❀; Thirty Four.

Para entrar debía tocar el timbre claramente, normal y cotidiano, sin embargo nunca pensó que una acción tan común lo impactaría tan sorprendente. 

Lo conmocionaba la imagen enfrente y podía jurar que era la más fea que pudo haber visto en su vida: Seungmin desalineado, con los ojos hinchados y ojeras debajo de los mismos. Quien se encontraba delante de él no era el mismo Seungmin que le hablaba de arte, que se vestía bien incluso teniendo dos prendas o el que cantaba tan melódicamente canciones de Day6.

¿Dónde estaba el Seungmin que él conocía y que tanto disfrutaba?

Al verlo, el más bajo intentó cerrar la puerta para impedirle el paso, mas no hubo caso, Hyunjin ya estaba dentro de la casa. Fue tomado por por sorpresa ya que realmente si hubiera sabido que la persona que estaba llamando a la puerta se trataba de él, no se hubiera molestado en mover ni un solo músculo de su cuerpo.

Como un niño, intentó correr a su habitación y otra vez intentar encerrase, y una vez falló, a fin de cuentas, él vivía pegado a su cama, diferente al caso de Hyunjin que es bailarín, por lógica le ganaría.

Apenas Hyunjin dio un paso más cerca de él, explotó como solía hacerlo cada vez que la desesperación era más fuerte que él.

— ¡No te acerques!— Chilló.

Fue un susto importante escuchar esas palabras pronunciadas por el artista, pero aun así, en su mente buscó de calmar las aguas.

— Soy yo, Hyunjin.— Intentó tranquilizarlo como aquella vez en la que se encontraba muy mal y él fue la única persona que estuvo. —Vine a verte, Seung.

— No, no. ¡Tienes que irte!

Era como si estuviera sufriendo un ataque de pánico o algo parecido, de momento para otro, sin explicación. Para ser sinceros, Hyunjin no sabía cómo definir la crisis nerviosa por la que estaba pasando el pequeño, mas era obvio que se trataba de una muy severa, jamás había visto a alguien pasar por algo igual a lo que estaba presenciando.

Su corazón en algún momento comenzó a palpitar con rapidez y también estaba algo asustado. Su interior dolía y la situación se agravaba a medida que los segundos corrían. Lo peor era no encontrar la manera de calmarlo mientras el tiempo lo ahorcaba. Sentía como si el castaño tuviera miedo de él, incluso cuando nunca se mostró agresivo frente a él. Era débil ante Seungmin, incapaz de llevar a cabo un acto de maldad si sus ojos eran los espectadores, mucho menos lo heriría a él.

Esa habitación y todo lo que los incluyera lo estaban volviendo loco.

— Pero, ¿por qué, SeungSeung?

Hyunjin se mantuvo en su lugar, pensó que si trataba de acercarse, todo empeoraría, si eso era posible.

— ¡No me llames así!— Agitó sus manos en el aire, totalmente histérico. —¡Tú solo quieres hacerme daño engañándome!

Las lágrimas salían con fuerza, el tono de los gritos era alto, la desesperación un gran problema, y entre tanto revuelo de emociones, Hwang actuó instintivamente y como mejor lo creyó; se acercó rápidamente a Seungmin, lo tomó de las muñecas y ambos cayeron en la cama, Hyunjin sobre el de menor altura, casi cubriendo todo su cuerpo con el suyo. Aplicó su mejor cualidad; generar miedo, y ganó como suele hacer, controlando la situación o por lo menos algo parecido.

Las cosas se empezarían a hacer de la manera en que Hwang Hyunjin creía.

Los gritos cesaron, las lágrimas se detuvieron y lo único que indicaba que Seungmin seguía con vida era su acelerada respiración. En ningún momento intentó luchar, como si esperara aquella reacción por parte del pelinegro.

— Mírame, no estoy jugando.— Le dijo bajito y lo suficientemente claro. —Te vas a calmar y me contarás qué te pasa, ¿queda claro?

Seungmin asintió frenéticamente antes las palabras de su juez.

