▹weak decision

∵CHAPTER THREE | WARRIOR∵

❝DECISIÓN DÉBIL❞

••••••••••••••••••

Gally estaba molesto, muy molesto.

Pero a pesar de ver cómo empujaba con fuerza a Stephen, terminando éste último en el suelo tragando polvo y aterrizando sobre su costado resentido por su primera caída, quien me empezaba a preocupar seriamente era el Novato, no Gally. Sabía, al menos eso creía —porque no lo recordaba— que él jamás había sido atacado de una manera tan violenta, ni aunque fuese por su "propia seguridad", pero también me angustiaba su forma errónea de actuar. No tenía control alguno y si no comenzaba a comportarse según las reglas establecidas, podría tener líos graves con consecuencias aterradoras como ser desterrado, pues todas sus acciones podrían afectar a los demás habitantes y aunque yo lo reconocía, no podría defenderlo si el momento llegaba.

—No podemos seguir viéndonos así—argumentó Gally con voz gruesa, intentando ocultar que le causaba una gran alegría tener que actuar de una manera un tanto brusca.

—¡Déjame en paz!—exclamó furioso después de darle un par de patadas para levantarse.

El repentino actuar del Novato, tan exasperado e irritado, llamó la atención de los habitantes del Claro. Cada uno dejó sus labores para acercarse y ver el show que el Novato estaba montando frente al Laberinto, aunque no era para nada divertido, puesto que las puertas estaban por cerrarse como lo hacían cada tarde a la misma hora y él se encontraba demasiado cerca. Y aunque no era la primera vez que veían a un chico nuevo cuestionando por todo, sí era la primera vez que todos conocían a alguien tan impulsivo. No muchos eran tan osados, o rebeldes, como para desobedecer a Alby durante el primer día y menos provocar tanto escándalo que interrumpiera nuestra rutina diaria.

Al presentir que Gally no se encargaría de una muy buena manera, fui la primera en acercarme con intenciones de parar al chico para que no cometiera un muy grave error o al menos para que Gally no siguiera teniendo el control del asunto.

—¡Hey, hey!—Muy a pesar de mi relajado tono y agradable mirada, el castaño estaba bastante desesperado como para notar mis buenas intenciones—¡Tienes que relajarte, Novato!

—Ya deja de llamarme así—exigió alejándose de mí lo más posible. Gally compartió una mirada conmigo, a lo que yo negué dando a entender que no se había acabado y él ágilmente se posicionó detrás del chico inquieto, listo para impedir su pasada por si al Larcho se le ocurría voltear y salir corriendo. Cuando el castaño notó que los habitantes del Área se acercaban, comenzó a desesperarse aún más—¿Pero qué les pasa a todos ustedes?

—Solo cálmate, ¿sí?—Newt apareció corriendo para posicionarse frente a mí, pues siempre tenía ese instinto protector conmigo y si el Novato perdía la cabeza (lo que yo sabía que no ocurriría pero ellos no) y yo salía lastimada, Newt jamás se lo perdonaría. Aún no se perdonaba la última vez que casi pierdo la vida.

—No, no lo haré—declaró con firmeza, sin una pizca de temor al verse rodeado por casi la mitad de habitantes—¿Por qué no dicen qué hay afuera?

—Es por tu propio bien, eso es lo que importa ahora—insistí, mientras dejaba a Newt atrás. Me estaba esforzando en transmitir un poco de seguridad al hablar, pero el nerviosismo en mí era evidente, me temblaban las manos ante el comportamiento hiperactivo que le podía llevar a cometer locuras. Así que sí, ese lado de él sí seguía intacto, pero no era un buen momento para que apareciera—. Tienes que confiar.

—Pero no pueden encerrarme aquí—rechistó el castaño señalando el suelo con frustración.

—No voy a permitir que salgas. —Esta vez fue Alby el que le informó con determinación.

—¿Por qué no?—Su cuestionamiento y toda la situación llena de tensión mezclada con angustia, se redujo hasta casi desaparecer cuando un fuerte sonido interrumpió el desesperado actuar del castaño, uno muy parecido al de un rugido.

