029.

Kim Namjoon

No puedo terminar de comprender la insistencia de asegurar que Yuna es Yuju. Cuándo hace un tiempo, el idiota de Taehyung lo dijo por primera vez, dudé por completo de ella, ya que no tenía ni dea de que trabajaba en un hospital por la noche. Ahora, escuchando como mi padre, me decía esas cosas, solo me generaba cierta molestia de que siempre se empeñen en meterla en asuntos que nada que ver.

Después de que me encontré con él, solo pude pensar en las diferencias entre ellas, acabando mal. Cuándo conocí a Yuju en ese club, a penas estaba olvidando a Sooyoung, pero por su forma de bailar, me envolvió por completo, haciéndome adicto a regresar, a verla tantas veces. Entonces, dejé de verla cuándo volví a Australia. No pensé que alguna vez nos podíamos volver a encontrar, más cuándo me enteré de que dejó de trabajar en el club. Pero, justo cuándo volví a Jeju, ella regresó a su trabajo, queriendo verla una vez más.

No la conozco tanto como a Yuna, por eso es seguro que no pueden ser la misma persona. Yuna es diferente, tan artística, tan amante a lo que tiene que ver con los libros, sus obras detalladas y hechas con tanta ilusión. Su dulzura y calidez no se podía comparar con la de Yuju, que al final del día siempre quiso dejarme lejos de su vida, con justa razón.

"Son las mismas personas" No, ¿acaso podían tener diferentes colores de cabello de un día para otro? Aunque últimamente... no, no puede ser.

Tuve que amenazar a mi padre una vez más para que me dejara en paz, que no se atreviera a involucrar a la mujer que amo en asuntos complicados que él mismo creó.

Puse mis manos sobre sus hombros, viendo sus ojos. Parecía nerviosa, todo por mi culpa. Justo se puso así esa vez que le pregunté si ella era Yuju. Esto se me podía salir de las manos, la confianza rádica desde la comunicación, por eso le cuento sobre esto, por qué no quiero dudar de ella nunca, así mismo sé que ella podría contarme algo de ese estilo, puesto que jamás la juzgaría.

—Yo no...

—Está bien, no tienes por qué decirme nada. Solo quiero que sepas que tengo ahora ese problema con él, que no estoy dispuesto a que te meta en estas cosas —Soy un tonto. Tomé su cuerpo para abrazarla—. Olvidemos eso de una vez.

Así como estuve dispuesto a enterrar lo que sentía por Yuju, no quiero volver a escuchar su nombre nunca más, ya que podría traerme tantos problemas.











Abrí la puerta, todo para encontrarme a Bam, el perro de Jungkook. Este saltaba alegre, ladrando sin parar, haciendo que su dueño apareciera. Cerré la puerta y dejé mi maleta a un lado, yendo a él para saludarle.

—Cuánto tiempo —Asentí. Nos fuimos a sentar— ¿Cómo te fue todo?

Recosté mi cabeza sobre el respaldar del sofá, cerrando mis ojos. Me sentía un poco cansado por el viaje y eso que no era tan lejos.

—No tan mal. Como esperaba, discutí con mi padre mientras le dejaba todas las evidencias que usaría en su contra si seguía jodiéndome.

Miré como Bam vino donde nosotros, todo para subirse también al sofá.

—Espero que sea verdad.

—¿Tú que has hecho?

Suspiró, jugando un poco con su perro.

—He estado bien. Dentro de unos días también viajaré a Seúl para unas entrevistas. No quiero ir.

—¿Por tu amada? —Asintió, como un pequeño niño— Bora realmente te ha vuelto la vida de cabeza.

—Así como tú con Yuna. Es que mi Bora es, no sé ni como explicarte, pero es la mujer que quiero para toda mi vida al lado, sonando egoísta. ¿Sabes ese sentimiento que aunque ella hiciera algo mal, aunque ella te dejara de amar, tú la amas tanto que aceptarías que fuera más feliz con otro?

Nunca me había puesto a pensar en ello, tenía razón. Sé que Jungkook ha crecido tanto, es un hombre, tampoco nos llevamos muchos años, pero lo vi desde tan pequeño haciendo travesuras, siendo inmaduro, que ahora escuchar como dice una verdad tan dolorosa, es difícil de creerlo.

Es justo lo que pensé ayer, si Yuna se acercara a mí para contarte algo sobre ella, como esa mentira de que ella es Yuju, podría entenderla, cada quien sabe su situación, no podría juzgarla. Pero, ¿aceptar que ama a otro?

—¿Crees tú que a ella le gusta otra persona?

—Ya te digo yo que no, pero es algo que nosotros no decidimos. Yo tengo claro que mi amor por ella es inigualable, por eso mismo lo que te dije. Si Yuna se acerca a decirte que no quiere nada contigo, por qué ama a otro, ¿qué harías?

