vii.
EL ÚLTIMO DÍA ANTES DE LOS JUEGOS DEL HAMBRE HABÍA LLEGADO. El próximo día despertaría para ser llevada a su más que probable muerte, y Cecily no estaba lista ni de lejos. Cuando la rubia apareció en la cocina para beber un vaso de agua casi la escupe de golpe cuando la escolta de su Distrito gritó que tenían que ponerse manos a la obra con la preparación de las entrevistas. Parecía no tener ni un solo descanso, despierta lo único que hacía era interpretar el papel que le decía su mentor y hacer exactamente lo que le pedian, y por las noches se imaginaba diversos escenarios de su muerte. Puede que si moría en la Arena finalmente encontraría la paz, o eso esperaba porque no se imaginaba un tormento peor del que ya estaba viviendo.
Pasó toda la mañana con Delta y Agatha aprendiendo a ganarse al público con elegancia y algunas posiciones de cuerpo adecuadas. Caminar con tacones le costaba un poco pero tras una hora caminando a paso lento parecía ir más suelta (aunque también ayudó que Oriol le pasara unas sandalias con las mismas medidas que las que llevaría esa misma noche, el tacón era alto pero la plataforma que tenía la base hacía que la inclinación de sus pies fuera menor y no tan dolorosa). Lo que más le costó fue la postura, acostumbrada a trabajar en los campos de su Distrito hacía que estuviera encorbada y la mujer del Capitolio optó por ponerle una percha entre su camiseta y espalda impidiendo que pudiera curvarse.
Le habían explicado la importancia del lenguaje corporal y después de probar qué sería lo más favorable, adecuado y sencillo para ella, Cecily tenía una lista mental de todo lo que tenía que hacer:
• Caminar con paso firme, poner el peso de manera equilibrada entre el tacón y la punta de los zapatos. Añadir también un movimiento natural de cadera, que sea sutil.
• Cabeza alta, omóplatos colocados y espalda recta. No flexionar mucho las rodillas al caminar para evitar dolor.
• Una sonrisa sincera, no forzada para mostrar amabilidad.
• Al sentarse cruzar los tobillos expresando autoprotección pero suavizar esto al tener las palmas de las manos abiertas que inspiran al resto de personas sinceridad y lealtad.
Sí, eran demasiadas cosas para recordarlas y efectuarlas al mismo tiempo. Y todo fue aún más difícil cuando pasó a preparar la parte oral de su entrevista. Brett había optado por el papel de niño humilde y sincero pero con toques graciosos. Incluso había presenciado alguna broma que le enseñó el hombre mayor. Para ella sería un poco más difícil, tenía que verse amable pero sin verse feliz por estar en esa situación, también debía aparentar esperanza de ganar pero sin excederse para que los profesionales no la vieran como un peligro. Mostrarse inofensiva físicamente pero no mentalmente sería lo complicado, y tendría que cuidar sus palabras si quería conseguir patrocinadores sin ganarse una diana en la espalda.
Horas después estaba de nuevo con su equipo de preparación mientras su estilista supervisaba todo. El maquillaje parecía un poco más discreto esta vez y realmente lo agradecía, por lo menos no se tendría que preocupar porque algún diamante se cayera de su cara mientras hablara. A pesar de eso maquillaron su cara con tonos mate resaltando sus facciones como pómulos o nariz y también le dieron un suave color rosado a sus mejillas para darle un aire más infantil e inocente a conjunto con los labios y en contraste con los ojos decorados con un delineado negro como el carbón y uns sombra dorada aportando luminosidad a la mirada. Le añadieron unas diminutas pecas doradas sobre sus mejillas y nariz que sinceramente la muchacha no sabía cómo se verían. Optaron de nuevo por dejar su cabello suelto en ondas con acabado natural aunque más tarde tomaron los mechones que contorneaban su rostro y los trenzaron recogiéndolos hacia atrás.
