❀; Twenty Seven.

Lo llevó una vez más a su casa, porque sabía que de alguna manera u otra el menor terminaría ahí, en aquel lugar que antes de Seungmin, no significaba mucho más que un simple departamento para estar y dormir, sin embargo, ahora era el espacio perfecto para pasar tiempo con él.

— ¿No crees que sería mejor que vaya a casa de Felix?— Preguntó dudoso mientras entraba temeroso.

A los orificios nasales de Seungmin llego el riquísimo olor a jazmines que se encontraba instalado en toda la casa, lo raro era que el no veia ninguna flor de este ni de ningún tipo en la casa de Hwang.

— Si te quieres ir, lo entenderé y te llevaré a casa de Felix, solo dímelo.

— No me quiero ir.

Como si se conocieran de toda la vida y a causa de la confianza que formaron en tan poco tiempo, Hyunjin se animó a rodear con sus brazos a Seungmin en un abrazo sin forma, pero que significaba mucho.

Soltó una risa cuando se aseguro que a Seungmin no le molestaba tal atrevimiento y lo arrastró hasta el sillón. No existe manera alguna de explicar las posiciones finales, solo describirlas; Hyunjin apoyado en uno de los extremos del sillón con sus largas piernas estiradas en toda la longitud del mismo, y Seungmin en medio de ellas. Ambos miraban para el mismo lado; una pared vacía color gris en la que se podían deducir miles de formas. La cabeza del más bajo estaba apoyada en el pecho de su juez y éste osó sin miedo de jugar con su pelo.

Seungmin continuaba triste, mas su estado de ánimo en ese mismo momento era muchísimo mejor que el del avión. El silencio del castaño no lo hacía sentir mal ni lo incomodaba, uno de los gustos de Seungmin que conocía a la perfección era que amaba el silencio tanto como él, y que si no hablaba, no era porque algo no vaya bien, sencillamente así era su manera de ser. Por otro lado, recordar aquel hecho solo hacía que Hyunjin se quisiese golpear a sí mismo por todas estupideces que cometió, logrando el decaimiento de tan lindo niño. Definitivamente no se equivocaba cuando se dirigió a sí mismo como la peor basura que existe. Ahora mismo no encontraba la manera de hacer que Seungmin sonriera.

— Sabes, tengo una presentación de baile y actuación en dos o tres semanas, todavía no se define la fecha.— Le comentó con un nivel de voz muy bajito. —Estaba pensando que quizá podrías venir a verla, sería bonito verte entre los espectadores. De paso invitas a Changbin y Felix, seguro ellos también quieren asistir.

— Sería genial verte en otro ámbito con una expresión diferente a la de tu típica cara de aburrido o de burla.— Le confesó sin pensar.

— ¿Crees que mi cara es aburrida?— Lo tomó del cuello e hizo que al revés, se mirasen a los ojos. —Porque a mí me gusta mi cara y la tuya en todo momento. Mi favorita es cuando recién te levantas, esa es muy Seungmin.

Las mejillas rojas del menor solo daban cuenta de que no estaba acostumbrado a que le dijeran cosas bonitas, ya que Seungmin no era de avergonzarse por cualquier cosa, no obstante, al más mínimo halago o cumplido, se ponía tan colorado como un tomate. También se veía adorable de esa manera.

— ¿Solo escuchaste cuando dije que tenías la cara aburrida?

— Sí.

— Tonto.— Sonriente, el castaño negó con la cabeza.

Hyunjin se sintió hecho, el humor del pequeño poco a poco empezaba a cambiar y no existía nada más reconfortante que eso.

— No hablamos de cómo me fue en la prueba de hoy.— Le recordó, aunque el más alto solo quería evitar el tema.

— No es necesario, sabes que la has pasado.

Simplemente era mejor no hablarlo, tenía presente que el decaimiento de Seungmin se debía a que lo hizo recordar cosas dolorosas del pasado. Desconocía todo lo que ocultaba esa tristeza, pero incluso así era capaz de notar cuán difícil era para el más bajo.

— Pero yo quiero saber de qué se trataba la prueba. Vamos, dime.— Insistió y comenzó a dar pequeños saltitos en su lugar.

— ¿Seguro?

— Muy seguro.

Sin muchas ganas, inhaló y exhaló aire. Comenzaría con esas ideas que se le ocurren solo cuando se trata de Seungmin.

— La idea de hacer una obra divida en dos viene de la idea de lo bueno y lo malo. Las cosas que nos importan se dividen en dos grupos; las que nos gustan y las que no. De un lado, te hice dibujar lo que más te gusta, que en tu caso se trató de una composición de pinceles, acrílicos, hojas escritas, brillantinas, trapos manchados de pintura, y demás, todo coloreado con rojo, azul noche, blanco, negro y marrón, los colores que casi no usas para tus obras. Y por el otro, lo que menos te gusta, que extrañamente se trató de una cinta de vídeo con un fondo de puras polaroids, realmente no sé qué signifique, pero eso fue lo que elegiste, y como te dije, no te pediré explicaciones. Para darle el toque, le diste vida con esos colores que siempre veo en ti; lila, amarillo, verde, rosa, celeste y creo que también había naranja. La idea de todo esto fue más o menos la representación de la realidad; no existe la perfección, y por eso, aquello que amas con todo tu ser siempre va a tener algo malo, es por esa razón que todos tus materiales de trabajo están manchados por los colores que más odias. A su vez, eso que odias no es completamente malo y como consecuencia, puedes ver ese lado bueno en los colores. El punto es que nunca debes esperar que todo sea malo o todo sea bueno, sería como una versión en arte del yin y el yang. Ahora, todo esto lo hicimos en aire, porque quería que tuvieras una experiencia aparte, es decir, si todo ésto lo hubiéramos hecho en tierra, hubiera sido aburrido y poco creativo, yo quería algo más, y se me ocurrió que quizá nunca antes habías hecho algo verdaderamente artístico e importante en un avión, así que pensé que lo mejor sería que hicieras tu obra en el aire. Más allá de todo, lamento mucho haberte hecho daño prácticamente obligándote a revivir recuerdos que te duelen, no pensé todo claramente, así que me disculpo.