El silencio se hizo presente, al mismo tiempo que el chico se giraba sobre su eje sin poder comprender lo que fue aquello, y así todos llevamos la mirada hacia el lugar de donde provenía el sonido. Al pasar los segundos, el ruido ensordecedor de metal contra metal llegó, el chirrido era irritante y se podía observar con claridad cómo las puertas comenzaban a destrabarse. Al instante, las puertas del muro se comenzaron a cerrar y en cuestión de segundos, todos quedamos encerrados. Otra vez. Como cada día al finalizar.

—La próxima vez no te detendré—amenazó Gally cansinamente, pasando a mi lado para alejarse del ajetreo que el nuevo había provocado.

El chico no reaccionó, había quedado en un estado de shock.

—Bienvenido al Área—musitó Alby detrás de él, casi en su oído como si lo que estuviese diciendo fuese confidencial.

Los habitantes, más que satisfechos por la manera en que habían evitado que el Nuevito saliera del Claro, regresaron a sus acciones anteriores, volviendo a la rutina que habían creado desde hacía más de dos años. La tensión se acabó cuando entre ellos se alejaban conversando casualmente.

Pero yo me quedé.

Había algo en él que siempre atraía mi mirada, siempre había sido así, y la verdad era que me asombraba el hecho de que ya habían pasado poco más de dos años sin verle y aún tenía mis sentimientos encontrados por su causa. No podía mentir, en el fondo de mi corazón me sentía alegre de tenerle cerca y sentía ese típico alivio que solía tener cuando él estaba cerca. Pero también estaba molesta, y aún no recordaba el porqué. Observé su cabello castaño, su cuello con algunos lunares y antes de poder continuar, me obligué a detenerme y decir algo.

—Estás asustado, lo entiendo—. El chico giró su cuello hacia mí con rapidez, no sabía que me había quedado detrás de él—. Y aunque parezca imposible, tienes que confiar en nosotros y en que nos ocuparemos de ti.

El castaño pasó la lengua por sus labios secos ante la angustia y tras girarse hacia mí, dio un par de pasos para acercarse. Unos segundos bastaron para que él dejara atrás el miedo y los nervios, y le dio paso una vez más a la furia que sentía. A pesar de que me asusté por sus repentinos movimientos al acercarse tanto a mí, me quedé quieta para intentar demostrar la firmeza en mis palabras. Su oscura mirada fue directo a mis ojos.

—Nadie me quiere explicar lo que está pasando, a eso no le llamaría ocuparse de mí.

—Todos hemos pasado por lo mismo que tú y míranos, —alcé las manos con las palmas hacia arriba—, estamos bien y viviendo en paz aquí, en el Área. Creéme, comenzarás a entender todo incluso aún más rápido que los demás, eres un genio.

Tras decir aquellas palabras, tomé la decisión de irme, debía revisar a Ben después de tanto ruido provocado. Antes de girarme, mi cuerpo reaccionó como en aquellos tiempos cuando éramos amigos en las instalaciones de CRUEL y mi brazo se levantó para despeinar su cabello. Agradecí, de verdad que lo hice, que nadie estaba cerca y que todos estaban de vuelta a sus rutinas porque la manera en la que él me observó como si estuviera loca y la manera en la que me congelé a mitad de camino, era todo digno de burla.

—Una mosca—solté casi sin voz, agitando la mano de un lado al otro para luego meterla rápidamente en el bolsillo de mi short para no seguir deseando arrancarme la mano.

—¿Cómo sabes que soy un "genio"?

¿Por qué no dije que lucía como chico listo? Eso no hubiera sonado tan sospechoso, pensé mientras me volteaba con angustia y esperaba que él no lo notase. De manera veloz, antes de que pareciera que estaba titubeante ante mis acciones, sonreí dejando salir una ligera risa.

—Tienes la cara de uno. —Y antes de que él hablara de nuevo, lo que noté que estaba por hacer, me volteé y comencé a caminar como si un Penitente estuviese detrás de mí, mientras me masajeaba la cabeza ante el dolor de cabeza que me comenzaba a provocar ganas de vomitar.

