Capítulo veinte
Finn y Lincoln se escondieron entre los arbustos cuando estuvieron a solo unos metros de distancia de la cueva que ocupaban los destripadores. El castaño tragó saliva al recordar lo que le hacían a las personas. Recordar sus rostros le ponía los vellos de punta. Hasta Lincoln les temía, eran salvajes.
—Quédate aquí —ordenó Lincoln con la mirada clavada en la cueva. —Los atraeré.
Finn observó cómo Lincoln corría, usando los árboles y arbustos para esconderse. Se sentó en el suelo, esperando pacientemente a que Lincoln lograra su cometido, mientras aprovechaba a descansar un poco. Era la noche más agitada que había tenido en toda su vida.
Repentinamente oyó que una rama se quebró a lo lejos. Las alarmas dentro de él se encendieron. Se puso de pie inmediatamente, aunque manteniéndose encorvado para que los destripadores no lo vieran.
Otro ruido más se oyó.
La curiosidad de Finn lo obligó a caminar, siendo sigiloso. Agudizó su oído para escuchar más allá de aquellas ramas, pero no pudo oír alguna otra cosa. Finalmente se detuvo detrás de un arbusto.
Otro ruido más le anunció que estaba a escasos centímetros del causante.
Uno.
Dos.
Tres.
Salió de su escondite para enfrentar lo que sea.
Pero no se esperó verla.
—¿Sloane?
La azabache ni siquiera lo miró, aunque era seguro que tampoco lo hubiera oído. Tenía la mirada perdida en algún lugar del suelo y su aspecto era deplorable, algo que preocupó a Finn. Nunca se imaginó verla tan mal, no cuando la veía como una figura poderosa e imponente.
—Sloane —intentó de nuevo, acercándose a ella.
Ella tampoco lo miró. Estaba destrozada en más de un sentido y no tenía fuerzas ni para hablar. Perder a Kile le había afectado a un nivel impensado. Su corazón dolía más que su cuerpo y su alma se encontraba afligida por semejante pérdida. Sus fuerzas habían desaparecido.
Finn la movió levemente y, finalmente, Sloane lo miró.
—¿Finn? —adivinó en un leve susurro.
Entonces el castaño la examinó mejor. Tenía su rostro cubierto de sangre, solo sus ojos podían verse con claridad. Finn pudo ver que estaban apagados y el dolor abundaba en ellos.
—Dios... —murmuró, alejando el cabello pegajoso de su rostro. —¿Qué te sucedió?
Entonces su labio inferior comenzó a temblar al recordar las palabras de Astrid.
—Lo perdí, Finn —dijo con la voz quebrada.
El castaño frunció el entrecejo al verla tan desolada.
—¿Qué? ¿A quién?
—Kile. —Al pronunciar su nombre las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. —Él ya no está... y es mi culpa...
Unos gritos lejanos alertaron a Finn, sin embargo Sloane ni se inmutó. El castaño supo que debió estar muy triste y agobiada como para no reaccionar ante un posible peligro. Observó que ya no parecía ser aquella guerrera implacable.
—No sé lo que sucedió, pero debes ponerte de pie y luchar —dijo Finn, tomándola del brazo algo desesperado. —Lamento lo de Kile, sé que duele, pero no debes darte por vencida. Ahora debemos irnos...
Sloane lo alejó con un débil empujón y negó con la cabeza.
—Déjame aquí —susurró, dejándose caer en el suelo. —Ya no quiero luchar. Estoy cansada.
Finn levantó la mirada y notó que, a lo lejos, unas luces se acercaban. Eran los destripadores con sus antorchas. Su desesperación y preocupación aumentaron.
—Los terrestres casi toman el campamento —anunció, esperanzado porque Sloane reaccione. —Gonkru, tu clan, espera por tí. Bellamy y Octavia esperan por ti. Todos esperamos por tí. Te necesitamos y tú nos necesitas, ahora más que nunca.
Sloane lo miró en el momento en que dijo aquellas palabras y recordó que habían otras cosas además de su pérdida. Estaba Gonkru, su clan, su familia. Ella los había acogido, jurando protegerlos. Después estaban Bellamy y Octavia, los hermanos que se habían metido profundamente en su corazón. Finalmente estaba Skaikru, el clan que ya era parte de ella.
