Capítulo 3
Taehyung, enredado entre las sábanas, aún estaba sumido en un soporoso sueño, ajeno al mundo que despertaba a su alrededor. Una botella de alcohol, goteando medio vacía, y una copa solitaria yacían descuidadas sobre su cama.
En un movimiento brusco, giró, arrastrando consigo las sábanas, y la copa se deslizó estrellándose contra el suelo. El sonido del vidrio astillándose, rompió la placidez de la mañana y atrajo la atención del joven, que despertó de su sueño con una mezcla de fastidio.
Con un suspiro, se enderezó en la cama, su cabello revuelto cayendo desordenadamente sobre su frente y con un rostro lleno de confusión buscó a tientas su teléfono en la mesa de noche, intentando despejar su mente nublada por el sueño y el alcohol. Sus párpados pesaban como si estuvieran cargados de plomo, y el dolor punzante en su cabeza no hacía más que recordarle el exceso de la noche anterior.
Con un gruñido frustrado, agarró el teléfono y lo encendió, parpadeando contra el brillo repentino de la pantalla. Sus ojos, enrojecidos y entrecerrados, escrutaron la hora que parpadeaba en números digitales.
―¿Qué maldita hora es? ―masculló para sí mismo mientras intentaba enfocar la mirada en los dígitos borrosos―. Maldición ―murmuró entre dientes, sintiendo el pulso martilleando en sus sienes. Con esfuerzo, se incorporó de la cama, dejando que la sábana cayera a sus pies, revelando el desorden de la habitación y el vidrio roto en el suelo.
Con movimientos lentos y torpes, se puso en pie, consciente de cada doloroso tirón y retorcimiento de sus músculos adoloridos. Recogió los utensilios de limpieza con una mezcla de apatía, abrumado por la tarea mundana y regresó a la habitación para limpiar el desastre. En el proceso, una pieza de vidrio afilada encontró su piel, cortándo y dejando una fina línea de sangre en la palma de su mano.
Una vez que el último rastro de vidrio fue eliminado, buscó en los cajones de su habitación la bolsa de vendas que le habían recetado en el centro médico el día anterior para cubrir la herida, y al hacerlo, con un suspiro de resignación se dejó caer de nuevo sobre la cama, sintiendo el colchón acogedor bajo su cuerpo, con los dedos marcando el número de Jimin, mientras esperaba que respondiera al otro lado de la línea.
―¿Hola hola amorcito! ¿Por qué tardabas tanto en contestarme? ―preguntó con un dejo de impaciencia apenas disimulada―. ¿Cómo sigues desde el accidente? ¿Pudiste comunicarte con tu novio? ―inquirió, las palabras saliendo apresuradas.
Taehyung no pudo contener su sonrisa, aunque estaba claro que la alegría en su voz era un intento de tranquilizar a su preocupado amigo.
―Ni siquiera me has dejado saludarte y ya me hiciste un interrogatorio de investigación ―respondió con un tono burlón, aunque había un destello de gratitud en sus palabras―. Estoy muy bien, pude comunicarme con él ―aseguró, intentando disipar cualquier rastro de preocupación en Jimin―. Y bueno, sí, tengo un poco de resaca porque ayer bebí un poco más de lo normal ―admitió con una risa apagada, como si el eco de la noche anterior aún resonara en su cabeza.
―Pero tú casi no bebes, eso no es normal en ti ―señaló el pelirrojo, su voz llevando consigo un tono de preocupación y atención aguda mientras indagaba en los motivos detrás de la inusual resaca de Taehyung―. Ya dime qué te pasa ―instó.
Taehyung exhaló lentamente, como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo.
―Admitiré esta vez que estoy un poco molesto con Gof ―comenzó, su tono cargado de frustración―. No hemos estado muy bien últimamente, y su indiferencia hacia mí me causa indignación ―admitió con un pesar evidente en su voz. Tomó una pausa, permitiéndose un momento para reflexionar antes de continuar―. Ni siquiera se preocupó por mí ―agregó, revelando la profundidad de su descontento.
―¡Ese imbécil! ―exclamó Jimin, su tono ahora teñido de enojo―. Un día de estos me lo topé en el piso 9 de la agencia y lo vi demasiado extraño, parecía algo sospechoso―. compartió, recordando el encuentro con una mezcla de confusión.
Taehyung dejó escapar un suspiro mientras su mano descansaba sobre su frente, tratando de aliviar el dolor de cabeza que lo aquejaba.
―Me pregunto si debería volver a casa para ir a animarlo, me preocupa que algo le esté sucediendo ―murmuró, con sus palabras cargadas de preocupación. La idea de dejar a su novio solo en medio de sus problemas le pesaba, especialmente considerando que habían planeado esas vacaciones juntos con anticipación.
―¿Estás loco? ―bufó Jimin con una expresión de incredulidad, dejando en claro su desacuerdo con la idea de que Taehyung sacrificara sus tan merecidas vacaciones―. Tú también mereces un descanso de todo este ambiente. Gof tampoco es el centro de tu mundo ―agregó con firmeza, su tono de voz intentando transmitir su mensaje―. Tú, al igual que él, tienes el derecho de tener un momento para dedicártelo solo a tí mismo ―advirtió, cambiando su tono a uno más juguetón en un intento por levantar el ánimo de su amigo―. Solo ten cuidado con la clase de diversión que buscas.
Una sonrisa se formó en los labios de Taehyung después del comentario, encontrando un destello de humor en medio de su dilema.
―No seas estúpido ―respondió con una risa, sintiendo un leve alivio al saber que tenía el apoyo de su amigo―. Tomaré algo para la resaca y hoy saldré a surfear un poco ―anunció, decidido a disfrutar de su día a pesar de todas esas preocupaciones.
