▹cheking out the new one

∵CHAPTER TWO | WARRIOR∵

  ❝REVISANDO AL NOVATO❞  

••••••••••••••••••

Cuando arribé al Laberinto, éste solo tenía un año de ser utilizado, en ese tiempo aún había asuntos que los habitantes del Área no comprendían, existían cosas que les provocaba temor y desconcierto. Lo que nadie entendía, yo sí sabía la explicación, pero no podía decirla. Cuando un problema se presentaba y no sabían qué hacer, yo tenía la solución, pero callaba al recordar a Riley. Cuando alguno lloraba con desesperación, tenía que tragarme las palabras de aliento que habitaban en mí.

Y aunque al saber muchas cosas les había podido ayudar cuando alguno resultaba herido —convirtiéndome así en una "mediquera" más— estaba consciente de que Ava Paige no había cumplido su palabra por completo. Me había dado cuenta de que no recordaba algunas cosas porque no todo en mi memoria tenía sentido, así como el haber llegado al Laberinto y notar que no reconocía a ninguno de ellos cuando yo estaba segura que lo más probable había sido que yo les había visto durante las pruebas. Tenía recuerdos de mi infancia que parecían haber sido manipulados, incluso una que otra cosa en medicina que estaba segura de saber, no existía ya en mi cabeza. Y por último, lo que más me fastidiaba... no recordaba el rostro de Riley.

¿Pero a Stephan sí?

—¿Y si no es él, qué tal si lo confundí?—cuestioné a la nada, con las manos sobre una de mis mesas de trabajo dentro de La Finca mientras miraba a mi alrededor como una loca—Pero si no es él, ¿por qué lo recuerdo?

Unos pasos me sacaron de mis pensamientos, por lo que miré hacia la puerta que solía permanecer abierta por si había una emergencia, pues aquel lugar era como mi "consultorio", aunque nadie en El Área recordaba aquella palabra. Pero no solo consultorio, era mi sala de urgencias, mi laboratorio, mi sala de cirugías nada esterilizada como en las instalaciones de CRUEL. Era solo una habitación más de madera desgastada por el tiempo, dentro de un edificio de dos pisos que lucía como un lugar hecho por personas que no tenían el más mínimo conocimiento en construcción.

Y pues así era, la verdad.

El grito aterrador y cargado de dolor y desesperación que se escuchó, me pudo haber hecho sobresaltar, pero no pude al poner mi atención en las dos personas que pasaron frente a la puerta: el Novato liderando la caminata a pasos inseguros, camino hacia las escaleras que llevaban al segundo piso (de donde provenían los gritos) y a Chuck agarrando la camisa del Novato, halando para poder detener al chico curioso que se metería en problemas. Él quería saber lo que estaba sucediendo, moría por la curiosidad, yo lo sabía, pero no podía permitir que él fuera a ver a Ben durante su primer día.

Me acerqué a la puerta casi corriendo.

—Hey, Novato. —Mi voz le detuvo al instante, fue como si le hubiese congelado de pies a cabeza. El chico me miró sobre su hombro, encontrándome bajo el umbral de la puerta. Sí era Stephen, sí era mi amigo de toda la vida—. Alby te ha enviado, ¿no es así?

—Quiere que lo revisen—respondió Chuck al ver que el Novato no tenía intenciones de hablar quizá en un buen rato.

—¡Pues claro! Hubieras visto el golpe que se llevó—solté en son de broma, impulsando mi cuerpo en el umbral del cual estaba apoyada para adentrarme a la habitación—. Vamos, no muerdo.

El castaño se limpió el sudor de las manos en el pantalón y cuando miró a Chuck de forma insegura, yo quise limpiarme el sudor también pero me detuve. Estaba sintiendo un vuelco en mi estómago al ver a Stephen de nuevo, pero al ver cómo Chuck le daba un empujón para que avanzara, mientras le decía que esperaría afuera, fingí una pequeña sonrisa para parecer tranquila, cuando sentía perfectamente que me temblaban las piernas y que me desmayaría en cualquier momento al ver a alguien conocido.

Él entró y esperé con una espantosa y dolorosa paciencia a que dejara de mirar a su alrededor con curiosidad y temor, mientras me concentraba en mantener mi actuación de "soy igual que todos, tampoco te conozco". El Novato no me miró en ningún momento, ya que sus ojos recorrían cada rincón de La Finca y de vez en cuando se tapaba la nariz al sentir el olor del moho y humedad. Todo aquello impedía que notara mi mirada, que le siguió con diligencia e incluso no pude evitar escanearlo de pies a cabeza, porque no me parecía real. ¿Estaba delirando?

