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Advertencias: Jongseong y JungSu como pareja principal, cositas lindas y fluff.

Voten y Comenten

Jongseong lo agarro desprevenido.

Pudo sentir como los trabajos, sobre la mesa, caían al suelo estrepitosamente mientras Jongseong lo empujaba contra ella. JungSu ni siquiera alcanzó a protestar como correspondía, pues de forma inmediata la boca del alfa se poso sobre sus labios, y le estaba besando como nunca hizo antes.

Lo estaba besando como si quisiera comérselo, y ese pensamiento hizo que su omega gimiera con clara necesidad.

Las manos de Jongseong se colaron bajo su ropa, acariciando su cintura. Fue en ese instante en que JungSu, mareado por el beso, sintió su húmeda entrada.

Empujó a Jongseong un poco, lo suficiente para que ahora comenzara a besarle el cuello, y el omega gimió. Sus feromonas inundaban el aire de la oficina, por lo que alguien no tardaría en darse cuenta lo que estaba ocurriendo allí.

Bueno, ¿y qué importaba? Jongseong era su novio, pensó en la bruma del placer, era su alfa. Ellos se querían, se querían demasiado, ¿acaso ya no era el momento de tener ese ansiado momento íntimo?

No. Pero no allí. No en ese lugar.

—Jongseong—gimió JungSu y el alfa frotó su entrepierna contra la del omega. Sintió la dureza y humedad a través del pantalón—, necesito... necesito...

—Te necesito—gruñó Jongseong, y JungSu gimoteo—, mi bebé...

—Sí, sí—aceptó el menor, pero trató de mantener la calma—. Deja.. deja que llame a...a Felix. Felix, si—trató de aclarar sus pensamientos—. Él... él nos puede llevar a tu departamento, y allí...

—Te hare mío—jadeó Jongseong y volvió a besarlo. La mente de JungSu pareció derretirse con ese nuevo beso, con el hecho de sentir la lengua contra la suya.

A pesar de sus palabras, el alfa no se calmó los siguientes minutos. JungSu se volteó boca abajo sobre la mesa, sintiendo suaves embestidas por encima de su pantalón. Jongseong se comportaba como un alfa en extremo caliente, no el hombre serio y controlado que conocía, y esa idea casi lo enloqueció.

Marcó el número de Felix desde el celular de Jongseong, aferrándose a la madera y tratando de aguantar los gemidos de su boca.

—Hola, Jay—saludo Felix.

—¡Felix!—jadeó JungSu, moviéndose y tratando de que el alfa lo soltara, pero sólo le hizo soltar un gruñido—, soy... soy JungSu....

—¿Ah? Hola, JungSu—el otro alfa sonaba desconcertado—. ¿Pasa algo?

—¡Sí!—chilló JungSu— Jongseong, él... él está en celo, y necesito... Estamos en su oficina pero....

—¡Oh, demonios!—Felix soltó otro par de groserías en inglés— Vale, bien, voy a buscarlos.

—Gracias—lloriqueó Hoseok, y corto—, ¡Jongseong, ya, basta!

El alfa dejó salir un gemido, como de cachorro regañado, pero ni siquiera lo soltó. Parecía que sólo queria frotarse contra JungSu, en cualquier parte de su cuerpo, y dejarlo impregnado en su olor.

JungSu ni siquiera sabía lo que iba a ocurrir una vez ellos llegaran al departamento. Los celos de alfas eran sólo una vez al año, no se podían calcular con una fecha exacta, y duraban tres días en promedio. No sabía qué tan intensos podían ser, pues nunca pasó algún celo con un alfa, y ahora estaba demasiado nervioso por lo que pudiera ocurrir

—Te necesito—sollozó Jongseong.

El omega soltó un bufido bajo, que pronto se transformó en un gemido al recibir otro beso en la boca, JungSu trató de que el beso no evolucionara a algo caliente y lascivo, sin embargo, fracasó en el proceso. Terminó con su entrada lubricando otra vez, con un hilo de saliva conectando ambos labios y el rostro colorado. Casi sin ser consciente de sí mismo a esas alturas, sacó su lengua y Jongseong también lo hizo, y se besaron otra vez en un sucio beso que hizo que la temperatura subiera.

