Capítulo diecisiete
Las manos de Sloane temblaban mientras sostenía su espada. Cerró los ojos, tratando de calmarse, y arrojó la espada sobre una mesa. Ella era una persona tranquila, que se tomaba todo con calma, sin embargo esta era una situación diferente. Que Trikru tuviera a Kile era lo peor que podía pasarle en ese momento.
Jamás debió enviarlo de caza.
El rubio no era un traidor de Trikru, ellos no tenían un motivo para matarlo, al menos no antes de que ella llegara a su vida. A partir de ese día, el día en que se conocieron, Kile se había transformado en la segunda persona más buscada por Trikru ya que era el más cercano a Sloane.
Eso pesaba en la conciencia de Sloane. No podía evitar pensar en que Kile no correría peligro si ella no hubiera llegado a su vida.
—Lo encontraremos.
Bellamy apareció detrás ella. Colocó sus manos sobre los hombros de Sloane e hizo que girara. La azabache levantó la cabeza para mirarlo.
—Ellos quieren matarlo, Bellamy —susurró, abrumada. —Debo encontrarlo ya, antes de que...
No pudo terminar la oración. Era inimaginable aquello. Ni siquiera podía pensar en la muerte de Kile, quien era su familia.
—Saldremos ahora —anunció Bellamy, esperando que aquello la tranquilizara. —Raven, Monty y Octavia irán con nosotros.
Sloane asintió, tragando el nudo que había comenzado a formarse en su garganta. Bellamy odiaba verla de aquella forma, sus ojos cristalizados parecían ser su nueva debilidad. Nunca la había visto de esa forma. Nunca había visto que perdiera el control. Era por eso que se preocupaba porque sabía que Sloane no se encontraba para nada bien.
Podía imaginar lo que sentía. Kile era como un hermano para ella. Cuando Octavia fue secuestrada él también se sintió desesperado y preocupado, tal como Sloane. Sabía cómo se sentía.
Y también sabía lo que necesitaba en ese preciso momento.
Entonces la abrazó fuertemente, como ella lo hizo horas antes, queriendo mostrarle su apoyo. No sabía si Sloane aceptaría aquella muestra de cariño en un momento como ese y se sintió cohibido ante la idea de que ella lo rechazara, pero no se separó porque Sloane lo necesitaba. Bellamy quería hacerla sentir protegida y acompañada, tal como lo había hecho sentir ella.
Se alivió cuando los delgados brazos de Sloane lo rodearon con delicadeza. La azabache sintió que ese abrazo llegó en el momento idóneo. Sin duda aquello fue de gran ayuda y, entre los brazos de Bellamy, Sloane se cargó de valor y esperanzas.
—Debemos salir ahora mismo —dijo mientras se separaba. —Ordené a mis guerreros vigilar el campamento y no abandonar sus puestos.
Bellamy asintió y acomodó un arma sobre su hombro. Sloane giró y empuñó su espada, tomando una bocanada de aire antes de mirar a Bellamy nuevamente. Cuando volvió a mirarlo, él notó que su expresión se había fortalecido, se había armado de valor para afrontar lo que venía.
Sonrió ante la fortaleza que Sloane mostraba.
Salieron de la nave para encontrarse con los demás. Raven y Monty llevaban armas sobre sus manos, mientras que Octavia traía una lanza. A Sloane le gustaba ver que la castaña se sentía identificada con los terrestres, que se sentía cercana a ellos.
Y en parte era por Lincoln.
—Octavia y Raven irán juntas —ordenó Bellamy. —Monty irás solo, ¿puedes?
—Debemos encontrarlos —dijo a modo de aceptación.
Bellamy asintió y luego miró a Sloane.
—Nosotros vamos juntos.
—Está bien —aceptó y luego miró a los demás. —Cubran el mayor terreno posible y no duden en matar todo lo que se mueva. No volveremos hasta encontrarlos.
Todos asintieron ante la orden de Sloane. Ninguno de ellos quería que los demás murieran a manos de los terrestres. Eran sus amigos y no los abandonarían.
Los cinco atravesaron los muros, dejando a cargo a Jasper y Miller. Los guerreros y adolescentes que vigilaban el campamento en ese momento los siguieron con la mirada, mirando también alrededor. Los cubrían en el caso de que algún terrestre de Trikru apareciera. Lo hicieron hasta que los cinco se perdieron entre la espesura del bosque.
Cada grupo se dividió al momento de entrar al bosque. Los tres grupos cubrieron la mayor parte del bosque, rodeando el campamento. Caminaban con sigilo y con las armas preparadas para abrir fuego en cualquier momento. Traían los radios que Raven y Monty habían hecho, lo que facilitaba la comunicación.
