Capítulo catorce

-Naiplana! -Kang corrió hacia la salida de los túneles.

Sloane, quien se encontraba en el exterior, volteó hacia el curandero. Se preocupó al verlo tan agitado y alterado. Lo primero que pensó fue que Charlotte había empeorado o, en el peor de los casos, muerto.

-¿Qué sucede?

-Charlotte despertó.

Esa noticia sorprendió y alivió a Sloane. Inmediatamente se adentró a los túneles y se dirigió hacia el lugar en donde resguardaban a la niña. A medida que se acercaba podía oír el escándalo que esta producía. Se oían gritos espantados mezclados con murmullos de calma.

-Está desorientada y teme que nos acerquemos. Su comportamiento es errático -explicó Kang.

Era una reacción esperada por Sloane, después de todo Charlotte no sabía que ahora ambos clanes eran aliados. Ella ya no era su enemiga y debía decírselo, debía ponerla al día. Tal vez así se calmara y no se sintiera tan desorientada.

Antes de llegar al lugar, Sloane se detuvo y miró de soslayo a Kang.

-Dile a Kile que vaya por Bellamy, que le dé la noticia. Rápido -ordenó y Kang asintió para salir rápidamente en busca de Kile.

Por lo que oía y por lo que se imaginaba podía estar segura que Bellamy era el único capaz de calmar a Charlotte. La niña no se sentiría tranquila hasta que viera un rostro conocido y oyera una voz familiar. No se sentía a salvo con Gonkru y Sloane no podía culparla.

En cuanto la azabache se adentró al lugar, el silencio apareció súbitamente. De un momento a otro dejaron de oírse los gritos de Charlotte y los murmullos de sus hombres. Todo estaba en silencio y todas las miradas puestas en Sloane.

Observó que Charlotte se encontraba en el suelo, no muy lejos de la cama en donde estuvo durante esos días, y era rodeada por dos de sus guerreros. Si bien estos tenían buenas intenciones -querían calmarla y explicarle la situación-, no hacían más que espantarla. La pobre niña creía que había sido secuestrada y que en ese preciso momento iban a torturarla.

Cuando Charlotte la vio, su cuerpo tembló y el miedo creció, aunque no fue capaz de soltar un grito más.

-Está bien, pueden irse. -Les dijo a sus guerreros.

Antes de marcharse, estos le advirtieron a Sloane sobre el estado de Charlotte. A ella no le importó. Bellamy estaba en camino y trataría de hablar con ella hasta que el azabache llegara. Todo estaba en orden, no era una situación que ella no pudiera manejar.

-¿Me recuerdas? -preguntó, dirigiéndose hacia el otro extremo del lugar.

Era consciente del miedo de Charlotte, por lo que no quería exaltarla aún más al acercarse tan descuidadamente. Decidió mantener la distancia. Era una forma de hacerle entender a Charlotte que no le haría nada malo.

-¡Por favor no me hagan daño! -sollozó la niña y Sloane apenas fue capaz de entenderle. -¡Déjenme ir!

Sloane levantó las manos y se las mostró a Charlotte, pensando que aquello la tranquilizaría.

-No voy a hacerte daño. Nadie lo hará -dijo y lentamente se agachó hasta sentarse en el suelo. -¿No recuerdas la última vez que nos vimos? Quería ayudarte.

-Por favor... -continuó llorando, ignorando por completo las palabras de la azabache.

Charlotte estaba muy aterrada, nunca antes había estado de esa forma, ni siquiera cuando sus padres murieron. Sloane, por otro lado, se mostraba tranquila y comprensiva. Si bien todo lo que había vivido la había endurecido, aún continuaba manteniendo su lado fraternal y no se negaba a hacer uso de este si la situación lo ameritaba.

Sabía cómo tratar a Charlotte, cómo calmarla y sobre todo cómo hacerla sentir cómoda.

-Sé que nos temes, pero ya no hay motivos para que lo hagas. Tu gente y la mía ahora son aliados.

