Capítulo once
Sloane se encontraba sentaba frente a la fogata, afilando su nueva espada —había perdido la antigua junto a una de sus dagas— mientras pensaba en aquellos seis guerreros que la habían acompañado en la búsqueda de Octavia. Había vuelto a adentrarse a los confines de Trikru para buscarlos, aún cuando Kile afirmó haberse topado con los cuerpos de al menos tres de ellos. Buscó durante un día entero, sin embargo no tuvo suerte. No había encontrado a ninguno y no tuvo más opción que darlos por muertos y acabar con la búsqueda. No podía arriesgar a más guerreros para buscar a otros que ni siquiera podía asegurar que siguieran con vida.
Fue difícil decidir aquello, pero tuvo que hacerlo. Ser líder significaba tomar decisiones difíciles con tal de mantener a salvo a la mayoría.
Cuando terminó de afilar su nueva espada observó a los suyos. Un grupo había salido de caza antes de que la noche cayera, por lo que se encontraban cenando carne asada bajo el manto estrellado. Después bajó la mirada hacia el trozo de carne que Kile le había llevado y pensó que debía comer, aún cuando no hacía nada más que pensar en Trikru.
Algo dentro de ella gritaba «Jus drein jus daun» y ansiaba acabar con aquellos que le arrebataron seis miembros de su familia. En ese momento quería ir contra Trikru, pero sabía que no debía dejarse llevar por las emociones. Si cedía ante su ira y sed de venganza terminaría con la muerte de todo su clan porque sabía perfectamente que no podía ir contra Trikru. Su ejército no sería suficiente y serían masacrados con facilidad, era por eso que debía pensar con la cabeza fría. Debía quedarse con los brazos cruzados ante estas muertes, al menos por el momento.
—Naiplana —dijo uno de sus guerreros.
Sloane salió de su ensimismamiento y miró al explorador que se encontraba de pie junto a ella. Era uno de los hombres que vigilaban los alrededores y la mantenían informada sobre todo lo que sucedía.
—¿Hay novedades?
—Las otras personas del cielo llegarán en unos días —informó.
En ese momento Sloane se preguntó cómo se lo habían tomado los adolescentes. Desde el primer día había notado el desprecio de estos hacia el Arca, sobre todo debido a los brazaletes, pero ahora tenía curiosidad de saber si ya habían superado esa etapa.
—¿Qué más?
—Hace unos momentos nuestros hombres vieron a dos personas de Skaikru hablando con Lincoln.
Sus palabras captaron toda la atención de Sloane, quien guardó su espada y se enderezó en su asiento para escuchar atentamente.
—¿Sobre qué?
—Pactaron una reunión entre Skaikru y Trikru.
Sloane frunció el entrecejo, sin comprender. Inmediatamente sintió que no era una buena idea. Hacía tiempo que ya no pertenecía a Trikru, pero conocía perfectamente cómo eran y sabía que esa reunión terminaría con una declaración de guerra.
El único motivo para pactar aquel encuentro era la paz, pero el problema era que Trikru no estaría dispuesto a ceder. Esa reunión se convertiría en una matanza.
—¿Cuándo lo harán? —preguntó por mera curiosidad.
—Al amanecer.
—¿Eso es todo?
—Así es.
—Bien —dijo, clavando sus ojos en la fogata. —Hiciste bien, ve a comer con los demás.
El explorador obedeció inmediatamente y, agradecido por la orden, se dirigió en busca de un poco de comida. Sloane lo observó mientras se reunía con los demás, al instante comenzaron a charlar y bromear entre ellos. Presenciar aquella escena hizo que se cuestionara todo lo que pensaba sobre Skaikru, teniendo en cuenta todo lo que había sucedido desde su llegada.
Ya había perdido a seis de sus guerreros por ganarse la confianza de Skaikru, sin mencionar que Kile podría haberse sumado a ellos. Bajó la guardia y puso en riesgo a Gonkru, tal y como le había advertido el rubio desde un principio. Entonces comenzó a cuestionar si esa alianza con Skaikru era buena idea. Quería la paz, más que nada, pero no estaba dispuesta a sacrificar a su clan.
«Atraen la muerte», se dijo a sí misma.
