xxvii. serpiente, espectro y ángel
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CAPÍTULO VEINTISIETE
SERPIENTE, ESPECTRO Y ÁNGEL.
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―TE LEVANTASTE TEMPRANO para alguien que fue rehén una semana.―Stasiaj dijo mientras Inej abría la puerta de la cocina, alzando una ceja hacia ella y Nina en el proceso.―Pensé que dormirías un poco más.
―Podría decir lo mismo.
―No nos han secuestrado.―Nina le envió una sonrisa.
―No he dormido todavía.―Stasiaj colocó una taza de chocolate frente a ella. Nina se sentó en una silla. Todavía estaba oscuro afuera, la única luz provenía de las velas en la ventana y encima de la mesa de madera.
El calor del horno mantenía la habitación a una temperatura agradable, a pesar de la corriente de aire que entraba por las ventanas. Stasiaj tomó una de las latas de uno de los estantes y las dejó frente a las chicas para revelar galletas de avena y pasas caseras.
―No son de chocolate.―se disculpó Stasiaj.―Pero tendremos que vivir con esto. Nuestro tiempo como fugitivos no me ha dado tiempo de ir de compras.
―Comida es comida.―respondió Nina, masticando una galleta felizmente.―¿Están los demás despiertos?
―Quién sabe, a quién le importa.―Stasiaj contestó, reclinándose en su silla mientras bebía de su taza.
―Pensé que lo sabías. Ya sabes, con Kaz y todo eso. Ustedes dos se han estado volviendo bastante cercanos el uno con el otro.―Nina comentó.―¿No te llamó princesa?
Inej se ahogó con su bebida. Stasiaj enrojeció hasta las orejas y se golpeó la cabeza contra la mesa de madera.
―¡No lo hizo!―Inej exclamó, tratando de mantener la voz baja. Stasiaj se pasó la mano por el rostro y maldijo a su Hombre Cuervo.
―No es lo que piensan.
―¿No?
―No exactamente lo que estás pensando.―contestó Stasiaj, antes de reír al ver corriendo el chocolate en la cara de Inej.―No, no. Solo descubrimos algo.
―¿Si?
―¡No de esa manera, Nina!―Stasiaj exclamó mientras la chica reía de nuevo.―Saca tu mente del desagüe.
―Creo que ese es el único lugar que conoce su mente.―murmuró Inej en respuesta. Las tres volvieron a reír.―Pero, ¿Kaz, Kaz Brekker te llamó princesa?
―No diré nada porque de seguro pensarán algo indebido.―Stasiaj las señaló con un dedo acusador, Nina rió a carcajadas.―Eres horrible. Habla de Matthias o algo así.
―No, esto es mucho más interesante.―Inej dijo, sonriendo y volviéndose a mirar a Stasiaj, quién todavía tenía las mejillas sonrojadas.―¿Nuestro estoico líder llamando a su supuesta enemiga princesa? Realmente quiero escuchar esto.
―Miren, no es nada de eso.―Stasiaj trató de controlar todo, peor estaba demasiado nerviosa para hacer algo. Al crecer en las calles, cada niño se valía por si mismo, lo que significó que Stasiaj nunca pudo establecer amistades con niños de su edad. Debajo de toda la vergüenza que le estaban causando las burlas de Inej y Nina, Stasiaj se sintió feliz.―Realmente no es nada. Solo estaba tratando de vengarse de mí por el incidente del vestido.
―¿El incidente del vestido?―Inej se volvió hacia Nina, y entonces ahí, Stasiaj se dio cuenta de lo que acababa de decir.
―¡No!
―¡Si!―Nina rió.―Oh, eso fue genial, Inej. Te hubiera encantado verlo. Stasiaj persuadió a Kaz para que la dejara ocupar mi lugar con Smeet, porque ella es naturalmente rubia y él le dijo que si por alguna razón. Nunca había visto a Kaz realmente asombrado antes hasta que Stasiaj bajó las escaleras esa noche.
―¿Me perdí la mirada asombrada de Kaz? ¡No!―Inej gritó. Stasiaj gimió y rogó que el suelo se la tragara.
―Realmente no puedo culparlo, Stasiaj parecía treinta millones de kruges en carne y hueso.―bromeó Nina.―Y luego, ¿qué le susurraste? Porque casi se sonrojó y sus ojos se abrieron de par en par.
―Vamos, Stasiaj...―Inej le dio un pequeño empujón.
―¿Estoy ganando ya, Kaz?―respondió y las dos chicas chillaron simultáneamente.―Esto no es justo. Inej, consíguete un chico o una chica, quiero intimidarte.
―¿Qué hay de Nina?
―Ella y Matthias están prácticamente casados, no hay nada que pueda hacer.―contestó e Inej asintió riendo.―Honestamente, ¿por qué no podemos hablar de otra cosa?
―Porque tú y Kaz son una pareja sorprendentemente dulce para dos personas increíblemente malvadas.―respondió Nina, arqueando una ceja. Stasiaj se encogió de hombros.―Lo siguiente que sabremos es que te prestará su bastón o algo así.
Stasiaj se mordió el labio mientras Inej volvía a quedarse boquiabierta.―No lo hizo.