••••••••••••••••••

La luz de la luna era lo único que alumbraba el Área, el sol se había ocultado para dar paso a una noche cálida y los habitantes no habían tardado en armar una fogata. A esas horas de la noche, lo normal era que cada uno de ellos ya estuviesen haciendo camino a sus cabañas para dormir en hamacas o en el suelo, sin embargo, habían tomado la decisión de hacer una fiesta en cuanto llegara el nuevo habitante y además tomarían provecho para darle una apropiada bienvenida. Aquello no era más que una excusa y yo lo sabía más que bien.

Me encontraba acostada en una de las camillas improvisadas que tenía en la Finca, con la cara hacia el techo y una mano bajo la cabeza; realmente estaba muy cómoda. Era grato ser la Mediquera y poder utilizar la Finca para esconderme de todos y descansar, aunque la verdad era que me costaba concentrarme sabiendo que justo arriba de mí, Ben se encontraba en media transformación y a pesar de que ya había pasado por la misma situación varias veces, me resultaba agotador.

Después de lo que había sucedido aquella tarde con Stephen, a quien aún nadie le conocía el nombre, me di cuenta que debía mantener la distancia. Porque aunque mi cerebro se había emocionado al encontrar a alguien que no solo le parecía familiar, sino que recordaba su identidad y me provocaba todo tipo de sentimiento, necesitaba recordar la realidad. Estaba allí por la seguridad de Riley, era igual que todos, tenía mis responsabilidades y vida ya establecida en el Área y él no era nada más que un Novato a quien debíamos integrar hasta que dentro de un mes llegase otro. Así que la vieja Eileen había quedado enterrada junto a las esperanzas de nunca tocar el Laberinto. Stephen ya no era Stephen. Stephen era un sujeto más.

—Todo es su culpa—murmuré cubriéndome los ojos con el brazo libre—. Si no hubiera aparecido todo se mantendría normal.

Los gritos de celebración llegaron a mis oídos, haciéndome recordar la promesa que le había hecho a Gally sobre aparecer al menos un rato. No era de fiestas, la verdad nunca lo había sido y a la única que había ido en el pasado, me había ido terrible. No tenía memorias de esa fiesta pero al pensarlo sentía cómo se me revolvía el estómago, por lo que supuse que había tenido una terrible experiencia.

—Sabía que estabas aquí. —La voz de un Gally gruñón viajó por las paredes húmedas de la Finca y aterrizaron en mí. No respondí, quizá si lo hacía, él pensaría que estaba dormida. Pero atravesó la habitación que se encontraba en penumbras y con un movimiento brusco quitó el brazo que me cubría los ojos—. ¿Me vas a ignorar?

Le observé desde abajo por unos segundos con seriedad, sopesando las consecuencias de mis próximas acciones y luego, tras encogerme de hombros, me volví a tapar el rostro.

—Eso pretendo. —Pude escuchar a mi amigo resoplar. Me lo imaginé con el ceño fruncido y los brazos cruzados, muy típico de él. Usualmente, tras negarme a asistir a las fiestas, él se marchaba sin más, él no era de ruegos, por lo que me sorprendí cuando, con otro movimiento brusco, me volvió a destapar los ojos.

—Le daré una limpieza profunda a este lugar por un mes si nos acompañas hoy.

Mis labios se abrieron con evidente sorpresa e inhalé con tanta fuerza que tuve que incorporarme por la sensación de ahogo. Tosí tanto que Gally estuvo por darme unas palmadas en la espalda, pero se contuvo cuando de un salto, ya me encontraba sobre mis pies y bien lista para ir.

—Pero me lo tienes que prometer.

—Yo no hago promesas.

No pude evitar sonreír con diversión y agarrando su mano, le obligué a seguirme hasta la salida de la Finca. Él frenaba pegando los pies en el suelo de madera, pero parecía tener tanta fuerza que el chico no podía dejar de seguirme por todo el Claro. Parecíamos dos niños jugando, y aunque todos ya estaban acostumbrados a nuestras acciones y nadie cuestionaba nada ni nos prestaba atención, un par de ojos me veían desde lejos y cuando lo noté, solté a Gally, quien trastabilló un poco, pero se pudo reponer antes de caer.