En ese momento, mientras Sloane comía, Kile se acercó con una expresión interesada y se sentó junto a ella. Había oído lo que el explorador descubrió y quería saber cuál sería el próximo movimiento de su reina, sin embargo la azabache no pronunció palabra alguna y solo se limitó a observar el fuego.
—Supe de la reunión —dijo Kile con la intención de iniciar una conversación.
Tragó con dureza al oír las palabras del rubio. Una vez más se negó a abrir la boca, lo que disgustó a Kile. Este presentía que algo no andaba bien dentro de la cabeza de Sloane. La conocía perfectamente como para saber que pensaba en algo importante, que a su vez le preocupaba.
—Sé que no sueles hablar y que siempre estás pensando, pero usualmente hablas conmigo. —Se inclinó hacia adelante para llamar la atención de Sloane. —¿Qué sucede?
La azabache dejó de lado la comida y giró hacia Kile.
—Tenías razón.
Sus palabras no hicieron más que sorprender y confundir al rubio, quien frunció el entrecejo. Ahora sí creía que algo estaba mal con Sloane.
—Wow —resopló y alzó sus cejas. —Y exactamente en qué tengo razón. Digo demasiadas idioteces como para recordarlas todas.
Sloane regresó la vista al fuego. Estaba acostumbrada a Kile y ya no le molestaba en lo absoluto que el rubio soltara comentarios sarcásticos o hiciera bromas en momentos que deberían ser serios.
—Sobre Skaikru —dijo con simpleza. —Comienzo a pensar que deberíamos mantenernos alejados de ellos, al menos por el momento.
Kile giró bruscamente hacia Sloane y al notar la seguridad en su rostro sintió ganas de golpearla por ser una idiota. Soltó un largo y pesado suspiro de forma exagerada. Parecía estar en desacuerdo con la azabache.
—Es una maldita broma, ¿verdad? —cuestionó y el silencio de Sloane fue su respuesta. —Literalmente ibas a sacarme a patadas del clan por no aceptar una alianza con ellos, ¿ahora te echas atrás?
—No exageres —respondió con una tranquilidad que lo exasperó.
Se quedó en silencio, procesando las palabras de Sloane.
Una vez más le sorprendió la capacidad que la azabache tenía para mantener la calma en situaciones como estas. Sabía que debió pensar en esa decisión durante días. Al regresar del campamento se había comportado de una forma más distante de la usual y eso solo significaba que planeaba algo. Kile no quiso suponer y esperó a que ella misma le confiara sus pensamientos... pero ahora que lo hacía no pudo evitar mostrarse en desacuerdo.
—De nada servirá —habló luego de pensarlo cuidadosamente. —Han visto que nuestros clanes se unieron en la búsqueda de Octavia y seguramente nos han visto entrar y salir del campamento.
—Lo sé.
Kile fingió no oírla y continuó exponiendo todos los problemas en los que se habían metido gracias a Skaikru. Quería hacer que Sloane comprendiera que ya no había tiempo para dar marcha atrás y que la única opción era plantarse y luchar por sobrevivir.
—A estas alturas Trikru debe creer que somos aliados de Skaikru —finalizó y suspiró. —No dudarán en atacarnos en cualquier momento.
—Lo sé —volvió a decir.
La miró y la notó perdida en sus pensamientos. Sloane era una persona pensativa y callada, pero eso no la distraía del presente. Ahora era todo lo contrario. Estaba tan ensimismada que apenas notaba lo que sucedía a su alrededor. Kile no pudo evitar preguntarse si realmente lo había oído.
—Entonces, si sabes todo, ¿por qué dudas? —cuestionó y fue cuando Sloane pareció reaccionar.
La azabache frunció el entrecejo. Se la veía desconcertada, como si en ningún momento se hubiera cuestionado aquello que Kile cuestionaba. Y así era. Muchas preguntas pasaban por su cabeza, pero no precisamente la de por qué dudaba.
—No lo sé —admitió muy a su pesar.
—Yo sí lo sé —posó la mano en su hombro y la obligó a mirarlo. —Dudas porque no quieres que nuestros guerreros mueran. Estás siendo sentimental.
Sloane miró a su clan, quienes charlaban y bromeaban tan escandalosamente como solo ellos podían hacerlo. Estaban llenos de vida y si ellos morían, sus muertes pesarían en su conciencia.