―Quizás pudo haberlo hecho.
―¡No!―la mandíbula de Nina cayó.―¿Cuándo? Detalles, Stasiaj, danos detalles.
―Estaba tratando de obtener información de una persona que no cooperaba, así que Kaz me prestó su bastón para usarlo.―Stasiaj escondió sus manos antes de que pudiera imaginar ver sangre en ellas de nuevo.―No fue nada.
―No es nada.―Inej la imitó, rodando los ojos.―Es Kaz. Kaz, que tiene fobia al tacto y te prestó una de sus posesiones más preciadas.
―Es como si tú le estuvieras entregando uno de tus colmillos.―Nina comentó y Stasiaj quedó en silencio de nuevo, dándole un sorbo a su bebida.―Estás bromeando. ¿Tiene uno de tus colmillos?
―Dos...―Inej y Nina arquearon las cejas.―Técnicamente tiene dos de mis colmillos.
―¿Por qué no supe de esto antes?―Nina negó con la cabeza.―¡Ustedes dos prácticamente han confesado su amor el uno por el otro y no pensaron en decírnoslo!
―¿Se suponía que debía hacerlo?
―¡Si!―ambas corearon, con los ojos muy abiertos por la incredulidad.
―En el futuro, se los haré saber.―Stasiaj rodó los ojos.
―Todos los detalles.―Nina la fulminó con la mirada.―Queremos saberlo todo. Cada toque, cada palabra.
―Nina, estás empezando a sonar como yo.―señaló Stasiaj.―Y eso es preocupante. No puedo permitir que alguien tome mi lugar, incluso si es una buena amiga. Tendré que matarte.
―Inej me salvará.―replicó Nina.
―Inej está justo aquí y no tomará partidos.―señaló la chica. Las puertas de la cocina se abrieron y Matthias entró.
―¿Interrumpo algo?
―No.
―Si.―Nina e Inej asintieron, mientras Stasiaj negaba con la cabeza diciendo sálvame.
―Está bien entonces.―Matthias dijo, confundido.―Kaz dijo que tenemos que empezar con la reunión. Los chicos están en el comedor.
―Bueno.―Inej se volvió para mirar a las chicas.―Ahí está la respuesta. Están despiertos.
―¿Qué llevas puesto?―Nina corrió detrás de Matthias, mientras Stasiaj e Inej se levantaban de la mesa y lavaban las tazas.
―Estoy feliz.―Inej tomó un paño y secó las tazas mojadas.
―¿Qué?―Stasiaj levantó la vista y miró a la chica enarcando una ceja.
―Por ti y Kaz.―respondió Inej.―Ambos merecen a alguien y, honestamente, no podría pensar en dos personas más adecuadas entre si.
―No lo sé.―contestó Stasiaj, antes de enviarle una sonrisa a la chica.―Creo que tú y yo haríamos una gran pareja, ¿no crees?
―Serpiente, deja de coquetear con Inej.―el Hombre Cuervo apareció en la cocina. Inej se había sonrojado cuando Stasiaj le guiñó un ojo.
―Cálmate, Hombre Cuervo.―Stasiaj le sonrió mientras pasaba a su lado.―Volveré a coquetear contigo.
―No, tampoco hagas eso.―la apuntó con su bastón, sacudiendo la cabeza.
―No eres divertido. ¿Eso significa que tengo que dejar todo el coqueteo en manos de Jesper y Wylan?―preguntó. Inej siguió a la pareja, que volvía a discutir.
―No, nadie va a hacer nada de eso porque tenemos cosas que hacer.
―Eso suena aburrido.―Stasiaj le envió una mirada a Inej, sacudiendo la cabeza cuando Nina salió del comedor con el ceño fruncido.
―¿Por qué tuviste que hacernos hermanos, Brekker?―Inej y Stasiaj rieron silenciosamente detrás de Kaz mientras Nina miraba al chico con una mirada fulminante.
Kaz no levantó la mirada del documento que examinaba.―Porque era más fácil para Specht falsificar los papeles de esa manera, Zenik. Los mismos nombres de los padres y el lugar de nacimiento. Él no está trabajando para adaptarse a tus nobles impulsos.
―No nos parecemos en nada.
―Ambos son altos.―Inej comentó, riendo junto a Stasiaj.
―Y ninguno de nosotros tiene agallas.―dijo Nina.―Pero no parece que estemos relacionados.
―Entonces adáptalo.―Kaz dijo con frialdad.
―No quiero que me adapten.―Matthias se entrometió en la conversación.
―Estarás bien.―dijo Jesper, rompiendo la tensión.―Simplemente mantengan las miradas conmovedoras al mínimo y traten de no manosearse en público.
―Entonces Nina tendrá muchos problemas.―murmuró Stasiaj, golpeando a la chica suavemente en la cadera al pasar.
―No me hagas hablar, Serpiente.―advirtió Nina, mientras Inej se reía. Los chicos miraron a las chicas con los ojos entrecerrados.
―Ustedes tres.―advirtió Kaz.―Basta, tenemos trabajo que hacer. Hagámonos ricos.
VOTEN—COMENTEN :-)
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