Capítulo dieciocho

Sloane no sabía exactamente en dónde podrían estar, pero no dejaba de correr. Llevaba años sin ser parte de Trikru, pero aún recordaba algunos de los lugares en donde se reunían sus guerreros.

Supo que iba en buena dirección cuando, no muy lejos, observó que una fogata se encendía. Estaba cerca de ella, por lo que debía ser cuidadosa. Encender esas fogatas eran una clara advertencia de que había destripadores cerca.

Unos segundos después se encendió otra, aún más lejos de su posición.

Sloane corrió, usando los árboles y arbustos para esconderse. Aquello le recordó cuando actuaba de la misma forma para esconderse de Skaikru. Ahora todo era diferente, estaba arriesgando su vida para salvarlos y para salvar a Kile.

Estaba a unos pasos de la fogata cuando unos galopes la detuvieron. Giró y observó que un caballo se acercaba a todo velocidad. Se escondió rápidamente entre los arbustos y la oscuridad de la noche. Achicó los ojos para poder ver quiénes montaban el caballo y se alarmó al reconocer una cabellera rubia.

—Clarke —susurró.

El caballo pasó frente a ella y el terrestre que lo montaba no logró verla. Sloane observó que Clarke comenzaba a recuperar el conocimiento.

Salió de su escondite y, aún siendo sigilosa, corrió detrás del animal. Lo siguió hasta que se detuvo frente a la fogata. Se escondió nuevamente. Allí el terrestre se bajó del caballo y tomó a Clarke para obligarla a bajar. Una vez que lo hizo, el terrestre sacó un cuchillo y cortó la soga que ataba las manos de la rubia.

Sloane frunció el entrecejo ante su acción.

Entonces Finn apareció detrás de la fogata, sorprendiendo a Clarke y Sloane. Esta última ignoró el reencuentro de Finn y Clarke y clavó sus ojos en el terrestre, quien acomodaba las riendas del caballo. Después miró a su alrededor, esperando a que Kile apareciera.

Pero no lo hizo.

Sloane apretó sus puños. Comenzaba a desesperarse, lo cual no era característico de ella. Cada vez se preocupaba más. Kile no estaba por ningún lugar.

Salió de su escondite cuando observó que el terrestre se deshizo de su máscara, sin embargo mantuvo la distancia.

—Lincoln me salvó la vida —dijo Finn. —Mató a uno de los suyos para hacerlo.

Sloane dio un paso al frente, quedando expuesta ante ellos.

—Ya no seré la única traidora de Trikru.

Los tres clavaron sus ojos en Sloane. La rubia soltó un suspiro y corrió a los brazos de Sloane. Aquello le sorprendió hasta a ella misma, pero había estado tan asustada que le alegraba ver rostros aliados. Finn soltó una bocanada de aire, aliviado de ver a Sloane.

Al menos no se habían olvidado de ellos.

—¿Dónde está Kile? —cuestionó, separándose de Clarke.

La rubia frunció el entrecejo y miró a Finn, quien lucía igual de confundido.

—¿Cómo? ¿No regresó al campamento?

Sloane cerró sus ojos, tratando de calmarse. Debía mantenerse lúcida para continuar la búsqueda, pero le era una tarea muy difícil. Kile era la única familia que tenía, la persona que más amaba y el hecho de perderlo le provocaba un inmenso dolor en el pecho.

—¿Y Monty?

—No entiendo, ¿qué sucede? —volvió a preguntar Clarke, confundida.

—La fogata no funcionó lo suficiente —murmuró Lincoln, interrumpiendo la conversación.

Sloane y Clarke dejaron de lado la conversación sobre Kile y Monty y se acercaron a Lincoln, quien observaba cómo se apagaba una fogata a lo lejos. Finn también se acercó.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó el castaño.

Sloane tragó saliva, ella sabía muy bien lo que aquello significaba.

—Que Anya sabe que Clarke no está muerta —respondió Lincoln, alejando al caballo. —Apurémonos.

—Espera. —Sloane tomó las riendas del caballo, deteniéndolo. —No voy a irme sin Kile.

Clarke se preocupó, por lo que dio un paso hacia Sloane. Finn las miraba atentamente.

—¿Los terrestres lo tienen?

Sloane asintió.

—Iré por él —dijo, montando el caballo. —Ustedes regresen al campamento, yo distraeré a Anya y a sus hombres.

Finn se acercó a Sloane, deteniéndola. Al mismo tiempo Clarke negaba con la cabeza en desacuerdo con su plan.

