.
—Papi—murmuró—. Papi, te essane—dijo, y Jongseong hizo malabares para agarrarlo en brazos—. Papi...
—Yo también te extrañé, cachorrito—contestó el alfa—. ¿Y qué ha pasado aquí?—añadió, apuntando a su herida.
—No—se quejó SuNoo, y eso fue todo.
—Se cayó—susurró JungSu—, cuando jugaba con KangJu. O eso ha dicho ese idiota. SuNoo ni siquiera recuerda qué pasó, hubieras visto como lloraba...
—Oh...—Jongseong sintió la ira arder—. ¿Supongo que todo resultó mal?
—Sí—JungSu sonrió con amargura, pero no esperaba nada más.
—¿Necesitas algo, mi bebé?
—Que me des amor—JungSu sólo quería hacer un nido en ese momento, con su alfa y su cachorrito—. ¿Puedes?
—Eso ni se pregunta, cariño.
Jongseong simplemente acurrucó a sus dos amores, sabiendo que se venían días dificiles, pero dispuesto a darlo todo por su pequeña familia.
Al fin actualice
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