Felix los pillo así: con JungSu recostado sobre la mesa, con las piernas abiertas, mientras Jongseong le dejaba marcas en el cuello y le embestía por sobre la ropa.

—¡Mierda!

JungSu se sobresaltó y el color pintó su rostro, espantado. Jongseong gruñó como un animal salvaje, dispuesto a lanzarse sobre Felix por interrumpirto en medio de su sesión de tener sexo con su omega.

Sin embargo, afiebrado y caliente como estaba, Jongseong casi tropezó y Felix pudo contenerlo con facilidad.

—Bien, bien, vamos—dijo Felix, colorado—. Agarra sus cosas, Susu, vamos.

JungSu se trato de arreglar el suéter lo mejor posible, sin mirar a Felix a los ojos. Metió un montón de papeles al maletín de Jongseong, mientras Felix sostenía a Jongseong, y no les quedó más remedio que salir así.

En el fondo, JungSu rogaba que ninguno de sus compañeros los viera a los tres. Estaba seguro de que debía apestar al alfa, además de que iba detrás de Jongseong como si fuera una especie de guardaespaldas. Su novio iba tambaleándose a cada paso, echando su mirada hacia atrás, a JungSu, para asegurarse de que no iba a desaparecer.

Sin embargo, el omega no estaba preparado para el momento en que salieron del edificio. No sólo varios de sus compañeros estaban fuera de la facultad, sino que Jieun se les acercó.

—¿JungSu? ¿Profesor Park?—chilló, con esa odiosa vocecita— ¿Le pasa algo, profesor Jongseong...?

Y la chica extendió la mano hacia el alfa.

JungSu, sin pensarlo dos veces, se le adelantó y manoteó su mano. Le dió un gruñido de advertencia, enfurecido.

—No toques a mi alfa—le espeto, y sin quedarse a mirar la expresión que tuvo que haber puesto (junto al resto de sus compañeros), siguió tras Felix.

Sólo cuando llegaron al auto, que el enfado pareció desaparecer y su rostro se pintó de rojo. Por dios, ¿qué acababa de hacer? Reclamó a Jongseong frente a la mitad de sus compañeros! ¡Ahora ya todos iban a saber que Jongseong y él tenían algo!

Ni siquiera le dio tiempo a lamentarse, porque una mirada más al rostro de Jongseong bastó para tranquilizarlo de una extraña manera. Vale, ¿y qué? Ellos lo hablaron, El curso ya estaba casi acabado, no tenían por qué esconderse.

Felix metió a Jongseong a los asientos traseros y JungSu fue al copiloto. Cinco minutos después, estaban saliendo del estacionamiento.

—¿Lo pasarás con Jay?—preguntó Felix, pasado un instante— Si no, es necesario comprar supresores.

Los supresores bastarían para que Jongseong se sintiera menos caliente y más cansado. JungSu lo pensó unos segundos.

—No—dijo, algo sorprendido— No, me quedaré con él. Jay es mi alfa.

Ni siquiera tuvo que analizarlo dos veces, porque era cierto. A esas alturas, su omega veía a Jongseong como su complementario, como su pareja de por vida. Llevaban saliendo cerca de medio año y quería estar para siempre con él.

—Bien, vamos entonces—asintió Felix.

—Deberé llamar a Yueli, para que se haga cargo de Sunito estos dias—añadió JungSu, buscando su celular.

—Oh, tranquilo—Felix le sonrió, aunque vio cierta chispa de inquietud en sus ojos—. Yo le aviso a Yueli.

—¿Tienes su número?—preguntó JungSu.

Las mejillas del australiano se colorearon de rojo.

—Él y yo estamos saliendo.

Si JungSu hubiera estado conduciendo, de seguro habría chocado en aquel momento por la impresión

—¡¿Qué?!—gritó, sorprendido.