Solté una carcajada, se planteaba cosas un tanto difíciles, pero es verdad.

—Bueno, me dolería, trataría de entenderlo, de arreglar algo y si al final no funciona, pues la soltaría para que no esté aferrada a alguien que no ama.

Me miró fijamente, para luego quedarse callado unos segundos.

—Opino lo mismo. Dejando eso tan fúnebre de lado, que esperamos que estas mujeres no nos dejen —Era un tonto—, supongo que fuiste a dejar a Yuna a su casa.

—Sí. Mañana iré a visitarla para saber como está su padre, ya que hoy tengo que salir a otro sitio.

Hablamos un poco sobre los días en que no nos vimos, para después subir a mi habitación para ducharme. Tengo planeado sacar todas las cosas que tengo aquí y llevarlas a mi departamento que le dije JungEun que me estuviese alquilando. Como había dicho, no quería incomodarlo, además de que es mejor que solo lo venga a visitar como ahora.

Salí de la ducha, poniendo una toalla alrededor de mi cintura. Miré como mi móvil que estaba encima de mi cama se encendió y vibraba. Tenía llamadas perdidas y mensajes. Se trataba de Sooyoung, se me había olvidado. Había quedado con ella para acompañarla al hospital. Acaba de tener a su hijo hace dos semanas, así que tenía una cita, que le ayudara.

Traté de alistarme lo más pronto posible, dejando unos libros en mi bolso, unos que quería mostrárselos a Yuna.

Salí con prisa de casa, viendo como JungEun ya me esperaba afuera. Tengo que sacarme el carnet de conducir ya, sé que es un buen trabajo de ella, pero yo lo necesito. Le dije que pasáramos por Sooyoung a su casa, así que llegamos pronto. Me bajé del coche para tocar la puerta y verla salir con un coche de bebe.

—Déjame ayudarte.

Hice que JungEun ayudara a Sooyoung para subir al coche, mientras que yo tomé la parte donde iba el bebé, que era en silla de coche, lo metí dentro, en la parte de atrás, colocando adecuadamente el cinturón de seguridad. La otra parte la puse en el maletero. Ya viendo como ella también entró, me puse al otro lado, esperando a que JungEun arrancara.

—Ay, muchas gracias Nam por venir.

—No tienes que agradecer, te prometí que vendría.

Miré al bebé, completamente dormido, no parecía estar enfermo. Por lo visto había cogido un resfriado, estaba bastante irritado y sensible, ella nos sabía que hacer y se estaba sobre esforzando, así que le dije que podía traerla al hospital.

—Espero que puedan hacer que le baje la fiebre, aunque sea —Tomé su suave manita, era tan pequeño e indefenso, tan rápido de poderse enfermar. Se veía tan tranquilo así dormido— ¿Cómo vas con tu novia? Lamento no haberte preguntado.

—Bien. Fuimos a Seúl juntos.

—Me alegro tanto de que en verdad estés saliendo con ella, se ve buena, y que te ama. Ojalá podáis seguir juntos, tener una familia.

—¿Tú crees? Eso es demasiado, además, nunca hemos hablado del tema.

Solo me recuerda cuándo los papeles eran distintos. La primera vez que la conocí, fue en una reunión que tuvo mi padre con unos socios, donde el padre de Jungkook estaba presente junto a su secretaria, que era, Sooyoung. A penas tenías 17 años y caí completamente impresionado. Al paso de los años, cuándo vine a visitar a Jungkook al mudarse a Jeju, nos volvimos a encontrar, descubriendo que ella sentía algo por mí.

Nos convertimos en solo sexo, ella me miraba como alguien un tanto inmaduro y yo como la mujer con la que quería pasar toda mi vida, a pesar de la diferencia de edad. Tal vez la inmadurez de los recién veinte, o por lo hermosa que me parecía, me enamoré completamente de ella. Mientras que ella, me dejaba en claro en todo momento que no podía ofrecerme más, hasta que fui a ese club donde conocí a Yuju. Tuve el dilema más grande, por qué estaba despechado de que me dejó, así que no me importaba meterme a ese burdel.

Recuerdo que una noche discutimos, puesto que ella estaba celosa, pero acabamos en la cama por última vez, ya que me dejó en claro que nuestra relación no podía ir a más. Me dolió tanto, puesto que jamás he pensado en tener hijos, pero con ella quería tenerlos, algo serio, mientras que ella no.

Después de varias charlas, quedamos en buenos términos, entendiendo ambos lo mal que lo estábamos pasando, aunque era cierto que nos amábamos. Me aconsejaba que no volviera a ese burdel, pero no le hice caso, hasta que tuve que regresar a Australia.