Y aquellas palabras hicieron que Charlotte dejara de llorar escandalosamente. Las lágrimas seguían cayendo y algunos sollozos se oían, pero al menos ya prestaba atención a las palabras de Sloane.

-Nuestros pueblos están en paz. Convivimos -explicó y Charlotte no supo si creerle. -Ahora mismo mandé a alguien para que trajera a Bellamy. Él estará aquí en unos minutos. No tienes nada de qué temer.

Charlotte continuaba asustada, sí, pero no tanto como antes. Oír que Bellamy estaba en camino la calmó notablemente. En ese momento las palabras de Sloane ya no le parecían tan descabelladas.

Recordó cuando quedaron atrapados en la cueva con Sloane después de huir de la niebla ácida. En ese momento la azabache no les hizo daño, hasta salvó a Bellamy. No se había comportado como ella esperaba que los terrestres lo hicieran. Después recordó cuando Sloane estuvo cautiva en el campamento. En ningún momento había intentado huir o, siquiera, atacar a los adolescentes. Durante todo ese momento Charlotte estuvo hablando mucho con Bellamy sobre Sloane y notó que el azabache en ningún momento habló de ella como si fuera la enemiga o como si fuera una salvaje.

Y entonces pensó que, tal vez, solo tal vez, Sloane decía la verdad. No sabía nada de lo que había sucedido, pero se permitió creer que Bellamy estaba en camino.

-¿Por qué estoy aquí? ¿Qué pasó? -preguntó en voz baja.

Si la situación fuera diferente, no lo hubiera preguntado. Ni siquiera hubiera parado de llorar, pero la actitud y las palabras de Sloane la hicieron sentir menos asustada de lo que fuera a pasarle. La azabache transmitía calma y la soltura en sus movimientos permitía que Charlotte pudiera relajarse un poco.

-Un guerrero de mi clan te halló en el río y te trajo hasta aquí, estabas muy herida, apenas viva -respondió con sinceridad. -Octavia accedió a dejarte aquí para que nosotros te protegiéramos de Murphy y los demás.

Charlotte frunció el ceño al oír el relato de Sloane.

-¿Octavia? -preguntó, sin entender qué hacía la castaña con Sloane.

-Estaba entrenando conmigo cuando te trajeron.

-¿Y Bellamy? -insistió en saber más del azabache.

De todos los caídos, Charlotte sentía que solo podía confiar en él. Los demás habían intentado colgarla y Clarke seguramente la odiaba por matar a Wells. Solo unos pocos se habían mantenido neutrales ante la situación y Charlotte tampoco confiaba en ellos.

-Sabe que estás viva. Ayer vino a verte.

Pero a pesar de las explicaciones de Sloane, Charlotte seguía sin entender algunas cosas. Había estado inconsciente unos días, pero las cosas habían cambiado drásticamente. Ya casi nada era igual a lo que ella recordaba.

-No entiendo -soltó y su voz salió temblorosa. -¿Cómo pueden ser aliados? Ustedes querían matarnos.

-Ese era otro clan, el cual también es enemigo de Gonkru, mi clan -explicó y Charlotte se asustó al saber que había más terrestres. -Nos unimos para luchar contra ese clan. Peleamos juntos.

Charlotte se quedó en silencio, con la mirada perdida en algún lugar del suelo. Pensaba en todo lo que Sloane le había dicho. Le era difícil creer en sus palabras, pero de una cosa estaba segura: Sloane no quería dañarla. De lo contrario, ya ni siquiera estaría viva.

-Sé que es difícil confiar -volvió a hablar Sloane. -Pero danos una oportunidad. Nosotros no te hemos dañado de ninguna forma. Solo queremos ayudar. Queremos paz.

Charlotte iba a responder, pero alguien más se le adelantó.

-¡Sloane! -Se oyó una voz que ambas conocían muy bien.

La nombraba frunció el entrecejo al oír la desesperación en su voz y giró, encontrándose con Octavia. Kile se encontraba de pie a su lado.

