Transición
Tras un evento como la Apostasía uno esperaría algo de paz, pero la realidad es que acaban con Vandire fue solamente el primer paso en lo que a futuro sería una larga campaña para reunificar la galaxia en un solo Imperio como la época de la Gran Cruzada, pero no sería una tarea fácil de lograr.
Si bien con Sebastián Thor sería más fácil controlar a la Eclesiarquia, la realidad que enfrentaban era que había muchos sectores rebeldes que se negaron a volver al imperio, ya fuera por fuerza de los líderes religiosos o de gobernantes planetarios que se sentían muy cómodos con su libertinaje.
Sanguinius al ver esa situación de inmediato supo que había que actuar cuánto antes, primero tendría que reunirse con su padre, Nader no dijo nada acerca de reunirse con el Emperador, dejándole a su hermano que se encargue de esa situación.
Los recursos a la mano que el Primarca tenía eran muchos, al menos dos Legiones que lo seguirían de inmediato, además de una flota muy poderosa que se abrió paso a través de la galaxia, ahora tenía dos prioridades, la primera era lograr que Yamato se una a él en esta cruzada y para mejorar el Imperio una vez más.
El Mechanicus al parecer estaba demasiado cerca del hombre de la luna cibernética, por lo que necesitaba asegurar que cada parte integral del imperio funcione como partes del mecanismo de un reloj, de otra forma seguirían cayendo uno por uno al no poder enviar suficientes recursos por uno u otro motivo a un campo de batalla.
Ese día tenía muchas cosas que hacer, Ferrus Nader había pactado una reunión con el Mechanicus para hablar de algo relacionado a un antiguo trato que tenia con la legión y después con sus capítulos sucesores, aunque el Primarca renacido dijo que esperaría a Sanguinius para que hable con el emperador.
Siegfried dijo que alguien como él seria de lejos digno de estar cerca del emperador, por lo que fue a los puertos, donde decía que esperaría las ordenes para atacar o moverse a algún sitio, Nader acepto su decisión y se quedo en las afueras de las puertas de la Eternidad, donde era vigilado por varios Custodes.
La visión de Nader era algo poco común que recordaba un poco a cierto Primarca Purgado durante la gran Cruzada, de quien no se conservaba ni los recuerdos, en el lugar donde estaba había estatuas de sus hermanos, los leales que se quedaron con el imperio cuando la Herejía termino y mas se les necesito, pero ahora sabia que no lograron nada.
Estaba contemplando una estatua de Ferrus Manus, podía sentir las miradas de todos tras él, por lo que simplemente desato sus armas del cinturón y las dejo en el suelo para tranquilidad de los Custodes, quienes parecían mas alertas por él que por Sanguinius, a quien tardaron menos en dejarlo pasar, que en dejar de verlo como una especie de amenaza.
Mientras esperaba, Nader noto a un grupo de mujeres observándolo desde lejos, sus armaduras doradas recordaban un poco a los Custodes, busco entre sus memorias, logrando que Ferrus le dijera que eran las Hermanas del Silencio, un grupo de anti psíquicos, no sabia demasiado de ellas, mas allá de que eran parte de la guardia personal del emperador en su momento.
La observación pronto termino y Nader camino por el lugar, observando cada estatua, deteniéndose frente a un pedestal vacío, la Legión Once, se perdió antes de la Herejía, no se sabia demasiado porque ni Ferrus recordaba algo de él, además de que fue su hermano, y que le desagradaba un poco.
Llego a la Segunda Legión y estaba vacío también, pero cuando llego a la tercera, un enorme cumulo de ira se apodero de su mente, Fulgrim, ante esta situación noto que un escalofrió paso por su espalda por un momento, de inmediato se activo su gen paria y aumento la fuerza de su voluntad, se dio la vuelta y noto que había tres Hermanas del Silencio a dos metros de él.
Nader: ¿Les puedo ayudar en algo? —Como era de esperar, no dijeron nada, ni un solo ruido, Nader planeaba moverse para seguir observando el esplendido lugar, pero ellas seguían moviéndose hasta rodearlo frente a la estatua de Ferrus—
Una de ellas le mostro un papel, donde presentaba palabras que él no comprendía, las leyó en voz alta, hasta que ellas parecían a gusto y guardaron el trozo de papel, para ese punto, Nader ya estaba muy confundido y camino en linea recta, una de ellas se adelanto y toco la placa pectoral de su armadura.
