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CAPÍTULO TRES
PELEA CON LOS LOBOS.
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LA SAL MARINA Y LA BRISA DEL OCÉANO nunca fueron amigas de Stasiaj Yahontov. La chica hizo que la misión de su vida fuera tratar de mantenerse alejada del mar, ya que los movimientos de balanceo de un bote nunca concordaron con su estómago, ni tampoco el hedor a salmuera.

La chica resopló cuando su bote finalmente fue arrastrado a la orilla por un guardia que no tenía a su entera disposición. Él era parte de los Dime Lion y por lo tanto, estaban fuera de su camino. Stasiaj se ajustó las máscara y la capa, resoplando para sí misma mientras su tacones se hundían en la arena suave.

Iba a matar a Kaz Brekker por esto.

Parecía que incluso al pensar en el diablo lo convocaba, porque vio el bastón familiar acompañado de su cuerpo familiar, cojeando hacia ella.

—Llegas tarde.

—Es por el disfraz.—Stasiaj contestó.—Terminemos con esto, Hombre Cuervo, luego me puedes decir lo que quiero y puedo dejarte en paz. Ambos podemos volver a fingir que el otro no existe y seguir nuestro camino feliz.

—Ese es el plan. No lo estropees.—el hombre frunció el ceño mientras Stasiaj se movía a su lado, mirando a sus compañeros de arriba a abajo.—Supongo que ya sabes quienes son.

—Él es uno de tus leales cuervos y ella es Nina Zenik. Una Heartrender.—sonrió Stasiaj, dando un paso hacia adelante para presentarse, pero Kan le lanzó una mirada mordaz.—Sin presentaciones. Muy bien, seguiré tus reglas.

—¿Quién es ella?—Stasiaj no podía ver realmente bien bajo el velo, pero sabía que la mujer era bonita. Sabía todo sobre todos y los rumores de esa mujer en particular habían llegado a sus oídos un año antes, cuando la mujer había llegado por primera vez al pueblo.

—Ella es la Serpiente.—Kaz respondió. Stasiaj rió ante el despecho en sus palabras.—No hablen con ella, a menos que quieran que ella sepa todos sus secretos.

—No es necesario, ya conozco sus secretos.—sonrió Stasiaj debajo de la máscara.—Stasiaj Yahontov, y como dijo el Hombre Cuervo, la Serpiente de Barril.

Nina tragó saliva y se apartó de ella cuando entraron al fondo de la prisión, que se elevaba como lanzas de piedra del apestoso río que tanto destetaba Stasiaj. El interior no era tan malo como Stasiaj lo había imaginado, era peor.

Cada roca olía a olor y miedo, cada aullido de viento podría haberse confundido fácilmente con una persona que gritaba de terror y cada chasquido del bastón de Kaz en el suelo resonaba como disparos en la noche. Cómo detestaba las prisiones.

Nina caminaba detrás del par, una sombra se deslizó para unirse a ellos y Stasiaj apenas logró ocultar su salto de sorpresa ante la máscara con cuernos. Le tomó un momento, pero las piezas comenzaron a encajar en su cabeza cuando se volvió hacia Kaz.

—Así que ella es tu famosa Espectro. ¿Cómo se llama?—Stasiaj pensó por un momento, antes de volverse para mirar a la mujer a través de su máscara.—Inej Ghafa.

—Basta, Serpiente.—siseó Kaz.

—La trajiste de los Menagerie, en donde trabajaba como acróbata en la caravana de sus padres...—Stasiaj se calló cuando Kaz se volvió para mirarla, asegurándose de que nadie más los observaba.

—Escucha, Serpiente.—gruñó y Stasiaj sonrió una vez más. Él podría tener la información que ella quería, pero ella no iba a hacer que esta experiencia fuera placentera para ninguno de los dos.—Es mejor que mantengas tu lengua bífida detrás de tus dientes. No hables con los demás, no intentes sacar información sobre ellos y no intentes manipularlos.

—Cuidado, Hombre Cuervo.—sonrió ella.—Suena como si tuvieras un poco de celos ahora que me he movido a otros objetivos. Cualquiera lo confundiría con afecto.