—No creo poder...
Finn se desesperó al no poder convencer a Sloane. No quería ser un insensible, pero necesitaban huir antes que los destripadores llegaran.
—Gonkru espera por tí, Sloane —recalcó Finn. —Ellos son tu familia, tú eres su familia. No los abandones cuando ellos nunca te abandonaron. Esperan por tí. Hazlo por ellos.
Sloane cerró los ojos con fuerza, negando con la cabeza.
—No, Finn, por favor...
Pero él volvió a interrumpirla.
—Bellamy y Octavia cuentan contigo —insistió una vez más. —Sé que los amas. Ellos son importantes para tí y, si no luchamos juntos, morirán. Al igual que todos nosotros, incluído Gonkru. Si no quieres luchar por ellos, hazlo por tí, maldición —comentó con firmeza. —Ponte de pie y lucha. Eres una maldita guerrera.
Sloane abrió los ojos al oír aquellas últimas palabras.
Las voces de sus guerreros retumbaron en su cabeza, clamando su nombre como si de un himno se tratara al mismo tiempo que levantaban sus espadas. Sintió la calidez hogareña que la rodeaba cuando estaba con ellos. Las pecas de Bellamy fueron las siguientes en surcar su mente y sintió que su corazón se calentó al recordar sus toques. Entonces recordó la sensación del reconfortante abrazo de Octavia, la castaña que era como una hermana. Recordó lo que les había dicho a ambos hermanos: «Peleamos juntos». Finalmente unos cabellos rubios pasaron por su mente, acompañados por una brillante sonrisa. Sus ojos se aguaron al recordar la expresión bromista de Kile, su hermano.
«Oso gonplei nou ste odon [Nuestra lucha no ha terminado]», era la frase que ambos decían. La frase que siempre los acompañaba y que los alentaba a continuar.
—Oso gonplei nou ste odon... —repitió en un susurro y sintió que Kile estaba con ella, que la acompañaba a pesar de no estar allí.
Y así era. El rubio nunca la abandonaría, siempre viviría en un lugar muy especial de su corazón. Siempre será recordado por Sloane y Gonkru.
Entonces la azabache se puso de pie, cual reina empoderada y miró a Finn. La seguridad y determinación chispearon en sus ojos. El brillo regresó a ellos como una llama ardiente e intimidante. Finn tenía razón. Debía pelear, sobrevivir, por ella y por su clan. Ellos eran su familia, había jurado protegerlos y cumpliría su promesa. Además tenía asuntos pendientes.
—Tengo que acabar con una maldita traidora —pronunció cada palabra con dureza y odio.
Finn sonrió levemente al verla de pie. Ahora lucía como la antigua Sloane que había conocido, como la fuerte e imparable reina guerrera.
Un fuerte estruendo lejano hizo que ambos elevaran la cabeza hacia el cielo nocturno. Frunciendo el entrecejo al ver que algo caía con gran impulso, separándose en pequeñas partes.
—El arca —susurró Finn, sin poder creerlo.
Pero, entonces, unos gritos se oyeron y el entrecejo de Sloane se acentuó aún más.
—¡Finn! —Se oyó la voz de Lincoln. —¡Corre!
Sloane frunció el entrecejo al mismo tiempo que llevaba una mano a su hombro para ejercer presión en la herida provocada por Astrid.
—¿Ese es Lincoln? —dijo, mirando la figura que apareció a los lejos.
Finn asintió repetidas veces.
—Debemos irnos, ¡ahora! —ordenó en un grito y tomó a Sloane para comenzar a correr.
La azabache no entendía qué sucedía. Estaba confundida, pero no se detenía. La desesperación en el rostro de Finn la obligó a continuar.
—¿Qué sucede? —cuestionó Sloane, sin detenerse.
—Fuimos por los destripadores —respondió entre gemidos.
—¿Cómo se te ocurrió hacer eso? ¿Siquiera sabes lo que hacen los destripadores? —cuestionó Sloane.
—Lo sé, pero el enemigo de mi enemigo es mi amigo —repitió aquellas palabras.
Y Sloane comprendió que era para repeler a Trikru.
