La Llegada del Angel
Existen momentos históricos donde se dijo que el mundo aguanto la respiración, bueno, ahora mismo la galaxia completa no pudo ni tomar aire cuando se encontraron frente a frente los dos Primarcas, tan diferentes entre si, opuestos en presentación y acciones, pero a la vez tan semejantes en el aura majestuosa que les rodea.
La guerra se había detenido, los cañones de los Mechanicus se detuvieron por completo, los soldados dejaron de avanzar contra la fortaleza, era una vista impresionante para todos, muchos soldados se arrodillaron de inmediato ante su presencia, olvidando por completo que había una guerra.
Los Angeles Sangrientos bajaron de inmediato de orbita, sus naves parecían meteoritos carmesís debido al calor de entrar a esa velocidad a la atmosfera, incluso las Consortes del Emperador parecían rendidas ante la presencia de Sanguinius, el Primarca observo a su hermano, podía sentir su presencia, aunque su cara y aspecto parecían un tanto distantes del guerrero a veces imprudente que fue en antaño.
Siegfried observo eso, pero su mente seguía en el juego, se quito la gorra como señal de respeto, pero su mirada seguía enfocada en la fortaleza, todos estaban distraídos, podría ordenar que se lancen a los muros y dar un golpe fatal a la defensa distraída.
Pero seria un error fatal que le costaría cualquier logro hasta ese momento, cuando Sanguinius apareció ordeno algo y de inmediato todos obedecieron, incluso el lo hizo de manera inconsciente, por lo que desobedecer ahora podría resultar en una pelea que no lo dejaría bien parado, aun si Ferrus Nader le apoyaba.
Además, presentía que las Consortes del Emperador estaban dispuestas a escucharlo, por lo que ahora mismo era mejor dejar las armas un momento, si se negaban, entonces mejor para él, correría la sangre y podría avanzar sobre el palacio hasta tener a Vandire y hacerle todas las atrocidades que se le ocurran y las que pueda inventar, incluso podría aprender algo de los registros de torturas que el mismo Eclesiarca implemento contra sus enemigos.
Cuando los hermanos se separaron, ya varios Marines Espaciales estaban frente a ellos, todos dejaron la formación de ataque y esta vez tomaron una formación donde cada señor de capitulo, cada dirigente estaba al frente de sus soldados, querían saludar a sus padres genéticos como creían que era mejor.
Fue una vista inolvidable para quienes le vieron, era casi como ver otra vez a sus legiones reunidas, estandartes en todas las direcciones, Sanguinius no pudo evitar sonreír al ver a sus hijos una vez mas, pero también sintió una gran tristeza al verlos, algunos capítulos ya tenían marcas de la Sed Roja, sin contar los que parecían segregados por algún motivo, al parecer la falla genética había empeorado.
Pero entonces se dio cuenta que Astrea estaba mirando a sus espaldas, a las mujeres guerreras y los defensores de la fortaleza, Sanguinius entonces ordeno que sus hijos no se muevan, miro a su hermano, como esperando a que el hiciera algo parecido, ya que no quería comenzar una carnicería de metal.
Nader: ordenen que no se ataque, a menos que sea en defensa, al primer movimiento, vamos a bañar toda Terra de rojo -Parecía serio, pero en realidad era mas indiferencia, como si hablara de una elección de comida-
El Primarca camino hasta la entrada de la fortaleza y espero por algunos segundos, la gran puerta de hierro se abrió lentamente, dejando espacio para que solamente saliera la líder de los defensores, acompañada de sus escoltas mas confiables.
Cuando Alicia Dominica salió de la fortaleza de inmediato cayo de rodillas al ver el rostro del Primarca, envuelto en un aura de luz y con su aura era imposible negar su parentesco al emperador, el Primarca se inclino, apoyando una de sus rodillas en el suelo, coloco una de sus manos sobre el hombre de la mujer, algo que resulto difícil ya que era demasiado grande y empequeñecía incluso a los ya de por si enormes marines espaciales.
