☰PREFACE☰

∵CHAPTER ZERO | WARRIOR∵

❝PRÓLOGO❞

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Metí ambas manos en los bolsillos de la bata blanca que solía usar, buscando un poco de calor, mientras recorría los pasillos de la instalación a paso lento y manteniendo mi mirada en el suelo como si aquello fuese lo más interesante del lugar. Los pulidos azulejos dejaban ver mi reflejo y rechinaban cada vez que alguien caminaba por allí, estaba segura de que limpiaban el suelo cada cinco minutos. Lo más probable era que el único lugar que no brillaba de limpieza ni de organización era mi habitación, pero es que era tan fastidioso tomar el poco tiempo libre que me daban para malgastarlo en ordenar. Además de que mi labor me exprimía hasta no poder más.

Trabajar para CRUEL no era precisamente el empleo deseado.

Desde niña soñaba con ser doctora cuando fuese grande, y aunque aquel lugar tenía aspecto de hospital con sus áreas de laboratorios y habitaciones especializadas, estaba muy lejos de ser un centro médico. Sabía que la forma de trabajar que se utilizaba para encontrar la cura para el virus mortal que arrasaba con el mundo, no era muy agradable a simple vista. Pero mi abuelo solía decir "el fin justifica los medios" y le creía por completo. No me parecía coincidencia que también fuese el lema principal de CRUEL, yo definitivamente debía estar allí, era mi destino.

Le eché un vistazo a mi viejo reloj que llevaba en el brazo izquierdo, verificando que tan solo me quedaba dos minutos para regresar al trabajo. Tragándome un suspiro de fastidio, giré con intenciones de volver a mi zona, donde vigilaba cada movimiento dentro del laberinto junto a un grupo de chicos de edades parecidas. Cuando se inauguró el laberinto y fui seleccionada para administrar las pruebas, dudé en aceptar la tarea tan aterradora. Me negué mil veces porque mis amigos estaban en la lista de escogidos para entrar al laberinto. Pero hubo un pensamiento que le ganó a mi moral: "si no acepto, CRUEL me dejará en la calle". Y aunque mi conciencia no me dejaba en paz, lograba ignorar esa voz y me centraba en mi propósito allí.

Abriendo la botella de agua que llevaba a todas partes, la acerqué a mis labios para dar un gran trago y saciar mi sed. Al instante, un grito desgarrador recorrió los pasillos de la instalación, rebotando en las paredes y ventanas para llegar con urgencia a mis oídos, helándome de pies a cabeza. Mis acciones se detuvieron a medio recorrido... reconocí al dueño de tanto dolor y miedo transmitido en un solo grito.

¿Era ella?

No podía ser ella, ¿o sí?

Otro grito y pude confirmar.

—Riley. —El nombre de mi hermana abandonó mis labios con espanto, imaginando cientos de escenas sobre lo que podría estar pasándole.

La botella con agua se me resbaló de la mano y el agua derramada fue pisada por mí, y sin importarme nada, me guié del instinto de dónde podría estar mi hermana. Era la primera vez que corría con tanta velocidad, empujaba a cualquiera que estuviese en mi camino, chillaba "¡fuera de mi camino!" cada vez que alguien se cruzaba en mi ruta hacia la pequeña Riley. Ella realmente no era tan pequeña, solo era un año menor que yo, pero al fallecer mi madre no tuve más remedio que tomar el lugar de aquella fantástica mujer y jurar proteger a Riley con mi propia vida.

Y parecía que estaba fallando.

—¡Eileen!—Escuché mi nombre, pero no me detuve—¡Espera, Eileen!

Alguien logró agarrar mi bata, deteniendo mis movimientos en cuanto haló de la tela. No solía gritar y mucho menos a las personas, pero estuve a punto de gritar varias maldiciones, ¿acaso nadie comprendía lo apresurada que estaba? Sabiendo ya que Deedee, una de mis compañeras de trabajo estaba detrás de mí, volteé con una de las mayores miradas cargadas de interrogantes.

—Tengo que encontrar a Riley, déjame ir...

—La enviarán al laberinto. —Soltó mi compañera de una sola vez. Un temblor inexplicable me recorrió todo el cuerpo y las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Mi Riley—. Lo siento mucho, Leen.

"No dejes que experimenten con nuestra Riley", resonó la voz de mi madre en mi cabeza, mientras podía recordar su mirada suplicante y sentía el mismo dolor en mi corazón que ese último día que la vi.