El caos se había instaurado en el campamento.
Clarke, Raven y Jasper, quienes se encargaban de preparar los cohetes de la nave, necesitaban más tiempo de lo pensado para hacerlo. Los adolescentes que se encontraban en las trincheras hacían todo lo posible para detener a los terrestres, sin embargo no era suficiente.
Trikru estaba por tomar la entrada del campamento y, si eso sucedía, Skaikru estaba perdido.
Repentinamente unos gritos de guerra los alarmaron a todos por igual. Cada persona, dentro y fuera del campamento, se quedaron inmóviles. Miraron hacia todos lados, sin saber de dónde provenían.
Aunque Gonkru y Trikru sabían perfectamente de qué se trataba.
—¡Los destripadores! —alertó Tristan.
En ese momento, todos los guerreros de Trikru que se encontraban en las puertas del campamento, voltearon hacia los gritos.Delante de los destripadores corrían tres personas: Sloane, Finn y Lincoln. La primera sonrió al ver el rostro de Anya y Tristan y, junto a Finn y Lincoln, se desvió hacia un túnel que daba directamente al interior del campamento. Los destripadores se detuvieron súbitamente y observaron a cada guerrero de Trikru. Todos se pusieron en posición de ataque y se contemplaron con odio.
Finalmente, Trikru se lanzó a la lucha contra los destripadores.
Mientras los terrestres se enfrentaban, Sloane y Finn se adentraron al túnel. Segundos después salieron en el interior del campamento. Clarke, quien estaba cerca, corrió hacia Finn y lo abrazó fuertemente, feliz por verlo nuevamente. Sloane, por detrás, salió lentamente del túnel con una mano sobre la herida de su hombro. Entonces miró hacia atrás y notó que Lincoln se había desviado.
No se preocupó.
—Sloane —murmuró Clarke, soltando a Finn y mirando detrás de ella. —¿Y Kile?
Sloane solo negó con la cabeza, sin poder decir palabra alguna. Aunque había decidido luchar, su corazón aún dolía. Clarke la compadeció.
—Trajimos a los destripadores para darnos tiempo. —Finn cambió de tema. —¿Cómo está Raven?
—No está bien —dijo Clarke, tomando la medicina que Finn le entregó. —Y los cohetes no están listos. Jasper trabaja en ellos.
—¿Quién? ¿Jasper? —cuestionó, no muy seguro de que pudiera hacerlo. —¿Cuál es el plan B?
—Jasper es el plan B —confesó Clarke.
Sloane se acercó a ellos.
—Debes confiar más —dijo, mirando a Finn. —Podrá hacerlo, pero hay que darle tiempo.
Entonces la mirada de Clarke recayó en el hombro herido de Sloane. La sangre había empapado la mano de la terrestre por completo, lo cual era una clara señal de la gran cantidad de sangre que había pedido.
—Está herida —dijo la rubia y miró a Finn. —Llévala a la nave.
El castaño asintió y pasó un brazo de Sloane sobre sus hombros y comenzó a guiarla hasta el interior de la nave. Al entrar, la mirada de los adolescentes recayó sobre la azabache. No eran miradas despectivas, sino que eran atentas, aliviadas y orgullosas. Cuando una joven notó las heridas de Sloane, se puso de pie rápidamente.
—Iré por agua —dijo y se dirigió a una reserva de la nave.
Casi al instante, otros dos adolescentes más fueron por una mesa para recostar a Sloane. La atendían y se preocupaban por ella como si fuera una más.
Y es que lo era.
Para ese momento todos se consideraban parte de un mismo clan.
—No es necesario —negó Sloane. —Debo ir a luchar...
Clarke negó de inmediato y la obligó a sentarse en la mesa.
—Estás malherida —recalcó, mirándola de pies a cabeza. —Si sales a luchar, morirás.
Sloane no dijo nada, solo se limitó a agachar la cabeza. Sabía que Clarke tenía razón. Apenas podía mantenerse de pie y si salía a luchar solo sería una carga. Segundos después sintió que alguien limpiaba su rostro ensangrentado con un paño húmedo. Levantó la cabeza y se encontró con la misma joven que fue a buscar agua.
—Gracias —susurró Sloane, con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Es lo menos que puedo hacer.