Quedaron unos minutos en esa posición, mirándose, con el supuesto propósito de que Seungmin se calmara y dejara atrás esos arranques de locura que sufría.

Delante de los ojos del pelinegro se encontraba recostado un castaño que hacia que su cabeza volara a muchos kilómetros de la realidad, pero que nunca abandonaba la conexión que existía entre ellos, esa indestructible y tan fuerte, prácticamente incontrolable. Sus cabellos alborotados producto de su locura, sus ojos hinchados y colorados, sus mejillas húmedas también en tonalidades rosas, sus labios rasgados y secos eran evidencia del peor lado de Seungmin y que, a la vez todo eso conformaba la obra de arte que Hyunjin veía en el artista.

Nada ni nadie es perfecto y Hyunjin y Seungmin lo saben más que nadie lo sabe.

Al cabo de un rato, cuando ya ni aire transitaba por esa oscura habitación, Hyunjin fue levantándose lentamente del lugar que ocupaba sobre el cuerpo de Seungmin, le soltó sin prisa las muñecas que en realidad nunca apretó con fuerza y nunca perdió el contacto visual con el mismo, dejándole en claro que el soltarlo no significaba que iba a desistir de su idea de tener el mando.

— ¿Mejor?— Consultó cuando ya estuvo completamente de pie.

No quería hablar y tampoco tenia en mente hacerlo. Seungmin se negaba a abrir la boca, y a causa de eso la única manera que encontró de decirle que sí fue cerrando los ojos lentamente y abrirlos dos segundos luego, para seguir mirando al techo, perdido.

— Quedamos en que me contarías qué te pasa.— Siguió ignorándolo, en partes para hacerlo enojar. —Te estoy hablando, Seungmin.

— No quedamos en nada.— Le soltó de repente. —Tú sencillamente me redujiste en contra de mi voluntad, y prácticamente me obligaste a que te dijera que sí, ¿acaso no sabes que las personas mienten cuando están asustadas?

— Y cuando están enojadas también.

Comprendía que con la negativa por parte del castaño, poco avanzaría en todo eso que no le contaba, tendría que ir de a poco de dejar la violencia y su severo tono de lado por un momento y adaptarse al ritmo del pequeño.

Con sigilo se acercó a la cama y se recostó al lado del mismo chico que hace un rato gritaba como si no hubiera mañana, no obstante ahora solo respiraba pausadamente, con los ojos en las manchas del techo. El silencio reinaba en ese reducido espacio lleno de secretos y malentendidos.

— ¿Por qué no respondes mis llamadas, Seung?— Otra vez volvían al tono bajito.

Todo ambiente se vuelve más ameno si las personas involucradas se expresan entre susurros y tiempos muertos de por medio.

— Porque no quería.

Seungmin seguía hablando altanero, pero eso no le importo a Hyunjin. Lo que sí no pudo dejar pasar fue el intento de darle la espalda en esa cama, estaban hablando y ese fue un acto muy insolente de su parte. Con un agarre en su brazo lo mantuvo donde estaba, se miraron con enojo, pero solo quedó entre sus ojos esa conversación.

— ¿Por qué? No lo entiendo. Te traje aquí bien hace dos días, te despedí con un beso en la mejilla, yo, Hwang Hyunjin, y de la nada, tú de un día para otro intentas evitarme a toda costa, no concuerda.

Seungmin esta vez se dio vuelta para el lado del pelinegro y mostrando una especie de sonrisa que transmitía maldad, pintada en su rostro, una que el más alto no quería ver en él ni nunca imaginó que sería posible ver esa mueca, por lo menos en el pequeño. El que Hyunjin se haya autonombrado solo empeoró en algún sentido las cosas.

— Si quieres engañar a alguien para continuar con tus sucios juegos, mínimamente deberías cambiar de nombre. El de Hwang Hyunjin ya tiene demasiados antecedentes, mucho para contar y poco que confiar.

— Entiendo que me estás induciendo al porqué de todo, pero realmente no te gastes en las mejores indirectas, soy realmente malo captándolas.— Confesó con gracia, como si el ambiente no fuera pesado. —Mejor ve al grano.