Nader: espero a Sanguinius, realmente no quiero problemas, pero si los quieren no tengo problemas —Estiro su mano y el martillo de guerra llego a su mano, creando una ligera aura eléctrica y emitiendo ruidos de la electricidad contra la atmosfera, pero la que dirigía el lugar negó moviendo su cabeza, haciendo una seña que Nader comprendió como iguales— Siegfried dijo que tenia una mutación conocida como Paria, si es a lo que te refieres, Ferrus dice que ustedes también la tienen, que por eso el Emperador las utiliza en su guardia
La segunda hermana asintió con la cabeza y guardo al fin su arma, y los Custodes siguieron con sus rondas, pero los que vigilaban la entrada seguían allí, algo de esperar, pero ya no parecía que estaban por comenzar una guerra contra él, las hermanas comenzaron una conversación de señas y algunas notas que hacían en pergaminos.
Nader permanecía en silencio mas que cuando era necesario, tratando de entender como era que trataban de ayudarle, ellas parecían hasta cierto punto emocionadas de esa situación, no trato de entender el motivo, pero logro entender algunas cosas, Ferrus se fue de sabático y le dejo en esa platica extraña con las guerras de armadura dorada.
Cuando la platica estaba por terminar, Sanguinius apareció una vez mas, se veía tan sereno como siempre, pero le seguía un aura extraña, Nader no dijo nada y tras despedirse de la manera mas amable que pudo se retiro junto a su hermano.
Caminaron por los inmensos pasillos del palacio, ninguna palabra salio de sus bocas ni trataron de hacerse entender, pero en realidad estaban sintiendo una gran incomodidad, Sanguinius permanecía con la mirada al frente, pero en su mente no paraban de repetirse las palabras que logró comprender de su padre, y la verdad que ahora estaba soldada a su cabeza y que no podría ignorar ahora.
Sala de los Señores de Terra
El inventor de la Época Oscura estaba armando un rompecabezas que consistía en un cubo de partes que giraban entre si, al inicio eran nueve, pero con cada minuto los nuevos ejes aparecían y era posible ver cómo crecía hasta formar una figura de múltiples cubos y cuerpos geométricos.
Yamato había llegado para reunirse con el Primarca Sanguinius y Ferrus Nader, además del Fabricador General de Marte, el inventor ya tenía un acuerdo por decirlo de una forma, se suponía que lo llamaron para negociar, pero sus sensores anunciaron que Sinapsis era rodeada por varias naves imperiales, tuvo que contener su risa al pensar que ellos creían ser capaces de contenerlo a corto plazo.
Los Señores de Terra no eran tan diferentes a la clase política que estaban en la Federación Interestelar Humana, cuerpos modificados al límite y muchas veces superando lo que se podría considerar sano, aunque lo que más le molestaba era la mente, al parecer esos milenios no fueron suficientes para evolucionar, el rasgo de dominio seguía perjudicando que todos.
Astrea estaba a su lado y dos Soldados Onix armados hasta los dientes estaban afuera junto a un grupo de Astartes que estaban haciendo guardia, la tensión se respiraba en el aire, los murmullos se escuchaban en la habitación y muchas veces era un ruido que lograba percibir alguien con los sentidos aumentados o con implantes biónicos.
Finalmente llegaron Sanguinius y Ferrus, les dieron dos sillas hechas a la medida, aunque notaron que Nader era capas de controlar su tamaño hasta media dos metros, y poder sentarse en uno de los asientos, también trajeron una silla para que atrás de él se sentará su amigo, era inconcebible que pudiera estar allí, pero tomando en cuenta que Nadie amenazó con irse si su consejero no estaba, no quedaron muchas opciones, ya que el Fabricador General apoyó la decisión del Primarca.
La junta comenzó tratando de hablar acerca de los hechos más recientes de la galaxia, advirtiendo de las amenazas más rápidas de Xenos agresivos, de rebeldes que estaban vagando por la galaxia y trataban de destruir al imperio, Yamato estaba con el casco puesto, por lo que no podían ver su expresión, pero Astrea estaba más entretenida con jugar con un dado dentro de una esfera traslúcida.