—¿En dónde están? —preguntó una confundida Raven por el intercomunicador.
La morena y Octavia comenzaban a perderse entre los árboles. Sabían que sería peligroso si se alejaban de los demás.
—Me dijiste que iban a ir al oeste —reprendió Monty. —¿Dónde están?
Sloane y Bellamy se miraron, preocupados al pensar que Raven y Octavia se perdieron.
—Mantén la luna a tu izquierda y nos encontrarás —respondió Bellamy.
Sloane hizo una mueca al oír un extraño ruido proveniente del radio. Sonaba como interferencia y molestaba sus oídos.
—¿Alguien más está oyendo ese ruido? —preguntó Monty.
—Mantengan los ojos abiertos —ordenó Raven, ignorando a Monty.
No hacía falta que lo dijera, era algo obvio. Todos se mantenían alertas y caminaban mirando hacia todos lados.
—Creo que es el mismo que oí en la caja negra —volvió a insistir Monty, cada vez más extrañado.
Bellamy suspiró.
—Pon atención, Monty —ordenó.
Sloane le arrebató el radio a Bellamy. Ya sabía cómo funcionaba por lo que apretó un botón antes de hablar.
—¿Qué es ese ruido, Monty? —preguntó, sin embargo no recibió respuesta. —¿Monty?
Un ruido agudo se oyó desde el radio de Monty. Aquello había sido algo más que una simple interferencia. Terrestres, tal vez. Eso hizo que todos se preocuparan al no oír la voz de Monty.
Repentinamente aquello fue desplazado a segundo plano cuando algo se movió entre los arbustos delante de Raven y Octavia.
—Hay alguien en los arbustos —susurró Raven.
Bellamy y Sloane se miraron. El azabache levantó su arma y Sloane desenvainó su espada. Ambos caminaron —casi corrieron— hacia donde Raven y Octavia se encontraban.
Las muchachas avanzaban con precaución mientras observaban que el arbusto se movía con más insistencia. Cuando estuvieron cerca, Octavia se adelantó y corrió una rama, dejando a la vista al individuo.
—¿Miles? —dijo Octavia al encontrarse con el joven.
Él era el que acompañaba a Clarke y Finn. El adolescente tenía una herida en su pecho y sangre salía de su boca. No era difícil adivinar que había sido atravesado con una flecha.
Bellamy y Sloane llegaron justo en aquel momento. Suspiraron aliviados al ver que se trataba de Miles, no de terrestres. Al menos ya habían encontrado a uno.
—¿Dónde están Finn y Clarke? —preguntó Raven.
Sloane se agachó junto a la morena y miró a Miles. Estaba desesperada por saber qué había pasado con los demás, qué había pasado con Kile.
—¿Kile estaba con ustedes? —cuestionó.
El muchacho tosió e hizo una mueca de dolor. La herida parecía grave y, sin dudas, dolorosa.
—Terrestres... se los llevaron —dijo entre gemidos.
Bellamy se acercó a ellos.
—Tranquilo —susurró y miró a los demás. —Hay que llevarlo al campamento.
Sloane apretó sus puños. Había confirmado sus sospechas. Los terrestres los tenían. Ellos tenían a Kile y no dudaba en que lo querían matar... si es que ya no lo habían hecho.
—Bell, ¿y los demás? —cuestionó Octavia.
El azabache se mantuvo en silencio y luego miró a Sloane y a Raven. Las jóvenes también se quedaron en silencio. Aquello decía todo. Octavia los miró, sin poder creer lo que proponían. No deseaba dejar a los suyos.
Sloane y Raven se pusieron de pie.
—Lo lamento —susurró Bellamy.
Raven tomó una bocanada de aire. Para ella era difícil perder a Finn, él era todo lo que tenía.
—Hay que hacer una camilla.
Sloane apretó sus puños al oír sus palabras. Sabía que debían salvar a Miles, pero tampoco quería abandonar la búsqueda. Ella no se daría por vencida hasta encontrar a Kile y los demás.
—Monty, regresamos a casa, ¿me copias? —No recibió respuesta. —¡Monty! ¿Estás escuchándome?
Bellamy continuó insistiendo. Hablaba a través del radio, esperando oír una respuesta de Monty, sin embargo no había nada. Las tres chicas se preocuparon al no oír la voz de su amigo. Él no respondió.
Ninguno sabía que, no muy lejos, el radio que Monty traía estaba tirado entre los arbustos.
Pero no había rastro de Monty.