―Ve y disfruta amigo, te lo mereces.
Después de colgar el teléfono, Taehyung se levantó pesadamente de la cama y con paso lento, se dirigió hacia la cocina en busca de una bebida isotónica que pudiera ayudar a mitigar los efectos de la noche anterior. Seguidamente se dirigió al baño y se duchó para liberar la tensión y el estrés acumulados en su cuerpo y finalmente desayunó antes de retirarse.
Al salir de la casa, se encontró con una caja esperando en el porche, el pedido que había realizado días atrás por medio de la agencia de su padre.
Con ambas manos levantó la tapa de la caja y una sonrisa nostálgica se extendió por su rostro al ver las tablas de surf que yacían en su interior. Eran dos piezas de madera pulida que habían sido talladas con esmero, por él y su novio.
En aquel entonces Taehyung había conocido a Gof en un viaje que hizo para reclutar algunos surfistas para la agencia de su padre, y topó con suerte al encontrarse con este talentoso joven surfista que había heredado el taller de su padre para entonces, fue allí donde su historia romántica había comenzado a tomar forma.
Al contemplar las tablas, Taehyung sintió un nudo en la garganta y con un sentimiento de nostalgia, desempaquetó la suya y la llevó afuera, donde esperaría al servicio de transporte que lo llevaría a la costa.
Mientras aguardaba, dejó que sus pensamientos se perdieran en esos hermosos recuerdos de días pasados, la sensación de la madera cruda bajo sus manos y la emoción de surcar las olas estaba teñida de la dulce complicidad de estar enamorado.
Aunque las cosas entre él y Gof no estaban en su mejor momento, el amor que compartían y los momentos felices que habían vivido aún perduraban en su corazón. Y mientras esperaba, rodeado por el murmullo del viento y el suave rumor del mar, encontró un atisbo de consuelo.
Con un pequeño bostezo escapándose entre sus labios, Jungkook sostenía los binoculares con firmeza, observando el mar abierto desde su silla en la torre de guardacostas. Aunque técnicamente ese día no le correspondía trabajar, hacer horas extras no estaba de más para conseguir algo de dinero adicional y así poder disfrutar del festival que se avecinaba.
Del otro lado, más allá de la costa, podía vislumbrar cómo se iba preparando todo el equipo para el festival. Desde las tarimas hasta las luces, todo se estaba organizando meticulosamente para lo que prometía ser un evento grandioso.
Aún rondaba en su mente la idea de invitar a cierto rubio que había estado dando vueltas en sus pensamientos últimamente, quien lo más posiblemente decidió que era mejor regresar a casa y no volver a Pearl Cove después del accidente. Jungkook apartó esa idea de su mente con un suspiro resignado, dejando que la corriente de la realidad lo arrastrara hacia otro rumbo, y aún así, consideró que no perdía nada con preguntarle a Hoseok y al resto del grupo si querían acompañarlo en el evento.
Aunque, de cierta manera, resultaba irónico, dado que eran ellos quienes solían emocionarse más por ese tipo de actividades en Pearl Cove. Jungkook no era de los que asistían a esos eventos todo el tiempo, ya que su apretada agenda de trabajo a menudo se lo impedía. Pero esta vez, parecía que todo el universo conspiraba en su contra, como si estuviera destinado a enfrentarse al destino inclemente de ser él en tomar la iniciativa.
Jungkook soltó un ligero chasquido con la lengua mientras bajaba los binoculares, permitiendo que reposaran en su pecho. Trataba de reprimir una risa al recordar la suavidad de los labios del chico al que había hecho RCP. En teoría, esa situación no debería haber tenido nada de romántico, y es algo que prefería ignorar por completo.
«Hoseok me las pagarás» pensó para sí mismo, con una mezcla de diversión y cierta incomodidad. La idea de que su amigo se burlara de él por la situación era inevitable, y aunque intentaba restarle importancia, no podía evitar sentir un ligero rubor en sus mejillas al pensar en ello.
Después de más de media hora de escudriñar la costa, Jungkook estaba a punto de optar por retirarse, no había mucho más que hacer en ese momento. No obstante, justo cuando estaba a punto de recoger sus cosas, una silueta familiar captó su atención.
Al principio, solo era una mancha borrosa en la distancia, pero pronto se hizo evidente que alguien se dirigía hacia la orilla del mar a toda velocidad.
Era él.
El corazón de Jungkook dio un vuelco mientras observaba cómo Taehyung, con un gesto lleno de entusiasmo, se adentraba en el mar. Una sensación de anticipación dudosa se apoderó de él, mezclada con una pizca de nerviosismo ante la idea de encontrarse con él 'casualmente' una vez más.
Sus ojos siguieron cada movimiento del rubio, observando cómo luchaba con las olas mientras se alejaba más y más de la costa. La brisa marina jugueteaba con su cabello, agitándolo con delicadeza y esto le hacía ver casi etéreo.
Aunque Taehyung había crecido en un entorno acuático y había recibido algunas lecciones de surf de su padre, no era un surfista experimentado e intentaba surfear algunas olas por su cuenta. Sin embargo, sin la guía, encontrar el equilibrio entre las olas resultaba ser un desafío mucho más difícil de lo que había anticipado.
El rubio luchaba con todas sus fuerzas para mantenerse en pie sobre la tabla, pero el mar parecía decidido a derribarlo una y otra vez.
Y desde la torre de guardacostas, Jungkook le observaba con una mezcla de diversión, mientras seguía cada movimiento y una sonrisa juguetona se curvaba en sus labios mientras ajustaba los binoculares para obtener una vista más cercana de la acción.