Sanguinius: me ayudaste en su momento, por lo que tengo una deuda de gratitud, pero también es cierto que a demostrado tener armas que son peligrosas para el imperio, estamos hablando de una base del tamaño de una luna —Yamato se tuvo que morder la lengua para no decir que esa luna podía crecer todavía mas, pero dejo que siguiera— le ofrecemos un lugar en el imperio, hemos estado vigilando sus movimientos y por ahora seria un invitado del imperio
Yamato: suena interesante, no negare que demostrar mi punto de vista es algo halagador, pero me temo que no somos compatibles, creo que podría trabajar con el Mechanicus, seria interesante ver que a logrado esta era —Busco en su abrigo, sacando una caja rosa y la abrió, ingiriendo un liquido de olor dulce que llegaba a todos en la sala—
Señor de Terra 1: le aseguro que podemos realizar sus exigencias según sea necesario, después de todo, hemos escuchado de parte del gran Sanguinius sus acciones para salvaguardar la humanidad de los traidores, pero me preocupa que no pueda adaptarse a nuestra era, hay demasiados peligros, con gusto podríamos ayudarlo a cambio de su ayuda
Yamato: no gracias, Sanguinius me ofreció ayuda durante el viaje, ya saben, un aventón desde el otro extremo de la galaxia hasta aquí es algo caro —No entendieron su expresión para referirse a un viaje, en cambio, dirigio su atención al Fabricador General de Marte— ¿Qué le parece si encontramos alguna clase de interés en común? de hecho, aquí tengo un contrato laboral
Chasqueo los dedos y materializo varios pergaminos con copias de un contrato laboral bastante intrincado, pero dejaba sus intenciones bastante claras, básicamente estaba pidiendo un lugar casi a la par de un Fabricador General de Marte, con la excepción de que mostraba total apatía por el imperio.
Sanguinius leyó cada parte que estaba en el documento, aclarando que no quería que se metieran en sus asuntos y que no planeaba seguir algunas restricciones, no toco el tema de las inteligencias artificiales, espero a que terminen de leer y entonces todos los Señores de Terra fueron paralizados en el tiempo, en un estasis que no afecto a los Primarcas, al Comisario y al Fabricador General.
Yamato: creo que ambos ya saben lo que pienso de las Inteligencias Artificiales, tengo a varios trabajando para mi, son básicamente mis hijos, y no planeo acatar su regla de destruirlos —Sanguinius miro a Astrea, recordando todavía la sorpresa cuando Yamato dijo que ella y los demás eran androides, con excepción de Vincent y otros que estaban todavía dormidos— ¿Alguna duda?
Nader: ¿Son peligrosos para nosotros?
Yamato: mientras no los molesten o yo no lo ordene directamente, entonces no, ellos se consideran iguales al humano, por lo que van a luchar para protegerlos si tienen la oportunidad, fueron programados con moral
Siegfried: los Hombres de Hierro casi destruyen a la humanidad cuando se les dio la oportunidad, son una amenaza para todo el imperio ¿Qué los haría diferentes contigo? —No se mordió la lengua al momento de ser mordaz, logrando que el inventor levante una ceja con un gesto exasperado—
Yamato: en que son míos, no tienen defectos fatales como los Hombres de Hierro, se podría decir que yo cree el alma artificial y yo los controlo para dirigir su camino de manera correcta, por eso fue que me decepciono la humanidad de la era Dorada de la Tecnología, al verlos solamente como maquinas sin mente, a veces, los Hombres de Hierro mostraron mas humanidad que muchos sacos de carne —El comisario apretó su espada, pero la soltó de inmediato, ya que noto que Astrea estaba viéndolo con una intensidad homicida si trataba de atacar a su maestro—
Gastaph: esta información me fue dada, pero también es cierto que Yamato Prime ofrece al imperio conocimiento, verdadera tecnología de la Era Oscura, si lo dejamos, entonces Marte se ira con él —Sentencio su punto final, el Fabricador no era alguien que traicione al imperio, pero pudo ver la tecnología que soñaba y que becaba por tanto tiempo— me mostro el alcance de su tecnología, y tras hablarlo ayer con otros Fabricadores llegamos a un consenso, vamos a apoyar a Yamato Prime, ya nos dio varias PCE con diseños completos de maquinas que habíamos perdido, entre ellas los requisitos para perfeccionar las armaduras de los soldados de Siegfried, otra herejía andante en mi opinión
Siegfried: esa PCE aunque incompleta tenia un traje apropiado para los soldados de mi grupo —Se quedo en su asiento, mientras Nader se recargaba en una silla y miraba al techo, sumergido en sus pensamientos— ¿Algún comentario?
