1: Un susto y un latido.

El aroma a marea, el leve silbido ocasionado por los fuertes ventarrones y el sonido de las olas estrellándose en su término son casi como un consuelo para Hoseok. Los días le resultan agotadores, se siente fatigado por su propia rutina. Ha sido más tedioso desde que su ahora exnovia cortó con él por no ser más "divertido"; Hoseok no la culpa: él piensa que a Misuk debe haberle cansado el que no quisiera ir a fiestas o salir a menudo.

Él prefiere mantenerse en calma, simplemente seguir como siempre. Hay veces en las que cree que su vida se ha vuelto un poco monótona, pero no considera que sea su culpa que casi siempre sea de casa a la universidad, y en viceversa. Tampoco es como si tuviera demasiado tiempo libre. A veces se halla a sí mismo tan aprisionado por los estudios, que se olvida de que debe distraerse de vez en cuando. Lo sabe, es solo que él tiene otra manera de relajarse: opta por ir hacia el muelle viejo y abandonado para pasar tiempo ahí, escribiendo letras para canciones que tal vez no tengan ritmo en un buen tiempo. Hay días en que solo se sienta cerca del mar para ver cómo el ocaso llega y le da un tiempo para pensar en todo lo que quiere o quiso alguna vez. Le agrada ese ambiente porque, raramente, también le anima a leer o repasar sus apuntes. Libre de interrupciones. 

Hay tardes en las que se dedica a estar sentado, con la mirada perdida en el mar, justamente como en este momento. El frío es difícil de ignorar y, aun con eso, se quedaría aquí un buen rato, liberándose del estrés común que se acumula con los días. No hay barcos aquí, no en esta zona. Es por eso que este es su lugar. Incluso cuando Jungkook, su mejor amigo, le preguntaba sobre sus misteriosas salidas, él solo se encogía de hombros y sonreía divertido. Jungkook terminaba con el ceño fruncido y labios abultados en señal de descontento, pero él no preguntaba más y respetaba su privacidad. 

Con los auriculares reproduciendo su canción favorita, él cierra los ojos cada cierto tiempo; la calma hace que esté a punto de quedarse dormido, pero entonces ve una cabellera debajo del agua, y llama su atención. Por unos segundos cree que se trata de un animal. Cuando ve la silueta de un cuerpo, incluso si es borroso, quiere irse, pero su curiosidad puede más. 

"¿Y si es un cadáver?" piensa, frunce el ceño y se pone de pie en la roca en la que casi siempre está apoyado. Se culpa por haberse alejado del camino cercano a la orilla solo para tener más privacidad. Incluso ignoró los letreros que advertían el no adentrarse demasiado entre las cuevas o rocas porque la marea podía subir; tal vez este es su castigo. Hoseok admite que es miedoso en situaciones así. Lo único que se le ocurre es retroceder y esconderse detrás de un peñasco mediano, a pesar de que hay otros más grandes. Su lógica es que, si lo que vio es la cabellera de una persona, esta tendría que salir para tomar aire en algún momento. A menos que lleve un tubo de buceo.

Pasan unos minutos y Hoseok está exasperándose, su paciencia se agota. Se asoma para ver qué sucede en el mar y no ve nada. Justo unos segundos después ve la misma cabellera empezando a salir a flote, luego un rostro y, por último, una persona que solo ha sacado la mitad de su cuerpo. 

"Quién demonios nada a estas horas y con este frío. Debe ser buen nadador para estar a estas alturas, y ni siquiera lleva un traje de buceo", pensamiento fugaz.

Hoseok frunce el ceño de nuevo, su razonamiento es la causa. Oye un canto que, por alguna razón, le estremece. Sus sentidos, a excepción del oído, parecen apagarse y se concentra en la voz que relaja y embelesa. Cuando se asoma un poco más, puede apreciar con claridad cómo los cabellos del chico desconocido se asemejan a hilos dorados que parecen haber sido bañados en oro cuando los rayos del casi ya desaparecido sol caen sobre él. Hoseok aguza más su oído para tratar de entender qué es lo que canta el muchacho a pocos metros suyos, se pregunta por qué parece levemente irreal. Etéreo. Con una mano en el pecho y otra sobre el peñasco, él se anima a vivir el momento.

He de consolarme a mí mismo si es que no logro mi canto obtener, feliz he de sentirme si melodiosa voz pudiera poseer. —Es lo que entiende, tan calmado que podría dormirse con solo escuchar. La voz es entrañable.