—Sabes, deberías quedarte a vivir en Corea.

Era una opción poco probable.

—Tengo que pensarlo, no quiero dejar a Yuna, así que por el momento iré viendo.

Llegamos al hospital. Por lo que dijo el médico, la fiebre no era demasiado alta, pero no tan normal. El catarro que había cogido sí que era un poco fuerte, para alguien tan pequeño, así que le harían un par estudios para comprobar de que todo fuera bien. Por ahora, se le estaría poniendo paños húmedos en el cuerpo, y un médicamente suave que le ayudaría un poco.

Sooyoung aprovechó para que la revisaran que tenía un problema como de lactancia que no quise preguntar. Después de todo, empezamos a caminar un poco hacia la salida. Tomé al bebé entre mis manos, ya que no dejaba de llorar, mientras que JungEun se llevaba el carrito al coche.

—¿Tendrá hambre?

Me detuve viéndola preocupada. Tomé el chupete del bebé, poniéndolo en su boca, para después mecerlo un poco, así calmándose. La miré como solo sonrió.

—¿Qué pasa?

—Nada, solo que serás un buen padre seguramente.

Aún no puedo decir que he hecho muchas cosas como para querer ser padre, no es algo que me ilusiona, pero pensar que algún día podría tenerlo con Yuna, se me revuelve el estómago, de felicidad, de extrañez.

Seguimos caminando, pero justo cuándo íbamos a salir sentí que Sooyoung me detuvo para que otras personas pasaran, todo para darme cuenta de que se trataba de Yuna y de su padre, que simplemente nos quedaron viendo.

Parecían sorprendidos, y su padre simplemente llamó la atención de Yuna para que salieran de ahí. Solo espero que ella no piense mal, que no se enoje.

—Nam, ¿no es tu novia?

—Sí.

Salimos, viendo a aquellos dos alejarse del lugar. Sooyoung me miró y luego al bebé.

—No puede ser, ¿habrá pensado mal, por eso no te habló?

Suspiré, mirando al pequeño Kyung-Jun que dormía placidamente en mis brazos.

—Creo que no es por eso. Su padre no sabe sobre nosotros.

—Pero...

Hice que dejara el tema. Esto sería un problema, yo quería tratar al padre de Yuna, por qué sé que me odia desde que sabe que golpee a su ex yerno, además de encontrarme en su casa, si sabe que somos novios, me odiará. No es algo que yo quisiera.









Terminé de comer, así que me levanté para tirar la basura. Hoy debía dormirme temprano, anoche apenas pude dormir revisando unos archivos que me envió Wonwoo, más información sobre los negocios de mi padre, que tenían que ver con los de su padre. Casi no me interesaba mucho, ya que si con tan poco se resignó, si le muestro más evidencias, no volverá a buscarme, seguramente.

Fui a mi habitación, la cual ya arreglé esta mañana con todas las cosas que tenía en casa de Jungkook. Tomé mi bolso donde ya estaban los libros que le llevaba a Yuna. Hoy iría a visitarla, quería saber de ella, ya que no me contestó el mensaje, supuse que estaría ocupada.

Lo único que espero, es que en verdad no esté molesta conmigo al verme ayer con Sooyoung y su hijo, literalmente yo era como padrino de ese bebé.

Decidí irme al barrio en autobús, me traía un poco de paz aquella forma, necesitaba caminar más también. Luego de unos minutos, llegué. Bajé la pequeña colinilla de la entrada del barrio, para después adentrarme yendo directamente a la casa de Yuna, donde vi que justo salía ella junto a su padre.

En algo que me fijé ayer, es que su padre se miraba mejor que cuándo nos fuimos. Tenía una fractura en su brazo, pero ahora lucia más recuperado, aún con ciertos rasguños en su rostro. Y Yuna se veía tan linda, con el cabello completamente recogido, solo con ese significativo flequillo. Miré, como ayudaba a su padre a caminar un poco, tomando su brazo, parecían tan unidos ellos, normal, ya que la egoísta de su madre la abandonó.

Sobre ello, no sé como pudo ser capaz de dejarla. Escucharme a mí mismo ofrecerle dinero para que hablara con su propia hija, hizo arder mi sangre. Mi Yuna tuvo que sufrir tanto por culpa de ella.

—Hey, entrometido —Traté de seguirles, pero me detuve al escuchar voces detrás de mí, como si me llamaran. Me giré, viendo como se trataba de ese idiota del ex de Yuna. Me tenía asqueado que siempre buscara peleas conmigo. Suspiré, tratando de no alterarme con solo ver como se acercaba a mí tan prepotente—. Te estaba hablando.

—Me llamo Namjoon, pero para ti soy Señor Kim.