Le pusieron unos pendientes plateados a juego con las sandalias (que tenían tacón y plataforma) y en su cuello colgaba el medallón de su familia que únicamente se lo quitaba para ducharse y los entrenamientos. El vestido era perfecto, no había otra palabra que pudiera describirlo. La sedosa tela era de un color amarillo narciso claro con detalles brillantes que subían desde la falda hasta el corpinño creando un bello patrón vegetal. No tenía mangas ni tirantes y portaba una pequeña cola por detrás (nada comparado con el vestido del Desfile de tributos) dejando ver sus zapatos y una pequeña proporción de sus piernas.
Cecily Demeter desulmbraba y todos lo sabían.
Brett y ella fueron escoltados al lado del escenario donde se colocaron en orden de Distritos en una fila con el resto de tributos, ambos iban charlando con alegría sobre las locuras que su querida escolta Delta les había obligado a hacer, queriendo calmar sus nervios pero llamando así la atención de algunos tributos que los veían de reojo en silencio. Un rato después ya estaban todos listos y en el escenario apareció Caesar Flickerman, el hombre que les haría la entrevista. Cada año mostraba un estilo nuevo, a la moda del Capitolio, y ese año tampoco había fallado al llevar un conjunto de chaqueta y pantalón de vestir a juego con su cabello teñido de un intenso color verde esmeralda (desde luego Ceceily pensaba que por lo menos no le quedaba tan mal como el color naranja que portó en los anteriores Juegos del Hambre).
Comenzó la chica del Distrito 1 mostrándose letal pero sensual al mismo tiempo, mientras que su compañero de Distrito que fue después adoptó una postura de chico gracioso e interesante. Los del 2 siguieron con el papel de potenciales ganadores, seguros de si mismos y de sus habilidades. A Cecily se le encogía el corazón al ver que ese año había muchos niños menores de 14 años. Y también se dio cuenta de que Caesar ayudaba muchísimo durante las entrevistas, alagando a los tributos consiguiendo que un vestuario horrible se viera atractivo y que un chiste sin gracia añadiendo uno de sus comentarios hiciera reir a todo el público. Por lo menos parecía querer ayudar dentro de lo posible a que consiguieramos patrocinadores.
Pocos tributos le llamaron mucho la atención a ella pero aún así escuchó todas las palabras que decían intentando descifrar posibles estrategias o secretos, observando también sus caras, movimientos y gestos corporales. Y los únicos a los que no pudo sacar una conclusión fue a ambos tributos del Distrito 7. Con pieles bronceadas, ojos verdosos mirando con fuerza y misteriosa personalidad hicieron que Cecily se recordara a sí misma no perderlos de vista en la Arena, más que segura a cada momento que pasaba de que iban a ser un problema.
Finalmente el tributo del Distrito 8 se despidió del entrevistador y comenzaron a llevarla hacia las escaleras que daban al escenario. Intentó recordar su lista pero su cabeza no parecía querer funcionar, comenzó a entrar en pánico pero escuchó como Caesar anunciaba su nombre y supo que no le quedaba otra que salir y hacerlo lo mejor posible.
―Muchos quedamos cautivados ante la presencia de esta chica en la apertura de los juegos, ¿sabéis de quién hablo? Espero que sí porque desde el Distrito 9 nos llega un rayo de luz, con todos ustedes... ¡Cecily Demeter!
Los aplausos no tardaron en llegar y el pánico inundó su cuerpo, pero todavía muy tensa respiró profundamente, levantó su cabeza y estirando su espalda comenzó a caminar en el escenario tal y como había practicado. Tuvo que entrecerrar un poco los ojos ante el cambio de luz pero se forzó a sonreir de la manera más natural posible e incluso levantó su mano para saludar a la obación de personas que la observaban, generando aún más aplausos y gritos. La recibió en el centro Caesar con una gran sonrisa y le dio la mano indicando que se sentara.