Entonces Clarke se acercó a ellas con unas vendas entre sus manos. La joven se separó de Sloane para dejar que Clarke hiciera su trabajo.
—Esto disminuirá el sangrado —informó con rapidez. —Al menos hasta que esto termine.
Sloane asintió y se quitó el abrigo de piel que llevaba, luego se quitó la remera. A nadie le importó que lo hiciera, habían cosas más importantes por las que preocuparse.
Clarke limpió la herida rápidamente e hizo un torniquete para detener el sangrado. Una vez que terminó con la herida fue por una remera y una chaqueta limpia, las cuales Sloane aceptó sin inconveniente alguno.
Que usara ropa de Skaikru no significaba que dejaría de ser una terrestre.
Repentinamente unos fuertes gritos se oyeron fuera de la nave y, casi al instante, Miller entró agitado.
—¡Clarke, están tomando la puerta! —informó en un grito desesperado.
—Bien, porque ya lo hice —dijo Jasper, subiendo al primer piso de la nave. —Creo.
Sloane se colocó la chaqueta mientras se puso de pie. Clarke hizo lo mismo.
—Cerraré esta puerta —propuso Miller, refiriéndose a la nave.
—¡Espera! —Clarke caminó hacia la salida. —Aún hay mucho afuera y Bellamy no ha vuelto.
El corazón de Sloane se detuvo al oír el nombre de Bellamy. Se preocupó, pero no solo por él.
—Mis guerreros siguen peleando.
Y salió detrás de Clarke.
Al poner un pie fuera de la nave se encontró con un panorama escalofriante. Muchos guerreros de Trikru habían logrado traspasar el muro y muy pocos adolescentes lograban repeler sus ataques con balas y granadas.
—Muy bien, Jasper terminó. ¡Todos adentro, ahora!
Pero una lluvia de flechas cayó sobre ellos.
—¡Clarke, cúbrete! —gritó Finn, mientras la llevaba detrás de una trinchera.
Sloane hizo lo mismo. Corrió hacia la izquierda y se escondió detrás de otra trinchera. Asomó la cabeza y observó que los terrestres avanzaban a medida que los adolescentes retrocedían. Entre ellos observó que algunos de sus guerreros se adentraban a la nave, aunque eran muy pocos. Entonces sintió que alguien la tomó del cabello y la arrojó lejos de la trinchera. El cuerpo de Sloane impactó contra la tierra, pero se incorporó rápidamente pese a su condición.
Su expresión se enfureció al verla.
—No haberte asesinado fue mi peor error —confesó Astrid.
Disimuladamente Sloane hundió su mano en el suelo, tomando un gran puñado de tierra.
—Tu peor error fue haberme provocado.
Y arrojó la tierra a los ojos de Astrid.
La rubia gruñó y retrocedió mientras limpiaba sus ojos. Sloane aprovechó su distracción para patear sus piernas. Astrid cayó al instante y Sloane se subió sobre ella, quitándole su espada.
Verla hizo que su odio y resentimiento crecieran desmesuradamente. No pudo evitar sentir un gran deseo de asesinarla. Por culpa de su ambición había perdido la vida que tanto deseaba y había sido forzada a vivir como una asesina.
Comenzó a golpearla salvajemente en el rostro, ayudándose con el mango de la espada. Tal y como había hecho Astrid. Una sensación de satisfacción la envolvió.
Se había cansado de huir, ya no soportaba ver que su gente muriera por crímenes que no habían cometido. Ya no se escondería más, aunque tuviera que luchar por su libertad. Lo haría sin dudar.
Soltó un gruñido frustrado mientras continuaba golpeándola. La sangre saltó, manchando la ropa y el rostro de Sloane. Aquello no le importaba en lo más mínimo, solo buscaba acabar con su tormento.
—¡Bellamy, corre! —gritó Clarke.
Aquello distrajo a Sloane, quien detuvo su ataque para mirar a Clarke. Junto a ella pasó Bellamy, corriendo directamente hacia Tristan.
—No. Bellamy... —susurró, sabiendo de lo que Tristan era capaz.