-La encontré en el camino, venía hacia aquí -explicó el rubio, soltando suspiros cansados.

Sloane se puso de pie inmediatamente y se acercó a ella, sabiendo que algo no andaba bien. La castaña lucía agitada y la preocupación podía verse en su rostro.

-Octavia, ¿qué sucede?

Pero antes de que fuera capaz de responder, una voz la interrumpió.

-¡Octavia!

Era Charlotte.

La castaña se sorprendió al ver a la niña, sobre todo porque con todo lo sucedido ni siquiera la había notado. Una ráfaga de alivio la azotó al verla viva. Había sobrevivido.

-Primero habla con ella. Está aterrada -dijo Sloane y Octavia aceptó.

Cuando la adolescente se dirigió hacia Charlotte, Sloane pasó del reencuentro y se acercó hacia Kile para conseguir un poco de información.

-¿Qué sucedió?

El rubio se encogió de hombros y miró a Octavia.

-No lo sé. Ni siquiera se detuvo a explicarme, pero parece que es grave. Se ve desesperada -respondió en voz baja. -¿Y Charlotte? ¿Qué sucedió? Oía sus gritos.

Sloane suspiró y miró a la niña. Notó que se encontraba más relajada hablando con Octavia. Esperaba que la castaña ayudara a Charlotte a sentirse mejor.

-Está asustada, no confía en nosotros. Traté de calmarla, pero no creo que haya funcionado. Hablar con Octavia la ayudará.

Kile también desvió la mirada hacia Charlotte.

-Eso espero -confesó, ganándose la atención de Sloane. -Es tan joven y ha pasado por tanto.

Una pequeña sonrisa se coló en el rostro de Sloane. Al parecer ella no era la única que había simpatizado con Charlotte. Kile también y eso hizo que la azabache se sorprendiera. El rubio era alguien bullicioso, alegre y bromista. Era una persona que amaba la atención, sin embargo era muy difícil que se encariñara o simpatizara con alguien. Por eso Sloane se sorprendió desde el momento en el que Kile le salvó la vida.

-Gracias -soltó, tomando desprevenido al rubio. -Gracias a tí está con vida.

Kile chasqueó la lengua, desinteresadamente.

-Solo hice lo que tenía que hacer.

Pero Sloane sabía que Kile quería ocultar sus buenas intenciones. Quería hacerle creer que no le importaba cuando en realidad era todo lo contrario.

Era inútil. Sloane podía ver a través de su escudo.

Octavia estuvo hablando un rato largo con Charlotte. Al principio la niña se rehusaba a creer en las palabras de Sloane y Octavia, solo pedía por Bellamy, pero cuando se hizo a la idea de que el azabache aún no vendría finalmente cedió y eligió creer las palabras de Octavia.

A pesar de haber cedido, no confiaba del todo en Sloane. Aún no la conocía como los demás. Necesitaba tiempo, pero Sloane se conformaba con que se sintiera cómoda con Gonkru. Solo quería que Charlotte no sintiera miedo al estar junto a ella y sus hombres, quería que se sintiera a salvo, porque así era.

Para cuando la conversación de ambas adolescentes acabó, Charlotte ya no sentía ese miedo irracional y ahora podía volver a recostarse en la cama para descansar. Su cuerpo ya no temblaba y se la notaba más relajada. Fue un alivio.

Después de dejar a Charlotte en la cama, Octavia se acercó a Sloane y Kile. Los guió un poco más allá, donde Charlotte no podía oír lo que hablaban.

-Murphy regresó al campamento -explicó en un susurro preocupado. -Los terrestres lo capturaron y lo usaron como un arma biológica, ahora todo el campamento corre el riesgo de enfermar. Lincoln dijo que nos atacarán al amanecer.

El cuerpo de Sloane se tensó al oír la explicación de Octavia. Sabía que aquello era una venganza por lo que había sucedido en el puente. Era el comienzo de la verdadera guerra y si Trikru llegaba al campamento, todos morirían, y después vendrían por Gonkru.