—Son mi familia —justificó.
—Y también son guerreros —agregó para que Sloane no olvidara aquel importante dato. —Ellos buscan libertad y paz y la única forma de encontrarla es luchando. Así es como debemos manejarnos en este mundo y lo sabes.
Relamió sus labios al oír las palabras de Kile y volvió a darle vueltas al asunto.
«Un guerrero tiene que dejar el sentimentalismo de lado, ser frío e implacable», le había dicho a Octavia y tenía razón.
Los guerreros no podían dejar que sus sentimientos se interpusieran, los líderes tampoco podían hacerlo. Debían pensar con la cabeza fría y buscar lo que beneficiara a todos. Eso era luchar, porque al ganar la guerra finalmente serían libres y dejarían de ser cazados. Sloane debía recordar que no importaba lo que perdieran, sino lo que ganarían.
—Tienes razón —dijo luego de pensarlo unos momentos.
Una sonrisa apareció en el rostro de Kile. Pasó un brazo por sus hombros para sacudirla de forma juguetona.
—Siempre tengo razón —murmuró con soberbia, aunque no era así. —Ahora mueve tu trasero y ve a ser la líder implacable que siempre has sido.
Sloane lo alejó de un empujón y acomodó su ropa mientras soltaba un suspiro.
—Tú eres el que debe mover el trasero —señaló a los demás con un movimiento de cabeza. —Prepara a dos arqueros.
La orden confundió a Kile, quien la miró con las cejas muy juntas.
—¿Por qué? ¿Qué harás?
Se puso de pie y dejó que su mano descansara sobre su espada.
—Debemos ir a esa reunión. Le demostraremos a Trikru que Gonkru no se esconderá más —sentenció, más segura que nunca.
Kile asintió con una pequeña sonrisa, de acuerdo con la decisión de su reina, y silenciosamente partió en busca de los dos mejores arqueros del clan.
En la oscuridad de la noche, esperó por Kile y sus guerreros.
Debía aparecer en esa reunión, mostrarse de una vez por todas. Dejaría de ocultarse ante Trikru. Luego de huir y esconderse durante cinco años, mostrarse sería complicado. Sabía que traería más de un problema y que sería el paso definitivo hacia una guerra, pero debía hacerlo. Gonkru merecía paz, merecía vivir sus vidas sin miedo a ser cazados.
Y ya era momento de reclamar lo que por derecho les pertenecía: la libertad.
Tener a Skaikru sería de gran ayuda. Aumentaría el tamaño de su ejército y tenían conocimientos que los terrestres no, lo cual podría servir en más de una ocasión. Eso la llevaba a pensar en el resto del Arca. No sabía cómo reaccionarían al llegar al suelo, pero sabía que haría todo lo posible para que estos la aceptaran a ella y a su clan.
Para este momento su alianza con Skaikru ya no era solo por la estima que le tenía, sino por conveniencia y supervivencia. Después de todo, se necesitaban mutuamente.
—Estamos listos.
Sloane volteó a ver a Kile. Junto a él se encontraban dos de sus mejores arqueros, sin embargo su atención se concentró en el rubio.
—¿Estás seguro que podrás? Es una larga caminata.
Habían pasado unos días desde que regresaron del campamento, pero Kile aún no se recuperaba del todo. Sanaba rápido gracias a los cuidados de Kang, aunque algunas veces la herida podía ser una molestia.
—No me perdería esto por nada del mundo.
Sloane no se negó y aceptó la decisión de Kile. Era incapaz de impedir que el rubio fuera con ella. No quería admitirlo, pero tenerlo a su lado la reconfortaba y la hacía sentir más tranquila y segura. Además, ella en lugar de Kile hubiera respondido lo mismo. Lo que estaba por suceder iba a marcar un antes y un después.
Así avanzaron hasta el único lugar en donde Trikru y Skaikru podrían reunirse: el puente. Mientras lo hacían, Sloane les explicó a los tres hombres que la seguían lo que harían.
Ella y Kile aparecerían en la reunión frente a todos y los arqueros estarían ocultos entre los árboles, como refuerzo ante un posible ataque Trikru. No podían aparecer así como así. Debían ser cuidadosos, ahora más que nunca. Cualquier cosa podría pasar, más cuando Sloane apareciera frente a sus enemigos.
