2: Un momento y un recuerdo.
Taehyung es como la espuma que decora el café: suave, un toque de dulzura, textura de terciopelo. Él es como todo lo que Hoseok imaginaba y a la vez no. Taehyung le sorprende a menudo. A veces siente que ha podido conocer mucho del chico, pero en ciertas ocasiones, se ve a sí mismo siendo atraído por un nuevo detalle del mundo que es Taehyung. Hoseok sonríe cuando el cabello ajeno está entre sus manos, totalmente seco en solo segundos, para su sorpresa. Sabe que Taehyung no es un "hombre de tierra", así que empieza a acostumbrarse a estas diferencias. Se pregunta por qué la primera vez no lo notó, esta habría sido una clara prueba de que Taehyung, en realidad, no es de su mundo.
Taehyung es de otro mundo, uno del que Hoseok quisiera poder contar. Sin embargo, Hoseok es leal y no revelará nada que no se le haya permitido. En el fondo, en ese lugar de su mente en donde se crean pensamientos que son verdad pero no comparte, gusta del hecho de ser el único que conoce esto. Él no es un egoísta, pero dioses... Sí, esto comprueba que es tan humano como se podría esperar. Simplemente gusta de saber que es él quien puede pasar tiempo con un ser tan maravilloso como lo es Taehyung. Gusta de saber que es él quien puede saber que a Taehyung le fascina la Historia Universal, las pinturas famosas y el pequeño oso de peluche que lleva como llavero.
—¿Te gusta el mar? —Taehyung pregunta. Sabe que es una cuestión casi absurda: probablemente la respuesta sería afirmativa, pero él quería saber. Quería escucharlo de Hoseok, que el hombre lo dijera en voz alta y le contara más y más de él.
¿Quizá Taehyung está exigiendo demasiado? No lo sabe, así como tampoco sabe por qué con Hoseok empieza a sentirse cada vez más expectante. Lo quiere todo, aunque suene a locura. Últimamente las historias del otro mundo pasan a segundo plano, lo acepta. Se encuentra deseoso por saber más de Hoseok que del mundo en donde habita. Por supuesto, ese mundo que desconoce es interesante y desearía saber lo suficiente de el como para poder alardear. Sin embargo, sincerándose, ahora quiere saber del hombre enfrente de él. Y ese deseo es más fuerte. Tanto que le inquieta: está en su naturaleza ser curioso, pero esto lo sobrepasa.
—Sí. —Hoseok responde, sonriendo al ver a Taehyung jugar con el llavero que, se supone, es suyo—. Es refrescante estar aquí, me permite tomarme un tiempo fuera para relajarme. Casi se siente como si fuera otro mundo.
—¿No te gusta tu mundo? —Taehyung suelta una risita cuando el osito de peluche logra quedarse de pie. Se enseria cuando ve a Hoseok luciendo perdido.
—Me gusta, pero a veces me canso de la gente que encuentro por ahí —revela, riendo bajo. La risa no es agradable, se siente más como vacía y quebrada—. Te había dicho que no todos los humanos son agradables.
—Hobi, tú eres agradable. —Voz suave y en un intento de animar.
—Gracias por decírmelo. —Él dice, casi divertido. Taehyung es lindo—. Pero, en mi mundo, no todos corren con la suerte de haber sido bendecidos con empatía.
—En mi mundo es igual. —Taehyung comenta, inocente. Toma un momento para pensar, sus manos sostienen las de Hoseok. Debería sentirse tímido ahora, pero para su sorpresa, se siente confiado y cree que el tiempo y el escenario podrían adaptarse a él—. Aun si tú fueras el único agradable en tu mundo, yo sería feliz porque eres tú quien estará para mí. Y mientras yo permanezca en mi mundo, seré agradable para cuando me encuentres ahí.
Hoseok ríe, buscando disipar su timidez. Asiente, dándole la razón a Taehyung. Ha sido un poco gracioso escucharle, pues lo ha dicho casi tartamudeando al no saber cómo ponerlo todo en oraciones. Sin embargo, a pesar de la poca torpeza entre palabras, él se ha conmovido. Esto es casi un enredo. El viento juega con el cabello de Taehyung, siempre apacible. Observa al muchacho que, sonriendo, le demuestra que sus palabras son sinceras y su intención, pura.
—Bien, es hora de detenerme. —Hoseok dice después de un momento, suena mortificado—. Si sigo mirándote, va a ser raro. A este paso podría ganar un premio por ello.
Taehyung ríe genuinamente, él parece enternecido por la situación (y lo está). Hoseok, en cambio, parece estar regañándose a sí mismo, ceño fruncido y mohín incluidos.
—Bueenoo... —Alarga la palabra, en un intento de juguetear—. Dicen que soy agradable a la vista, estás excusado. Y puedes mirar todo lo que quieras, no me molesta o eso.
—Oh, vamos... No me des tal permiso. —Una risa, dos tic tac del reloj—. Me volveré codicioso.
—Adelante. —Taehyung dice, convencido. No está nada tranquilo, pero lo intenta.