Cuando hice un ademán de acercarme, Stephen habló al fin.

—Estoy bien—aseguró secamente con la mirada pegada al suelo.

Una punzada fue lo que sentí directo en el corazón, pues sabía que él no la estaba pasando para nada bien. Nadie la pasaba bien durante su primer día, ni durante su primera semana o mes, ni siquiera en su primer año. Estar allí era una pesadilla constante.

—Más vale prevenir que lamentar—canturreé intentando quitar un poco la tensión, invitando al chico a sentarse en una de las sillas de madera que se encontraba en la habitación—. Soy Eileen, y espero que te sientas cómodo muy pronto.

—¿Es eso posible?—murmuró con sarcasmo más para sí mismo que para mí, por lo que decidí ignorarlo y comenzar con el chequeo usual.

Aquel chequeo consistía básicamente en revisar si el nuevo habitante se encontraba en buenas condiciones físicas y psicológicas, pero yo solo me podía asegurar de sus cuerpos porque sus mentes era manipuladas hasta decir basta y aunque no era un tema del que se hablaba mucho, todos y cada uno de nosotros sabíamos bien que estábamos destruídos por dentro y yo no podía arreglar aquello con una simple medicina de hierbas ni con un par de gasas. La única solución era salir de allí y hasta ahora no parecía una solución muy accesible.

El Novato no dejaba de observar mi rostro, quizá estaba confundido porque no me había visto al salir de La Caja y por más que me intentaba concentrar en no mirarle a los ojos, no lo podía evitar. Miraba lo que hacía y de repente mi ojos se dirigían hacia los suyos como un imán. Y es que solo le quería cuestionar qué hacía él allí y por qué yo lo recordaba, como si él tuviera alguna respuesta a todas mis preguntas. Mis manos se detuvieron de repente ante una alocada idea, ¿y si no me observaba porque estaba sorprendido de ver a una mujer allí, sino porque me recordaba?

Me aclaré la garganta preparada para lanzar preguntas como si fueran dardos.

—¿Ellos te golpean?—Stephen se adelantó.

—¿Qué?—Era muy probable que tenía cara de estúpida en aquel momento, su pregunta me había dejado sin habla.

El castaño se movió incómodo en la silla y arrugando su rostro, me señaló la cara, justo en dirección al hematoma que me había mencionado Newt anteriormente.

—¡Ah!—Solté una risa tonta. El Larcho me observaba porque temía que el lugar estuviera lleno de matones, no porque me recordara—Ni aunque intentasen golpearme lo lograrían. No, son solo gajes del oficio.

Stephen llevó su mirada a mis piernas y brazos, donde tenía algunos rasguños (otorgados por Ben cada vez que debía visitarlo). Y alguno que otro provocado por mis caídas al andar distraída o muy pensativa por allí.

—También soy un poco torpe, me suelo golpear con todo—murmuré aunque él no me estaba preguntando. Mentalmente me quise golpear a mí misma, me estaba comportando como una niña.

Ante el incómodo silencio, contuve el aire en mis pulmones y tomé un poco del ungüento que había hecho hacía poco para ponerlo en su codo que se encontraba roto al haber caído hacía unas horas. Él levantó su brazo con brusquedad alejándolo de mí.

—Estoy bien—gruñó de nuevo, mirándome con reproche.

Ignorando sus palabras y obedeciendo a Alby al haberlo enviado hasta donde mí, le volví a tomar la muñeca sin preguntar y puse el ungüento sin esperar a que él tuviera tiempo de reaccionar. Su quejido fue música para mis oídos porque sabía que solo así no podría llevarme la contraria. Sabía que en ese momento, él no lograba sacar alguna sensata conclusión de qué hacía allí, o cómo fue que llegó. Todo le resultaba desconocido; el lugar, los habitantes, el extraño vocabulario que utilizábamos... él mismo. Pero eso no le daba derecho a comportarse como un patán.

El chico dejó caer sus hombros.

—¿Qué lugar es este?—Por más que intentó ocultar el temblor de su voz, la pregunta le salió cargada de confusión y temor por la terrible respuesta que quizá recibiría de mi parte.