En ese momento Kile se adelantó hasta posarse junto a Sloane, dejando atrás a los arqueros.
—¿Por qué Skaikru no te informó de esto? —preguntó en voz baja. —Nuestros clanes son aliados, ¿no?
Él tenía razón en cuestionar el accionar de Skaikru y Sloane lo sabía. Bellamy había dicho que eran aliados y si eso era cierto, debieron informarle antes de programar una reunión con el enemigo.
—Eso dijeron —respondió secamente. —Pero eso ya no importa. Usaremos esto para enfrentar a Trikru.
—Aún así debemos pactar la alianza de manera formal, sino esto no tiene sentido —sugirió Kile.
Sloane asintió como promesa.
—Luego de esto iremos al campamento —informó, manteniendo la vista en el camino. —Aún no entienden cómo nos manejamos aquí.
Caminaron durante el resto de la noche y para cuando llegaron al puente ya había amanecido. Pocos rayos del sol se colaban entre las espesas nubes. El invierno cada vez estaba más cerca y se podía sentir gracias al frío viento y al paisaje grisáceo que aparecía cada mañana sin falta.
Observaron el lugar, ocultos desde unos lejanos arbustos.
En el puente solo se encontraba Octavia, quien caminaba de un lugar a otro, esperando nerviosamente a los demás. Su actitud le indicaba que había sido parte importante en la realización de la reunión. Se preguntó cómo fue posible que aquello sucediera.
Con un simple ademán, Sloane le ordenó a los arqueros que se posicionaran entre los árboles más cercanos al puente. Mientras tanto, ella y Kile mantuvieron la distancia y esperaron a que los demás hicieran su aparición.
De repente una cabellera rubia apareció en su campo de visión, indicando que faltaba poco para que Trikru llegara. Junto a Clarke camina Finn, quien se dirigió directamente hacia Octavia. Cuando los tres se reunieron, comenzaron a hablar. Debido a la distancia, Sloane no logró oír lo que decían, pero eso no le importaba mucho. Ella solo quería enfrentar a Trikru y demostrar que no se escondería más.
En ese momento Octavia giró hacia el otro extremo del puente y de entre los árboles apareció Lincoln.
A Sloane no le sorprendió ver que Octavia corrió a abrazar a Lincoln. Creía que era cuestión de tiempo para que esa relación comenzara a formalizarse. Pese a todo lo sucedido, Sloane sabía que Lincoln era un buen tipo para Octavia. Estaba convencida de que no la dañaría y eso la tranquilizaba.
Lo que nadie sabía, solo Clarke, era que Bellamy, Raven y Jasper estaban ocultos entre los árboles. Los terrestres —incluídos Sloane y su clan— no tenían conocimiento sobre las nuevas armas de Skaikru, ni sabían qué tan letales eran.
Mientras tanto, Sloane observó cómo los adolescentes y Lincoln hablaban. Esperó tranquilamente a que Trikru llegara. Podía ser una persona realmente paciente y casi inalterable, lo cual fue de ayuda en ese momento.
No pasó mucho tiempo después de la llegada de Lincoln cuando tres terrestres aparecieron detrás de él, todos ellos montaban un caballo. Sloane y Kile se dedicaron una rápida mirada al reconocer a Anya, la líder, y a Astrid, su segunda, entre ellos.
Era obvio que ellas estarían allí, por lo que Sloane se había preparado mentalmente, aún así no pudo evitar apretar los puños al ver a Astrid. Un sentimiento de ira la abordó. Aquella terrestre, aquella rubia era la misma que la había traicionado. Era por su culpa que Sloane tuviera que huir de Trikru, era su culpa que ella fuera cazada.
Había jurado matarla y ansiaba cumplir esa promesa.
Forzosamente, Sloane dejó de lado el rencor cuando observó que Clarke comenzó a caminar hacia el centro del puente, al igual que Anya. La rubia iba con gran desconfianza, pero le tranquilizaba saber que tenía apoyo entre los árboles. Aunque tampoco era la única que tenía hombres ocultos.
Una vez que Clarke y Anya se encontraron frente a frente, Sloane y Kile supieron que era momento de actuar. Así, salieron de entre los árboles, caminando tranquilamente hacia el puente. Sloane miró a su alrededor con seguridad, mientras que Kile solo podía pensar en las cientos de cosas que podrían salir mal.