La búsqueda había fracasado, pero Sloane no perdía las esperanzas. Se negaba a creer que Kile, Clarke, Finn y Monty estaban muertos. Era lo que menos deseaba. Estaba segura de que no se daría por vencida y que ellos tampoco lo harían.
Sloane se sentó en el suelo de la nave, sosteniendo su espada en una mano y una piedra en la otra. Debía prepararse para la siguiente búsqueda.
Con cuidado y fuerza pasó la piedra por el filo de la espada, afilándola. Sabía que los terrestres debían tenerlos dentro de uno de sus escondites y que estarían sumamente vigilados, por lo que habría guerreros de Trikru por doquier. Debía estar lista para enfrentarlos y, por lo tanto, para enfrentar a Anya y a Astrid, la persona que había arruinado su vida, condenándola a vivir huyendo.
De repente se oyó un disparo proveniente del muro, más precisamente en la entrada.
Sloane empuñó su espada y corrió hacia la entrada, se encontró con un montón de adolescentes reunidos en el lugar. La azabache entendía aquello, pues todos ayudaban a minar el terreno. Atravesó la entrada, sabiendo que no había guerreros de Trikru en los alrededores. Encontró a Bellamy tomando a un adolescente por el cuello de la chaqueta, el muchacho lo miraba asustado. Sloane frunció el entrecejo al ver el estado de Bellamy.
—Bell, asustas a los demás —intervino Octavia desde lo más alto del muro.
—¡Deberían estar asustados! —repuso Bellamy en un grito y soltó al adolescente para dirigirse a los demás. —La bomba en el puente nos dio algo de tiempo para prepararnos, ¡pero ese tiempo se ha acabado! Los terrestres están ahí afuera ahora mismo, esperando a que salgamos y capturarnos uno por uno cuando lo hagamos. Clarke, Finn, Kile y Monty se han ido, probablemente han muerto —dijo, asustando a los demás y molestando a Sloane. —Y si alguno quiere ser el siguiente, no puedo detenerlo, ¡pero ningún arma sale del campamento! ¡Este campamento es la única cosa que nos mantiene vivos! —exclamó, fuera de sí, y nadie se atrevió a decir algo. —¡Vuelvan al trabajo!
Sloane observó que Bellamy pasó junto a ella para adentrarse al campamento. Sus palabras y su actitud la habían enfurecido. El azabache estaba fuera de sí y solo hacía que los demás adolescentes temieran por sus vidas. Además, el hecho de dar por perdidos a Kile, Clarke, Finn y Monty le molestó.
Ella no se rendiría fácilmente. No abandonaría a Kile, no cuando él lo arriesgó todo al mantenerse junto a ella. Estaba en desacuerdo con abandonar la búsqueda, era su gente la que necesitaba ayuda. Y sí, para ella, Clarke, Finn y Monty también eran su gente.
Y ella no abandonaba a los suyos.
—¡Bellamy! —llamó Sloane y corrió hasta él. —¿Vas a darlos por perdidos así como así?
Bellamy bufó.
—¿Tú también? —cuestionó, harto. —No podemos salir, no cuando los terrestres están aquí. No nos arriesgaremos por personas que probablemente estén muertas. Lo lamento, Sloane, pero Kile...
—Kile me necesita —interrumpió en tono firme. —Si no quieres continuar con la búsqueda tendré que hacerlo yo sola.
Bellamy tomó su brazo, evitando que se alejara e hiciera algo peligroso.
—No saldrás del campamento, es peligroso.
Sloane se zafó de su agarre bruscamente. No podía creer lo que Bellamy estaba diciendo. Ellos también eran su pueblo y no podía abandonarlos. A la azabache no le gustaba para nada la posición que Bellamy había adoptado, ese no era el Bellamy que ella conocía.
—Soy una líder y una guerrera. Yo no abandono a los míos. Saldré a buscar a mi gente, no voy a abandonarlos, no es lo que un líder haría —masculló, clavando sus ojos en él.
—Nadie saldrá del campamento, ni tampoco ningún arma —amenazó Bellamy.
Sloane apretó sus puños.
—No te estoy pidiendo armas, ni tampoco refuerzos —defendió, tratando de no exaltarse. —Mis hombres se quedarán aquí, cuidando tu campamento.
Bellamy la tomó del brazo una vez más, haciendo que la azabache se soltara al instante. Estaba tan molesta que no quería ni que la tocara.
—No irás.
—No estoy pidiendo permiso —respondió, hostil. —Si no quieres ir, no vayas, pero yo sí iré y no puedes impedirlo. Tú mismo lo dijiste, no puedes detenerme.