Hoseok no logra comprender algunos versos porque contienen palabras que nunca antes escuchó. Pero algo que tampoco entiende es por qué el chico parece no estar convencido de que su voz es buena. ¡Por los mares! Hoseok podría aplaudirle mil veces por semejante voz serena que posee. Ha olvidado la gélida ventisca solo por este canto.

Mi madre orgullosa estaría si a las propias sirenas podría yo ganar, mi padre se sorprendería porque con alegría yo le diría que soy un particular ejemplar. Han de intimidarse las sirenas si un tritón su canto pudiera igualar. 

La confusión se apodera de Hoseok, él vuelve a asomarse (pues se había escondido anteriormente), pero cuando lo hace, ve algo que nunca creyó ver fuera de películas. Sin querer suelta un grito que capta la atención del chico de cabellos dorados. El chico se asusta y se sumerge en el agua, dejando a la vista solo desde su nariz hacia arriba.

—¡Qué eres! ¡No puede ser! —Él por fin sale de su escondite, señalando al chico que le mira aterrado pero que no huye—. ¿Están rodando una película por aquí? 

El joven de ojos azules ahora le mira extrañado y, con cierto temor, niega con la cabeza una sola vez. 

—Maldición, el sueño debe estar haciéndome una mala jugada. Sabía que no debía venir hasta aquí. Ya se hace tarde. ¿Qué eres?, ¿qué haces aquí? —No mide sus palabras y habla sin pausas porque está demasiado bloqueado como para pensar por partes. El nerviosismo ha ganado esta vez—. Hey, hace frío y estás ahí sin nada. Debes de salir. Sal de una vez, te ayudaré. —Él se acerca, pero el chico se aleja un poco y vuelve a negar, mirándole enojado esta vez. Bien, quizá ese no fue un buen movimiento. 

La persona extraña (para Hoseok) vuelve a salir a flote solo mostrando su rostro y pecho. Lleva una banda diagonal como prenda superior, lo cual hace a Hoseok parpadear confundido —esta misma tiene piedras que lucen hermosas—. El muchacho parece estar pensando, sus cabellos siendo un juego para el aire. Después de unos largos segundos, opta por tener una postura más firme. Hoseok decide que es un poco gracioso verlo intentarlo: el miedo en su mirada todavía persiste. "No engañas a nadie", le diría.

—Hombre desconocido, si es que le hablas a alguien sobre esto, vas a padecer por el enojo de mi padre: el Rey de los mares. Las sirenas llorarán en tus memorias y harán que enloquezcas. Sentirás que el mar te liberará y entonces querrás sumergirte en el para aliviar tu condena, pero cuando lo hagas, los tritones te atacarán y se alimentarán de tus restos.

Hoseok se hubiera reído de no ser porque el chico parece hablar en serio y lo que había visto antes sigue en su mente: una cola similar a la de un pez, justamente como las sirenas que él vio en alguna película. Pero es diferente, esta es más bella, los colores son atractivos y parece que en los bordes de la cola transita agua cristalina o tal vez es únicamente el reflejo del mar. Él lo vio y nadie podría negárselo. 

—¿Eres un sireno? —Se atreve a preguntar, siendo lo único que viene a su mente. Se asusta de solo pensar que no tiene una gran escapatoria. 

—Un tritón —responde. Sus orbes azules se fijan en el pelinegro enfrente de él, está esperando una reacción.

—No esperas que te crea eso, ¿no? —Por fin trata de demostrar que no está asustado y que no es fácil de engañar. Entonces el chico simplemente eleva su cola y la mueve levemente, como si esto fuera un juego o algo que sucede a diario—. No puedo ver el inicio, si no puedo ver el inicio, no es de confiar. 

El muchachito por un momento hace un gesto que conmueve, luce verdaderamente turbado. Con cuidado se eleva, sentándose cerca del comienzo de las rocas y haciendo que el corazón de Hoseok empiece a latir más rápido. 

—Espera, quédate ahí. No te muevas. —Trata de decir firme, aún atónito por lo que ve. Si esto es una broma, ¡qué bien la habían hecho!

Pero el muchacho parece entregado a la situación, ahora luciendo preocupado. Por un momento Hoseok se siente más que mal al ver la expresión afligida en el rostro contrario. Aún no puede dejar de desconfiar, sin embargo. Nadie podía culparlo por eso: él es solo un hombre que, por naturaleza, está confundido. Y jodidamente asustado. 