—Es peligroso —admitió Finn, aunque Sloane ya lo sabía. —Probablemente él...

—A ustedes los creen muertos —cortó Sloane. —Sin embargo están vivos y Kile puede estarlo. Mientras exista la mínima posibilidad de que esté con vida, no voy a abandonarlo.

—Iré contigo —murmuró Clarke, segura. —Puedo ayudarte a encontrarlo.

Sloane negó con la cabeza.

—No puedo ponerte en peligro, nuestro pueblo te necesita —dijo y miró el bosque, asegurándose de que nadie estuviera cerca. —Deben irse ahora o nos encontrarán y todo habría sido en vano.

—Ella tiene razón —apoyó Lincoln.

Sloane lo miró y le dio un asentimiento de cabeza. Lincoln le devolvió el gesto. Ante situaciones extremas como esta, ambos eran aliados. Eran maduros para aceptar que se necesitaban.

—¿Y qué haremos ahora? —cuestionó Finn, sintiéndose cada vez más desesperado.

—Correr.

Y al decir esas palabras Lincoln salió corriendo. Finn le siguió muy de cerca y Clarke le echó una última mirada a Sloane antes de correr, deseando que pudieran encontrarse luego de esto. Ninguna de las dos quería que alguien más muriera.

Sloane los miró hasta que desaparecieron. Soltó un suspiro, guiando la mirada hacia el camino que debía tomar.

El día que había estado aplazando finalmente llegó. Después de estar huyendo por cinco años había llegado el día en que ya no lo haría.

Había llegado el momento de enfrentar el pasado y Sloane no tenía pensado perder.

Octavia se arrastró por el túnel que daba hacia el interior del campamento y una vez que salió de él, corrió hacia su hermano, abriéndose paso entre los adolescentes que observaban la escena.

—Oí que Murphy tiene a Jasper —comentó, agitada y preocupada.

Había dejado de trabajar en las trincheras cuando oyó aquella noticia. Jasper se había vuelto un buen amigo para la castaña desde que la salvó de ser asesinada por aquella bestia del río.

—Sí —respondió Bellamy vagamente. —¿Lista la trinchera sur?

—¿Qué? —cuestionó la joven, sin creer lo que su hermano decía. —Bellamy, mi amigo está ahí con un asesino.

El azabache soltó un bufido y se acercó a ella para comenzar a susurrar.

—¿Lo ves? —dijo, mirando a su alrededor. —Nadie trabaja. Si los terrestres atacan ahora, moriremos.

Octavia lo ignoró por completo y se acercó a la puerta de la nave, la cual, a diferencia de antes, estaba cerrada. Dentro de esta se hallaba Murphy quien había tomado de rehén a Jasper luego de que éste descubriera que Murphy había asesinado a Miles.

—¡Murphy! —vociferó Octavia, molesta. —¡Si tocas siquiera a Jasper te juro que te mato!

—¡Octavia! —Bellamy la detuvo. —Ya tengo esto.

La castaña se zafó de su agarre, molesta por la actitud de Bellamy. A eso se le sumaba el hecho de que dejara que Sloane saliera del campamento sin refuerzos.

—¿Ah, si? —cuestionó, mirándolo con decepción. —Porque no veo que hagas nada al respecto. Primero dejas que Sloane se marche sin refuerzos y ahora dejas a Jasper con ese idiota.

En ese momento Raven se acercó a los hermanos, con las manos en sus bolsillos.

—Bellamy, tenías razón. Hay un panel suelto —informó con discreción. —Si lo quitamos entraremos por el piso.

—Bien, hazlo —dijo sin dudar y la morena marchó.

Octavia lo miró, arrepentida por su comportamiento de hace unos segundos. Había juzgado antes de tiempo.

—Lo siento, es que estoy muy preocupada por Sloane y no quiero que otro de mis amigos se encuentre en peligro.

—Sacaremos a Jasper de la nave y Sloane estará bien. Sabes que es lo suficientemente fuerte e inteligente como para mantenerse fuera de peligro.

—Lo sé. Sé que regresará, pero aún así tengo miedo de que algo le suceda.

—Estará bien. Todos lo estaremos.

Octavia asintió, permitiéndose confiar en las palabras de su hermano y en la fortaleza de sus amigos. Bellamy, por otro lado, tomó el radio y apretó un botón para comunicarse con Murphy. En cuanto se enteró de lo que sucedía, Bellamy supo que Sloane tenía razón en no confiar en Murphy.