Sanguinius: no e visto maldad en Yamato, pero es demasiado lógico, algo que e visto en mis hermanos del pasado, pero también comprobamos que el caos es una amenaza ¿Qué garantías ofreces para que confiemos en ti?
Yamato: no suelo mentir, pero tal vez pueda ofrecer algo valioso, mientras estaba en orbita me dijeron que cierto Faro esta fallando, o al menos degenerando en su utilidad, además de muchas SPE en buen estado y puedo intentar reparar los ya hechos —Su cabeza giro un poco para hacer que su cuello truene y acomode las vertebras debido al movimiento, pero también activo un escudo invisible para impedir que le disparen—
Ferrus: creo que tenemos una oportunidad para mejorar, la tecnología plena es peligrosa, en manos de todos podrían cegarse, los libros e historias de la gente lo comprueban —Su comentario parecía apuntar a una negativa, pero entonces decidió continuar— pero podría ser util en cierta medida, el antídoto a las enfermedades es una versión disminuida para contrarrestarlas
Gastaph: ¿Cuáles serian sus requisitos? —El ya tenia dos ideas en mente, estaba casi descartado que tendrían que atacar la base del tamaño de una luna, pero todavía tenia una flota de marte lista para atacar, aunque tenia un mal presentimiento, Yamato debería haberlos detectado, pero parecía tranquilo ante ese escenario, como si eso no significara nada—
Yamato: quiero un sistema planetario, no importa el numero de mundos, recursos o posición, incluso en un desierto puedo hacer lo que sea —Se recargo en su silla, murmurando algo en un idioma ininteligible para ellos, ni siquiera el Fabricador general logro reconocer el idioma—
La discusión continuo por algunos minutos, para cuando lograron llegar a un acuerdo lograron cerrar el trato, un acuerdo entre las partes mas importantes que existen en el imperio, Siegfried seguía sin confiar en Yamato y sabia que era mala idea, pero en momentos como esos era mejor prepararse para las mas grandes guerras que se acercan.
Lo que quedaba de la reunion con los Señores de Terra solamente fueron cosas menores comparadas a las que se acercaban con los tratos que habían hecho ese día los Primarcas y el Mechanicus con el hombre del pasado.
Cuando salieron de la sala de reuniones Yamato y Sanguinius se fueron por un camino diferente, no dijeron una sola palabra, hasta que se adentraron en una sala donde Astrea cerro la puerta y se quedo fuera haciendo guardia junto a dos señores de Capitulo de los Angeles Sangrientos.
En el interior Yamato tomaba una especie de disco y lo lanza a la mesa para proyectar pantallas holográficas, una vez que logra sincronizarlo con su computadora le pide a Quorra que se encargue de mandar los datos que a recopilado respecto a la investigación que le pidió Sanguinius durante el viaje.
Yamato: termine el escaneo superficial de la sangre que me diste, el fallo genético lo e encontrado, es algo degenerativo, existían cosas semejantes en algunos experimentos de científicos de mi época —Le mostro una simulación de como es que fallaba de manera repentina y después una simulación en un ser humano con esos genes—
Era la Sed Roja una vez mas, el Primarca se mostro impresionado de la velocidad con la que pudo recuperar información de su código genético, normalmente cuando había peligro tenia visiones, pero Yamato no las despertaba todavía, quería pensar que estaba al menos de su lado por ahora.
Yamato: este fallo todavía no lo puedo explicar, en cierto punto la adrenalina y químicos derivados de la ira causan un fallo masivo, alteran todo, tome una muestra de tus soldados y ellos empeoran, pregunte por eso y dijeron algo de la Rabia Negra, cuando desapareciste de este plato dejaste de existir —Se recargo en una silla y después mostro diferentes simulaciones de como trataría de arreglarlo, pero ninguna funcionaba de momento— al parecer esto viene de la Disformidad, no se mucho del tema, pero podría tratar de arreglarlo
Sanguinius: ¿Cuánto tiempo tardarías en recuperar información y tratar de sanarlo? —Tras acomodar sus lentes, el hombre de cabello negro suspiro, realmente no tenia un numero para darle algo de alivio al Primarca—
Yamato: es difícil decir cuanto tardare en reparar algo que parece ser saboteado a propósito, mas que una cura necesitan una vacuna, algo que evite que el daño los alcance o que puedan volver —No planeaba hablar demasiado del tema, ya que eran asuntos muy complejos y podrían tratarlo en otro momento— necesito mas muestras, además de investigar la Disformidad, al menos en materia, parece que todo se volvió demasiado caótico en estos milenios
El resto de información se guardo y nadie sabe que sucedía, pero cuando el inventor estaba saliendo para retirarse a la luna se dio la vuelta para ver al Primarca por un momento.