Atrajeron la mirada de todos en cuestión de segundos, quienes se sorprendieron al ver que ambos terrestres aparecieron como si nada en la escena. Sloane no se echó atrás con su plan y continuó caminando. No se detuvo ni siquiera cuando vio que Anya y su gente tomaron sus armas, adoptando una posición defensiva.
Clarke se desesperó y se preocupó ante la reacción de Anya. Temió lo que fuera a suceder, al igual que Bellamy, Raven y Jasper, quienes levantaron sus armas para observar a través de la mira. No podían creer lo que veían.
—¿Esa es...? —comenzó hablando Raven.
—Sloane, sí —completó Bellamy, mirando a la terrestre a través de la mira. —¿Qué rayos hace aquí? ¿Acaso quiere que la maten?
—Los otros terrestres parecen molestos —susurró Jasper.
—Es lo que causa —murmuró Raven.
La morena desconfiaba de Sloane como desconfiaba de todos los terrestres. No creía que fueran personas de fiar, mucho menos después de lo que pasó en la nave. El resentimiento por lo que le sucedió a Finn impedía que viera quién era en realidad Sloane.
—¿Qué hace ella aquí? —cuestionó Anya, amenazante.
—Yo... Yo no lo sé —respondió Clarke, nerviosa.
Kile dejó que Sloane siguiera su camino, por lo que se posicionó junto a Finn, Octavia y Lincoln. Este último le dedicó una mirada de odio, la cual el rubio ignoró completamente. Sloane, por su parte, se posicionó junto a Clarke.
Quedó frente a frente con Anya, su enemiga.
—La Reina Guerrera —comentó, haciendo que Clarke frunciera el ceño ante el apodo.
—Anya —murmuró y asintió con la cabeza. —Vengo con Clarke.
Un silencio incómodo apareció entre las tres. A Sloane le sorprendió la capacidad de autocontrol de Anya, sabía que quería lanzarse sobre ella y matarla por lo sucedido años antes.
—Creo que empezamos muy mal —habló Clarke, rompiendo el silencio. —Pero queremos poder vivir juntos, en paz.
Anya le echó una mirada a Sloane, dudando que ella quisiera paz, sin embargo guardó su espada y se dispuso a escuchar lo que tenían que decir.
—Ya entiendo —respondió. —Iniciaron una guerra y están arrepentidos.
Sloane frunció el ceño. Ella había observado a Skaikru desde el primer momento y podía asegurar que ellos nunca iniciaron una guerra. Ni siquiera sabían de la existencia de los terrestres cuando llegaron.
—¿Qué? —cuestionó Clarke. —No, nosotros no iniciamos nada. Ustedes nos atacaron sin razón.
—¿Cómo sin razón? —Anya dio un paso al frente, molesta por la afirmación de Clarke. —Los misiles que lanzaron quemaron una aldea completa.
Sloane entendió a qué se refería Anya.
—¿Los misiles? —preguntó Clarke. —No, esas eran una señal para nuestras familias.
—Ellos no tenían idea de esas aldeas, Anya —intervino Sloane.
—Son invasores —acusó. —Su nave está en nuestro territorio.
Clarke se acercó a Anya, desesperada al ver la actitud negativa de la terrestre.
—No sabíamos. Creíamos que la Tierra era inhabitable.
—Sabían que estábamos ahí cuando capturaron a uno de los nuestros y lo torturaron.
Sloane se acercó a Anya, de forma amenazante. Esto alertó a Bellamy y a los demás, quienes observaban todo con atención.
—Él los atacó primero —defendió. —Casi mata a unos de ellos. Casi me mata.
—No hubiera sido una pérdida importante —respondió, rencorosa. —Ripa [Asesina]
Sloane apretó sus puños, sofocando las ganas de lanzarse sobre ella. Clarke miraba todo con atención y no tardó en adivinar que había algo que no sabían de Sloane. Aquello puso en duda su confianza en ella ya que no la conocían realmente como ellos creían.
—Esos guerreros fueron una pérdida importante para mí —contraatacó.
Anya sonrió, satisfecha por la muerte de aquellos terrestres.
—Eran traidores.
—Eran inocentes.
