O4

Universo moderno

Apretó sus puños y dientes con fuerza, era algo que aprendió a hacer últimamente cuando Reiner hacia algo que le disgustaba. Se mentía a sí mismo diciendo que era porque no sabía discutir con nadie, pero la realidad es que no quería expresarse así con él, porque le amaba y no podía arriesgarse a decir cosas insensibles solo por dejarse llevar.

-¡Berthold!- le grito a sus espaldas. Ignoró el llamado. -¡¿Estas herido?!

Si lo estaba o no, la furia debía estar cegando por completo su dolor físico, porque lo único que podía sentir era su sangre hervir.

Llevaban bastante tiempo sin salir de vacaciones juntos, porque su novio había estado distante con él. Así que cuando Reiner le propuso ir a acampar a una bahía, no pudo disimular su alegría y aceptó sin discutirselo.

Habían rentado una cabañita cerca de la orilla para pasar la semana. El lugar era muy tranquilo y los lugareños eran muy amables.
Su atractivo principal eran las pequeñas islas a las que podías llegar con facilidad en lancha. Ellos retaron una para su estadía en el lugar, luego de que les asegurarán que no se corrían ningún riesgo por las aguas poco profundas y de que les indicaran como llegar.

Esa mañana Reiner lo hizo madrugar para salir desde temprano en la lancha. Le extraño, pero no replico.

La lancha se alejo tanto que Berthold empezaba a dejar de ver la playa lo lejos, lo que no era buena señal puesto que las islas se alcanzaban a ver desde la orilla y suponía que era igual estando en alguna.

Ya ni siquiera preguntó nada cuando fue obvio. Reiner los estaba llevando a un lugar aún más lejano. Pidió regresar pero le repuso diciendo que sabía lo que hacía.

Ahora estaban quien sabe dónde luego de que perdiera el control de la lancha cuando las olas se hicieron más fuertes tirándoles al agua.

Nunca había aprendido a expresar su enojo. ¿Cómo lo haría ahora bajo todas las circunstancias en las que se hallaban?

-Berthold ... Por favor, me preocupas mucho- dijo Reiner acercándose más.

-Estoy bien. No tienes que preocuparte- respondió cortante sin voltear.

-Casi te ahogas, por favor permiteme estar cerca. No es momento de estar separados.

Se giro para quedar frente a Reiner cuando lo sintió muy cerca. Tenía los ojos vidriosos y no tardó en abrazarlo.

-Discúlpame, por favor- lloró sobre su pecho. -¡Estas sangrando!- exclamó separando el abrazo y tomando su mano izquierda.

Miró como Reiner la sostenía sintiendo por primera vez el dolor, estaba empapada de sangre y se alcanzaba a notar una larga abertura en la palma.

Apresurado arrancó un pedazo de su camisa y la enredo en su mano, haciendo presión. La tela se teñia despacio de color carmesí, pero debía ser suficiente, por lo menos en esos instantes. Reiner no dejó de sollozar mientras lo hacía, todavía después comtinuba, pidiendole perdón y besando su mano sin detenerse.

Berthold suspiro apretando sus párpados.

-Por favor, detente, ya está bien-susurró, pero su pareja no se detenía, ni siquiera parecía escucharle. -Te digo que ya no llores, esta bien.

No paraba y Bertholdt se desesperaba muchísimo. Tenía tantas ganas de gritar. Le acababan de presentar esa nueva palabra y él quería usarla hasta explotar. Gritar y gritar hasta desfallecer. La pregunta era, ¿podría hacerlo?.

-Nos sacaré de aquí, lo pro-...

Podía hacerlo ahora.

-¡No Reiner, no puedes sacarnos de aquí! ¡Tú nos has metido en este embrollo! - gritó. Reiner se quedó atónito ante su reacción. -¡Mis heridas no importan! ¡Dime, por favor que estas pensando en que nadie sabe donde estamos! ¡Dime que te preocupa que casi te matas tú también!

-No es tan grave, Bertholdt. Vendrán a buscarnos en cuanto no nos encuentren en la cabaña- dijo Reiner.

-¿Cuándo? ¿El sábado? - le preguntó. -¿Estaremos toda la semana aquí?.

-Te he querido sorprender trayendote a un lugar lindo... -dijo.

-¡No me has dicho ni una sola palabra sobre tus planes y yo he tenido que seguirte a ciegas desconociendo en el peligro que nos has puesto!. Ya estábamos en un lugar lindo, no has tenido por qué hacer eso, menos así - respondió alzando la voz.

Reiner se dejó caer en la arena y se sentó apartando la mirada de Berthold.