Yamato: ese agujero en la realidad que tienen aquí, tengan cuidado, si se abre tendrán que hacer explotar la tierra para que desaparezca y no trague una parte generosa de la galaxia en una tormenta
Un portal de luz azul se abrió frente a él, a donde se retiraron los guardias de Yamato y el mismo inventor, mientras Sanguinius estaba viendo en su mano un dispositivo con la información de los genes dañados, podría comprender la teoría, pero sabia que necesitaba a alguien con los medios y el ingenio de Yamato para lograr la solución a la Sed Roja o al menos que no empeore.
Exterior del palacio
Siegfried estaba analizando el mapa del imperio, viendo cada sector con posibles amenazas, tratando de saber a donde lo mandarían primero, posiblemente lo mandarían al lugar mas peligroso imaginable, y planeaba saber a que se enfrentaba, además de dejar una guarnición para vigilar a las Hijas del Emperador.
No confiaba en ellas para nada, demasiado volubles y fáciles de engañar, pero por ahora servirían para luchar contra el enemigo, su objetivo era encontrar al fin a los que estaban tras su casi asesinato y haber eliminado a sus hombres, por lo que esperaría por un tiempo, tenia la eternidad para esperar.
Nader estaría ocupado esos días, le dijo que Sanguinius estaría hablando con el emperador y después esperaría indicaciones, todavía le necesitaban allí, además de que Ferrus quería hacer algunas cosas en especial para ayudar a su legión, ya que posiblemente estarían esparcidos por la galaxia apenas sepan que harán, recuperar planetas, aplastar rebeliones o ir a los frentes de batalla.
Nunca dejaría de luchar por el imperio, era de las pocas cosas que le mantenían cuerdo, sin esa válvula de escape seria difícil permanecer cuerdo tras haber visto las cosas que vio contra lo que ahora sabia eran demonios, estaba realmente enojado pero no podía hacer nada por ahora.
Entro a la gran nave, quizás seria buen momento para buscar un remplazo, quizás algún modelo nuevo o tratar de encontrar algo adecuado para una guerra de alta intensidad y sus poco ortodoxos métodos de lucha, siempre de frente y aplastar con ingenio y estrategias adecuadas a cualquiera que quiera plantarles cara para impedir que cumpla su misión.
Sub suelo del Palacio de Terra
Los Custodes estaban alerta y actuando a gran velocidad, mandando mas recursos a una horrible cantidad de monstruos y seres que trataban de escapar, se habían abierto cuatro de las celdas y las horribles pesadillas que habían tenido allí ahora estaban tratando de escapar para atrapar a quien estuviera cerca.
Las celdas más peligrosas no fueron alcanzadas pero la influencia de la Disformidad amenazaba con alcanzar los lugares con los prisioneros más peligrosos de todos, si llegaba allí tendrían que utilizar las mejores armas y equipos para solo devolverlos a la contención.
Durante horas estuvieron luchando contra monstruos de pesadilla que si eran vistos directamente por cualquier otro ser del imperio seguramente los habría llevado a la absoluta locura y muy posiblemente a la muerte.
Cuando el último prisionero estaba en su celda ellos al fin pudieron descansar un poco, los Custodes estaban furiosos con la celda del Sujeto XI, revisaron cada computadora, cada monitor y manera de saber su situación de vida, seguía dormido y con las medidas adecuadas para que no escape.
Pero seguían fortaleciendo a cada ser en las celdas cercanas, el Ángel seguía dormido con las heridas que sufrió en su último intento de escape, pero notaron que ciertas heridas que sangraban siglos atrás ya estaban curadas, por lo que tuvieron que colocar nuevos clavos en las alas, ojos y el resto del cuerpo.
Cómo medida de contención era mejor a tener que pensar en los resultados de su liberación, ya que aún en ese lugar, pensar en el horror que liberaría si camina por el espacio, sería una pesadilla, dónde la humanidad podría enfrentar una muerte inminente, un evento donde millones podrían morir antes de ser encerrado otra vez.
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