Las palabras de Anya no hacían más que enfurecer a Sloane. La azabache dio otro paso, dispuesta a atacar a Anya, pero Clarke la detuvo a tiempo e impidió que la guerra se desatara en ese mismo momento.
—¿Qué sucede allá? —preguntó Raven, entre los árboles.
—Nada bueno —respondió Bellamy, mirando a Sloane y Anya. —Estén preparados por si hay que atacar.
Anya miró a Clarke.
—Todos son actos de guerra.
Sloane se abstuvo de responder aquello. Ser impulsiva no era una buena idea.
—Por eso hay que ponerle fin a esto —propuso Clarke.
Anya miró a Sloane y luego a Clarke. No confiaba en ninguna de las dos, mucho menos en sus palabras. Estaba convencida de que trataban de tenderle una trampa para desatar una guerra y ganarla.
—Lincoln dijo que vienen más de ustedes. Guerreros.
—Los guardias, sí —admitió. —Pero también granjeros, doctores, ingenieros. Podemos ayudarlos, pero no si hay guerra.
—¿Puedes prometer que los que lleguen no nos atacarán, que ellos respetarán los términos que acordaremos?
Sloane clavó su acusadora mirada en Anya y dudó de sus palabras. Aquellas eran palabras que ella jamás diría, pero Clarke le creyó.
—Prometo hacer todo lo que sea con tal de respetar los términos que acordemos —respondió esperanzada.
—¿Para qué hacer una alianza que tu pueblo puede romper en el momento en que lleguen?
Y con esas palabras la vieja Anya que Sloane conocía regresó. Sabía que no era capaz de establecer un acuerdo, menos cuando creía que Skaikru había comenzado la guerra.
—Si hacen el primer disparo, esas personas no se van a molestar en negociar. —Las palabras de Clarke sonaron como una amenaza. —Nuestra tecnología acabará con ustedes.
—Otros también lo intentaron.
Clarke se confundió, pero Sloane sabía a qué se refería.
De repente, entre los árboles, Jasper se puso alerta. A través de la mira de su arma observó que había terrestres entre los árboles. Estos estaban camuflados y eran difícil de identificar, pero aún así Jasper pudo hacerlo. Y también pudo ver sus armas.
—Ay no, esto está mal.
—¿De qué estás hablando? —cuestionó Bellamy, mirando hacia todos lados.
—Tienen gente en los árboles —dijo, ya más alterado.
—¿Qué? ¿Estás seguro? —preguntó la morena.
—¿Dónde? —Bellamy miró los árboles. —Yo no veo nada.
Jasper volvió a mirar a los terrestres y esta vez observó que preparaban sus arcos. Estaban listos para atacar.
—Van a disparar —avisó, alterado y salió de entre los árboles. —¡Clarke! ¡Sloane! ¡Corran!
Ambas jóvenes voltearon y en ese momento Jasper comenzó a disparar hacia los árboles. Con esa acción las flechas comenzaron a volar, tanto por parte de los guerreros de Anya como de los de Sloane.
Clarke corrió, lejos de Anya y de Sloane, pero la líder de Trikru aprovechó la situación para actuar.
—Jus drein jus daun [Sangre debe tener sangre]
Rápidamente tomó un cuchillo e intentó atacar a Sloane, sin embargo una bala impactó en su mano. Anya soltó el cuchillo y Sloane volteó hacia la dirección de donde salió la bala.
Era Bellamy.
Sloane le agradeció con un asentimiento de cabeza y se agachó a recoger el cuchillo. Aprovechó que Anya no había corrido tan lejos y arrojó el cuchillo en su dirección. Este se clavó en el hombro de la terrestre. Sabía que no la mataría, pero aquello solo era una advertencia de lo que le esperaba.
Aprovechó para dedicarle una mirada amenazadora a Astrid, diciendo más que mil palabras. La rubia la miró también, pensando en lo que haría para deshacerse de Sloane de una vez por todas. Con ese pensamiento, se alejó montando el caballo.
Cuando Trikru desapareció del otro lado del puente, la lluvia de flecha cesó y al voltear, Sloane observó que Skaikru también se había marchado y que solo quedaban Lincoln y Kile en el lugar. Sloane miró al primero.
—Debes escoger un bando o terminarás muerto —advirtió.
