❀; Thirty Two.

Entendía que las personas no confiaran en él cuando quería ayudar a alguien pues siempre había sido un completo idiota con todas ser a su alrededor, claro que lo comprendía, sin embargo no aceptaba el hecho de que se lo menospreciara o se lo rebajara al punto de tratarlo como si fuese una basura. Su orgullo era muy grande y hasta sagrado. No permitiría jamás que intenten pasarlo por arriba, y justamente eso había hecho Felix por esa comunicación telefónica.

Su móvil sonó y se emocionó al pensar que podía tratarse de Seungmin. Triste al ver que era un mensaje del compañero de casa del pequeño, abrió el chat, todavía irritado por lo vivido minutos antes.

   El nombre de la psicóloga
   de Seungmin es Park Jihyo.
   Agradécele a Changbin
   cuando puedas.

Estratégicamente optó por no contestar, sabía que Felix no esperaba respuesta alguna. En ligar de escribir al pecoso, se ingenio en la mente los muchos tipos de agradecimientos que podría implementar con relación a Changbin, quien seguramente contribuyó a que su novio le pasase ese anhelado nombre.

Buscó su computadora y aún con el pantalón de pijama, la apoyó sobre sus piernas. Se hallaba impaciente por encontrar respuesta, por lo que sin perder tiempo, introdujo el nombre de aquella mujer en el buscador de internet y al instante le salió su número de contacto así como el lugar donde se encontraba trabajando en la actualidad. Sin dudarlo, tomó su celular e intentó comunicarse; la primera llamada fue totalmente fallida, no obstante en la segunda logró por fin el primer paso del plan.

Hola, Sanatorio Privado de Seúl. ¿En qué puedo ayudarlo?

Al parecer quien había recibido su llamada era una de las secretarías del establecimiento, su voz monótona expresaba claramente su aburrimiento.

— Hola, soy Hwang Hyunjin y quisiera pedir una cita para esta semana en el sector de psicología, mas específicamente con la señora Park Jihyo, por favor.

Se escucharon los ruidos de las teclas y como una bombilla absorbía el final de algún vaso. La persona que lo estaba ayudando era rápida moviendo sus dedos en la computadora y al cabo de unos cuantos segundos, su voz a través del celular volvió a ser percibida.

Tenemos disponible para dentro de dos semanas únicamente. Sepa disculpar, los servicios de la señorita Park son muy solicitados.

Había una carta que todavía no jugó y que tampoco pensaba usarla, pero dada la situación y con pocas ganas de continuar con una conversación que no iría a ningún lado por más que insistiera, lanzó su as debajo de la manga.

— Estoy pidiendo una cita para Kim Seungmin, seguramente para él tenga tiempo.

¿Kim Seungmin, dice?— La chica parecía reconocer el nombre. —Aguarde un momento, por favor.

El tiempo para Hyunjin no era nada realmente, todos sus días eran iguales, siempre y cuando se excepcionen los días que se dedicaba pura y exclusivamente a Seungmin, ahí sí venían las cosas distintas o quizá cuando iba a las prácticas o daba alguna función en el teatro, pero fuera de todo eso que le encantaba, su rutina siempre era lo mismo y por esa razón no le importaba perder el tiempo en lo que sea. Sin embargo, debía admitir que el nerviosismo que sentís por no obtener esa cita lo carcomía.

— Hola, ¿sigue ahí, señor Hwang?

— Sí, aquí estoy.

¿Para qué día y a qué hora prefiere la cita?

Sonrió con orgullo. Prontamente tendría muy buenas noticias para el pequeño al que daba clases de arte.

Arregló absolutamente cada uno de los detalles para que Seungmin se encontrara con su psicóloga. Su estado de ánimo mejoró muchísimo luego de ese conseguir lo que le prometió al pequeño, se encontraba feliz, completo. Imaginó a Seungmin en unos meses, en una situación mejor y se dejo llevar por esa fantasía no tan lejana. Reflexionó este último punto durante bastante tiempo mientras estaba acostado en el sillón de su casa, aburrido; quizá la personalidad de Seungmin era esa, alguien tranquilo, serio y de pocas palabras, mas descartó esta idea después de considerar otros aspectos como su emoción al cantar canciones de su banda favorita, tampoco era callado si se trataba de hablar de sus gustos. Una serie de actos que pudo presenciar le hacían dar cuenta de que el castaño escondía alguien en su interior que también formó parte de él en algún momento y que seguía vivo.