—Por favor, te lo imploro por lo que más hayas anhelado en todas tus vidas. Por favor, no me delates; mi padre se encargaría de castigarme y, quién sabe, tal vez él me exilie por revelar el secreto más preciado. Si es que tienes corazón latente y alma pura, conserva mi secreto y yo trataré de pagártelo. —El chico fantasioso y sacado de cuento para niños incluso parece querer llorar. Bien jugado.

Hoseok se permite soltar una risa corta, niega con la cabeza y muestra fastidio en su expresión. Este es su límite. 

—Muy bien, ¿en dónde están las cámaras? Ya está, ya me sacaron un susto. Dejen la jodida broma —dice en voz alta, el chico de cabellos dorados solo trata de contener sus lágrimas. ¿Qué demonios?

—No sé lo que hacen las cámaras, he oído de ellas, pero no sé su función. Créeme y yo te pagaré por tu amabilidad —murmura con voz temblorosa, luce realmente asustado... como si hubiera visto un alma. Hoseok se pregunta si está igual o peor.

—Escucha, si quieres que te crea, si quieres que crea que los tritones pueden existir... —De nuevo los nervios haciendo que su lengua se enrede, su mente en blanco—. Ah... ¿es eso realmente una cola de pez?, ¿me dejarías tocarla?

—¿Que acaso no es obvio que soy un tritón? ¡No soy una bruja engañadora! Lo prometo —El muchacho responde, más temeroso que intrigado. Está arriesgándose demasiado y eso le hace  querer huir, ¿pero no sería eso peor? Traería consecuencias, es lo seguro. Aunque...

Hoseok no dice nada ante lo dicho, él se acerca cuidadosamente al chico que aún sigue casi sumergido en el agua. Seguro es cómico ver su andar, casi dando tropezones. Cuando termina de acercarse, el joven tritón apenas levanta con temor parte de su cola. Por fin la toca, sintiéndola viscosa pero suave. Es como tocar a un pez, pero aún más terso, mucho más terso. No, esto no se siente como acariciar un pez... es totalmente diferente. Justo como en un inicio, él aleja su mano con cuidado y sonríe levemente. Si esto es un sueño, espera que no lo levanten a pesar de todavía tener cierta alarma y miedo.

—¿Cómo te llamas? —pregunta después de un momento de admiración. Está tan sorprendido de sus palabras así como lo está por lo que acaba de presenciar.

—Taehyung... porque todos mis sueños se harán realidad —responde aún receloso. Sabe que no es necesario dar el significado de su nombre, pero es costumbre para él. 

—Taehyung... —murmura todavía sorprendido. ¿Es esto real?, ¿debe guiarse por su instinto o...?—. No le diré a nadie sobre ti, pero aún no puedo saber si eres un tritón. Esto parece irreal, ¿estoy soñando? 

—No deberías estar aquí, hombre de tierra. La noche caerá pronto. —No responde a la cuestión, creyendo que está de más tratar de demostrar lo que es claro. Sus brazos se cruzan sobre su pecho, buscando una efímera protección. No es su culpa estar a la defensiva.

—Tú tampoco deberías estar aquí, ¿me equivoco? 

—No debería, pero la curiosidad siempre ha podido conmigo. ¿Guardarás mi secreto? —Taehyung pregunta, la duda es palpable en su voz. La espera por una respuesta resulta casi tortuosa. Hoseok asiente ido. Cielos.

—No soy nadie para decirte que no si me lo pides de esa manera. Tienes suerte, no soy un humano cruel. Debiste tener más cuidado. Si dices ser un tritón, supongo que sabes que es peligroso que un humano te vea. Gran parte de nosotros somos crueles. No me considero de ese grupo, por eso tienes suerte... —Él suspira rendido, pasando una mano por su rostro. Sí, él ha decidido intentar creer. Si este chico le mira tan apenado y luce tan sincero, con el corazón en la boca... Le daría la oportunidad y confiaría en su palabra—. No sé por qué te digo esto, tú debes saberlo. Y ni siquiera estoy seguro de que seas un tritón. ¿No tienes frío? 

—Pertenezco al mar, ¿cómo podría 'tener frío'? Ese sentir no me frecuenta, ni siquiera cuando salgo a intemperie —responde Taehyung, más confiado. Este humano parece ser de verdad inofensivo. La indecisión y duda permanecen todavía.