Soltó una carcajada.

—No entiendo por qué estás con mi Yuna, no eres nadie.

—Chico, solo déjame en paz. Ni siquiera que digas "Mi Yuna" hará que me enoje. Ella no es tuya, ni siquiera eres alguien en su vida, mientras que yo, soy su pareja.

Metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón, viendo como ya estaba rabiando con algo tan básico.

—Antes de ser algo de ella, fue mi novia, la cual está confundida por tener algo contigo. Sé que en algún momento va a recapacitar, como dicen, nunca se olvida al primer hombre de tu vida.

Ahora fui yo el que solté una carcajada.

—Lamento informarte que no me pondré a hablar contigo sobre si soy el primer o último hombre en la vida de una mujer, eso es caer muy bajo. De verdad, olvídala, déjanos en paz. Por algo ya no están juntos, ¿no?

Miré como simplemente guardó silencio, como si no supiera qué decir, para luego verme fijamente.

—Fue un error de ambos, pero después de ese beso que nos dimos cuándo empezaba contigo, no dice lo mismo que tú.

¿Qué beso? Seguramente está provocándome.

—Deberías callarte chico, das pena.

—Pena das tú, que ni el padre de Yuna te quiere, mientras que a mi sí. Yuna jamás me va a olvidar, ni mis besos, ni todas esas noches tan fantásticas que pasamos.

Apreté mi mandíbula de la rabia, acercándome a él, hasta que miré a Yuna poniéndose en medio de los dos, viéndome confusa. Por lo visto, ella como su padre estaban con nosotros, seguro se acercaron al escucharlo hablar fuerte a él.

—¿Qué haces aquí Nam?

Murmuró. Nuestra atención fue a parar a su padre, que nos miraba confusos.

—¿Me explican por qué tiene que discutir? ¿Rowoon?

Este solo me miraba. Quise dejar atrás la razón por la que estos dos se alejaran, pero ahora tengo más dudas, ¿por qué sigue tan esperanzado que puede volver con ella? ¿Quién terminó la relación?

—Nada señor Choi.

—¿Nada? Pues eso no me lo creo —De repente, su padre me miró, para luego a su hija—. Sé que estás rondando a mi hija, como si te interesara, pero escúchame una cosa, eso no lo voy a permitir. No debería interesarte ella cuándo sé que tienes hasta un bebé casi recién nacido.

Joder, lo que me faltaba, aún peor, el tipo ese Rowoon me miró como si iba a matarme. Sin pensarlo, vino hacia mí, sin importarle que Yuna estuviese casi a mi lado. Con su mano hecha un puño, la llevó a chocar contra mi mejilla de forma fuerte y sonora, que me dejó tambaleando.

—¡La engañaste maldito!

No podía ponerme a pelear, pareciendo un neandertal delante del padre de Yuna, pero tenía demasiada rabia, así que se la devolví de la misma forma, pero con dos golpes más.

—¡Namjoon, detente!

Solté la camisa del tipo ese que tenía sangre, era un imbécil que siempre me rompía las bolas. Traté de recuperar mi aliento, viendo como este me miraba con molestia.

—¡Rowoon! ¿Que te sucede, por qué le pegas a este hombre?

—¡Señor Choi, este idiota ha estado engañando a Yuna!

—¿De qué hablas?

—¡Ese imbécil es novio desde hace tiempo de Yuna y la ha estado engañando según usted lo dijo!

La mirada del señor Choi hablaba más que todo, más cuándo vio a su hija de una forma preocupante, ¿le reclamará? No tuve que haber venido, solo le conseguí más problemas de los que ya tenía.

—¿Yuna? ¿Es eso verdad? ¿Eres novia de este hombre? —Me señaló, esperando ansiosamente la respuesta de su hija, que solo bajó la cabeza. Solo anhelo que mienta, que no pasa nada, posiblemente dentro de un tiempo su padre podrá aceptarlo, pero tal vez el señor no pueda alterarse— ¡Yuna!

—Sí, papá, Namjoon es mi novio desde hace casi un mes.

El señor parecía que iba a convulsionar o algo por la forma de sorpresa que tuvo.

—Pero este hombre es casado, tiene un bebé, ¿cómo te metiste con él loca?

Al ver la forma tan tenebrosa en que se acercaba a Yuna, me puse enfrente de ella, cubriéndola. No sé si sea capaz de pegarle a su hija, pero no quería que lo hiciera, sé que es su padre, pero no lo podía permitir, que me pegara a mí si quería.

No sé como saldremos de aquí, pero debíamos arreglar las cosas de una vez por todas, aclararlas y demostrar que no soy lo que creen, de que puedo hacer feliz y cómoda a Yuna. Que ningún problema podrá separarnos. 

—Herbst

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