Sanguinius: supondré que usted es la líder de esta fortaleza -Le ofreció la mano para levantarse, algo que ella rechazo y se levanto mirando al piso, sin atreverse a mirarlo a la cara- creo que necesitamos hablar seriamente
Ferrus Nader: tienes dos horas, si en ese tiempo no sales, voy a reducir este lugar a una llanura -A pesar de la funesta declaración, Sanguinius parecía feliz y le dio una palmada en la espalda como si no fuera a cumplir su palabra-
Sanguinius: ¿Siempre fuiste así o es algo nuevo? volveré pronto, pero creo que Vandire necesita pagar, no te preocupes, esta guerra no será en vano -Se interno en la fortaleza, mientras las Consortes del emperador retrocedían lentamente, apuntando sus armas principalmente contra Siegfried y sus soldados-
Marte
El Mechanicus estaba pasando por un nuevo sisma, pero esta vez era algo diferente a la Herejía, no estaban eligiendo su fidelidad al imperio, estaban tratando de saber como actuar, ya que parecía que estaban logrando un día prometido donde Ferrus Manus, el Primarca en quien mas confiaban había vuelto.
Pero ahora también apareció una gigantesca Luna que emitía tanta energía que superaba las escalas de un sol como el de Terra, además de que podían decir sin miedo que era tecnología de la Era Oscura de la Tecnología, tantas verdades tecnológicas ocultas, tantas PCE que les esperaban.
Sanguinius puede haber encontrado el santo grial para el Mechanicus, todo era algo que les haría sentir euforia y pensar que finalmente el dios maquina les estaba escuchando, habían estado trabajando durante mucho tiempo y ahora parecía que tendrían un salto inmenso.
Pero lo mas llamativo era el símbolo de la una calavera dentro de un engranaje, el símbolo de marte desde hace ya mucho milenios, había una posibilidad de que fuera una coincidencia, pero los dioses no actúan por coincidencias, ese símbolo era idéntico a una antigua arma que encontraron en Marte y en sus primeras forjas, por lo que quizás ese era el lugar donde una de sus primeras maquinas.
Fue entonces que se les notifico que estaba acercándose un objeto muy rápido a ellos, se trataba de una nave tripulada, que había acelerado tan rápido que pudo haber desgarrado el tejido de la realidad, parecía un cometa y estaba en camino, y venia directamente desde la luna mecánica que apareció en Terra.
Se ordeno que no disparen, ya que podría ser una pieza tecnológica clave, el objetivo era demasiado rápido, pero comenzó a bajar su velocidad lentamente a medida que se acercaba a ellos, no respetaba espacio ni tiempo, y avanzo el recorrido desde Terra hasta Marte en treinta minutos.
Cuando estuvo justo sobre ellos, pudieron ver como la luz apareció sobre ellos, fue entonces que bajo desde la atmosfera hasta la arena de una zona donde solamente algunas maquinas lo rodeaban, no usaba maquinas visibles, pero podía respirar el letal aire de marte.
Sus ojos negros brillaron un momento, como si escaneara todo, hasta que encontró el camino que quería usar, avanzo por el territorio, siendo observado por los pobladores de marte, quienes parecían esquivarlo a propósito, en su mano llevaba una esfera de energía, que le dejaba guiarse en el errático laberinto de forjas del planeta.
Su caminata le llevo hasta estar frente a la imponente entrada del santuario tecnológico, los labios del hombre se movieron, permitiendo que su mano mostrara energía azul, toco la puerta, y esta se abrió automáticamente aun cuando trataron de evitarlo.
De inmediato los soldados de Marte aparecieron en su camino, apuntando sus armas mas avanzadas contra él, el invitado acomodo sus lentes y bostezo un poco, metió la mano en su bolsillo y saco una caja rosada, quito un popote y lo sumergió en su interior, bebiendo el liquido rosa mientras veía a todos.
Yamato: me gusta su recibimiento, Vincent dijo que era algo común en esta primitiva y atascada galaxia -Sorbio un poco, ya que había sacado un poco su popote, dio un paso adelante, pero un soldado disparo a su cabeza, aunque fallo a propósito-
Esto fue visto mas como un reto, y de inmediato Yamato comenzó a correr contra ellos, las armas no lograron ni siquiera rasguñar un campo de energía que protegía a Yamato, el salto sobre ellos y desapareció, reapareciendo en la siguiente puerta, la cual atravesó sin problemas y llego al otro lado.
Mas soldados comenzaron a perseguirlo, las defensas lo atacaron, pero ahora los rayos regresaban a las torretas, pero también lo podían atravesar o simplemente no podían moverse.