Recordaba sus propias experiencias con el surf y la frustración que sentía de niño cuando caía una y otra vez. Y aunque ahora prefería disfrutar del océano desde tierra firme pese a ciertos traumas, no podía evitar sentir una pizca de nostalgia al ver a Taehyung enfrentarse a los mismos desafíos que había experimentado él mismo.
Pero antes de adentrarse mucho en esos pensamientos decidió bajar de la torre y caminar por la costa, tratando de pasar desapercibido por el rubio. Con su corazón latiendo ahora con fuerza, trató de mantener una apariencia calmada mientras se movía por la playa, alejándose lentamente.
Al otro extremo de la playa, divisó una figura alta moviendo sus brazos de un lado a otro en un gesto de saludo. La silueta se recortaba contra el horizonte, destacando entre el resplandor del sol que se reflejaba sobre el mar.
―¡Jungkookie! ¡Jungkookie! ―exclamaba el chico desde la distancia con una energía contagiosa, caminando junto a otro chico de cabello largo y semiondulado, que irradiaba una vibración totalmente distinta.
Al reconocer a Hoseok y al otro chico, que resultó ser Min Yoongi, uno de los guitarristas que se ganaban la vida cantando en los bares y restaurantes de la costa, Jungkook se acercó rápidamente con una sonrisa y les saludó con un ligero choque de manos, reconociendo que no se veían desde hacía mucho tiempo.
―¡Tenía tiempo de no verte, Yoongi! ¿Qué tal va todo? ―saludó, con una mezcla de sorpresa.
―Todo va excelente, bro ―respondió Yoongi con una sonrisa, palmeándole el hombro en un gesto de camaradería―. Estuve unos meses en la capital y volví hace unos días, pero no había venido a saludarlos porque estuve algo enfermo. Afortunadamente, me he recuperado justo a tiempo para disfrutar del festival. Y hoy, casualmente, vinimos para invitarte a la fogata que haremos esta noche.
Hoseok se unió a la conversación con su característica energía, colocando sus manos en los hombros de Jungkook y exhalando antes de hablar.
―¡No puedes faltar hoy, tienes que beber con nosotros! ―sentenció, con un tono juguetón y persuasivo, como si estuviera intentando convencer a un niño para que se quedara despierto hasta tarde.
Jungkook rodó los ojos ante la insistencia de Hoseok, sabiendo que sus amigos no dejarían de molestarlo hasta que aceptara.
―Lo pensaré ―respondió con indiferencia, tratando de mantener una fachada de seriedad mientras jugaba con la idea de unirse a la reunión.
―Vamos, Kook, no seas tan aguafiestas ―intervino Hoseok de nuevo, con una sonrisa traviesa―. Estaremos todos juntos para pasar un buen rato, y te prometo que no nos pasaremos de copas esta vez.
Jungkook procesó las palabras de Hoseok durante unos segundos, mirando hacia arriba y usando la palma de su mano para cubrirse del sol que le deslumbraba, como si tratara de encontrar una excusa en el cielo.
―No estoy del todo convencido de que eso vaya a suceder ―respondió con escepticismo.
Hoseok lo miró con los brazos cruzados, mostrando su determinación para convencerlo. Con un gesto rápido, le tomó la oreja de forma juguetona, haciéndolo entrar en razón y Jungkook, sintiendo un dolor repentino, se frotó la oreja y frunció el ceño, desviando la mirada hacia el mar para evitar mirarlo frente a frente.
―¿Irán todos al festival mañana? ―preguntó Jungkook con curiosidad, esperando una respuesta afirmativa mientras mantenía su mirada fija en sus amigos y ambos chicos asintieron con entusiasmo.
―Habrá algunas competencias de surf y otras actividades por la mañana a las que no queremos faltar ―explicó Hoseok―. Es el evento del año.
Jungkook asintió dudosamente, procesando la información mientras su mente vagaba hacia otro lugar y por un momento sus ojos se desviaron, escaneando la playa nuevamente en busca del rubio. Al notar su gesto, Hoseok arqueó una ceja con curiosidad.
―¿Estás trabajando todavía? Hoy es tu día libre, jovencito ―cuestionó el rubio, su tono teñido de curiosidad mientras observaba a Jungkook con atención, como si estuviera tratando de descifrar sus pensamientos.
―Quizá está esperando a cierto rubio.
La respuesta de Yoongi provocó una reacción inmediata en Jungkook, quien se volvió hacia Hoseok con una mirada fulminante. Y antes de que pudiera responder, Hoseok le lanzó una fuerte palmada en la cabeza a Yoongi, reprendiéndolo por su indiscreción.
―¿Qué cierto rubio qué? ―preguntó Jungkook, su tono ligeramente indignado ante la mención que había captado su atención―. ¿Ya le contaste todo, Hoseok?
Una sonrisa traviesa se formó en los labios de Hoseok mientras respondía.
―Claro, ¿no ves? Yo soy rubio. Obvio que me estabas esperando a mí ―intervino con una sonrisa burlona, tratando de disipar la tensión con un toque de humor.
―Idiota ―el nerviosismo de Hobi provocó risas en Jungkook, quien se llevó una mano al cabello para peinarlo ligeramente, intentando ocultar el leve sonrojo que se apoderaba de sus mejillas ante la situación vergonzosa.
―A menos a que sí sea ese rubio de por allá ―respondió Yoongi, señalando con el dedo hacia una dirección específica detrás del chico de cabellos púrpura.
Jungkook, en un intento de cambiar de tema o de desviar la atención de la posible presencia del rubio, tomó a ambos chicos por los hombros y los giró, empujándolos hacia el otro lado de la playa.