Después de unos minutos sin ver fijamente a Taehyung, Hoseok decide hacerlo; más que eso: lo observa y termina admirándolo. No hay nada que decir, él se maravilla. Hay algo en Taehyung que le atrae cada vez más y, quizá, esa es su excusa. Son esos ojos azules verdosos, como lo definiría. Pero miente, él lo definiría de otra manera, casi abstracta. Hoseok diría que los ojos de Taehyung son alegría y pureza, que encontrarse con ellos es como tener la dicha de tener tu bebida favorita en verano. Los ojos de Taehyung son como una puerta al cielo. Hoseok no se resiste a ellos, a esa mirada. Centellas tras esas pestañas.
—Creo que solo debo tomar el momento, ¿verdad? —Entonces pregunta.
—¿Por qué preguntas si ya lo hiciste? —Molesta Taehyung, divertido con la situación—. ¿De verdad soy tan bueno de ver?
—Eh... sí. —Hoseok es sincero y está bien, aunque eso no impide que se avergüence por estar delatándose delante de Taehyung. Pero quién era él para ocultarle algo así a este muchacho dorado.
—Tú también eres bueno de ver. —Es la respuesta—. Me gusta tu cabello oscuro y tus ojos me recuerdan al chocolate que siempre traes. —Hoseok ríe por lo segundo que oye, prestando atención: Taehyung está concentrado y quiere darle la importancia que merece—. Me gusta cómo suena el número de tu edad, incluso más que cómo suena el mío. 25..., 22. Me gustan tus manos, son gentiles y brindan suaves caricias. Me complace.
Hoseok suspira bajo cuando Taehyung delinea los trazos de la palma de su mano derecha. Causa un poco de cosquillas, pero sigue siendo bueno. Nunca antes le habían dicho algo igual, es la verdad. Ha sido lindo de oír, incluso si le tiene pensando en qué significa por completo para él.
—Cuando te vayas, deberás esperar a que me despida de Osa Mayor. —Taehyung vuelve a hablar, risueño. Abulta sus labios antes de continuar—. La última vez no pude despedirme.
—¿Te gusta tanto? —pregunta, aun sabiendo la respuesta. El hecho de que Taehyung le haya puesto el nombre de una constelación al llavero, es adorable—. Puedo dártelo, tengo otro en casa.
—Se arruinaría si me lo llevo... —responde apenado, por poco lamentándose—. El mar, dicen que arruina las cosas de la tierra.
Cierto. Por un momento Hoseok casi olvida que Taehyung pertenece al mar. Maldición, ¿cómo es que este dato no le quita el sueño como debería? Empezaba a ser natural. Quizá en algún lado de su mente aún quiere creer que esa parte de la historia de Taehyung no es realmente cierta. Él le cree al chico, lo hace, pero... Bien, es difícil en ocasiones. Tiene el derecho de tener el beneficio de duda. Sabe que a Taehyung no le gustaría oír algo así, el chico lo tomaría como una ofensa si él no lo explicaba de la manera correcta. Pero esta es la verdad: a veces le cuesta creer, en el fondo.
—Me pareces increíble —dice, riendo suave porque es verdad en todos los sentidos. En todos los benditos sentidos.
—¿De verdad? —Los ojos de Taehyung brillan, tornándose esmeralda. Bien dicen que los ojos son la ventana al alma, y Hoseok lo comprueba ahora.
—Mírame a los ojos y lo sabrás. —Hoseok no está seguro de por qué dijo eso, pero no retira sus palabras—. ¿Qué dicen?
—Dicen... —Taehyung suelta una risita entrañable, cabellos dorados enmarcan su apolíneo rostro—, dicen que eres un Devani.
—¿Qué significa eso? —pregunta después de haberse tomado un tiempo para carcajear.
—Te contaré, pero no te enojes. Yo solo estaba jugando —aclara, Hoseok asiente para que continúe—. Devani era un... tritón muy galán y coqueto. Conquistaba a muchas sirenas con sus palabras bonitas.
Hoseok frunce el ceño y suspira. No dice nada por un momento y Taehyung parece estar conteniéndose. Pasan unos segundos más y Taehyung se rinde, riendo fuerte y claro. Parece que a Hoseok no le hace mucha gracia, aunque una sonrisa tenue curva sus labios.
—Lo lamento. Estaba jugando. —Taehyung dice. Inhala para poder seguir hablando, pues la risa le ha quitado el aire—. Tu mirada es sincera y te creo.
—Esperaba que lo hicieras, Taehyung.
Taehyung asiente lento, como si estuviera saboreando el momento y no quisiera que nadie le interrumpa; así que él tampoco interrumpirá. Es por eso que Hoseok se permite memorizar el escenario. El mar reflejando la puesta del sol, los tonos cálidos en el horizonte que le recuerdan esa pintura de primaria en la que exitosamente falló. El graznido de algunas gaviotas, casi perdiéndose por la lejanía..., su canto como azúcar en café: a veces no concordando con el estado de ánimo. Pero esto es parte del paisaje, y a Hoseok le gusta. Cuando su mirada se enfoca en Taehyung, termina de decidir que este lugar —mejor dicho, este momento— es suyo. Solo de él.
Suyo y de Taehyung, concluye.
"Vivan los novios". Este capítulo es corto, pero necesario. ¿Qué les parece hasta ahora? Hoseok empieza a entrar en duda, casi como un gay panic jajaja. Recuerden que esta es una historia corta, pero igual trato de ir con calma. Sí, Taehyung tiene 22 pero no parece de esa edad.
Capítulo dedicado a: Hanimoon_07 sherxvh fatesdy, gracias por tanto<3
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