xliv. caída

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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CAÍDA.
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DESPUÉS DE DEJAR A INEJ PARA QUE SE ENCONTRASE CON INEJ Y MATTHIAS, Stasiaj y Kaz regresaron a la iglesia para que Stasiaj pudiera ver la caída de Van Eck como el Hombre Cuervo lo había prometido. Regresaron justo a tiempo para ver a Van Eck siendo arrastrado desde los escalones del escenario por la Stadwatch.

―Mantente alejado de ella.―Van Eck miró a Kaz. Stasiaj sonrió.―Alys, no le escuches. Vas a necesitar que Smeet ponga fondos para la fianza. Ve a...

―No creo que Alys pueda ayudar con eso.―Stasiaj resistió el impulso de golpear a Kaz en el brazo con regocijo, ante las palabras y la mirada abyecta de horror en el rostro de Van Eck.

―Brekker, maldita basura. ¿De verdad crees que esto ha terminado?―Van Eck se enderezó, intentando recuperar algo de su dignidad perdida.―Mañana a esta hora, estaré en libertad bajo fianza y arreglaré mi reputación. Hay una manera de conectarte con el fondo de Rietveld y lo encontraré. Lo juro.

―Hago un voto solemne.―dijo Kaz.―Creo que todos sabemos lo que vale su palabra. Pero puedes encontrar sus recursos algo limitados. El custodio de su patrimonio estará a cargo de sus fondos. No estoy seguro de cuánto dinero planea Wylan dedicarle a su defensa o su fianza para el caso.

Van Eck rió amargamente.―Lo eliminé de mi testamento tan pronto como Alys concibió. Wylan nunca verá un centavo de mi dinero.

Un murmullo de sorpresa surgió entre los miembros del Consejo Mercantil mientras Stasiaj miraba al par con felicidad.

―¿Estás seguro?―preguntó Kaz.―Wylan me dijo que ustedes dos se habían reconciliado. Por supuesto, eso fue antes de todo este desagradable asunto.

―Mi testamento está perfectamente claro. Hay una copia en...―Van Eck se detuvo a la mitad de la frase y Stasiaj sonrió más ampliamente.―La caja fuerte.―susurró.―Hay otra copia.―continuó.―Mi abogado...

―¿Cornelis Smeet?―dijo Kaz.―¿Sabes si cría esos perros guardianes? Es curioso cuando entrenas a un animal para que te obedezca. A veces se vuelven demasiado fáciles de domar. Es mejor mantenerlos un poco salvajes.

―Kaz, eres brillante.―murmuró Stasiaj.―Estás casi a mi nivel.

―Lo tomaré como un cumplido.

―No.―dijo Van Eck, sacudiendo la cabeza.―No.―con sorprendente fuerza, casi se zafó de los guardias.―No puedes darle a ese cretino el control de mis fondos.―gritó, haciendo un gesto hacia Wylan con las manos encadenadas.―Incluso si hubiera querido que heredara algo, es incompetente para hacerlo. No puede leer, apenas puede unir una oración básica en una página. Es un idiota, un niño de mente blanda.

El consejo parecía completamente horrorizado.

―¡Van Eck!―exclamó Radmakker.―¿Cómo puedes decir algo así sobre tu propia sangre?

Van Eck rió salvajemente.―¡Al menos puedo probar eso! Dale algo para leer. Continúa, Wylan, muéstrales que serás un gran hombre de negocios.

Radmakker le puso la mano en el hombro.―No necesitas complacer sus desvaríos, hijo.

Pero Wylan hizo un gesto con la mano, en una actuación digna de un teatro.―Está bien, señor Radmakker.―dijo.―Si nos ayuda a terminar con este trágico negocio, lo haré para complacer a mi padre. De hecho, si tiene una transferencia de autoridad, puedo firmarla ahora y comenzar a reunir fondos para la defensa de mi padre.

Hubo murmullos desde el escenario, y luego se escuchó el ruido de unos papeles.

―¿Lo pusiste a aprender eso?―Stasiaj murmuró, pero Kaz negó levemente con la cabeza.―Oh, Wylan finalmente ha crecido fuera de nuestra sombra. Me siento como una madre orgullosa.

―Estos estaban destinados a Kuwei Yul-Bo.―dijo Dryden.―Pero no se han completado, Debería haber una transferencia de autoridad.

―¿Ya lo adoptaron?―preguntó Kaz mientras Jesper comenzaba a hojear unos documentos.

―No oficialmente, pero siento que hasta yo sería mejor padre que Van Eck.

―Yo sería mejor padre que Van Eck y eso es decir mucho.―murmuró Kaz, mientras Jesper le entregaba el archivo a Wylan.