Silencio otra vez.

Lo único que se le venía a la mente a Seungmin era que Hyunjin simplemente pensaba demasiado o bien solo era un genio que traía fantásticas ideas en tan poco tiempo.

La mano de Hyunjin continuaba con sus movimientos en el pelo de su compañero de sillón, y el pequeño poco a poco cerraba sus ojos, producto del cansado día. Nada más que eso, no era necesario nada de nada.

Quién lo diría, Hwang Hyunjin pensaba en alguien más que en su propia existencia. Sorprendería y divertiría a mucha gente si se animaba a contar que el mismo bailarín de carácter fuerte y egoísta se preocupaba por ese niño sensible que poco podía ofrecerle. Sin embargo, todas esas personas jamás sabrían que el vicedirector del Museo Nacional de Artes Visuales no esperaba más que una sonrisa de Seungmin para seguir, para sentirse bien consigo mismo.

— ¿Quieres dormir conmigo arriba o te preparo la habitación de huéspedes?— Le preguntó al notar cómo los lindos ojitos del pequeño se cerraban en contra de su voluntad.

— ¿Me veo como un huésped?

Sin esperar otra palabra, lo alzó en sus brazos y en esa posición caminó por las escaleras directamente a su habitación. Cuando estuvo cerca de la cama, lo acomodó delicadamente, pues el chico ya estaba dormido, lo tapó bien para que no tuviera frío y se encaminó a acostarse a su lado. Sin embargo, en ese preciso instante recordó que nadie le había avisado nada a Felix acerca de dónde estaba Seungmin ahora. Preocupado, bajó por las escaleras corriendo a buscar su celular y llamarlo; contestaron al primer tono, pero no fue el pecoso quien contestó, sino Changbin.

Dime que está contigo.— Le dijo con la voz diferente, totalmente serio

— Sí, está aquí, en mi departamento. Ya se durmió.— Le confesó.

El suspiro del otro lado de la línea le indicó que quizá debería haber llamado un poco más temprano.

¿Sabes todo lo que tuve que hacer para que Felix no enloqueciera y fuera a buscar a Seungmin a tu casa hecho una furia?

— Lo siento, no pensé que se enojaría tanto. De verdad se nos olvidó avisarles.

El exagerado suspiro de Changbin se oyó al otro lado de la línea.

Se enoja porque sabe cuán egoísta eres y todas las veces que pisoteaste gente que ni siquiera conocías. Ese niño tuvo muchos problemas, dejalo en paz de una buena vez, solo lograrás lastimarlo.

Las palabras de su amigo no estaban fuera de la realidad, aunque no por ser verdad no dolían. Nadie lo sabía, pero él era una persona distinta cuando Seungmin lo rodeaba, un Hyunjin que ni él conocía, mas le encantaba, se trataban de otras sensaciones, otras maneras de actuar y nuevas experiencias jamás vividas. Para Hyunjin, Seungmin significaba una nueva vida, una mejor.

— Tienes razón en todo lo que dices, pero te aseguro que Seungmin no es un juego.

¿Y se supone que yo debo creerte? Vamos, te conozco y tú a mí.

— Aja.— Lo corto Hyunjin. Discutir era una causa perdida.—Dile a Felix que Seungmin está bien. Mañana, cuando despierte, lo llevo a su casa.

Un poco enojado, cortó la llamada, ya que de otro modo, hubiera terminado discutiendo con Changbin, y esa no era la idea de la llamada, mucho menos disfrutaba pelearse con un amigo, eso era caer bajo.

Caminó con el ceño fruncido hasta la habitación, y al entrar, toda esa aura de enojo, frustración y molestia desapareció al ver ese ángel durmiendo en su cama, con la respiración pausada y las manos metidas debajo de la almohada. Con cuidado, se unió a él, y lo abrazó fuertemente, pegándolo a su pecho.

— ¿Habrá algo más hermoso que tenerte entre mis brazos, en mi cama, SeungSeung?— Interrogó en un susurro casi inaudible.

Pero el inconsciente de Seungmin siempre estaba activo, producto de las pesadillas.

— Sentir tu respiración en mi cuello de seguro.— Le respondió pegándose más a él, como si fuera posible.

Rogaban que todas sus noches fueran así de ahora en más.






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¡Hola, perfecciones!

HASTA YO ESTOY FANGIRLEANDO CON ESTE CAPÍTULO, LPM. ME ENCANTA, AY.

Les cuento que todas las ideas de las pruebas nacen de mi tonta y voladora mente, por si les gustan o si las odian, ahre.

Nos leemos luegO.

— D a n o n i n o .

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