―Bueno, ¿y qué planes tenían para esta noche? ―preguntó, tratando de desviar la conversación.
―¡Oye, espera! ¿Ese no es Taehyung? ―interrumpió Hoseok, tratando de mirar hacia atrás, pero Jungkook, con la palma de la mano, le volteó la cara, evitando que continuara su búsqueda visual.
―No sé de qué hablan, vayan ya a desayunar, yo me quedaré aquí un rato más ―respondió Jungkook con determinación, tratando de ocultar cualquier indicio de nerviosismo que pudiera delatar su interés por la presencia del rubio.
―¡Hey! Deja de tener tanta pena ―bromeó Hobi, mientras se burlaba del joven―. Ve a ligar con calma, te dejaremos solo.
―¡Invítalo a la fogata por nosotros! Yo también quiero conocer al chico que te pone así de nervioso ―agregó Yoongi, alzando la mano en un gesto de despedida mientras se alejaba de espaldas del joven.
Jungkook, inquieto, cruzó los brazos y chasqueó la lengua claramente molesto, aunque de una forma graciosa.
«Par de idiotas» pensó.
Taehyung, sintiéndose agotado por la tensión del día, optó por salir a la arena de la costa y sentarse para contemplar el vasto mar.
Después de unos minutos, escuchó un ligero murmullo de voces cercanas y giró la cabeza para encontrarse con el guardacostas, reconocible por su uniforme blanco y shorts naranjas, junto con otros chicos que aún no lograba identificar claramente, pero que le resultaban vagamente familiares.
Al notar que había sido sorprendido por uno de los chicos mirándolo, Taehyung apartó la mirada rápidamente y la devolvió al mar, mirando las olas que acariciaban sus pies en la orilla. Una suave brisa soplaba con fuerza detrás de él, llevando consigo el susurro del mar y decidió cerrar los ojos, recostándose sobre la arena mientras se sumergía en la contemplación auditiva del gigante marino, dejando que el sonido de las olas llenara su mente y lo alejara de las preocupaciones del día.
Sin embargo, su tranquilo momento fue interrumpido abruptamente por una voz que rompió el silencio sacándolo brevemente de su ensimismamiento mientras el sol se filtraba detrás de su silueta.
―¡Buenos días! ―saludó el joven y el repentino sonido hizo al rubio estremecerse levemente―. Oh, lo siento mucho, no quería asustarte ―se disculpó, retrocediendo un paso y rebatiendo las manos.
Se levantó levemente, dejando que la arena se desprendiera de su cabello dorado. Taehyung, aunque inicialmente sorprendido por la inesperada aparición, respondió con una sonrisa tranquila y amigable al reconocer al joven guardacostas.
―Hola, ¿Jeon Jungkook cierto? ―respondió con suavidad, esbozando una media sonrisa ―No te preocupes ―añadió, en un intento de calmar cualquier malentendido que pudiera surgir―. ¿Trabajas también por estos lados? ―preguntó con genuino interés, buscando entablar una conversación amistosa y el otro asintió.
―Solo estaba de paso, pero te vi y quería saber cómo te encontrabas... Y llámame solo Jungkook―replicó, rascándose la cabeza con un gesto despreocupado y Taehyung sonrió, apreciando la informalidad del gesto.
―Es un lugar muy bello y una simple caída no arruinaría mis vacaciones ―respondió el rubio con un optimismo encomiable―. Solo que estas olas se pusieron algo difíciles hoy para mí ―añadió, con una sonrisa que intentaba disimular el leve rastro de decepción, dejando traslucir un atisbo de frustración.
―¿Te gusta el surf? ―preguntó Jungkook, inclinándose para encontrarse a la altura de la mirada de Taehyung y el rubio reflexionó por un momento antes de asentir con decisión.
―Sí, me gusta. Soy principiante, pero es un buen pasatiempo ―respondió con sinceridad, dejando entrever un brillo de entusiasmo en sus ojos. Luego, desvió la atención hacia Jungkook, intrigado por conocer más sobre el joven guardacostas―. ¿Y tú? ¿Surfeas? ―inquirió.
Jungkook, al escuchar la pregunta, desvió la mirada hacia el mar, sintiendo un ligero nerviosismo que comenzaba a manifestarse. Con los dedos, comenzó a frotar el dije que llevaba en su cuello, y abrió un poco sus labios antes de responder.
―Lo dejé hace un tiempo ―respondió finalmente, respirando hondo, sintiendo cómo cada inhalación traía consigo el aroma salado del mar, con una mezcla de nostalgia que lo envolvía en su abrazo. Aunque su respuesta había sido breve, la carga emocional que llevaba consigo pesaba como un ancla en su corazón.
El rubio captó la incomodidad en la respuesta del joven y decidió no presionar más sobre el tema. Con una expresión comprensiva, asintió en silencio, dejando espacio para que el guardacostas procesara sus propios pensamientos.
―Entiendo ―dijo Taehyung con suavidad, mostrando empatía, una sombra de disculpa se dibujó en su expresión, aunque sabía que sus intenciones habían sido genuinas―. L-lo siento si no debí... ―comenzó a decir, antes de ser interrumpido por la voz de Jungkook.
―¡Oh, para nada! No es para tanto ―respondió Jungkook, sacudiendo ligeramente la cabeza mientras abandonaba su ensimismamiento, poniéndose de pie con cierta determinación en su mirada―. Es una larga historia ―añadió, tratando de explicar de manera breve su situación, para aligerar el ambiente.