—Sacar de dudas a los Novatos no es mi oficio, es el de Alby—aclaré con el pesar de tener a un chico nuevo otra vez, con aquel susto en sus ojos que me hacía recordar a mi hermana cuando le estaban por enviar al laberinto. Y lo peor de todo: un chico que sí recordaba—. Pero descuida, Chuck logrará distraerte para que no pienses mucho en ello.

Pude notar cómo sus ojos marrones se cristalizaron, mientras se esforzaba por no llorar frente a mí. Inspeccionaba la habitación de arriba a abajo, desesperado por encontrar algo que se le hiciera familiar, observaba la mínima vista que lograba captar por la ventana de madera y movía las piernas de manera inquieta. Podía asegurar que ese no era el Stephen que conocía de antes, y todo era por culpa de CRUEL, quienes al borrar sus recuerdos prácticamente borraron su personalidad, su esencia especial.

—Es mejor dejar que las cosas ocurran a su tiempo—comenté en medio de su silencio.

¿Aún quedaba algo de aquel chico valiente, osado y curioso, a quien el temor no le congelaba sino que le activaba para actuar sin importarle nada?

—No creo poder esperar, necesito respuestas.

El castaño se levantó de manera abrupta provocando que me tambaleara hacia atrás y salió de allí despavoridamente, sin ni siquiera cerrar la puerta detrás de él. Había sido tan de repente que me dejó sorprendida, definitivamente quedaba algo del viejo Stephen que yo conocía y cuando volví a la realidad, le di una mirada de "apresúrate" a un Chuck desconcertado al otro lado de la puerta, quien no comprendía porqué el Novato no se quedaba quieto.

—¿Por qué lo enviaron?—volví a preguntar al aire, con esperanzas de que alguien de CRUEL me enviara una señal, lo que bien sabía que no ocurriría—¿Cuándo se acabará esta pesadilla?

La mirada asustada de Stephen, su inquietud y la clara muestra de que habían borrado su memoria, no me dejaba en paz. Su mera presencia en el Claro no me dejaba en paz. Si no lograba comportarme con normalidad frente a él era porque nunca había logrado fingir o mentir frente a él, y parecía que eso no había cambiado. Él, aparte de Riley, era en quien yo podía confiar mi vida entera hasta con los ojos cerrados, mi mejor amigo.

Pero también era uno de los favoritos de Ava, ¿por qué lo había enviado? ¿Acaso su afán por siempre ganar le había provocado enviarlo para que yo así hablara lo que no debía después de dos años de lograr callar a pesar de todo? El temor se apoderó de mí ante aquel pensamiento.

—No me creo capaz de callar.

—¿Callar qué?

Mis ojos se abrieron tanto que temí que se me salieran, pero tomando una bocanada de aire y relajando mis facciones, me giré hacia la puerta con mi típica imagen de serenidad.

—No dije eso.

—Sí lo dijiste—Gally me contestó caminando para posicionarse frente a mí, por lo que tuve que elevar mi mirada.

—No dije...

—No pienso comenzar la típica discusión de "sí lo hiciste, no lo hice", no estoy de humor para eso. Dime, ¿qué no vas a callar?—Aunque Gally lo decía de una manera natural, sus palabras sonaron como una orden y su rostro permanecía en total seriedad.

Sentí como si mil minis yo comenzaran a trabajar como locos en mi mente para buscar una respuesta rápida mientras yo solo bufaba fingiendo que me burlaba de él.

—Tallar. —Otra vez me quise golpear mentalmente cuando Gally levantó sus cejas—. No me creo capaz de tallar. Esta mesa, —Puse la mano sobre el mueble que estaba debajo de la única ventana del lugar—, está muy vieja y quizá necesite ser renovada.

El chico soltó una risa burlesca.

Ya morí, pensé.

—Por supuesto que no, aquí quien sabe de madera soy yo, no tú. —Se cruzó de brazos, orgulloso de ser el Encargado de los Constructores, y aunque le quise llevar la contraria, preferí callar para no tocar el tema de nuevo—. Como sea, vine a amenazarte.

Mis labios se abrieron ante sus palabras, pero lo que realmente quería hacer era reír. Yo era una de las únicas personas que me aguantaba su eterno mal humor, pues sentía que su comportamiento erróneo se debía al sufrimiento por vivir allí, sin salida ni pistas de cómo encontrarla, además de que vivía agradecida con él.