Sloane usó las palabras que Bellamy había pronunciado hace apenas unos segundos, aquello hizo que este se calmara un poco. Se dio cuenta que estaba siendo injusto con Sloane. A él no le importó poner en riesgo a los demás con tal de encontrar a Octavia, pero le impedía a Sloane ir en busca de Kile, quien era como su hermano.
—Lo siento, no quise hablarte de esa forma —dijo, ya más calmado. —Pero me preocupa que salgas sola. Los terrestres ya están aquí y no quiero que algo te pase. No podemos perder a nadie más.
—Si te preocupa, entonces déjame ir por ellos —murmuró Sloane. —No podemos perder a nadie.
—Pero...
—Volveré, Bellamy —prometió en un suave susurro. —Y los traeré a todos.
Le echó una última mirada a Bellamy y giró con dirección a la salida del campamento.
El azabache soltó un pesado suspiro. No podía ocultar su enfado, pero tampoco su preocupación. No quería que nada malo le sucediera a Sloane. Así mismo, debía pensar en la mayoría y creía que estando en el campamento nada malo sucedería.
Los adolescentes observaron a Sloane mientras pasaba por allí, preguntándose qué es lo que haría. La azabache estaba muy segura de lo que haría, no dudaba en ir por su gente. Los traería de vuelta, aunque tuviera que poner su vida en riesgo.
Sin darse cuenta estaba por atravesar el campo minado cuando Raven la detuvo.
—Toma otro camino si es que no quieres volar en mil pedazos —comentó, a lo que Sloane se limitó a asentir. —¿A dónde vas?
—Continuaré con la búsqueda.
La boca de Raven se abrió con sorpresa al oírla. Sabía que Bellamy no saldría del campamento, pero no creía que Sloane lo desafiara y arriesgara su vida por ellos. Sin duda alguna aquello sorprendió a la morena e hizo que comenzara a pensar otras cosas de Sloane.
—¿Y Bellamy?
—Bellamy no decide por mí —respondió con simpleza. —Sé que están vivos y los traeré a toda costa.
Al oírla, Raven sintió que había estado siendo injusta con Sloane. No le había dado ninguna oportunidad y pensó que tal vez ya era hora de darla. Sloane había demostrado una y otra vez que era una persona en la que se podía confiar, tal vez era la persona más confiable del campamento y eso era algo que Raven se negaba a ver. Al menos hasta ahora.
La confianza era algo delicado para la morena, pero esta vez se permitió confiar.
—Confío en que los traerás, eres la única que puede hacerlo —confesó.
Sloane sonrió levemente al oír las palabras de Raven. Sintió que por fin comenzaba a traspasar los muros que la morena había construido. Entonces decidió devolverle el gesto de confianza. Llevó sus manos hacia el collar que colgaba de su cuello. El dije era una hoja tallada en un pequeño trozo de metal y estaba atado a un grueso hilo negro. Era un objeto simple, pero con un gran valor para Sloane.
—Este collar me lo regaló Kile, que es la persona más importante en mi vida —comentó con sinceridad, acariciando la madera. —Quiero que lo tengas hasta que vuelva.
Raven la miró al oír esas palabras y, dudosa, tomó el collar.
—¿Por qué? —No pudo evitar preguntar.
—Mis hombres se quedarán aquí y quiero que, mientras esté fuera, se queden bajo tus órdenes —informó, segura de lo que hacía. —Con que les muestres el collar ellos sabrán a quién obedecer.
La morena frunció el ceño ante sus palabras. Estaba confundida. Aquella era una gran responsabilidad.
—Pero Bellamy...
Sloane negó, cortando sus palabras.
—Está bajo mucha presión y no creo que tome buenas decisiones —confesó, soltando un suspiro mientras recordaba la pelea. —Confío en que sabrás hacer lo correcto.
Raven asintió sin decir ni una palabra. No había necesidad de seguir hablando. Todo había quedado claro. Ambas habían comenzado a confiar y cada una esperaba que la otra tuviera éxito en su misión.
Sloane miró detrás de Raven, hacia el campamento, y se encontró con la mirada de Bellamy. El azabache la observaba desde la entrada, preocupado, pero también molesto. Sloane desvió la mirada rápidamente, negándose a perder más tiempo y partió en busca de los suyos.
—Confío en que volverás, Sloane —susurró Bellamy.
Volver sería complicado, casi imposible, pero la fortaleza de Sloane iba mucho más allá. Después de todo era una guerrera.
Luchaba por sobrevivir.
Luchaba por los suyos.
>>>>>>>>>>>>>
Estamos cerca de terminar la PARTE UNO (temporada 1) y estoy muy emocionada. No creí llegar tan lejos
¡Y gracias por los +7k! :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top