No podía permitirlo.

El momento de luchar juntos finalmente había llegado.

-Kile -giró hacia el rubio, pensando muy bien en sus próximos movimientos. -Debemos marchar al campamento antes del amanecer.

-¿Cuántos guerreros?

-Todos.

Kile asintió y partió en busca de los demás guerreros para comenzar a prepararse lo más rápido que pudieran. No objetó. Estaba de acuerdo con Sloane. Él sabía perfectamente que ya era momento de luchar, ya no quería huir.

-Partiremos en unos minutos -volvió la atención a Octavia.

La castaña soltó un suspiro aliviado y se abalanzó sobre Sloane, envolviéndola en un fuerte abrazo cargado de alivio y agradecimiento. La azabache se lo correspondió sin dudarlo.

-Gracias -murmuró sobre su hombro.

Aquel acto sorprendió a Charlotte y con eso se dio cuenta que Octavia confiaba en ella, que realmente era una buena alianza y amistad. Era la última prueba que necesitaba.

-Octavia, tendremos que quedarnos en el campamento. Los terrestres no tardarán en hallar estos túneles -anunció Sloane y Octavia asintió completamente de acuerdo.

-No habrá problema con eso, ¿pero qué pasará con Charlotte?

-Tendré que llevarla a otro lugar -dijo y miró a la niña. -Aún está muy débil y si se enferma es seguro que no sobreviva. Tampoco podemos arriesgarnos a comprobar si es inmune o no.

-Ya estamos listos. Izan y los demás esperan afuera -anunció Kile, regresando.

La preparación de los guerreros no tardó demasiado. Con la reciente declaración de guerra, todos permanecían alertas y siempre cargaban sus espadas y lanzas. Estaban preparados con antelación ante cualquier cosa.

Sloane asintió y giró hacia Charlotte.

-¿Puedes caminar? -Ella asintió. -Bien porque ya debemos irnos.

-¿A dónde? -preguntó, dudosa.

-Kang e Izan te llevarán a un lugar alejado de aquí. Estarás allí hasta que la guerra acabe.

A Charlotte le pareció una buena idea. Sabía que estaba muy débil como para luchar y, aunque no fuera así, no sabía cómo hacerlo. Llevarla sería una mala idea y terminaría siendo un estorbo. Así, comenzó a levantarse de la cama. Octavia se acercó a ayudarla al ver que le costaba moverse.

Kile se acercó a Sloane.

-¿Y si la encuentran? -susurró solo para que ella pudiera oírla.

-No lo harán -respondió de igual forma. -Trikru no se encuentra en la zona. No se acercarán hasta que la enfermedad pase.

-Izan querrá estar en la guerra, no cuidando a una niña.

-Lo sé, pero lo hará.

Y no se equivocaba. Izan era el soldado perfecto y no dudará en cumplir las órdenes de su reina.

Así, Sloane y Kile, seguidos de Charlotte y Octavia, salieron de los túneles para reunirse con el resto del clan.

Los guerreros esperaban armados por su reina, sin comprender a qué se debía la reunión. Kile no les había explicado nada de lo sucedido, por lo que les era un misterio el por qué se encontraban allí y no en sus puestos habituales.

Sloane se paró frente a la multitud. Los miró y supo que, tal vez, no sería suficiente para luchar contra Trikru. Eran un número reducido -alrededor de setenta u ochenta guerreros- a comparación del gran ejército de Trikru que Sloane imaginaba. Así que decidió darles opciones a sus guerreros.

-Están aquí porque la guerra finalmente ha comenzado. -Fue directa, sin intención de ocultarles nada. -No voy a obligarlos a luchar conmigo. Son libres de soltar sus espadas y marcharse para seguir huyendo y ocultándose. -Los guerreros y las adolescentes la oían con atención. -Pero si deciden luchar, no lo harán por mí. Lucharán por nuestra libertad, por nuestra inocencia y por la paz que merecemos. ¡Porque no tenemos miedo! ¡Porque finalmente dejamos de ocultarnos!