—Bien... entonces reafirmas que eres un tritón. —Él vuelve a suspirar, sintiéndose cansado. Maldición, ¿realmente está creyendo en esto? Podría estar en peligro ahora mismo y esa piedad suya sería la causa—. Tengo demasiadas dudas, no sé cómo puedo estar entablando una conversación contigo. Lo normal es que haya escapado apenas podía. Soy un miedoso de primera —confiesa, soltando una risa nerviosa. No miente, quien fuera testigo del universo podría saber que está realmente asustado. Pero aún no descifra por qué, a la vez, se siente en comodidad. 

Taehyung asiente comprensivo, quedándose quieto. —Sé que los hombres de tierra han dejado de creer en nosotros desde hace mucho, después del incidente que hubo entre ambos corens. Debo irme cuanto antes, por favor, prométeme que no me delatarás. 

—No lo haré. —Hoseok afirma, mordiendo el interior de un lado de su mejilla por lo que dirá. Si esto no es real, no perderá nada haciendo la propuesta. Si lo es... ya lo descubriría—. No lo haré si vienes cada día a encontrarme justo en este lugar. Prometo no hablar de esto con nadie, absolutamente nadie. Me iré a mi departamento y dormiré como si nada hubiera pasado, pero tú debes prometer que vendrás. 

Taehyung no entendió lo que podría ser "departamento", pero supuso que es el lugar de origen del hombre que casi tirita a su lado. Piensa en la propuesta, unos segundos que a Hoseok le parecen largos porque el cielo está tornándose de tonos fríos y es imposible no alarmarse.

—¿En qué momento? ¿Cuando el sol se extiende en el horizonte? ¿Cuando el sol se oculte? —pregunta con inocencia. No tiene opción, razona. El hombre no le ha dado motivo para desconfiar, pero debe ser cauteloso. Casi en extremo.

—Un poco antes de que el sol se extienda en el horizonte. ¿Crees que sepas cuándo es eso? —Hoseok no puede asegurar por qué de pronto es tan amable con el desconocido, pero lo ignora. Podría decir una hora exacta, debería hacerlo...

—Conozco lo que dices. Estaré vigilante, mañana prometo estar aquí. —Taehyung da su palabra, esperando que Hoseok vuelva a darle la suya. Una mano en su pecho, en donde puede sentir las olas más preciadas: los latidos de su corazón.

—Entonces prometo no decir nada. Lo juro.

A medida que los días pasan, el dar la palabra es nada más que verdad. Como prometieron, Hoseok fue al mar para ver al tritón de cabellos dorados y este le esperaba paciente. Habían pasado dos semanas y media desde que empezaron a reunirse en los peñascos que son el límite de Hoseok. Al inicio el temor estuvo presente en muchas ocasiones, por más que intentaran alejarlo. Pero cuando Hoseok llevó dos tazas de chocolate caliente y Taehyung probó solo un poco después de comprobar mil veces que no había nada malo... Ese sentimiento mermó.

Había sido complicado, por supuesto. Taehyung le contó diversas cosas, entre ellas que su padre a veces lo vigilaba mucho y que era toda una hazaña el que pudiera darse sus escapadas. En cierto punto de la semana las conversaciones se tornaron más profundas. No fue una molestia para Hoseok. Contrariamente, le gustaba la manera en que Taehyung le miraba con los ojos brillantes por la emoción, los dos cristales azules reflejando atención sincera. Le gusta. 

Ahora está ahí, es su turno de prestar atención porque quiere saber más del chico que hasta ahora le resulta ciertamente misterioso. Era obvio que lo sería: es un tritón, después de todo. Hoseok está casi convencido de que lo es. El muchachito contuvo la respiración bajo el agua por más de diez minutos (y sin trampas), también había podido apreciar bien esa cola semejante a la de un pez. Por último: a pesar del frío que hacía, Taehyung se quedaba en el agua y lucía muy complacido, como si estuviera en su hogar. Y si era falso... si era falso, ¿qué tanto importaba? Él va porque está creyendo, ha decidido hacerlo. En cierto punto hay un pequeño porcentaje de duda aún presente. Lo ignora. 

—¿Entonces no es cierto que las sirenas en realidad son malas y enamoran con su canto a los hombres para luego ahogarlos? —pregunta él, apoyando su codo en sus piernas cruzadas, y su rostro en su palma. 