―Creo que eres un gran padre. Malkus salió bien.

―Malkus me acecha a petición tuya.―Kaz respondió.―No creo que eso sea un gran ejemplo.

Wylan se aclaró la garganta y fingió examinar la página, mientras Kaz y Stasiaj dejaban de discutir sobre quién sería mejor padre que Van Eck.―Este documento, atestiguado a la vista de Ghezen y de acurdo con los tratos honestos de los hombros, hecho vinculante por los tribunales de Kerch y su Consejo de Comerciantes, significa la transferencia de todas las propiedades y tenencias legales de...―hizo una pausa.―Supongo que dirá nuestros nombres aquí. Jan Van Eck a Wylan Van Eck, para que él lo dirija hasta que Jan Van Eck vuelva a ser competente para manejar... sus propios asuntos. ¿Realmente necesito continuar?

Van Eck miraba a Wylan con la boca abierta. Los miembros del Consejo negaban con la cabeza.

―Por supuesto que no, hijo.―respondió Radmakker.―Ya has pasado por bastante, creo.―la mirada que dirigió hacia Van Eck ahora era de lástima.―Llévalo al Stadhall. Es posible que también necesitamos encontrarle un médico. Algo debe haber confundido su mente, poner esos pensamientos locos en su cabeza.

―Es un truco.―habló Van Eck.―Es otro de los trucos de Brekker.―se separó de los guardias y corrió hacia Wylan, pero Jesper se paró frente a él y lo mantuvo a raya.―Destruirás todo lo que he construido, todo lo que mi padre y su padre construyeron. Tú...

―Ah, los problemas de perder la cabeza.―dijo Stasiaj, sonriendo con simpatía al hombre.―Tal vez necesite ser internado en un hospital para ayudarlo a recuperarse. ¿Puedo sugerir el Saint Hilde? Escuché que es maravilloso para la salud, con el campo y todo eso.

Van Eck palideció cuando Stasiaj le dirigió una sonrisa inocente.

―¡No te saldrás con la tuya!―Van Eck gritó.―Ahora conozco tu juego, Brekker y mi ingenio es más agudo...

―Solo se puede afilar una hoja hasta ahora.―dijo Kaz, extendiendo una mano para escoltar a Stasiaj al frente de la iglesia.―Al final, todo se reduce a la calidad mental.

Van Eck estaba aullando.―¡Ni siquiera sé si ese es Wylan realmente! ¡Podría ser otro chico con su cara! No entienden...

El resto de Consejo de Comerciantes los siguió, luciendo un poco atónitos.

―Se ha vuelto loco.―dijo Dryden.

―Debimos haber sabido que no era racional cuando se alió con ese sinvergüenza de Pekka Rollins.

Wylan le devolvió el papel a Radmakker.―Tal vez sea mejor que no manejemos eso ahora. Me parece que estoy un poco conmocionado.

―Por supuesto. Nos encargaremos de obtener el testamento de Smeet y asegurarnos de que todo está en orden. Podemos enviar los papeles a su casa.

―¿Mi casa?

―¿No volverás a tu casa en Geldstraat?

―Yo...

―Ciertamente lo hará.―dijo Jesper.

―No entiendo.―dijo Alys mientras su criada le daba suaves palmaditas en la mano.―¿Han arrestado a Jan?

―Alys.―Kaz habló.―¿Cómo te sentirías esperando a que pasen todos estos asuntos desagradables en el campo? Lejos de la amenaza de la peste. Tal vez en esa bonita casa del lago que mencionaste.

―Le haría maravillas al bebé.―tanto como ella como Kaz asintieron en sincronía, con una falsa mirada de simpatía plasmada en sus rostros.

El rostro de Alys se iluminó, pero vaciló.―¿Creen que es el momento correcto? ¿Que una esposa abandone a su marido en un momento así?

―Es tu deber.―dijo Kaz.―Después de todo, tu prioridad debería ser tu bebé.

Jesper asintió sabiamente.―Tendrá mucho aire y mucho campo... para jugar. Crecí en una granja, por eso soy tan alto.

Alys frunció el ceño.―No eres tan alto.

―Era una granja realmente grande.

―Y podrías continuar con tus lecciones de música.―dijo Wylan.

Ahora, los ojos de Alys brillaron.―¿Con el señor Bajan?―sus mejillas se sonrojaron; se mordió el labio.―Quizás sea lo mejor para el bebé.

―Es un buen plan.―respondió Stasiaj y Jesper y ella asintieron, haciendo coincidir las sonrisas en sus rostros.


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