—No lo permitiré—musité a duras penas, mientras el terror que sentía era reemplazado por la ira y el enojo. Quizá podía ser la chica más dulce, paciente y tranquila de toda la sede, virtudes que compartía con Riley y mi madre, pero había algo que no soportaba y que sacaba a la luz mi lado más agresivo; que alguien se atreviera a meterse con mis seres amados.

—No puedes hacer nada, es peligroso si irrumpes en medio del proceso—advirtió la chica aún sabiendo que yo estaba consciente de ello—. Te arrepentirás si algo sale mal.

—Ava es quien se arrepentirá si le toca un cabello.

Ignorando su advertencia sin sentido para mí en ese momento, recorrí el camino hacia la sala de operaciones por millonésima vez, mientras escuchaba los latidos de mi corazón con suma claridad, golpeteando en mi pecho con dureza por el miedo que sentía. Mi hermana estaba por ser parte del terrible experimento que "salvará a cientos", como nos decían nuestros mentores, y si no lograba llegar a tiempo...

No. No permitiría que se la llevaran. Que tomaran todos sus recuerdos para tirarlos a la basura y que le obligaran a vivir en un laberinto con pocas (si no es que inexistentes) esperanzas de encontrar una salida. No dejaría que ella tuviese que encontrar la manera de sobrevivir durante el día y que en las noches escuchara a los monstruos que los rodeaban. Yo no lo iba a permitir aún si eso me costaba la vida.

Al visualizar las puertas blancas del lugar en el cual solían borrar la memoria de los sujetos, con ambas manos las abrí de par en par, irrumpiendo en el proceso de sedación. La aguja con anestesia estaba a centímetros del cuello de Riley, quien lloraba a mares con los ojos apretados y las manos aferradas a la camilla en la que se encontraba acostada. Dos guardias de seguridad que custodiaban a Riley levantaron sus armas al instante, pero a mí no me importó.

—Riley, abajo—ordené empujando al doctor que estaba por sedar a mi hermana, tomando a la chica del brazo para ayudarle a bajar de la camilla. La menor no lo dudó y caminó detrás de mí como un cachorro hacia la salida dando trompicones por el apuro. Una enfermera se posicionó frente a mí dispuesta a impedir nuestra salida, esperando tan solo un movimiento de mi parte para actuar.

Solo una frase se repetía en mi cabeza una y otra vez, una que escuchaba con la dulce voz de mi madre antes de perder la cabeza por la Llamarada: "No permitas que le hagan daño, ella no merece sufrir". Y por más que me doliera, yo solía cumplir mis promesas.

—No dejes que me lleven, por favor—suplicó Riley tomando mi mano, apretando tanto que comenzaba a sentir un ligero hormigueo. Riley sabía bien que yo no dejaría que algo malo le pasara, pero también sabía que CRUEL era capaz de meternos a ambas al laberinto con tal de seguir con la búsqueda y aquello no era parte del plan.

—Hazte a un lado. —Mi voz salió entrecortada pero no me importó.

La enfermera extendió los brazos hacia los lados, rehusándose en dejarnos libres. Y como no estaba conectando mi cerebro con mi cuerpo, me deshice del agarre de mi hermana y agarré el cuello de la blusa de la enfermera con ambas manos. No sé si lo que quería hacer era tirar de la mujer hacia un lado o agarrarla fuertemente para luego arremeter mi puño contra su cara, pero de lo que sí estaba segura, era de que estaba perdiendo los estribos.

—¡Hazte a un lado!—chillé enloquecida.

—Presentía que esto ocurriría. —Una voz conocida viajó por la habitación. Pude sentir su presencia detrás de mí y sentí el terror cerniéndose sobre mí. Una mano se posicionó sobre mi hombro y no pude hacer nada más que tragar grueso y apretar el agarre en la blusa de la enfermera—. Te pude imaginar entrar por esas puertas haciendo un escándalo de algo que era inevitable.

Ella realmente pensaba que iba a ceder, que le iba a poner más atención al hecho de que ella, la Ministra Ava Paige, y yo, estábamos en la misma habitación. Todo ser humano sabía que era difícil, si no es que imposible, reunirse con aquella mujer. Siempre ocupada y con asuntos más importantes que resolver, Ava era una mujer que podrías jamás llegar a conocer. Por lo que, si alguien se encontraba en la misma habitación que ella y no era algo planeado por ella, solo significaba una cosa: que estabas en graves problemas.