Se alejó de Astrid, olvidando su venganza completamente, y trató de ir tras Bellamy. Sabía que el azabache no era un guerrero como Tristan, por lo que no podría contra él. Pero entonces Astrid tomó su tobillo y cayó de bruces. Observó que Bellamy luchaba contra Tristan, pero se obligó a voltear hacia Astrid.
La rubia guió la mirada hacia Bellamy, una sonrisa apareció en su rostro.
—¿Desde cuándo eres tan sentimental? —comentó, burlesca. —Te hace débil. Casi te maté una vez, ahora no fallaré.
—Cállate —gruñó Sloane y pateó su rostro.
Astrid no soltó su tobillo, sino que rió.
—Tal vez lo asesinemos, al igual que lo hicimos con el rubio.
Sloane soltó un grito de frustración. La odiaba. Era un sentimiento muy fuerte y verdadero. La consumía y odiaba que Astrid tuviera tanto poder sobre ella y sus descontroladas emociones.
Volvió a patear su rostro y, esta vez, Astrid soltó su tobillo. Sloane se arrastró hacia la rubia con la intención de subirse sobre ella, sin embargo Astrid no lo permitió y golpeó su abdomen para alejarla. La espalda de Sloane impactó contra el suelo y, de soslayo, logró ver que una granada encendida cayó junto a ella.
No lo pensó más y la tomó entre sus manos. Faltaba muy poco para que la mecha se acabara, por lo que se acercó a Astrid rápidamente.
—Esto es por Kile —pronunció y metió la granada dentro de su ropa.
Astrid no tuvo tiempo de reaccionar y Sloane solo pudo alejarse unos pasos cuando la granada estalló. La fuerza de la explosión arrojó a Sloane contra las paredes exteriores de la nave, aturdiéndola. Astrid, por otro lado, murió al instante.
La venganza de Sloane finalmente se había concretado y cobró por todo lo que tuvo que sufrir durante cinco años.
—¡Clarke, vamos! —Sloane abrió los ojos ante el grito desesperado de Miller. —¡No puedes salvar a todos! ¡Vámonos!
Las voces se oían lejanas y su vista se nubló por unos momentos. Un fuerte pitido traspasaba sus oídos, provocándole un dolor agudo. La explosión la había desorientado. No podía pensar con claridad y le costaba recuperar el control total de su propio cuerpo.
—Naiplana! —gritó alguien.
Entonces unos brazos la rodearon, poniéndola de pie inmediatamente. Era uno de sus guerreros quien la arrastraba hacia el interior de la nave.
—Nuestros guerreros... —murmuró Sloane, algo perdida. —Faltan...
—No, no hay más —anunció el guerrero con pesar.
La mirada de Sloane repentinamente recayó sobre Bellamy, quien continuaba luchando contra Tristan.
—Bellamy... no...
En ese momento, como si la hubiera oído, Bellamy guió su mirada hacia Sloane. Notó el terrible estado de la azabache, pero se sintió aliviado de verla entrar a la nave. No le importaba morir, no si las personas que más le interesaba estaban a salvo.
Finalmente el terrestre arrastró a Sloane hasta el interior de la nave y Clarke bajó la palanca para cerrar la puerta. Sus ojos llorosos por dejar a Finn y Bellamy afuera, pero era necesario para salvar a los demás.
Fuera de la nave los terrestres corrían directamente hacia esta, sin ningún obstáculo que los detuvieran. Anya, al ver que la puerta de la nave comenzaba a cerrar, soltó un grito y saltó sobre ella. Su cuerpo rodó al interior de la nave, asustando a todos los adolescentes de la nave. Sloane, aunque seguía algo aturdida, se alarmó al ver a la terrestre. El guerrero que la había traído se puso delante de ella, protegiéndola. Al instante tres guerreros más se acercaron a ella con la misma intención.
—Jasper, ¡ahora! —ordenó Clarke.
El recién nombrado obedeció al instante y comenzó a bajar todos los interruptores del control remoto que había creado. Sin embargo, al bajar el último, nada sucedió. Los cohetes de la nave no se encendieron, alarmando a todos.
—Anya, no puedes ganar —Clarke trató de llegar a un acuerdo.