—Se le quedará el cuello así si nos sigue mirando—comentó Gally de manera despreciativa cuando se enteró que Stephen, quien se encontraba junto a Newt a lo lejos, nos miraba sin ningún disimulo—. Tal vez así aprenda el Larcho ese a comportarse.

—Ya déjalo—comenté sin poner mucha atención para que él creyera realmente que no me interesaba la situación y seguí mi camino hacia el grupo de amigos de Gally.

No les agradaba mucho, eso lo sabía, y con mucha razón porque una vez nos atraparon a unos habitantes del Área y a mí cuchicheando de cómo era que aunque ellos eran buenos construyendo cosas, no tenían mucho en la cabeza. Aquello sirvió para que ellos quisieran dejar de hablarme por completo pero Gally siempre me invitaba a pasar el rato con ellos cuando hacía la fogata por lo que no les quedaba de otra. La verdad era que me sentía aliviada de que me encontraran diciendo eso junto a otros chicos y no cuando Newt lo dijo.

Cuando llegué y noté cómo me ignoraron, dejándolos de lado, corrí repentinamente hacia el grupo de Carniceros y me lancé sobre la espalda del chico más bajo. Winston se fue hacia delante al no haber esperado aquello pero pudo poner sus manos sobre el césped antes de que su rostro chocase sobre el suelo. Él soltó un quejido sabiendo bien quién había sido y sin esperar a que se incorporara, rodeé su cuello con mi brazo y con la mano libre despeiné su cabello.

—¿Dónde te habías metido, garlopo?—me quejé aún encima de su espalda.

—¡Quítate pesada!—Me bajé de un salto y él me miró con mala cara—Deberías felicitarme, si no me ves es porque estoy sano.

—Enfermate, entonces—molesté sacando la lengua.

Winston fue de los primeros en atreverse a hablarme y gracias a él había aprendido a socializar un poco cuando me sentía atemorizada al notar que CRUEL no me había permitido reconocerlos. Él pensaba que yo me encerraba solo porque era tímida, y aunque se encontraba muy lejos de la realidad, me había ayudado. Incluso recordaba siempre cuando él se tomaba el tiempo de hacer fila por comida para mí y me la dejaba en la puerta de la cabaña. Día, tarde y noche.

—¡Oh, mira!—Volteandose hacia donde tenía su comida, tomó un pedazo de carne con la mano y, abriendo la boca para que yo lo imitara y luego de que yo lo hiciera, lanzó el trozo de carne esperando que yo lo atrapara. Me sobresalté cuando éste chocó contra mi nariz—¡Tenías que atraparlo, Larcha!

—¡Dijiste mira, no "atrapa"!

—Quería que probaras los nuevos cortes que hemos hecho —contó soltando un suspiro—. Ese era el último.

—Tu culpa, no mía—aclaré, tomando uno de los vasos que Gally había preparado para la noche y que los habían puesto sobre un tronco para que todos tomaran. Winston chocó el suyo con el mío—. Hasta el fondo.

La fogata se hacía cada vez más grande conforme pasaba la noche, en aquel lugar lo que sobraba eran ramas y les encantaba que ardiera a más no poder. Gritaban, hacían canciones y bromeaban entre ellos pero mi atención no se lograba desviar del Novato, quien conversaba con Newt, ambos sentados a los lejos apoyándose sobre un viejo tronco. De reojo miré a Gally y al notar que estaba concentrado contando una historia a sus amigos, decidí ignorar todo aquello de "debo mantener la distancia" aceptando que era una muy débil decisión y caminé hacia Thomas y Newt.

••••••••••••••••••

Y hasta aquí el nuevo cap, espero que les haya gustado.

Díganme, ¿qué les parece Eileen?

No olviden tocar la bonita estrellita ✩

Love u all!

WM

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top