El sol dorado pintaba con destellos cada mechón de cabello de Taehyung, mientras este ondeaba al compás de la suave brisa marina que acariciaba la costa. El rubio se había recostado, con la cabeza apoyada sobre sus rodillas, las cuales abrazaba con los brazos, observando a Jungkook con atención, quien fruncía apenas el ceño mientras sus ojos se perdían en el horizonte marino.
Por un fugaz instante, este se volvió hacia él, encontrando su mirada con la intensidad del sol reflejado en el mar y ambos mantuvieron ese contacto visual por un momento que pareció casi eterno, donde las palabras parecieron perderse en el murmullo del mar.
Un rubor tímido tiñó las mejillas del guardacostas, quien desvió la vista con timidez, entreteniéndose con la arena que se filtraba bajo sus pies.
―¿Tienes planes para esta noche? ―preguntó, su voz teñida de nerviosismo, mientras buscaba mantener la conversación con el rubio.
Taehyung desvió la mirada de sus ojos al notar que estaba viendo de más al chico y como si estuviera evaluando sus propios pensamientos antes de responder, una pequeña sonrisa jugueteó en las comisuras de sus labios antes de aclarar su garganta.
―No los tengo, pero me gustaría ―respondió finalmente, su mirada encontrándose con la de Jungkook una vez más, notando cómo sus ojos parecían brillar con emoción al mismo tiempo que sentía un cosquilleo recorrer su cuerpo.
―Haremos una pequeña fogata aquí en la costa, con otros amigos ―explicó Jungkook―. Y no te preocupes por ellos, son un poco... bromistas, pero son buena gente. Te caerán súper bien ―aseguró, con orgullo evidente en su tono y gesto.
―Me encantaría ―respondió Taehyung, con una sonrisa igual de radiante.
Zona de prensa, Seori's Beach
Después de una destacada actuación de Gof en la serie de clasificación, logrando avanzar a la eliminatoria principal del campeonato, este año prometía ser un punto de inflexión en su carrera para obtener una sólida posición en el ranking nacional. Sin embargo, el ambiente se sentía más cargado de tensión que nunca.
―Ha sido un camino largo y desafiante, pero estoy emocionado por lo que está por venir ―Las palabras del azabache resonaron en el recinto abierto de la playa y se ajustó ligeramente el cabello, una señal de su confianza y seguridad que capturó la atención de las luces parpadeantes que iluminaban su rostro con destellos intermitentes, resaltando cada línea de concentración en su expresión―. He estado entrenando muy duro en las últimas semanas y me he sumergido en cada detalle de mi técnica, trabajando incansablemente en fortalecer mi mentalidad. Porque sé que en el mundo del surf, la diferencia entre la victoria y la derrota a menudo radica en la preparación y en la capacidad de mantener la calma bajo presión.
―¿Qué puedes decirnos sobre tus expectativas para esta temporada? ―preguntó uno de los periodistas.
Gof miró al hombre que le había formulado la pregunta, con una chispa de determinación brillando en sus ojos mientras consideraba su respuesta. Sabía que cada palabra que pronunciara sería escuchada por una audiencia ávida de conocer sus expectativas para la temporada que se avecinaba.
―Shoreline ha sido fundamental ―comenzó, su voz resonando con gratitud―. Desde el primer día, el CEO Kim y su equipo han estado a mi lado, brindándome todo el respaldo y los recursos que necesito para alcanzar mis metas. No estaría donde estoy hoy sin su apoyo incondicional.
Con un gesto significativo, Gof desabrochó su chaqueta y destacó la insignia bordada de la agencia, sosteniéndola con orgullo frente a las cámaras que capturaban cada uno de sus movimientos.
―Mis expectativas son altas ―continuó, su tono confiado―. Pero estoy listo para enfrentar cualquier desafío que se presente. Sé que la competencia será feroz y que estaré frente a los competidores más fuertes del circuito, pero confío en mi preparación y en mi capacidad para destacar en los heats.
―Y por último, ¿algún mensaje en especial que quieras dejarle a alguien o para tus seguidores que están ansiosos por verte competir?
Con el micrófono aún frente a él, Gof tomó un momento para considerar la última pregunta.
―Quiero agradecerles a todos por su apoyo inquebrantable ―empezó, su voz resonando con mucha calidez―. Cada uno de ustedes es parte de este viaje conmigo, y quiero que sepan que no tomo su respaldo a la ligera. Cada mensaje de aliento, cada muestra de afecto, me impulsa a dar lo mejor de mí en cada competencia ―Un destello de emoción brilló en sus ojos mientras hablaba, consciente del impacto que sus palabras podrían tener en quienes lo seguían con fervor―. Haré todo lo posible para representarlos de la mejor manera en el agua, y cada ola que surfee será en honor a ustedes, mis fieles seguidores. Gracias por creer en mí, por estar ahí en cada paso del camino.
Y al finalizar su discurso, se despidió de los periodistas con una sonrisa, agradeciendo el apoyo de sus fanáticos mientras se alejaba del estrado y su manager se mantenía a su lado, irradiando una mezcla de satisfacción.
El bullicio de la multitud, la emoción de los seguidores y el clamor de las redes sociales parecían envolver al azabache en un torbellino de atención y reconocimiento. Con una sonrisa amable, se detuvo brevemente para saludar a los fans que se habían congregado a su alrededor, cada uno ansioso por un autógrafo o una foto con su ídolo del surf. Aunque estaba cansado por el día agotador, se tomó el tiempo para expresar su gratitud por el apoyo incondicional que siempre recibía de su fiel base de seguidores.
Sin embargo, en medio de la efervescencia de la atención pública, una periodista se abrió paso entre la multitud, su presencia interrumpiendo la atmósfera festiva.