—Omega—gimió Jay, a punto de verse como si fuera a llorar—, mío, mi omega...

Jongseong probablemente se sintió celoso de que JungSu no le prestara más atención. El menor miró hacia atrás, extendiendo su mano, y Jongseong se la agarró con una sonrisa todavía afiebrada. Aunque eso no evito que interrogara a Felix.

—¿Desde cuando están saliendo?—preguntó, atónito.

—Desde hace meses—Felix se encogió de hombros, dubitativo—. YueYue es mi omega destinado.

—¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?!—volvió a gritar JungSu.

Esto era increible, ¿omega destinado? ¿Pareja destinada? Casi no existían, eran muy dificiles de encontrar y Yueli y Felix...

¡Yueli, el muy desgraciado, no le contó nadal ¿Cómo pudo ser tan descarado y egoista? ¡JungSu lo iba a asesinar!

—¡Omega!—exigió Jongseong.

Felix presionó el acelerador.

Diez minutos más tarde, estaban llegando al conjunto departamental. Felix bajó a Jongseong, ignorando las preguntas de JungSu, y lo fue a dejar a su departamento.

—Yueyue te lo explicará en su momento—insistió Felix, abriendo la puerta—. Ahora, JungSu, tienes otros asuntos de los que preocuparte.

—Sí, pero...

Ni siquiera pudo continuar, porque Jongseong gruñó y, soltándose del agarre del otro alfa, tomo a JungSu de las caderas. Felix, aprovechando la sorpresa de JungSu, se despidió y cerró la puerta.

¡Traidor!

No tuvo tiempo para reclamar, porque su boca se ocupó con la de Jongseong. Las protestas murieron y su mente se puso en blanco, dejando que el alfa lo besara a gusto propio. Era como derretirse en sus brazos, siendo empujado hacia la habitación matrimonial, oyendo los gruñidos bajos del alfa.

—Mío, mío, mío—gruñía Jongseong con cada nuevo beso.

—Sí, sí, tuyo—afirmó JungSu, y cayó sobre la colcha.

Sin dejar de besarse, las manos de Jongseong fueron hacia el suéter de JungSu y luchó por quitárselo. Pronto, el resto de las ropas fueron esparcidas por el suelo, incluso la ropa interior, y ahora Jongseong tenia dos dedos metidos en el culo de JungSu.

El omega gimoteaba y lloraba, sintiendo los dedos empujandose dentro de él, abriendolo y haciéndolo un desastre. El lubricante chorreaba por su entrada abierta, con sus piernas abiertas y el alfa gruñendo sobre él. El pene de Jongseong, para sorpresa de JungSu, se veía incluso un poco más grande que a lo que estaba acostumbrado, con el glande enrojecido y las venas marcándose a lo largo de su tronco. Sus bolas estaban hinchadas y tensas, mientras que de la uretra salía el líquido preseminal, humedeciéndolo a lo largo.

JungSu nunca antes ansió tanto un pene dentro de él. Ahora, quería que lo empalara y entrara muy profundo en su culo.

Pero Jongseong, a pesar del celo, no parecía demasiado apresurado en hacerlo. Por el contrario: metió un tercer dedo dentro de él, que se deslizó con facilidad gracias a la dilatación del omega.

—Bonito—gruñó Jongseong, inclinándose y comenzando a besarle el cuello—, mi omega bonito...

—Alfa—gimoteo JungSu, con la voz quebrada en gemidos rotos, moviendo sus caderas para que fuera más adentro—, por favor, por favor...

Los dedos en su interior entraban y salían con velocidad, abriéndolo más y más a medida que el calor en el menor subía. JungSu podía sentir el orgasmo construirse poco a poco, con las piernas temblando y su boca emitiendo suplicantes gemidos. El cuarto se encontraba inundado en feromonas de celo, ya no solo de Jongseong, sino también de JungSu.