Unos gritos de aliento se oyó por toda la multitud, alentando a Sloane y, a la vez, a sí mismos.

Algo en el pecho de Octavia se agitó y rugió como si ella misma fuera una guerrera de Gonkru. Las palabras de Sloane la alentaban.

Charlotte, por otra parte, miraba con curiosidad e interés a Sloane. En ese momento supo que la azabache era fuerte, más que cualquier otra persona que ella conociera. Entonces sintió esas ganas de ponerse de pie, de querer luchar. Se cuestionó el ser una niña temeraria que necesita la protección de los demás y la idea de querer fortalecerse comenzó a crecer en su interior.

-Por años hemos huido, hemos renunciado a lo que más nos importaba y fuimos perseguidos injustamente, tachados como traidores. Nos han odiado por crímenes que no hemos cometido -continuó y más gritos furiosos se oyeron. -¡Pero somos inocentes! ¡Ellos son los traidores! Y ahora pagarán por todo el sufrimiento que nos han causado, por sus traiciones, por las persecuciones, ¡y por todos los que perdimos a manos de ellos! -gritó lo último, sintiendo ella misma la ira y el dolor de haber perdido a parte de su familia. -Jus drein jus daun.

Y súbitamente los gritos dejaron de oírse, dando paso a un murmullo letal. Todos y cada uno de los guerreros clamaba por venganza, repitiendo aquella frase.

Jus drein jus daun.

Sangre debe tener sangre.

Y eso bastó para que Gonkru marchara hacia el campamento. Skaikru era su aliado y no dejarían que fuera derrotado sin dar pelea. Trikru les había quitado demasiado y ya era hora de levantarse y luchar.

Kile encabezó la marcha, pero Sloane se quedó de pie, viendo que los guerreros pasaban a su lado. Cuando Izan pasó cerca de ella, atrapó ágilmente su brazo para detenerlo. El castaño la miró, confundido porque Sloane no lideraba la marcha.

-Necesito que lleves a Charlotte y a Kang a un lugar seguro. Nece...

-Pero, ¿y la guerra? -interrumpió. -Quiero pelear, ser útil.

-Hay más formas de ser útil, no solo luchar -aseguró Sloane. -Necesito que cuides de ambos. Tendrás que quedarte, tienen que estar a salvo.

Izan suspiró. Él quería luchar, pero si Sloane le pedía eso, era porque le importaba el bienestar de Charlotte. Aunque no quisiera, lo haría.

-Está bien.

Sloane se apresuró a darle indicaciones sobre un lugar en el que podría ocultarlos. Se trataba de un pequeño búnker que se encontraba bastante lejos del campamento. Era el lugar indicado. Allí estarían a salvo.

Charlotte se despidió de Octavia y esta le aseguró que estaría bien. Esta vez no dudó a la hora de confiar en sus palabras. Marchó junto a Kang e Izan, sabiendo que estaría a salvo.

Finalmente Sloane y Octavia se unieron al grupo y marcharon junto a ellos.

Los túneles estaban relativamente cerca del campamento, lo cual era una ventaja para ambos clanes. No tardaban más de quince minutos en llegar. Sloane, Kile y Octavia encabezaron la marcha, detrás de ellos caminaban los guerreros. No era un gran número, habían perdido muchos en los últimos meses, pero esperaban que fuera lo suficiente como para detener a Trikru.

Se pararon frente a los muros del campamento. Sloane, Kile y Octavia voltearon hacia los demás terrestres.

-Rodeen el muro y asegúrense de que nadie entre o salga -ordenó y luego miró a Kile. -Te dejo a cargo.

-Ve, puedo con esto -aseguró el rubio.

Sloane asintió. Sabía que él podía hacerse cargo. Además de ser una persona de confianza, era un excelente guerrero. Podía creer plenamente en sus palabras.