―¿Qué nos puedes decir sobre la polémica que han surgido en torno a algunas de tus fotos recientes que circulan en las redes? ¿No estabas en una relación con...? ―comenzó la pregunta, pero fue interrumpida bruscamente por el personal de seguridad que la sacó de la fila, silenciándola antes de que pudiera terminar su cuestión.
Una vez alejado del tumulto de la multitud, Gof se adentró en la camioneta que lo esperaba, dejando atrás el bullicio de la zona de prensa y se dejó caer pesadamente en el asiento, sintiendo el agotamiento físico y emocional acumulado a lo largo del día. Mientras el vehículo se alejaba lentamente, el brillo de su sonrisa se desvaneció, dejando a la vista una sombra de preocupación que oscurecía sus ojos.
―Pensé que esas fotos no habían llegado a ser publicadas ―murmuró para su personal, su voz apenas un susurro cargado de ansiedad. Cerró los ojos por un momento, sintiendo el peso abrumador de la ansiedad aplastándolo―. Y ahora, si llegan a manos de Shoreline y Tae... Todo lo que he logrado en mi carrera se irá a la mierda ―concluyó, su tono impregnado de desesperación.
Gof, con la cabeza entre las manos y con el ceño fruncido, no pudo contenerse más. Luego, con un gesto brusco, agarró la camisa de su manager, su mano apretando con fuerza el tejido mientras lo desafiaba con la mirada.
―¡Te dije que debías hacer todo lo posible por sobornar a la prensa! ―gritó, con su voz llena de furia―. Eres demasiado incompetente, no puedo creer que esto haya pasado.
El fuego se resistía a cobrar vida, apenas una llama titilante se alzaba entre las maderas apiladas y Hoseok, con expresión de determinación, sostenía un plato de plástico que había rescatado de una bolsa del supermercado. Con movimientos frenéticos, intentaba avivar las brasas moribundas, desafiando la obstinada resistencia del fuego.
Mientras tanto, Yoongi, con una concentración casi quirúrgica, afinaba las cuerdas de su guitarra y el resto de los jóvenes se congregaban alrededor de la fogata incipiente, llenando el pequeño rincón de la costa con su algarabía. Risas estridentes y chistes improvisados flotaban en el aire, mezclándose con el olor a madera quemada y el sonido del mar rompiendo suavemente contra la orilla.
Jungkook, sin embargo, permanecía al margen del bullicio, con la mirada fija en la pantalla de su celular, sus ojos escudriñando ansiosamente cada mensaje entrante, en busca de alguna señal del rubio que había invitado a la velada y cada vez que la pantalla se iluminaba con una notificación, su corazón latía desesperadamente deseando una respuesta que aún no llegaba.
Hoseok, con el rostro enrojecido por el calor y el humo de la fogata, lanzó una mirada desafiante a Jungkook, quien aún estaba absorto en la pantalla de su celular.
―Jungkookie, deja ya ese celular y ayúdame a reavivar estas pobres llamas. No puedo hacerlo solo ―exclamó, su voz cargada de irritación mientras luchaba con el fuego renuente y el humo que se alzaba no hacía más que irritar sus ojos y nariz.
Jungkook, con una sonrisa traviesa en los labios, levantó la mirada del teléfono y arqueó una ceja en respuesta, levantándose de tronco de madera en el que estaba sentado.
―Te ves gracioso ―bromeó, pero su intento de sarcasmo se desvaneció instantáneamente cuando una chispa ardiente saltó del fuego y rozó su piel, provocando un sobresalto repentino. Instintivamente, dio un paso hacia atrás.
El ceño de Hoseok se frunció aún más, ahora con una pizca de irritación añadida a su expresión.
―¡Vamos, no seas cobarde insolente! ―gruñó, evidentemente molesto por la actitud despreocupada de Jungkook. Su voz sonando más áspera de lo habitual, afectada por el humo que llenaba el aire.
Jungkook asintió con un puchero, abandonando momentáneamente su entretenimiento con el teléfono y se acercó al fuego con cautela, consciente de las chispas que saltaban y del humo que se arremolinaba a su alrededor. Con gestos torpes comenzó a ayudar a Hoseok a avivar las llamas, usando un pedazo de cartón de una de las cajas de cerveza que habían comprado para beber.
―¿Estás bien? ―preguntó, su voz ligeramente preocupada mientras observaba a Jungkook detenidamente, tratando de descifrar lo que pasaba por su mente―. ¿Y qué pasa con Taehyung? ¿Vendrá? ―añadió, cambiando de tema con delicadeza, pero con un atisbo de inquietud en su tono.
Jungkook apartó la mirada, sintiendo el peso de la arena bajo sus pies mientras consideraba su respuesta. Suspiró profundamente antes de responder, su voz apagada reflejando su decepción.
―No ha respondido mis mensajes ―murmuró.
Hoseok frunció el ceño ligeramente, notando su desilusión y con un gesto suave, le dio una palmadita en la cabeza, tratando de animarlo.
―Un buen caballero se ofrece para escoltar al príncipe, ¿sabes? Te faltan agallas ―comentó con una sonrisa ligera, aunque su tono llevaba un matiz de reproche―. No sé ni cómo fuiste capaz de pedirle el número.
Sus palabras provocaron un ligero sentimiento de vergüenza en el joven de cabellos púrpura, ya que sabía que su falta de iniciativa podía haber decepcionado a Taehyung, y eso pesaba en su conciencia. Jungkook chasqueó la lengua, frotándose el lugar adolorido con un gesto de molestia.