—No, las sirenas no hacen eso. Su canto puede hacer que los hombres y mujeres de tierra parezcan fuera de sí, pero son aún conscientes. No utilizan su canto para 'seducir y asesinar'. Esa fue una historia que crearon los piratas hace mucho. No hablamos de eso en mi mundo —explica con la mirada perdida en la pequeña rocola de juguete que Hoseok le había dado hace unos minutos.

—¿Me contarías por qué los piratas inventaron eso? —Siendo cauteloso, vuelve a indagar. Teme tocar algún nervio, pero está interesado en ello.

—Uno de ellos se enamoró de mi tatarabuela. Ella fue una bella sirena, su canto era admirable. Ella también se enamoró de él. Vilfrido era el capitán de ese barco, sus hombres notaron el romance que llevaba con mi bisabuela. Ellos sentían que ella era una distracción para Vilfrido, mintieron diciendo que un humano había conocido muerte por canto y mano de una sirena. Usaron eso como excusa para atacarnos; Mae, mi tatarabuela, murió. Mi tatarabuelo también murió y mi bisabuelo quedó solo y con mucha ira en su ser. —Hoseok le mira sorprendido y Taehyung se permite sonreír un poco—. Si estás pensándolo, sí. Mae traicionó el amor que tenía con su compañero de vida. Pero todos sabían que él no la trató como un amante de verdad. Ustedes le llaman a eso "infidelidad", nosotros le decimos "traición a las olas preciadas". Sin importar qué, mi bisabuelo amaba a su madre, por eso transmitió su rencor hacia los humanos.  

—Woah. —Es lo único que se le ocurre soltar, todavía asombrado por la historia. ¿Sería el único que conoce estos detalles?—. Los piratas fueron unos malditos. 

—Esa es una palabra muy grave, Hoseok. —Sonríe, mirándole esta vez a los ojos. Entonces el humano solo se hechiza por aquellos iris azules y cristalinos como el mar más bello—. ¿Me contarías algo de ti? Siempre he querido saber... ¿tus latidos serán más rápidos que los míos?, ¿o más lentos? 

—Eh... es algo que no sé, pero podemos comprobarlo —responde todavía ido. Él admite que la belleza de este chico no es una broma. Su nariz fina, sus labios rosas, la piel tersa y esos ojos... Esos ojos, santos mares. Sus cabellos siempre rebeldes, pero luciendo exageradamente bien. Como si Taehyung no fuera de este mundo...

Por primera vez Taehyung le sonríe en todo su esplendor, dejando ver su blanca dentadura. Deja ver esa faceta inocente que tiene fascinado a Hoseok. Qué perlas más hermosas había visto. 

En ese mismo instante ambos ponen una mano sobre el pecho contrario, Taehyung suelta risitas a medida que va sintiendo los latidos ajenos. Cuando Hoseok le dice que ha terminado, se sorprende. Luego Hoseok le explica que sus latidos van al mismo ritmo y él queda totalmente maravillado. Se pone un poco nervioso cuando Hoseok coloca dos de sus dedos en su cuello para seguir verificando el pulso. Nuevamente, para asombro de Taehyung, él le dice: 

—¿Lo entiendes? Nuestros corazones laten por igual, son unos setenta y algo latidos por minuto.

—¿Setenta y algo? —repite emocionado. Él no sabe muy bien de números en esta lengua, pero lo entiende. Se esfuerza para estar al nivel de Hoseok.

Hoseok asiente y pone una mano en su pecho de nuevo, mirándole confundido. —Aunque ahora tu corazón late más rápido. 

—¿Eso es malo? —Taehyung representa la inocencia en estos segundos, sus ojos tornándose verdes. Él no lo nota, no lo hace.

—No, no has hecho actividad física, pero... ¿estás nervioso? —Hoseok muestra su confusión sin nada de tapujos. Está sorprendido por el color de los ojos de Taehyung, él no está en error. Él ha memorizado el azul en los ojos ajenos, pero ahora... 

Taehyung quiere sumergirse en el agua por completo, está avergonzado por haber sido descubierto. Es cierto que su corazón fue con más avidez solo por la cercanía del chico que tiene enfrente. Pero eso sería un secreto que no revelaría. No tan pronto. Quizá nunca. 

1: corens: Podría decirse que significa "bandos", aunque se apega a "divisiones".

Primer capítulo y seré sincera: no tengo idea clara de cómo quedó. Pueden comentar para así saber lo que piensan. Es la primera vez que me lanzo a este género. Gracias por leer, pronto estaré publicando el siguiente capítulo. Bienvenidas(os) a esta nueva historia súper corta.

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