Cuando JungSu gimoteo en señal de que el orgasmo lo iba a alcanzar, Jongseong gruño.

No—dijo, con esa grave voz alfa.

JungSu temblo y, por dios, no tuvo que excitarse más de lo que ya estaba. Sin embargo, su ano se apretó alrededor de los dedos de Jongseong, quietos ahora, y chorreó más lubricante sobre las sábanas.

Era la primera vez que un alfa usaba su voz alfa en el sexo con él. No quiso compararlo, pero fue inevitable hacerlo, y es que KangJu no se preocupó demasiado de él cuando se lo follaba. Sólo metía y sacaba.

Pero ahora, su omega, su cuerpo, estaba doblegado ante Jongseong. Y era caliente y lascivo, demasiado libidinoso, con la lujuria inundando su cuerpo.

Jongseong pareció notarlo, porque sonrió con superioridad, como un animal a punto de atacar a su presa. JungSu volvió a temblar por la excitación y fogosidad de la situación, incapaz de moverse de su lugar.

—¿No?—preguntó en un lloriqueo tiritón.

—No—repitio  volviendo a inclinarse y lamiendo su cuello—, mi omega. Mi lindo omega depravado y sucio.

Con un suave gesto, Jongseong quitó sus dedos del interior de JungSu, que sollozó por la sensación de vacio.

—Ábrete—ronroneó el alfa—, ábrete y muestrate para mi, omega.

Otra vez ese tono rudo y grave, que provocó escalofrios en el cuerpo del menor. Jamás sintió esa ardiente pasión que recorría cada uno de los poros de su piel, desnudo y tan expuesto a los ojos de Jongseong. Cada mirada que le dirigía el alfa con sus dilatados ojos oscuros hacia que el rubor de su cuerpo aumentara, el aire saliera y su mente se pusiera en blanco. Estaba dispuesto a todo por Jongseong, a dejarse usar por el de la forma que quisiera y así obtener el placer que tanto deseaba. En ese instante, ganarse el éxtasis que prometían los ojos del mayor era suficiente para que JungSu tirara toda la lógica por la borda.

Asi que obedeció. El omega separó más sus piernas y las elevó, llevando las rodillas a su pecho y agarrándolas por detrás de ellas. Su agujero, ante el gesto, se abrió más a Jongseong.

—Sí, sí—aceptó el alfa, arrodillándose sobre la cama, con su endurecida polla alzándose contra su vientre—. Mío, Mio..

A pesar de la vergüenza, JungSu sintió también el gusto de que Jongseong le contemplara de esa forma.

Jadeó sonoramente en el momento en que Jongseong le agarró de las rodillas, tirándolo contra el. El alfa le elevó por la cintura, y observó el pene del mayor frotándose contra el suyo. Su entrada no podía estar más abierta y preparada para ese momento.

Con una mano, Jongseong agarró la base de su pene, frotando el glande contra el ano de JungSu.

—Por favor, por favor, alfa—suplicó el muchacho.

—¿Por favor qué?—exigió Jongseong, salvaje y duro.

—Fóllame—rogó el omega—, hazme tuyo, alfa. Jódeme y lléname.

La sonrisa en el rostro del mayor era placentera y complacida, como si eso era lo que estuviera esperando oír luego de muchos años.

Jongseong lamió sus labios antes de presionar la cabeza de su polla en el agujero de JungSu, entrando sin ninguna dificultad, casi como si lo ansiara por completo. Tanto el lubricante del omega, como el líquido preseminal de su propio pene, era suficiente para facilitar la penetración, y pronto estuvo entrando por completo en él.

Su miembro pasó el primer anillo de músculos, observando el rostro del omega: la cara de JungSu se encontraba enrojecida, con los ojos llorosos y la boca abierta en un murmullo implorante. El chico llevó las manos a sus nalgas, abriéndose más, y Jongseong se empujó más, sin dejar de entrar. A medida que se metía, el murmullo subía más y más fuerte, hasta el punto en que JungSu pedía que siguiera entrando.