―Le llamaré ―declaró finalmente, con determinación, mientras encendía la pantalla de su teléfono para marcar su número. Sin embargo, su expresión se tornó frustrada cuando se dio cuenta de que la señal del teléfono era débil―. Mierda, no tengo tan buena señal aquí ―murmuró con fastidio, mientras caminaba en otra dirección para encontrar un lugar con mejor cobertura.
―Pobre inexperto ―masculló una de las chicas presentes en el grupo provocando una oleada de risas entre los demás.
El cuchicheo se rompió finalmente cuando la voz de Taehyung sonó al otro lado de la línea y Jungkook suspiró aliviado al escuchar su familiar voz, sintiendo un peso levantarse de sus hombros al saber que todo estaba bien con él.
―¡Hola! Perdón por el retraso, llegaré pronto. Me detuve en un pequeño supermercado porque no quería llegar con la manos vacías ¿Crees que un poco de Soju y algunos snacks sea suficiente para todos? No estoy seguro de cuántas personas hay ―ofreció Taehyung con amabilidad, demostrando su consideración.
Mientras tanto, Hoseok, notando la sonrisa en el rostro de Jungkook, se acercó con curiosidad, colocando su oído cerca de la mano que sostenía el teléfono para escuchar la conversación y este se distrajo un poco haciéndole señas para que se apartara.
―¿Jungkook? ¿Estás ahí? ―preguntó Taehyung, notando el silencio prolongado del otro lado y Jungkook tratando de ocultar su distracción con cierta prisa respondió.
―No tenías que preocuparte por eso. ¿Quieres que vaya por ti y te ayude? ―ofreció y el gesto no pasó desapercibido entre los presentes, quienes soltaron risas ante la situación algo cómica que se estaba desarrollando.
Taehyung salió del edificio comercial, llevando en su mano la bolsa de la compra, mientras se dirigía hacia la ubicación que Jungkook le había indicado unas horas antes, en donde se encontraba el grupo.
―No tardaré en llegar, no será necesario ―declaró antes de colgar.
Una vez finalizada la llamada, los presentes se entretuvieron los minutos siguiente entre sí con conversaciones animadas y risas.
La atmósfera cambió drásticamente cuando el joven de cabello rubio apareció en la escena y un silencio se apoderó del lugar, como si la sola presencia de Taehyung detuviera el flujo del tiempo. No era de sorprenderse, ya que su apariencia atractiva dejó a todos los presentes sin aliento.
Jungkook, notando la incomodidad del joven, decidió romper el hielo y se adelantó para ayudarle con las bebidas, su acción poniendo fin al silencio tenso que se había apoderado del grupo.
―¡Chicos, él es Kim Taehyung! ―anunció Jungkook sin formalidades, con una sonrisa―. Kim Taehyung, ellos son mis amigos, Hoseok, Yoongi, Soohyun y la queridísima intrusa de Yerin ―concluyó, señalando a cada uno con un gesto rápido de la mano.
Los demás chicos saludaron amablemente y le dieron la bienvenida a la estrella de la noche. Hoseok, en particular, quien se acercó con entusiasmo y le estrechó la mano varias veces, como si quisiera transmitirle toda la energía que poseía.
Taehyung respondió con una sonrisa igualmente cálida y le ofreció la bolsa de comestibles, mientras se acomodaba junto a Jungkook en el tronco de madera en donde estaba sentado anteriormente.
―¡Wow, esta noche se está volviendo aún más especial de lo esperado! ―exclamó Hoseok emocionado, mientras revisaba la bolsa de bebidas que Taehyung había traído consigo―. ¡Muchas gracias por el Soju!
El ambiente se tornó más relajado y jovial a medida que el grupo se sumergía en la atmósfera de la velada y se deleitaban con la música que Yoongi producía habilidosamente con su guitarra.
Hoseok, siempre rebosante de entusiasmo, extendió hacia Taehyung una brocheta de madera cargada de malvaviscos, un gesto generoso que el rubio recibió con una sonrisa de agradecimiento. Con un ligero rubor de timidez se volvió hacia Jungkook y le ofreció uno de los malvaviscos que había calentado previamente en las brasas de la hoguera.
―¿Quieres? ―preguntó Taehyung, ofreciendo el dulce mientras el calor del fuego iluminaba su rostro y Jungkook asintió, aceptando el bocado con la mano extendida.
―¿Y cuéntanos, Kim Taehyung, qué te trajo a Pearl Cove? ―inició Hobi la conversación, mostrando un genuino interés hacia el rubio, quien, entre mordiscos, se sobresaltó ligeramente ante la pregunta inesperada.
―Oh, necesitaba unas vacaciones ―respondió, tomando un momento para saborear el dulce antes de continuar―. No había tenido la oportunidad de viajar lejos de la agencia en donde trabajo, así que pensé que este sería el lugar perfecto para despejarme del ambiente laboral y relajarme un poco.
―Nos alegra mucho que te haya gustado Pearl Cove. A pesar de ser una zona costera pequeña, el ambiente es más familiar y relajante, ¿verdad? ―inquirió Hoseok con una sonrisa comprensiva.
―Definitivamente ―afirmó Taehyung, mirando hacia el horizonte nocturno iluminado por la luna―. Aun así, hay mucho por hacer aquí. Tienen actividades maravillosas y la costa es espléndida para dar paseos. Incluso las olas son increíbles.
―¿Eres surfista, verdad? Te hemos visto en algunas revistas ―preguntó Soohyun, con la curiosidad pintada en su rostro―. Pareces un campeón mundial o algo así.
Yerin, con un gesto de advertencia, detuvo al joven con una palmada en la cabeza, tratando de evitar que su efusividad incomodara al recién llegado, sin embargo, el rubio solo sonrió con tranquilidad, restándole importancia al comentario.