—Murphy, sé que puedes oírme —dijo seriamente. —Las municiones y comida están en el nivel medio, tú lo sabes. Estás dejándonos vulnerable a un ataque y no dejaré que eso pase.

—Sí, pues, por si no lo has notado tú no eres el que tiene el control —respondió Murphy desde el interior de la nave.

Bellamy relamió sus labios, sabiendo qué decir.

—Vamos, Murphy, no quieres a Jasper. Me quieres a mí —comentó, tratando de provocarlo. Murphy pensó en sus palabras. —Entonces, ¿qué dices? ¿Qué tal si lo cambias por mí?

Su voz sonó confiada. Estaba seguro de que podía detener a Murphy. Solo tenía que entrar y hacer tiempo para que Raven y los demás pudieran entrar por el piso, pero Octavia estaba en desacuerdo.

—No —dijo, acercándose a su hermano.

Bellamy la ignoró.

—Solo déjalo ir —agregó por el radio. —Y yo tomaré su lugar.

Dentro de la nave Murphy pensaba seriamente en su propuesta. Bellamy tenía razón, no quería a Jasper, lo quería a él. Quería venganza por lo que le habían hecho, quería hacerlos pagar por haberle atado una soga al cuello.

Finalmente Murphy accedió y luego de poner sus condiciones, cambió a Jasper por Bellamy.

Mientras las cosas en el campamento se ponían tensas, en algún lugar del bosque, no muy lejos de allí, Clarke y Finn corrían despavoridos.

Luego de que se separaran de Sloane, ambos, junto a Lincoln, habían logrado huir con éxito, llegando a una cueva. El terrestre los guió hacia ese lugar, creyendo que por fin estarían a salvo, pero se equivocó. Los llevó al lugar erróneo.

Estaban junto a los destripadores, terrestres corrompidos que devoraban carne humana.

Lincoln decidió arriesgarse con tal de salvar a Clarke y Finn, quienes habían logrado salir de la cueva, aunque con algunos problemas. Mientras lo hacían, se habían topado con un destripador y Finn se vio obligado a arrebatarle la vida para sobrevivir.

Apenas habían dejado de correr cuando repentinamente una explosión se oyó por todo el lugar, alarmando a Clarke y Finn.

—Viene del campamento —anunció Finn.

Sus corazones se aceleraron al pensar en lo peor.

—Llegamos tarde.

Y sin más se echaron a correr nuevamente. Olvidaron lo sucedido con los destripadores y se concentraron en su gente, quienes estaban en peligro.

Por otro lado, en el campamento los adolescentes murmuraban asustados ante la explosión, sin embargo sabían que no se trataban de los terrestres.

Dentro de la nave, Murphy había usado la pólvora de las balas para provocar una explosión y, así, hacer un gran hoyo en una de las paredes de la nave. Finalmente, luego de casi ahorcar a Bellamy, había logrado huir nuevamente hacia el bosque.

Cuando Clarke y Finn se acercaron a la puerta de los muros, todos los adolescentes se alarmaron. Se colocaron en sus posiciones, levantando sus armas, listos para atacar.

—¡Esperen! ¡Alto el fuego! —ordenó Miller desde lo alto del muro. —Son Clarke y Finn.

Todos bajaron las armas y comenzaron a murmurar, aliviados de ver a Clarke y Finn. Estaban preocupados y, aunque no todos habían vuelto, estaban felices de recuperar a dos de los suyos.

Los guerreros de Gonkru, por otro lado, observaron detrás de ellos, esperanzados con encontrar a Sloane y Kile, sin embargo eso no ocurrió. No pudieron esconder sus expresiones decepcionadas y preocupadas por no ver a sus líderes. Sin embargo, continuaron esperando por su reina. No perderían las esperanzas fácilmente.

—Oímos una explosión, ¿qué pasó? —preguntó Clarke, preocupada.

Bellamy y los demás se acercaron a ellos.

—Murphy. —Fue lo único que hizo. —Eso pasó.

En ese momento Jasper corrió hacia Clarke y la apretó fuertemente entre sus brazos. Clarke le correspondió el abrazo, igual de aliviada.

—Gracias a Dios —murmuró Jasper, separándose.

—¿Dónde está Sloane? —cuestionó Bellamy mirando detrás de ella.

Clarke lo miró.

—Va detrás de los terrestres —dijo con lentitud. —No parará hasta encontrar a Kile.