???: ¡Detengan este ataque insensato! -El gran fabricador general de marte apareció en el lugar, Yamato le miro y pudo reconocer la tecnología que se desarrollo en marte, algo primitivo comparado con el mayor esplendor, pero le gusto lo que pudo ver, un ser que parecía estar mezclando tecnología con carne-
Yamato: esto es inesperado, esperaba encontrar el túnel al centro del planeta, pero creo que es también bueno poder ver a los lideres de Marte, no visitaba mi planeta natal en milenios -Se quito los lentes y los hizo desaparecer, dejando que un casco negro como el de sus guardias Onix protejan su cabeza- me presento, soy Yamato Prime, nací en este planeta hace varios milenios, no recuerdo cuando, lo deje anotado por allí, quería ver el planeta, aunque no se si le interese...
???: creo que es momento de hablar, sígame, hay un lugar donde podremos hablar -El inmenso hombre de metal, si es que se le puede todavía reconocer como hombre, se dirigió a la gran entrada de una especie de laboratorio- soy Gastaph Hediatrix, el Fabricador General de Marte
Las puertas de hierro se cerraron tras ellos, dejando que en el exterior todos se preguntaran que sucedería, ya que la situación era confusa, pero en su lugar decidieron regresar, ya que a partir de ahora, el Fabricador General podría tener una oportunidad de conseguir todo por la paz y prosperar como eras antes.
Palacio de los Señores de Terra
En una Reunión de emergencia, varios de los altos mandos estaban reunidos para hablar sobre lo que sucedería a partir de ahora, ya que con la aparición de Sanguinius había cambiado todo, se trataba de alguien que amenazo a todos directamente.
Si bien la mayoría entendieron que hablaba de Vandire, nada garantizaba que después de derrotar a ese demente, no fuera por ellos, después de todo, no negaban que había cosas que podrían haber hecho mejor, además de que quizás esto solamente era el comienzo de una tiranía de un solo ser o quizás no.
Necesitaban ser inteligentes en sus movimientos, Sanguinius siempre llamo a todos para que le sigan sin decirlo de manera directa, todo quedaba entendido y ahora había reportes de miles de señores que enviaban sus cartas y mensajes para declarar sus lealtades a los Primarcas, ofreciendo sus mundos, fuerzas militares y otros recursos.
En el sector civil la mayoría le seguiría, eso era un hecho, lo cual era razonable y que la mayoría eran fáciles de influenciar en algun nivel, cuanto mas con un Primarca, la Eclesiarquia estaba dividida, pero al parecer gracias a Sebastián Thor todo parecía mas inclinado a dar su lealtad a Sanguinius.
El ejercito todavía estaba dividido en varias facciones, la mas numerosa estaba con ellos, igual que la flota mercante convencional, pero había facciones muy diferentes, algunos apoyaban al Comisario Siegfried Löwe, entre ellos los sistemas liberados durante su camino a Terra, otros apoyaban a Ferrus, especialmente regimientos blindados y motorizados.
Su mayor preocupación era el Mechanicus, ellos siempre fueron demasiado independientes, no tenían una lealtad como tal a Terra, seguían al emperador, y era una relacion de mutuo beneficio, pero en el pasado se vio que favorecían a los Manos de Hierro y sus capítulos, por lo que con Ferrus de vuelta no seria extraño que lo sigan.
Las Legiones ya se habían reunido para apoyarlos, con solo aparecer era evidente que la gente los seguiría, por lo que los Altos Señores de Terra solamente quedarían relegados, pero no se dejarían reemplazar tan fácilmente, quizás por ahora serian sumisos, pero buscarían maneras para conservar su poder.
En una situación actual solamente quedaba la conspiración y la manipulación, tratar de ser mas astuto que cualquier otro ser, se odiaban entre si, pero si querían conservar todo su poder o lo mas posible, quedaba apoyarse por mas odio que se tengan, y quitar los objetos mas molestos, entre ellos, ese Comisario de cabello plateado que se paraba a la diestra de un Primarca y que mostraba una cercanía que le daba privilegios sobre los demás.
Aunque desechara la idea del asesinatos, era demasiado peligroso, si Ferrus Nader se enteraba de la confabulación, lo mas probable es que no descanse hasta que ellos terminen sus días gritando en agonía, por lo que quitaron el asesinato de la mesa de vigilancia, y pasaron al plan B, en lugar de hiel, miel.
Tratarían de acercarse a él lo mas posible para que puedan manipularlo a su antojo, hacer que pueda influir en Ferrus y servir de contrapeso a Sanguinius, al menos ese era el principio del plan, ya que había demasiadas cosas que podrían salir mal ese día.