Anya miró a todos los adolescentes presentes, deteniéndose en Sloane. Su sangre hirvió al verla y más cuando notó que se vestía como uno de ellos, creyendo que se olvidaba hasta de sus propios orígenes. Sacó sus espadas y comenzó a agitarlas en forma de ataque. Al instante un adolescente la golpeó en la cabeza, arrojándola al suelo.
Sloane observó que los adolescentes se arrojaron sobre ella, golpeándola salvajemente. Clarke intervino de inmediato.
—¡Basta! —gritó y todos pararon. —¡No somos como ellos!
Y después de unos momentos todos se calmaron y lo único que podía oírse eran los golpes externos de los guerreros de Trikru. Repentinamente la nave se sacudió bruscamente y unos gritos desgarradores se oyeron desde el exterior. Aquello solo significaba una cosa.
Los cohetes se habían encendido, quemando a todos en el exterior.
Sloane observó a los doce guerreros que estaban sentados frente a ellos. Luego de la pelea, ellos fueron los únicos sobrevivientes de Gonkru. La mayoría habían sido asesinados por Trikru, una vez más.
—Stedaunon don gon we [Los muertos se han ido] —susurró uno de ellos.
Aquellas palabras aliviaron el tormento de Sloane. La azabache acababa de perder a su familia, a la mayoría de sus guerreros y en la nave no veía a Octavia... ni a Bellamy. Estaba dolida, asustada y preocupada.
—Naiplana —dijo otro y colocó su mano sobre la de Sloane.
Otros guerreros también colocaron sus manos sobre la de Sloane, demostrando su apoyo incondicional a su reina.
—Oso gonplei nou ste odon [Nuestra lucha no ha terminado] —murmuró Sloane.
—Oso gonplei nou ste odon —repitieron los guerreros.
La mirada de Sloane fue a parar en Anya, quien estaba atada. La terrestre gruñó al verla, pero Sloane la ignoró por completo. Su resentimiento no era con ella, era con Astrid y, ahora que estaba muerta, su corazón estaba libre de odio, solo había dolor por sus pérdidas.
—Prepárense, saldremos en unos momentos —ordenó Clarke.
Todos los adolescentes obedecieron al instante y se pusieron de pie, ansiosos por salir de la nave. Sloane y sus guerreros también se pusieron de pie, esta siendo ayudada por ellos. Habían pasado toda la noche dentro de la nave por precaución, pero finalmente saldrían.
Clarke levantó la palanca y la puerta de la nave comenzó a bajar lentamente. La luz del sol iluminó el interior de la nave y una fresca brisa agitó sus cabellos.
Al salir, se encontraron con todo el suelo quemado y con esqueletos esparcidos por todos lados. Sloane tragó saliva con dificultad al pensar que algunos de ellos podrían ser sus guerreros, Octavia o Bellamy. Se había librado del tormento que Astrid le provocaba, pero eso no eliminó el dolor dentro de su pecho.
Clarke tampoco se quedaba atrás. Su corazón también dolía ante la pérdida de los suyos y del hombre que amaba.
Todos sufrían las pérdidas de sus compañeros.
De repente, y para espanto de todos, una bomba de humo cayó a los pies de Clarke, alarmando a cada uno de los adolescentes. Los guerreros se acercaron a Sloane, buscando mantenerse juntos. Más bombas cayeron junto a cada uno, liberando un humo rosado.
Entonces los ojos de los presentes comenzaron a sentirse pesados. Algunos adolescentes comenzaron a caer al suelo, inconscientes por aquel humo.
—Parecen montañeses —dijo Anya y, al decir aquello, cayó inconsciente.
Los guerreros miraron a Sloane, temerosos de que fueran los montañeses. Ellos habían oído rumores de lo que hacían, pero nunca habían creído en ellos. Sin embargo, ahora comenzaban a preocuparse.
Pero antes de poder hacer algo los ojos de Sloane se cerraron. Lo último que sintió fue que su cuerpo impactó contra el suelo, luego no vio nada más.
Solo había oscuridad.
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¡YA TERMINAMOS LA PARTE UNO (PRIMERA TEMPORADA) DE ESTA HISTORIA! <3
No se vayan, queda la parte dos (segunda temporada) que será publicada en este mismo libro :)
Gracias por todo el amor que le dan a la historia, love uuu
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