—¿Amenazarme por qué?

—No te perderás la fiesta de esta noche. —Gally se cruzó de brazos, típico de él—. Siempre estás aquí metida.

—¿Me vas a obligar?—cuestioné alejándome de él, ordenando el desastre que había dejado al buscar lo que había necesitado. Solía ser muy desordenada, quizá era uno de mis defectos que más odiaba de mí. Lo que más detestaba era que siempre olvidaba dónde guardaba las cosas, por lo que, cada vez que necesitaba utilizar algo, volvía a provocar un desastre para poder encontrar lo deseado—¿Dime, qué gano yo?

—Dije que te amenazaría, no que te recompensaría.

—Bueno, Gally, yo quiero recompensa, no amenaza.

El chico suspiró a mis espaldas, le comenzaba a sacar de quicio, pero desesperar a Gally era uno de mis pasatiempos favoritos. Conocía sus límites, claro, el chico aguantaba unas cuantas bromas a la semana pero cuando parecía ya tener suficiente, mejor callaba y ponía mi cara de seriedad con él. Muy a pesar de que él ya me conocía bien y estaba consciente de que aunque no sacaba muchos chistes cuando él no parecía estar de humor, en mi mente me burlaba mucho.

—Ordenaré este miertero de lugar por... —dejó de hablar cuando me volteé hacia él con mis ojos brillantes—... olvídalo.

—¡Tres semanas!

—Una.

—Dos—Le señalé con mi dedo como advertencia.

El chico asintió a duras penas, aceptando mis condiciones y dejándome ganar. Chillé de felicidad por poder al fin descansar de ordenar, pero cuando regresé a lo que hacía, la imagen de Stephen invadió mi mente de nuevo y mi sonrisa rápidamente se borró. Había logrado olvidar aquella pesadilla por unos instantes, pero ahora que Gally había callado, me pregunté de nuevo, "¿cuándo terminará todo esto?".

Recordaba que mi trabajo en CRUEL se trataba de permanecer sentada frente a una computadora, analizando el comportamiento de cada uno de los habitantes del área. Registraba los hechos normales de un día común en el laberinto y los inusuales cuando un Corredor descubría algún sector nuevo. Comía tres veces al día y quizá hasta más, dormía mis 8 horas diarias y veía a Riley todos los días.

Mi vida dio un violento y despiadado giro al ser enviada al laberinto para proteger a mi hermana, convirtiendo mis días de tranquilidad en mañanas, tardes y noches cubiertas de temor y desconcierto, preocupada por el bienestar de Riley que, al final de cuentas y para mi desgracia, se había quedado con Ava Paige. Y ahora, dos años después cuando comenzaba a aceptar mi triste realidad, aparecía el chico que hacía que mis piernas temblaran y lo peor de todo era que le recordaba. ¿Para qué CRUEL le dejaría en mi memoria?

—Voy a preparar mi bebida especial y esta vez sí te la debes beber completa.

Antes de poder responder, ambos dimos un respingo ante el horroroso grito que soltó Ben, uno de los chicos que más quería en el área. Sabiendo que mis compañeros, Clint y Jeff, los otros Mediqueros del Claro, se harían cargo del rubio que pasaba por el terrible y agonizante dolor de la Transformación, intenté ignorar la tristeza que me provocaba saber las condiciones en las que se encontraba Ben y continué con lo mío.

—Ese Garlopo—gruñó Gally al momento, lo que sí me hizo voltear confundida por su repentino cambio de humor. Había pensado que estaba insultando a Ben, por lo que me giré con intenciones de defenderlo. Sin embargo, al ver que salió de la Finca a paso firme y con una postura tensa, decidí salir también, deseando saber el porqué de su reacción.

En cuanto llegué a la puerta y vi cómo Gally caminaba furioso hacia una de las gigantes puertas del Laberinto, descubrí lo que sucedía. Stephen estaba peligrosamente cerca de la entrada al laberinto y recordé con velocidad sus últimas palabras antes de abandonar la Finca. No creo poder esperar, necesito respuestas.

Sin pensarlo dos veces, corrí en su dirección.

••••••••••••••••••

So, I need to know, ¿les gustó?

¿Cuál de los tres libros o de las tres pelis les gusta más?

Dedicatoria: Newtmas-Sterek

-WM-

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top