Campo de batalla
Siegfried y Nader estaban conversando en una zona aislada, rodeados por marines que se ofrecieron como la guardia de su padre genético, el Comisario estaba observando la fortaleza y miraba su reloj de bolsillo durante algunos segundos, contaba los segundos para poder reiniciar el ataque e ir por su presa.
Nader: tengo los recuerdos de Ferrus, siento que me agrada, pero es extraño, como si apareciera algo en tu cabeza -Su amigo dejo de poner atención a su reloj y lo guardo una vez mas en el bolsillo de su abrigo-
Siegfried: me a pasado, cuando las almas de los caídos en batalla llegan, a veces tengo visiones, cortas, pero las ignoro, ya que no son míos, pero contigo es diferente, es parte de ti ahora, pero creo que deberías darle la importancia adecuada, pero que no afecte tu juicio mas allá de lo que creas debido -Se recostó contra una bomba sin explotar y miro los inmensos muros, sonriendo con cierta satisfacción- veinte minutos, y esto caerá
Sus ojos miraron a la ángel que llego con Sanguinius, ella estaba mirando una especie de comunicador, que producía un holograma de una chica de traje negro, con quien bromeaba y reía en un dialecto extraño, que distanciaba mucho del Gótico que hablaba el imperio, no lo conocía, ni encajaba en ningún idioma que el hubiera escuchado antes.
Se quedo en su sitio y para pasar el rato saco un paquete de cartas y comenzó un juego de emparejar diferentes patrones aleatorios que establecía antes de comenzar, lo llamaban Solitario, algo que jugaba muchas veces cuando estuvo en la academia.
Pero mientras ellos estaban esperando para destruir aquel edificio, en su interior Sanguinius estaba terminando un discurso de una hora, tenia la atención de todos los que podían escuchar la voz y el discurso era transmitido en toda la fortaleza.
Muchos soldados estaban de rodillas llorando ante la vista de un ángel del emperador hablando contra ellos, tanto hablando de sus atrocidades como de su deber para el imperio y la humanidad, las mismas Consortes del emperador estaban en una especie de transe al escuchar cada palabra.
Sanguinius: que mayor placer y mayor virtud es que la de proteger a la humanidad, ofrecer todo nuestro ser y fuerza porque no es lo mejor para ti o para los tuyos, sino porque es lo correcto para la humanidad y el imperio, todos han seguido al amo equivocado, un impostor que a decidido alejarse de la luz del emperador y el imperio, afuera esta el resultado de Vandire, logro unir a tantos enemigos dentro del imperio porque el bien es creador, mientras que la maldad solo corrompe y destruye... vuelvan a la luz del imperio y mostremos que podemos regresar de las cenizas, que los verdaderos enemigos están allá afuera, aprovechando este conflicto para atacar y destruirnos
Todos estaban escuchando la palabra de Sanguinius, el discurso termino, justo cuando una alarma se escucho afuera, anunciando que faltaban cinco minutos para las dos horas, el Primarca dijo que quien le siga estará bajo su protección, y que aunque tendrían que pagar por sus errores, tendrían garantizado un lugar en el imperio renacido de la sangre de la guerra.
Se dio una orden y se pidió a Siegfried, Ferrus y un grupo de su guardia de confianza para que entren, los dos entraron, liderando un grupo de cinco Manos de Hiero y diez soldados de armadura negra, caminaron por la fortaleza hasta llegar a una gran sala, todo lleno de polvo y decadente, como la mente de Vandire, quien fue llamado para tratar de defenderse, pero solo contesto que estaba muy ocupado, entre sus delirios.
Cuando llegaron, Siegfried estaba armado con una espada sierra, mientras que los demás estaban equipados con armas pesadas, al llegar las Consortes del emperador estaban en formación tras Sanguinius, quien parecía tranquilo, los hombres de armas habían depuesto sus equipos y mostraban sus cuerpos desnudos para mostrar que estaban listos para terminar con esa batalla.