Hyunjin reviviría al viejo Seungmin.

Después del almuerzo tenía que ir a las prácticas finales en el teatro ya que faltaban pocos días para mostrar el resultado final frente a mucha audiencia. Moría de ganas de ver a Seungmin entre los espectadores, aspiraba a mostrarle otro lado de él mismo, uno que pocos conocían. La idea era enseñarle al más bajo que existía otro Hyunjin aparte del que veía a diario, uno apasionado, desconectado de su alrededor y con otro tipo de arte distinto al suyo, pero igual de mágico de admirar lo emocionaba como nunca nada antes lo hizo.

Decidió que ese dia queria caminar por lo que, con tiempo, cambió sus ropas a unas un poco más deportivas, acomodó en su mochila todo lo necesario y bajo por el ascensor, saludo al conserje y paso a paso, no tardó mucho en llegar a su destino. Al entrar al establecimiento lo primero que hizo fue dirigirse directamente al escenario y subirse a este. En cuanto lo notaron, varios bailarines se le acercaron a saludar y preguntarle qué tal su día, a lo que solo respondía con un "esperando una llamada o mensaje de alguien", intentando jugar al misterio entre sus compañeros.

Probablemente no lo admitiría en voz alta, pero escuchaba como su mente le gritaba lo mucho que extrañaba mucho a Seungmin, sin contar que no había pasado ni un día desde que lo vio por última vez. Aún persistía la sensación de sus labios sobre la suave piel de sus mejillas o las cientos de corrientes eléctricas que le recorrieron el cuerpo justo en el momento en el que Seungmin pegó sus labios a su cachete de manera torpe, pero muy tierna. Todo en ese chico era tan lindo de admirar que no había forma de que Hyunjin encontrase una imperfección en él.

Fue un trago bastante amargo el hecho de haber cometido varios errores en la misma práctica, no importaba si en líneas generales le salía bien él debía hacerlo perfecto. Los nervios lo agobiaban, era su primera siendo el bailarín principal de la performance, lo emocionaba y a la vez lo alteraba todo eso que le podría pasar arriba del escenario, no era capaz de asegurar que estaba listo para ser el personaje principal. Es decir, si lo hacía bien, sería aplaudido y admirado por todos los presentes, pero si lo hacía mal, se convertiría en el ridículo y en la vergüenza de todo su equipo, no se vería capaz de volver a subir donde ahora mismo se hallaba de pie, por lo que daba todo cada vez que se juntaba con los demás miembros del elenco.

Más allá de todos esos pensamientos negativos, estaba dispuesto a darlo todo por ser un buen representante, por ellos.

La tarde llegó a su fin cerca de las siete, casi ocho. Corrió a mirar las notificaciones de su celular, ignorando la mayoría, buscando una en específico, mas no la encontró, y eso se reflejó en su cara, cuando su cejas bajaron y en su boca se formó una línea.

— ¿Problemas en el paraíso, Hyunjin?— Le preguntó Eunmi mientras bajaba del escenario. —No olvides que aquí estoy yo si la idiota con la que te hablas no te da la atención necesaria.

Eunmi era la bailarina principal del elenco y su acompañante, la más bella y delicada entre todos los presentes, mas perdía su gracia cuando se trata de hombres, o más bien, cuando se trata de Hwang. Si era verdad que ambos salieron un tiempo, hasta podría decir que fue divertido, mas estaba totalmente terminado, ya no existía y esperaba que algun dia la chica pudiera ver esa realidad así como el lo hacia.

— Paso por hoy, gracias.

Y sin más, tomó su bolso y caminó hasta la salida, metiéndose en su auto rápidamente.

El día había sido largo, y su noche lo sería aun más sin Seungmin entre sus brazos.

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¡Hola, perfecciones!

No saben, está lloviendo afuera y es re lindo para escribir mientras escucho mi playlist de sad songs.

Nos leemos luego~.

— D a n o n i n o .

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