— Okay.

Tomó su celular y clickeó el nombre que en realidad nunca debió haber buscado, ya que de de otra manera, no se encontraría tan... así. Era tan complicado describir a Seungmin en una sola palabra, porque no era ni una víctima ni un victimario, estaba dolido, pero también exageraba, tenia sus razones para vivir de esa manera, mas por otro lado Hwang poco tenía que ver.

En cuanto los resultados empezaron mostrarse en cantidad, Seungmin le pasó su celular a Hyunjin para que viera y entendiera qué estaba pasando, que entendiera que la razón de sus actos tenía raíz y justificación. Aunque había detalle que el menor obviaba, y era que Hyunjin no conocía todo sobre él, y como consecuencia a ese secreto, jamás podría entenderlo al cien porciento.

La cara del pelinegro era un chiste si se lo tomaba cómicamente, mas no era la ocasión. Se encontraban más para llorar que para reír, desafortunadamente.

— Ahora entiendo cuando muchas personas me dijeron que me alejara de ti, que solo jugabas con las personas a tu antojo y que no podías tener sentimientos para nadie.— Torturó con su voz grave. —Dame mi celular y vete mi casa.

— Seung... Yo te puedo explicar, de verdad.— Rogó a la vez que se reincorporaba en la cama.

— Claro, puedes decirme qué tipo de planes tenías para mí.— Le dijo con amargura, sentándose. —¿No entiendes que no me encuentro bien mentalmente, que ya estoy usado, que soy un juguete viejo? ¿No sabes que ya pasé por todo ésto? ¿Que ya sufrí la peor humillación de mi vida?

— Pero Seung, no es así...

— "Creo que me gustas"— Repitió en el tono que utilizó el más algo en aquella confesión. —¿Crees que soy idiota? Esa mentira ya me la ha dicho alguien más.

— ¡No estaba mintiendo!

Sabía que producto de los nervios contaría su secreto mejor guardado, y ya no había caso, luego de eso Hwang se alejaría y quizá así podría volver a empezar después de haber perdido el tiempo durante casi un mes.

Ya estaba ahí, ¿por qué no hundirse un poco más?

— ¿Querías reírte de mí? ¡Te contaré! De esa manera podrás ir a contárselo a todo el mundo, para que se burlen junto a ti de mí.

— No quiero que me cuentes nada.

Mentira. Sí quería oír todo lo que decía, anhelaba saber sobre absolutamente todo acerca de Seungmin, y luchaba contra su egoísmo por no dejarlo seguir hablando, porque no debía enterarse de esta manera tan cruel, y por más que se tirara encima de él otra vez, él continuaría con su cometido.

No había vuelta atrás.

— ¡Callate!— Se encontraba fuera de sí, nuevamente. —¿Recuerdas mi última pintura? La hermosa cinta de vídeo y mis polaroids, tan lindas... Fueron gran parte de mi relación con Sehun, ¿te acuerdas de él? Fue quien me provocó un ataque de nervios en aquella fiesta.— Cerró sus ojos, como si estuviera intentando alejar todos esos malos momentos. —¿Sabes por qué dibujé todo eso?

— No lo sé ni quiero.

Pero Seungmin no escucharía.

— Fui víctima de sexting, Hwang Hyunjin.— Confesó finalmente. —Sufrí la peor exposición que puede pasar alguien. Le entregué mi virginidad a un idiota que tuvo la maravillosa idea de mostrar fotos y un vídeo mío a toda la escuela. Sehun me robó mi dignidad, mi estabilidad mental y ganas de vivir por mucho tiempo.— Se dio vuelta, no quería mirarlo, sentía vergüenza. —Ahora sí puedes ir a reírte de mí afuera.

Empezó a llorar una vez más, esperando escuchar la puerta cerrase, pero en vez de eso, sintió un abrazo, uno que necesitaba como ningún otro.



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¡Hola, perfecciones!

Si me quedó medio para el orto el capítulo, sepan disculpar.

Nos leemos luego~.

D a n o n i n o .

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