—Sí, ahí, ahí, alfa—animaba el omega, sintiendo la forma en que la polla le llenaba, le abría y le hacía de Jongseong—, ahí, más, más...

El mayor se impulsó una última vez, entrando por completo en él, con sus testiculos chocando contra el culo de JungSu. El omega soltó un gemido sonoro por la forma en que entró en él, sintiéndose demasiado lleno y abierto en ese momento.

Cerró sus piernas en la espalda baja del alfa y Jongseong le agarró de los costados de la zona pélvica, antes de comenzar a mover su cadera para follarse el culo de JungSu.

El omega empezó a gemir y llorar de placer por la forma en que Jongseong se movía dentro de él, saliendo levemente para luego embestirlo con dureza, un sucio y morboso ruido resonando en el cuarto junto con los jadeos del alfa y el omega. Cada nueva penetrada iba más y más profundo en JungSu, con la polla de Jongseong presionando contra su sensible próstata, enviando corrientes de placer por el cuerpo del menor.

JungSu ni siquiera sabía que pudiera sentir tanto placer siendo follado así, con tanta dedicación y rudeza, con los ojos de Jongseong puestos en él. No sabía qué expresión estaba poniendo exactamente, pero el alfa le contemplaba como si fuera un objeto precioso, y eso era suficiente para amar toda esa situación.

Jongseong no dejaba de empalarlo una y otra vez con su verga, gruñendo y jadeando, y pronto su mano fue hacia la polla del omega. Sin dudarlo un poco, le empezó a masturbar, sin dejar de follárselo.

Para esas alturas, JungSu ya no podía soportar más, con el éxtasis alcanzando su punto máximo, y arqueó su espalda, echando su cuello hacia atrás. Sus ojos rodaron y sacó su lengua en un gesto obsceno, pero qué importaba a esas alturas.

—¡Oh, Jay, mierda!—gritó, el orgasmo golpeandolo con fuerza, siendo mucho mejor a los que tuvo anteriormente.

El semen se derramo en su vientre, pero Jongseong no detuvo las embestidas contra su sobreestimulada próstata, y extendió el placer lo más que pudo. Sin pensarlo demasiado, se inclinó y sus dientes se enterraron en la expuesta piel del cuello de JungSu.

En ese preciso momento, Jongseong también alcanzó el éxtasis y se metió más profundo dentro de JungSu, derramándose en su interior. Mientras le marcaba, sintió el nudo formándose dentro del omega, sin dejar de eyacular

—Jongseong, Jay...—gimió JungSu, con los restos del orgasmo en su sensible cuerpo

Escuchó un nuevo gruñido de parte del alfa y el dolor en su cuello, allí donde mordió. Hizo un mohín antes de sentir suaves lamidas.

—Mío—le escuchó decir—, mío, mi omega.

—Sí, tuyo—JungSu no se movió, sintiendo el nudo todavía en su interior.

—Tuyo. Soy tuyo—añadió Jongseong, levantando su cabeza, y le miro con esos iluminados y somnolientos ojos.

—Está bien, sí, tú eres mío—afirmó JungSu.

Jongseong sonrió, cansado y luciendo adormilado en ese momento. JungSu quería sentir un poco de preocupación por SuNoo, pero si era sincero, su hijo era el último de sus pensamientos en ese momento. SuNoo estaba en buenas manos.

El alfa acababa de marcarlo. Jongseong acababa de darle una marca, a pesar de ser un omega que ya tuviera un hijo. Jongseong no dudó en hacerlo, y no parecía ni un poco arrepentido,

—Te amo—le dijo JungSu.

La sonrisa en el rostro de Jongseong se volvió más grande.

—Mmm... te amo también—respondió el alfa, besándole en la boca—. ¿Otra vez?

Sintió el nudo comenzando a bajar. Casi al mismo tiempo, Jongseong comenzó a mover sus caderas.

Se rió, asintiendo y siendo feliz.

Hubo marca.

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+De 25 comentarios
nuevo capítulo.

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