Bellamy agachó la cabeza, notablemente preocupado. Temía que algo malo le sucediera a Sloane. No sabía en qué momento había comenzado a preocuparse tanto por aquella intrépida azabache. Octavia, por otro lado, estaba igual o más preocupada que su hermano. No quería perder a su querida amiga, la que le había mostrado su fortaleza y enseñado quién era realmente. Sloane le brindó un nuevo hogar a Octavia, uno entre los terrestres.

—¿Y Monty? —preguntó Jasper.

—No lo sabemos —contestó con pesar. —Sloane también lo está buscando.

La esperanza en Jasper creció, realmente creía que Sloane podría hallar a su mejor amigo. Todos tenían su fe y confianza puestas en Sloane. La creían capaz de todo y agradecían tenerla en sus vidas.

—Clarke, debemos irnos, ahora —intervino Finn, desesperado y luego miró a los demás adolescentes. —Todos nosotros. Hay un ejército de terrestres, más de los que hemos visto, y vienen por nosotros. Hay que empacar lo que se pueda y huir.

Estaba asustado, temía por su vida y por la vida de los demás. Había visto con sus propios ojos el ejército. Había oído del comandante, quien guiaba a todos los terrestres. Realmente creía que no tenían oportunidad.

—No lo haremos —contradijo Bellamy, con el entrecejo fruncido. —Sabíamos que eso pasaría.

—Bell, no estamos preparados —dijo Octavia, apoyando a Finn.

—No están aquí aún, tenemos tiempo para prepararnos —miró a Finn. —Además, ¿a dónde iremos? ¿Dónde estaremos más seguros que detrás de estos muros?

—Hay un océano al este, ahí van a ayudarnos.

—Nos están ayudando ahora —repuso con firmeza. —Gonkru está aquí, ayudándonos. Podremos con los terrestres.

—No lo entiendes, Bellamy. Nos superan en número —informó, exasperado. —Ni siquiera con Gonkru podremos ganar. Solo tenemos una opción, ir al este por ayuda.

Octavia lo miró al oír aquello, solo había una persona que podría saber eso.

—¿Vieron a Lincoln?

—Sí.

Bellamy soltó un bufido.

—¿Esperas que confiemos en ese terrestre? —cuestionó.

Octavia tensó la mandíbula al oír aquel comentario. Pudo notar el desprecio en su voz y aún le molestaba que Bellamy no confiara en Lincoln.

—Lincoln nos ha ayudado tanto como Sloane —refutó Octavia, mirándolo con molestia. —¿Por qué confías en Sloane y no en Lincoln?

—Porque Sloane no trató de matarnos desde el principio —dijo con simpleza, luego miró a los demás adolescentes. —Este es nuestro hogar ahora. Lo hicimos de la nada, con nuestras manos. Nuestros muertos están enterrados aquí en este suelo, nuestro suelo. Los terrestres creen que pueden quitárnoslo. Creen eso porque venimos del cielo y no pertenecemos aquí, pero tienen que notar un hecho importante —relamió sus labios para decir lo siguiente. —Estamos en el suelo ahora, ¡significaba que somos terrestres!

Los adolescentes soltaron una exclamación, levantando sus armas al mismo tiempo.

—¡Terrestres con armas! —gritó alguien de la multitud.

—¡Exacto! —Bellamy le dio la razón. —Dejemos que vengan.

Clarke dio un paso al frente.

—Bellamy tiene razón. Si nos vamos, tal vez no hallaremos un lugar tan seguro como este y, ¿quién sabe? En este mundo podemos enfrentarnos a algo aún peor mañana —soltó un suspiro. —Pero eso no cambia el simple hecho de que si nos quedamos aquí moriremos esta noche. Así que empaquen todo lo que puedan cargar, ¡ahora!

Todos obedecieron a Clarke y comenzaron a moverse. Caminaron hacia sus tiendas y comenzaron a preparar sus bolsos.

Octavia se acercó a Finn.

—¿Dónde está él? —preguntó, refiriéndose a Lincoln.

Finn no respondió, sólo le entregó la espada del terrestre. Él mismo le había pedido que se la entregara a Octavia.

—¡Ayúdenme! —gritó Raven, saliendo de detrás de la nave. En la redada con Murphy, este le había disparado en la parte baja de su columna.

Todos corrieron hacia ella y Finn la tomó entre sus brazos para evitar que siguiera esforzándose.

—Llevenla a la nave —ordenó Clarke.