Ambas jóvenes se adentraron en el campamento. Al entrar se encontraron con todos los adolescentes amontonados. A simple vista, Sloane podía notar que el caos comenzaba a reinar. Estaban asustados ante la idea de morir por aquella enfermedad.

Al llegar frente a la nave, se encontraron con Clarke entre los brazos de Finn y Bellamy de pie frente a ellos. La rubia no lucía para nada bien y no era difícil adivinar que estaba enferma.

-Octavia volverá con la cura -aseguró Finn con un hilo de voz.

-No hay cura -intervino Octavia -Pero los terrestres no usan el virus para matar.

Bellamy dio un paso hacia su hermana. Sloane notó que lucía alterado y no era para menos, su gente sufría una epidemia.

-¿Ah no? Díselos a ellos -cuestionó y luego señaló los cadáveres de dos adolescentes. -Te dije que no vieras al terrestre otra vez.

Octavia se quedó callada, con los ojos clavados sobre los cadáveres de los adolescentes. Entonces Sloane decidió intervenir, Bellamy estaba siendo injusto con su hermana.

-Octavia tiene razón, Bellamy. Ya he visto esto antes -habló Sloane. -Los terrestre usan la enfermedad para debilitarlos. Esperan el momento perfecto para atacar.

-Y lo harán al amanecer -agregó Octavia.

Los murmullos aterrorizados comenzaron a oírse entre la multitud. Ahora temían morir a manos de los terrestres.

Octavia pasó junto a Bellamy para dirigirse hacia Clarke, pero el azabache la detuvo. La tomó fuertemente por el brazo. La castaña forcejeó hasta soltarse y caminó directo hacia Finn y Clarke. No le importaba lo que Bellamy tuviera que decir, mucho menos si se trataba de Lincoln.

-Vamos, te ayudaré a llevar a Clarke a la nave -dijo.

Y los tres se adentraron a la nave, bajo la atenta mirada de Bellamy y Raven.

Sloane caminó hasta posicionarse frente al azabache. Lo observó con atención. Lucía preocupado, no sabía qué hacer ante la declaración de Octavia. A eso se le sumaba el hecho de su relación con un terrestre.

-No puedes impedirle que vea a Lincoln -defendió Sloane, serena.

Bellamy la miró con el ceño fruncido.

-Es un terrestre -recalcó con molestia. -Y es peligroso.

-No olvides que yo también lo soy -contraatacó. -Solo piensa, ¿por qué tú puedes hablar con una terrestre, pero ella no?

Dicho aquello se alejó de Bellamy, dejándolo con aquel cuestionamiento rondando por su cabeza. Sabía que de cierta forma Sloane tenía razón.

Al entrar a la nave, Sloane se encontró con varios adolescentes recostados sobre el suelo. Muchos de ellos tenían sangre en sus rostros y manos. Dirigió su mirada hacia el final de la nave, justo donde Finn colocaba a Clarke sobre una improvisada hamaca. Luego, sus ojos se clavaron en Murphy, quien lucía terriblemente mal. Su rostro estaba cubierto de sangre, tanto que apenas podía divisar un poco de piel. No le costó adivinar que Trikru lo había torturado.

Se acercó hacia ellos. No le preocupaba estar en aquel lugar. Era inmune a aquella enfermedad. Lo descubrió de la peor manera cuando Trikru los atacó con la misma táctica.

Al estar lo suficientemente cerca, Murphy pudo notar su presencia.

-Así que es cierto -murmuró, mirándola de pies a cabeza. -Las cucarachas son difíciles de eliminar.

-Sí, por algo sigues vivo.

Murphy no respondió, pero una sonrisa de labios cerrados -y un tanto burlesca- adornaba su rostro.

En ese momento Octavia comenzó a explicar todo lo que Lincoln había dicho. Aquella fue otra prueba de que el terrestre no era tan malo como parecía.

-A este paso, cuando lleguen los terrestres no habrá nadie para defenderse -habló Murphy.

-Ese es el punto -recalcó Octavia.

-Mis guerreros aseguran el campamento desde afuera -anunció Sloane. -Por ahora estaremos seguros, pero tal vez no sea suficiente.