Alicia: nos rendimos al hijo del emperador, Sanguinius -Siegfried se mostro impasible, pero no abrió la boca ya que esto era mas conveniente que gastar sus fuerzas, ya que las necesitaría después-
Nader: ¿Cuál es tu plan, hermano? -Sintió raro decir Desa palabra, como si estuviera fuera de lugar, pero el Primarca alado sonrió feliz de escuchar esa palabra, y se acerco a ellos-
Sanguinius: todo va a terminar, logre de alguna manera convencerlos, pero ocurrió algo y Alicia se fue un momento, regreso con los guardias de padre, y dice que se rendirían -Fue un resumen demasiado vago, pero Nader no era de cuestionar, pero Siegfried supuso que ocultaban algo, pero eso era problema de Sanguinius, si eso explotaba, mejor que explote en la cara de otro- Vandire esta de ese lado de la puerta, que sea rápido, ya hay demasiada sangre
Los soldados fueron a la puerta reforzada, logrando abrirla con facilidad ya que tenían la llave, comenzaron la apertura, y Ferrus fue el primero en entrar, su inmensa figura se impuso en el oscuro sitio, dejo su gen paria activo y rápidamente comenzó a subir, Nader era quien podía matar mas rápido, pero se aseguraría de poder garantizar el mayor dolor y agonía posible.
Siegfried se quedo en la entrada, bloqueando a la guardia y ordenando que salgan y se alejen lo mas posible, Sanguinius pudo sentir un escalofríos, como lo que sentía cuando estaba cerca de las Hermanas del Silencio, pronto se escucharon los gritos y la agonía, las hermanas pudieron escuchar los gritos y un escalofríos les recorrió la espina, algunas planeaban retirarse, pero Siegfried disparo a la puerta.
Siegfried: son sus soldados, escuchen hasta el final a su amo -Saco un pañuelo de su bolsillo y entro corriendo, Vandire gritaba agonizante y estaba por morderse la lengua cuando la tela se lo impidió- tranquilo viejo, después de esto no podrás sentir nada mas
Sus ojos estaban inyectados en sangre ya que ese vacío, esa Nada te lastimaba, todos escucharon los gritos y la agonía, casi podían sentirla, algunos directamente se quitaron la vida, el hermano de Nader planeaba detenerlo, pero cuando trato de entrar sintió como si le golpearan el estomago, por lo que se quedo entre los demás, tratando de aliviarlos, pero no podía hacer nada.
Tras diez minutos insoportables para muchos, de repente todo el ambiente volvió a la normalidad, Siegfried fue el primero en salir, tenia mucha sangre saliendo de su boca y sus ojos, parecía que se apuñalo la cara varias veces, pero sus heridas fueron curadas de inmediato, Nader salió después y camino entre todos.
Sus soldados lo saludaron con respeto y salieron del lugar, Alicia al ser la líder fue la primera en ir a buscar lo que hubiera quedado de Vandire, cuando entro sintió un salto en el corazón, había visto cosas terribles, pero lo que presencio era como ver como terminan quienes desafían al emperador.
Era un cuerpo huesudo y gris, un color antinatural aun cuando en Terra la mayoría de nativos tenían la piel gris, la sangre se volvió negra, sus ojos se ennegrecieron y se perdieron en el horror, su mandíbula quedo desencajada y la mueca final era un horror tal que si alguien mas lo veía podría perder la cabeza.
Se acerco a él y pudo notar que respiraba, Alicia apretó los dientes por un segundo y tomo un lanzallamas equipado en su armadura y lanzo una ráfaga de fuego, para asegurarse de que no quede nada, llamo a los soldados y se ordeno que eliminen cualquier clase de recuerdo de Vandire, todo debería arder.
La guerra había terminado de una vez por toda, afuera se escuchaban los gritos de victoria, en el interior se quedaron los perdedores, Sanguinius ordeno a dos capítulos de sus hijos que cuiden el palacio para evitar cualquier retribución del exterior, mientras que el Primarca fue al exterior y se dispuso a hablar con su hermano.
Los conflictos en Terra por fin tuvieron su nota final, por ahora quedaba esperar que nada saliera peor, Siegfried se quedo cerca de Nader, sabia que con el fin del conflicto comenzarían los conflictos contra él y la investigación, por lo que quedaba acumular poder y prepararse para la defensa.
Pero mientras todos festejaban había algo oscuro orquestándose en el caos de la Disformidad, había algo que se acercaba lentamente a Terra, algo que no estaba dispuesto a darle ni un descanso al Imperio, ya que con el caos entre sus filas, ahora podría atacar y causar demasiado daño, con suerte y astucia, quizás hasta la caída final del Imperio del Hombre.
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