Y Finn obedeció.

Cuando Clarke estaba por ir detrás de ellos, Bellamy la detuvo. La tomó del brazo fuertemente, en total desacuerdo con su decisión.

—Clarke, irnos de aquí es un error.

—Ya lo decidimos.

—La multitud toma malas decisiones. Pregúntale a Murphy —recordó el error que habían cometido en el pasado. —Los líderes hacen lo que creen correcto.

Clarke se soltó de su agarre.

—Eso hago —dijo y se marchó.

Bellamy soltó un suspiro y observó que todos en el campamento caminaban de un lugar a otro, preparándose para huir. Él sabía que no era buena idea. Pero no había nada que pudiera hacer. Lo intentaron, trataron de seguir en el campamento, pero se les hizo imposible.

Los terrestres ya venían y no había nada que pudieran hacer. 

Sloane había estado corriendo toda la noche, sus pies ardían y sus extremidades pesaban, sin embargo no se daba por vencida. No sabía exactamente hacia dónde ir, pero no tenía pensado parar.

Había recorrido cada lugar en donde Trikru solía reunirse. Hasta había estado vigilando una aldea cercana con la intención de averiguar si Kile estaba allí, pero aquello tampoco dio frutos.

Se dejó caer en el suelo, en medio del bosque. Estaba desesperada como nunca. Había perdido el control por primera vez en su vida. Kile era tan importante para ella que el solo hecho de perderlo le rompía el corazón en miles de pedazos. El rubio la había apoyado y protegido como nunca nadie lo había hecho, la ayudó cuando más lo necesitó y Sloane se sintió sumamente agradecida.

Lo amaba y perderlo derrumbaría su mundo.

—¡Déjenme! ¡Déjenme!

Sloane se sobresaltó al oír aquellos gritos. Se arrastró hasta esconderse detrás de unos arbustos y buscó al responsable de los gritos.

Era Murphy.

Luego de que el castaño huyera del campamento había estado vagando por el bosque, sin rumbo alguno. Su suerte cambió cuando Anya y Tristan, el enviado del comandante, lo apresaron para usarlo contra Skaikru.

Sloane observó todo desde los arbustos. Al ver a esos terrestres, lo primero que hizo fue buscar a Kile entre ellos, sin embargo no estaba allí... y Astrid tampoco. Sloane notó la ausencia de la rubia, la segunda de Anya, por lo que le causó extrañeza. Supuestamente debería estar allí y podía asegurar que su ausencia estaba relacionada con Kile.

La azabache observó cómo se llevaban a Murphy. No hizo nada para impedirlo. El castaño no le agradaba y sabía que no podía confiar en él.

Cuando Anya, Tristan y Murphy desaparecieron, Sloane salió de su escondite y comenzó a caminar detrás de ellos, escondiéndose y manteniendo varios metros de distancia. No se arriesgaría a que la encontraran.

Fue entonces cuando una flecha rozó su brazo derecho, haciendo que las alarmas dentro de su cuerpo se encendieran. Sus ojos se clavaron en la flecha que se clavó en el árbol delante de ella.

—Te he extrañado —oyó una voz detrás de ella.

Su cuerpo se tensó al reconocer aquella voz, sin embargo no volteó en ningún momento. Tomó una bocanada de aire, como si aquello fuera a darle valor para afrontar la situación.

En el momento en que salió detrás de Kile supo que esto pasaría. Sabía perfectamente que, en algún momento, deberían enfrentarse. Habían pasado cinco largos años sin verse los rostros y ahora, con un simple movimiento, estarían frente a frente.

Sloane había decidido darle fin a su tormento. Había decidido dejar de huir y, por fin, ponerse de pie para pelear. Estaba cansada de tener que ocultarse, de sufrir los ataques de Trikru y perder compañeros a manos de ellos.

Todo por una absurda mentira.

—¿No hay abrazo de reencuentro? —preguntó con un toque de burla en su voz.

Sloane apretó los puños al oír su comentario. Le molestaba saber que se burlaba cuando ella había pasado por un tormento por su culpa.

Entonces Sloane volteó.

—Astrid —murmuró, tensando la mandíbula.

—Hola, Sloane —dijo, sonriente.

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Estamos llegando a los 8k de leídas, ¿pueden creerlo? 😳

¡Muchas gracias por hacerlo posible! :)

PD: mi tardanza para actualizar aquí se debe a que estoy trabajando en un fic de Klaus papasito Mikaelson 🥵

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