―¡Bienvenida Cecily! De nuevo has conseguido quitarnos el aliento con esa entrada, dejame decirte que estás resplandeciente querida.
―Oh, Caesar muchas gracias. Creo que tanto alago va a conseguir que me sonroje.
―Pero si no estoy diciendo nada que no sea verdad, ¿cierto amigos?
Inmediatamente el público saltó de sus asientos de nuevo de la emoción asintiendo las palabras del hombre.
―Bueno, no tenemos mucho tiempo así que pasemos a las preguntas. ¿Cómo has pasado estos días en el Capitolio?
―Muy bien la verdad, es muy distinto al Distrito 9. He de decir que tuve algunas complicaciones con las duchas y los televisores pero supongo que es normal ¿no? Aunque creo que lo que más voy a extrañar son las personas, he conocido a personas increíbles como a mi estilista Oriol y su equipo a los que, por cierto, quería agradecer desde el fondo de mi corazón por hacer que esta noche luzca radiante.
Eso conmovió a muchos, viendo lo humilde y agradecida que era, perdiendo (o eso pensaban ellos) tiempo de su entrevista para dar las gracias a su estilista. Y hubo otra ronda de aplausos en la que un foco de luz iluminó al estilista que se levantó con una mano en el pecho inclinando la cabeza a modo de respuesta.
―Ahora cuéntanos un poco de tu hogar, ¿qué crees que estará pensando tu familia en estos momentos?
―No lo sé pero espero que se sientan orgullosos de mí. Y quiero que sepan que voy a intentar regresar a casa, por ellos.
―Seguro que están más que orgullosos de ti querida, se nos está acabando el tiempo pero antes de que eso ocurra quería hacerte dos preguntas más.
―Claro, dispara. Pero no literalmente por favor.
Eso último arrancó varias risas, incluida la de Caesar.
―Muchos han quedado enamorados contigo pero siendo sinceros, aquí entre tú y yo, ¿hay alguien que te esté esperando en casa? ¿algún joven afortunado del Distrito 9 que haya conseguido tu corazón de oro?
Mentiría si dijera que esa pregunta no le pilló de imprevisto, pero intentó mantener la compostura sin poder evitar que sus mejillas se tornaran rosadas, aspecto que no pasó por alto en la espectación, cautivada por la inocencia y ternura que transmitía esa joven de 15 años.
―Bueno Caesar, tengo que confesar que no hay ningún chico esperándome en el 9. Pero que no se entere nadie ¿vale?
Ambos hablaban como si estuvieran solos pero solo era otro elemento más de persuasión para ganarse al público. Y los del Capitolio estaban adorando eso.
―Entonces si ganas los Juegos del Hambre puedo asegurarte que tendrás una cola de pretendientes, puedo asegurártelo. Y última pregunta, ¿cómo te sientes ante los juegos que comienzan mañana?
Tuvo que morderse la lengua y pensar durante unos segundos qué decir ya que si se hubiera dejado llevar por sus impulsos hubiera soltado una gran barbaridad. Pero una gran parte de su supervivencia dependería de esa actuación. Y debía terminarla bien.
―Nerviosa, no voy a mentirte. No sé a que voy a enfrentarme mañana pero confío en mi misma y mis conocimientos. Y ocurra lo que ocurra lo enfrentaré con la cabeza alta, hasta el final.
Un pitido sonó indicando el final de la entrevista y con ello sintió un nudo deshacerse en su estómago. Ya estaba hecho.
―Cecily, desde aquí te deseamos mucha suerte y esperamos volver a verte aquí. ¡Cecily Demeter del Distrito 9!
¡Y aquí está el último capítulo antes de que comiencen los Juegos del Hambre! Espero que estéis tan emocionados como yo porque... Uf, va a ser todo muy intenso e interesante (o por lo menos espero que así sea).
Aquí abajo os dejo cómo se vería Cecily en la entrevista. ❤️
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