Aquello le trajo un poco de alivio a los presentes. Con la presencia de Sloane y su clan, los caídos se sentían más seguros. Aunque no fueran muchos, al menos tenían más experiencia.

-Vamos a detenerlos.

Sloane observó que Finn salió de la nave. Miró a Octavia, preguntando con la mirada si ella podía encargarse de los enfermos.

-Ellos te necesitan más -aceptó.

Salió rápidamente de la nave, siguiendo a Finn. Quería saber cuál era el plan del castaño para detener a los terrestres, esa era mejor idea que luchar. Llegaron hasta una tienda y se adentraron sin dudar.

-Necesitamos hacer todas las balas que podamos -oyó la voz de Raven.

Dentro de la tienda se encontraban Bellamy, Raven, Jasper, Monty y Harper. Sloane los reconoció a todos, aunque nunca había hablado con los últimos tres. Su mirada cayó sobre la mesa repleta de balas.

-No importará si no queda nadie -comentó Finn y no se equivocaba. -¿Cómo hacemos una bomba?

Sloane frunció el ceño. Aún seguía sin entender el punto de Finn.

-Depende de lo que quieras volar -respondió Raven.

-¿Qué te parece un puente?

Sloane se posicionó junto a Finn. Raven la miró por unos cortos segundos. No confiaba del todo en ella, pero poco a poco lo iba haciendo. Que Sloane estuviera allí, cuando ellos más lo necesitan, era importante.

-¿De qué estás hablando?

Sloane comprendió lo que Finn planeaba hacer. No era una solución, pero era una escapatoria momentánea.

-La aldea de Anya se encuentra del otro lado del puente -explicó Sloane. -La idea de Finn podría demorar su llegada.

-El virus es rápido, Murphy ya se siente mejor -agregó el castaño, mirando atentamente a Bellamy y Raven. -Volar el puente no detendrá el ataque, pero podría retrasarlos.

-Ese puente sobrevivió un ataque nuclear y noventa y siete años de clima -comentó Bellamy, no tan de acuerdo con el plan.

Sloane miró a Raven, lucía pensativa. No había dicho ni una palabra sobre la idea de Finn. Durante todo el tiempo que pasó en el campamento supo que Raven era inteligente, más que cualquiera que haya conocido. Podía asegurar que un plan comenzaba a formarse en su brillante cabecita.

-¿Tú qué piensas? -preguntó Sloane. -Eres la única capaz de hallar una solución.

Raven la miró.

-Ese puente no sobrevivirá a mí.

Una sonrisa se coló en el rostro de Sloane.

-Eso quería oír -murmuró, luego se enderezó. -Hagan lo que tengan que hacer, yo estaré afuera del campamento.

-No es seguro -habló Bellamy.

-Estaré bien. La prioridad es la bomba.

Le echó una última mirada a todos y salió de la tienda, dejándolos hacer lo que tuvieran que hacer para poder fabricar esa bomba. Ella se encargaría de vigilar las afueras, asegurándose que ningún explorador se acercara.

De repente sintió un agarre en su brazo. Volteó, encontrándose con Bellamy.

-¿Segura de que quieres estar afuera? -preguntó, sabiendo que no era seguro. -Puedo preparar una tienda para tí.

Sloane sonrió.

-Estaré bien, Bellamy -aseguró una vez más. -Mantente alejado de los enfermos, ¿sí?

El azabache asintió. Que Sloane se preocupara por él era algo que le gustaba. Le producía una cálida sensación en su pecho.

-Gracias por todo lo que haces -sonó sincero y la expresión de Sloane se suavizó.

-Somos aliados. Nuestros pueblos son uno mismo -aseguró, mirándolo. -Oso throu daun ogeda [Peleamos juntos]. No lo olvides.

No había nada más que decir, de esa forma se cerraba un pacto que ambos deseaban y necesitaban desde hace tiempo.

Gonkru y Skaikru eran un mismo clan.

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