Lentamente suavicé el agarre hasta que mis brazos volvieron a cada lado de mi cuerpo y volteé hacia la Ministra.

—Lo evitaré, entonces —confirmé las sospechas de Ava con voz firme a pesar de que todo mi interior temblaba de pánico—. No permitiré que se lleven a Riley —declaré sosteniendo mi mirada, ¿de dónde estaba sacando tal coraje?

Ava mantuvo su rostro imposible de leer.

—Debo aceptar que me decepciona tu comportamiento—confesó casi en un murmullo, en sus ojos se podía notar la molestia aunque evitaba mostrarlo con sus facciones—. Sabías que la hora llegaría, tu hermana podría ser la cura de todo esto.

—Sí, y yo también podría serlo, pero llegamos a un acuerdo cuando usted me puso como administradora del Grupo A. —Si subía un poco más el tono de su voz, quizá se escucharía hasta los corredores—. Me quedaría a trabajar con usted en cuanto mi hermana quedase fuera de todo esto.

El silencio se adueñó del laboratorio. Mi mirada no se apartaba de la de ella, y la mujer no parecía querer cambiar de parecer ante mis palabras cuando eran ciertas cada una de ellas. Ava me había pedido trabajar como administradora del Grupo A, dándome la seguridad de que Riley estaría fuera de cualquier proceso que incluyera el laberinto. No trabajar monitoreando el laberinto ni estar dentro de él, por lo que no sabía que me enfureció más, que enviaran a Riley, que Ava me jurase algo falso o que en aquel momento se mantuviera callada.

—¡Ese fue el trato, Ava!

La rubia dejó salir un suspiro y tras inspeccionarnos a ambas, negó con la cabeza mientras fruncía los labios.

—No puedo permitir este tipo de comportamiento, mucho menos cuando en unas horas la caja ya debe estar en el laberinto con un nuevo sujeto. —Dio un par de pasos, quedando justo enfrente mío—. O tu hermana sube, o quedan las dos expulsadas de CRUEL.

Un balde de agua helada cayó sobre mí. No podía permitir eso, no podía salir con dignidad de allí rescatando a mi hermana ilesa, ¡el virus nos destruiría! Mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos, nuestra dura realidad apareció en mi mente. CRUEL era nuestro hogar, me gustase o no. Si Ava nos dejaba sin un techo, no podríamos aguantar ni dos días fuera de las instalaciones, Riley no sobreviviría. Ninguna sobreviviría, sino, las dos ya nos hubiésemos ido. Así que, ante el nuevo problema, solo me bastó unos segundos para tomar la decisión, quizá, más dura y transformadora de toda mi vida.

—Bien. —Solté rendida ante las palabras de Ava, sabiendo ya lo que la mujer me había dado a entender. Si quería proteger a mi hermana del peligro de afuera, alguien tendría que ir en su lugar, y no había manera de cambiar eso. Volteando, apoyé ambas manos sobre los hombros de Riley y le hablé en voz baja para que la conversación fuese privada—. Escucha, Riley, a veces en la vida hay que hacer sacrificios por esas personas que tanto amas...

—No —interrumpió, comenzando a negar con su cabeza, mientras la enormes gotas de lágrimas se escapaban de sus ojos y el dolor en su mirada era evidente. Con furia quitó mis manos de sus hombros y dio un paso atrás—. No te puedes ir también, mamá y papá ya se fueron, no me dejes sola, Leen.

—Regresaré, lo prometo—murmuré acercando mis labios hacia la frente de la castaña aún mientras ella seguía negando con su cabeza. Deposité un suave beso mientras aguantaba las terribles ganas que tenía de gritar, maldecir y golpear a todos en la sala—. Tú encárgate de ser una buena chica y yo haré el resto, ¿está bien?

Riley dejó caer sus hombros, rendida ante los hechos y aceptando que no había otra salida. Claro que no deseaba monitorear el laberinto conmigo dentro de él, lo sabía, pero ya no había vuelta atrás, y todo aquello me volvía a provocar cuestionar: ¿Realmente CRUEL era bueno? Suspiró con lágrimas en sus ojos y me abrazó. Me abrazó fuertemente por última vez, para luego dejarse arrastrar por los guardias para abandonar el laboratorio.