-Creí que no era suficiente- le contestó, haciendo enojar más a Bertholdt.

-¡Es que ni siquiera me has preguntado! ¡No me has hablado en todo el viaje más bien! ¡No hemos hablado desde hace meses!

El rubio sentado frente a él volvía a llorar en silencio sintiéndose terriblemente mal.

-Perdóname, por favor.

-No tengo nada que perdonarte. Pensaba que sería algo bueno que saliéramos juntos como en los viejos tiempos- resoplo. - Después de todo lo que ha pasado. Parece que me equivoque, porque ni siquiera te ha importado que tenía para decir antes de arrastrarnos a este lugar.

Fue bajando el volumen de su tono conforme la conversación avanzó. Su enojo había disminuido y cuando llegó al fondo de ese sentimiento, descubrió que lo que en verdad sentía era una gran tristeza.

Terminó sentandose también y lloró.

Porque se ilusiono demasiado con ese viaje. Porque no había querido aceptar que ya no estaban cerca. Porque Reiner ya no hablaba con él. Porque sabía que él tenía la culpa de todo eso, por nunca saber expresarse.
Y por ahora hacerlo de una forma fea que no le había gustado en absoluto.

Se libero de eso tan de prisa, que su novio tardo en asimilarlo todo.

-Perdoname por hacerte sentir así-dijo Reiner.

-No importa. Yo lamento haberte hablado así. No es el lugar para hacerlo. Primero debemos averiguar cómo salir de aquí.

Limpio el rastro de lágrimas secas en sus mejillas.

-No, claro que importa. Te he dejado solo y no me he puesto a pensar en cómo eso te hacía sentir.

-Comprendo el porqué lo has hecho, sólo me duele que no confíes en mi para ayudarte con los problemas-Bertholdt terminó acostandose en la arena.

-Confío en ti, es que no quiero hartarte con mi tristeza.

-Rei... ¿Cómo podría hartarme que estés triste?

Reiner gateo hacia él y se recostó a su lado sobre uno de sus brazos que había dejado extendidos.

-La extraño mucho, Berth. Todas las mañanas despierto pensando que fue mi culpa y no se como quitar esas ideas de mi cabeza- Berthold percibió como lloraba nuevamente. Se acomodo de costado para abrazarlo mejor. Acarició su cabello. -Siento que debo cargar con eso solo...

- ¡No! Te entiendo, pero no es así y no creo que a tu madre le gustaria que te atormentes con eso. Y a mi no me gusta que te alejes para deprimirte. No estás solo, me tienes a mi y tienes que aprender a verme, porque nunca me iré-contestó dándole un beso en la coronilla.

Se produjo un silenció intenso. ¿Qué más podían decir? Tal vez debían comenzar a preocuparse porque estaban en una isla desierta y cuando cayera la noche se verían en aprietos porque ninguno de los dos sabía hacer una fogata.

-Quise venir aquí porque quería proponerte matrimonio de la manera más romántica posible. Reparar de alguna manera la distancia en la que nos coloque-soltó Reiner de golpe.

¿Acababa de pedirle matrimonio?

-¿Querías?

Reiner reaccionó a la tontería que acaba de hacer.

-Ehh... Te lo digo porque se lo he dicho a Ymir y Christa. Me dijeron que no me arriesgara a venir hasta aquí por que la lancha se voltearia. Como en efecto pasó- decía. -Christa lo previó y me pidió el número del señor que nos rento las cosas. Me dijo que les marcara antes de las 7 o llamaría para avisar que nos perdimos.

Bertholdt pensó que seguramente Ymir avisaría antes de la hora que acordaron.

-Para que no preocupes, no pasaremos ni una sola noche aquí.

Bertholdt lo estrujo más contra su cuerpo llenándole el rostro de besos.

-Acepto, Reiner. Quiero casarme contigo- exclamó contento.

-!¿En serio?!

-¡Sí! - su expresión se calmo un poco para agregar con más seriedad. -Solo tengo una condición, cuando regresemos a casa tendremos que hablar mejor todo esto, y debes permitirme ayudarte con todo lo que te atormenta.

-Prometido - dijo antes de besarle en los labios.

-¿Y mi anillo? - preguntó Berthold.

Reiner palidecio, palpo el bolsillo trasero con insistencia y finalmente escupió un par de maldiciones al aire.

-En algún lugar del océano- le respondió.

Apretó el puente de su nariz con algo de diversión.

-Dos condiciones, Rei. Por favor no vuelvas a perdernos en una isla sin antes platicarlo conmigo.

¡Reescrito porque el universo decidió borrarlo cuando estaba por terminar!

Buah. Espero que lo disfruten. 💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top