Lincoln la miró de forma inexpresiva.
—Prefiero morir antes que unirme a una asesina.
«Asesina»
Había pasado mucho tiempo desde que Sloane huyó de Trikru y, sin embargo, aún no se acostumbraba a aquella palabra.
No respondió, no tenía caso hacerlo, así que solo se limitó a aguardar por sus dos arqueros y alejarse junto a ellos y Kile, nuevamente hacia los túneles.
Habían logrado lo que querían.
Se habían mostrado ante Trikru y les habían declarado la guerra.
Ahora debía lidiar con las consecuencias.
Tomó agua entre sus manos y la llevó hasta su rostro. Soltó un suspiro aliviado al sentir el agua fresca en su piel. Era como si esta se llevara todos sus problemas y la dejara con una agradable sensación de calma.
Estaba en el río, como cada vez que buscaba un poco de tranquilidad.
Pensaba en lo que había sucedido el día anterior y en la reacción de sus guerreros. Esta no fue la que Sloane esperaba, pero no se decepcionó. Era normal que Gonkru dudara, pues no había tenido mucha interacción con Skaikru. Solo sabían lo que su reina les decía. También estaba el hecho de que ellos, quienes no eran muchos, y Skaikru, inexpertos en el combate, lucharían contra una aldea completa de Trikru.
Les ganaba en número, sí, pero Skaikru tenía el ingenio y las nuevas armas. Sloane vio lo poderosas que eran estas y por eso estaba convencida de que tenían oportunidad si luchaban todos juntos.
—No debes acercarte de esa forma si no quieres mi espada en tu cuello —comentó, aún sin voltear pero segura de que había alguien detrás de ella.
—Estás desarmada.
Al oír la voz de Bellamy, volteó y lo encontró de pie a unos metros detrás de ella. Él no se movió ni un centímetro, por lo que Sloane regresó su atención al río.
—Nunca estoy desarmada —sacó una daga de una de sus botas. —Aquí nunca puedes estar sin un arma... sino te asesinan sin piedad.
Bellamy procesó sus palabras y trató de asociarlas con lo que Clarke le había contado sobre la reunión de ayer. De a poco iba uniendo los cabos sueltos con la intención de conocer el pasado de Sloane. Tenía interés en saber más de ella, más si ella era su aliada. Debía conocerla y asegurarse de poder confiar plenamente en ella.
—Llevo mucho menos tiempo aquí que tú, pero comienzo a entender cómo se vive.
«Y eso que aún no conoces nada de este mundo», pensó pero no lo dijo.
—Te acostumbrarás.
Bellamy se acercó a Sloane mientras observaba que hundía su mano nuevamente en el agua y comenzaba a moverla. Cuando se sentó a su lado, en la orilla del río, fue capaz de ver una pequeña sonrisa en el rostro de la azabache. Al verla ahí, calmada y a gusto, no pudo evitar pensar en lo hermosa que se veía. Su cabello caía sobre sus hombros y su expresión era de total serenidad. Nunca la había visto tan tranquila, pero le gustó verla de esa forma.
Deseó que pudiera cumplir su meta.
Deseó que Sloane pudiera hallar paz y tranquilidad en su vida.
Deseó que pudiera vivir sin sufrimientos ni preocupaciones.
El silencio y la tranquilidad que transmitía el río le hacía pensar. Al instante las palabras de Clarke vinieron a su mente. La rubia le había contado todo lo que había sucedido entre Sloane y Anya en aquella fallida reunión.
No pudo evitar sentir curiosidad.
—¿Cuál es tu historia, Sloane?
La muchacha se enderezó al oír las palabras del azabache y soltó un suspiro, sabiendo que ese momento llegaría tarde o temprano.
Se había mostrado ante Trikru y ahora era tiempo de mostrarse ante Bellamy.
Ya no hallaba motivos para esconderse.
—Voy a contarte mi historia, Bellamy.
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Holis *entra lentamente*
Después de tantos meses volví a retomar esta historia y prometo no volver a dejarla. Estuve tan concentrada en Experiments que descuidé completamente a Warrior y a mi Naiplana 😔✋🏻
Pero...
WE'RE BACK, BITCHES!!!
Anyways, nos vemos en el próximo capítulo *se va antes que la funen*
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