Solo pude mantenerme observando a mi hermana. Siempre había sido mi compañía, mi amiga, la que me hacía fuerte... y jamás me imaginé que habría una última vez para mirarla, abrazarla y recordarla. Aunque estuviese de espaldas, intenté memorizar cada detalle de Riley, hasta el color, tamaño y material de la pulsera que llevaba en la muñeca que el chico que le gustaba le había regalado hacía años antes de ser enviado al laberinto.

Cuando las puertas fueron cerradas, Ava puso una mano sobre mi espalda, guiándome hacia la camilla sin poner mucho fuerza en su empuje pues yo ya no me encontraba luchando. Desde que Ava pronunció la palabra "expulsadas", mis defensas cayeron como si la Ministra hubiera lanzado una bomba sobre los muros que había levantado, según yo, luchando por el bienestar de mi hermana.

—Tomaste la decisión correcta.

Reí falsamente.

—No me dio muchas opciones.

Me acosté sobre la camilla fría y dura, mirando hacia el techo intentando solo pensar en la razón del porqué hacía aquello. Yo estaría bien, ¿cierto? Lograría ayudar de alguna manera a mis compañeros para encontrar la salida y me volvería a encontrar con Riley... ¿cierto? Ava cruzó la sala y tomó asiento en una de sus sillas favoritas para monitorear el proceso. Me observaba, podía sentir el fuego de su mirada quemando el costado de mi rostro pero mis ojos no se moverían, no quería que su cara fuera lo último antes de desaparecer.

—No somos tus enemigos, muy bien sabes que somos todo lo contrario. —Eso pensaba antes. Siempre lo hice a pesar de lo doloroso que se me hacía ver a un chico o una chica entrar a una pesadilla como el laberinto. Pero justo en aquellos momentos no tenía otro pensamiento que no fuese el porqué odiaba a CRUEL en cuestión de segundos—. Y he tenido una idea para demostrarlo.

—¿Me lanzará de un puente? Porque siento que no sería tan malo como ser enviada a un lugar sin salida donde un experimento me querrá comer viva.

Ava ignoró mis palabras escupidas bañadas en sarcasmo y de reojo capté cómo cruzó una pierna sobre la otra, preparada para ver a su equipo trabajar al hacer un ademán con su mano como señal de que podían comenzar.

—No borraremos tu memoria.

Me incorporé de golpe, apoyando ambos codos sobre la camilla. Observé a cada persona en la sala, todos en sus puestos y buscando los utensilios que utilizarían en mí, ¿por qué no se sorprendían ante la revelación de Paige? ¿Desde cuándo era ella tan considerada con un simple trabajador como yo?

—¿Qué quiere probar?—cuestioné aún sin mirarla.

—Tu lealtad—dijo con simpleza—. Quiero pensar que todo este arrebato por impedir que tu hermana fuese enviada sea porque no quieres desperdiciar el poco tiempo que nos queda y prefieres ir tú por el bien de CRUEL. Porque si esto es solo por la protección de tu hermana, Eileen, le estás fallando a CRUEL de una manera en la que te vas a arrepentir por el resto de tu vida.

No tuve nada que decir, porque, ¿qué podría responder a eso? Mis labios se sellaron al obtener tal reacción, al pensar que las consecuencias de cuidar a mi hermana harían acto de presencia en cuanto pusiera un pie en el área. El tiempo que había transcurrido y la bomba que había lanzado Ava Paige hizo que mis pensamientos se aclarasen y comencé a comprender que todo lo que había hecho por impedir la salida de Riley, pudo haber tenido consecuencias aún más graves... muy, muy graves. Por lo tanto, prefiriendo callar esta vez, lentamente me acosté de nuevo concentrándome solo en las luces blancas que tenía sobre mí.

—Tendrás tu memoria intacta, Eileen, pero en cuanto abras tu boca para hablar lo que no debes, tu hermana será enviada con el grupo B. —La amenaza del doctor fue casi lo último que escuché cuando la aguja entró en mí. El hombre miró a Paige con una sonrisa—. Sus planes siempre funcionan, era obvio que ella iría por su cuenta con tal de salvar a la chica.

Mis ojos se cerraron pero aún logré escuchar un poco antes de perder la consciencia por completo.

—Borra la mayoría. —Escuché sus pasos al alejarse—. Que solo recuerde lo necesario.

Y lo último que mis oídos captaron fue: CRUEL es bueno.

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¿Qué dicen, CRUEL es bueno?

Buenoooo, I'm back con una fanfic de The Maze Runner. Espero de corazón que les guste mucho

Dedicatoria: @AcuarioThought

Love u all!

WM

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