―Es más un pasatiempo para mí, pero sí, estoy bastante involucrado en ese ambiente deportivo de competencia muy a menudo por mi trabajo ―comentó Taehyung, mientras peinaba suavemente su cabello, desordenado por la brisa marina que soplaba en la costa―. Solo soy modelo para la agencia de mi padre ―agregó después, dejando a todos sorprendidos, quienes expresaron un unísono "ohh" de asombro.
―Y ustedes, ¿Tienen mucho tiempo viviendo por aquí? ―preguntó Taehyung con genuina curiosidad, su mirada recorriendo a cada uno de los presentes mientras se acomodaba un poco más en el tronco de madera en el que estaba sentado, pareciendo interesado en conocer más sobre sus vidas y experiencias en Pearl Cove.
Todos asintieron con una sonrisa mientras Soohyun, con una botella de soju en mano, servía algunos shots.
―Sí, nos conocemos desde que éramos niños. Crecimos juntos aquí en Pearl Cove ―respondió Jungkook con nostalgia en su tono de voz, mientras aceptaba el shot que le ofrecía el joven de cabellos castaños.
―Muchos se han ido a trabajar a la capital, pero los que quedamos aquí seguimos siendo como una familia. Y, por lo general, trabajamos aquí mismo, en la zona costera ―agregó Yerin, adoptando una postura más cómoda al sentarse sobre la arena, disfrutando del ambiente relajado que se respiraba en el ambiente―. Así que ¡Salud por los que estamos!
Taehyung abrió los ojos ligeramente sorprendido y les felicitó por el gran trabajo que hacían manteniendo el lugar tan animado y acogedor.
―¿Cuánto tiempo piensas quedarte? ―preguntó el joven de cabellos púrpura después de beber el licor, apoyando su brazo en su rodilla y recostando la cabeza mientras lo miraba fijamente a los ojos.
Taehyung tomó el pequeño shot y lo giró entre sus dedos nerviosamente, evitando el contacto visual con el joven que le miraba.
―Yo... aún no lo sé ―susurró, dejando escapar una respuesta que dejaba entrever su incertidumbre y sus propias dudas, pero aún así una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
Sin embargo, al finalizar el movimiento y alzar la vista, se encontró con esos destellos intensos que parecían salir disparados de sus ojos y una chispa de sorpresa recorrió su cuerpo cuando sintió la mano de Jungkook tomar la suya repentinamente, un nudo se formó en su garganta ante el gesto.
―¿Sigues herido? ―preguntó Jungkook, frunciendo el ceño mientras examinaba la pequeña venda que cubría la herida en la palma de la mano de Taehyung, ahora empapada de un poco de sangre. Su mirada alternando entre la venda manchada y el rostro de Taehyung, buscando alguna señal de dolor o malestar en su expresión.
―Solo me lastimé un poco esta mañana mientras limpiaba una copa de vidrio que se me cayó, no es algo grave ―respondió, tratando de restar importancia al incidente. Sin embargo, el gesto preocupado de Jungkook hizo que sintiera un ligero nerviosismo al ser examinado de cerca, pero la calidez de su mano hizo que se relajara un poco.
Los demás jóvenes observaban la escena casi boquiabiertos y parapetados en sus lugares, con los ojos fijos en Jungkook. E Incluso Yoongi, por lo general absorto en su música, detuvo su interpretación, mostrando un interés inusual en lo que estaba sucediendo.
Era como si el ambiente se hubiera cargado de electricidad, y todos estuvieran esperando ansiosamente el próximo giro dramático.
―Solo somos un mal tercio aquí ―comentó Yoongi con una pizca de humor, rompiendo el silencio con una observación sarcástica mientras sostenía su guitarra, que ahora parecía un poco apachurrada. Hoseok, consciente del ambiente, simplemente le hizo una señal para que continuara tocando su música, deseando mantener el ambiente romántico y distendido entre aquellos dos, aunque quizás un poco distorsionado por el efecto del alcohol en sus percepciones.
―Volveré enseguida ―pronunció el joven de cabellos purpura, dejando al rubio por un instante mientras salía rápidamente de la escena, dejando un vacío momentáneo en el ambiente.
Y después de que Jungkook se retiró, las miradas de los presentes terminaron posándose en el rubio, quien ahora sintió el peso de todas las miradas sobre él. Comenzó a tambalearse ligeramente, siguiendo el ritmo de la música que Yoongi producía con su guitarra, como si intentara disimular su incomodidad con movimientos casuales.
―¿Quieres otra bebida? ―ofreció Hoseok, con una ligera embriaguez en su tono, extendiendo una botella hacia Taehyung, quien aceptó la oferta con gusto―. Es un buen chico ―añadió con una sonrisa de complicidad, guiñándole un ojo.
Pero antes de que los demás pudieran dar una respuesta, Yerin, cuyo discurso ya estaba un tanto influenciado por el alcohol, interrumpió levantando su copa de soju en un brindis.
―¡Lo dejamos en tus manos! ―exclamó.
―¿A qué se refieren? ―preguntó el rubio, ligeramente burlesco, pero con intriga en su voz y su risa, aunque suave, llevaba un matiz de incredulidad.
―Es mi chico preferido, así que, si te lo llevas, no lo lleves muy lejos ―declaró Hoseok, sentándose a su lado y dándole unas palmaditas de manera afectuosa mientras le entregaba la bebida, tratando de explicar la situación.
Taehyung parpadeó varias veces, un tanto confundido.
―N-no es lo que piensan ―aclaró rápidamente, su voz un poco entrecortada al darse cuenta de la insinuación―. Lo que pasa es que yo ya... tengo pareja.
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