Kaz miró con asombro a la mujer, que sonrió y comenzó a alejarse de nuevo.

—Pensé que no deseabas llegar tarde, bastardo, ¡así que date prisa!

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Multitudes de vítores, empujones de gente y bebidas derramadas hicieron que la mente de Stasiaj regresara a experiencias menos agradables a una edad más temprana, cuando solo era una pequeña serpiente tratando de abrirse camino en el mundo. Odiaba incluso ese mero recuerdo.

—Es seguro que no sabes cómo tratar a una chica, Hombre Cuervo.—Stasiaj comentó, mirando a un prisionera tropezar en la arena, con una expresión de miedo en su rostro.—Pero si querías conocerme mejor, estoy segura de que hay más lugares agradables que este para hacerlo. ¿Puedo sugerirte mi habitación, que te gusta visitar en regulares ocasiones?

Las otras dos mujeres se volvieron para mirar a la pareja, con los ojos muy abiertos. A pesar de la insinuación escondida en las palabras de Stasiaj, ella ni siquiera estaba sugiriendo eso, pero irritó al Hombre Cuervo y esa era su misión de esa noche.

—Cállate, Serpiente.—respondió Kaz, mirando todos con ojos calculadores mientras Stasiaj apretaba sus manos debajo de su abrigo. Los viejos hábitos morían con dificultad, y crecía la necesidad de robar algunas de las carteras de estos hombres desprevenidos. No era menos de lo que merecían, pero Stasiaj ya no necesitaba dinero.

La información le pagaba más que robarle dinero a las personas, y los hombres borrachos daban mucha información. El alcohol fue hecho para los labios sueltos, y los labios que soltaban hechos y secretos podían cambiarse por mucho dinero. Stasiaj ganaba.

Escuchó silbidos y gritos desde el pozo, sus cejas arquearon con disgusto al ver a un hombre siendo mutilado hasta la muerte por lo que solo podría describirse, un gran lagarto.

—¿Conoces la ruta hacia las celdas de los ganadores, no?—Kaz preguntó en voz baja.

—Por supuesto que si.—respondió Stasiaj a Kaz, con la cabeza ladeada mientras veía cómo arrastraban otro prisionero hacia el ring.—Matthias Helvar. El pequeño juguete de tu Heartrender. Esto está comenzando a ponerse un poco divertido.

—¿Qué dijiste?—Nina gruñó, volviéndose para mirar a la mujer.

—Tranquila, Nina. La Serpiente solo quiere provocarte.—respondió Kaz, antes de volverse para mirarla.—¿Quieres tu información o no?

—Solo tengo una conversación educada. No hay necesidad de enojarse.—Stasiaj rodó los ojos, mirando como el hombre giraba sobre la tierra. Se lanzó hacia unos lobos y la chica rió de la ironía de todo. Por supuesto, solo él tenía la suerte de Fjerdan para poder aterrizar sobre el único animal que ellos consideraban sagrados. No es que le importara, a ella no le importaba lo más mínimo contra qué estaba luchando. Stasiaj estaba allí para obtener información y solo eso.

El hombre era un buen luchador; se agachaba, rodaba, pero incluso Stasiaj podía ver que no ganaría esa pelea.

—¿No lo necesitas vivo?

—No empieces.—Kaz la fulminó con la mirada una vez más, mientras Stasiaj miraba más allá de ver para ver a una preocupada Nina Zenik y a una nerviosa Inej Ghafa.

—Terminaré entonces.—respondió Stasiaj, mientras Kaz giraba su bastón y se acercaba bastante a su pierna en el proceso.—No veo cómo dejar que lo maten los lobos sea algo bueno.

—¿Alguna vez dejas de hablar?

—Me querías aquí esta noche.—ella dijo y Kaz suspiró al recordar que, lamentablemente, la necesitaba.—Entonces puedes lidiar con mi conversación aquí o mientras estemos juntos en la misma habitación.

—Qué desafortunado para mi.—él murmuró y Stasiaj sonrió, antes de mirar hacia la pelea. Los vítores comenzaron una vez más.

—¡Mira, Heartrender, tu juguete ganó!—rió la rubia y Kaz volvió a suspirar. Estaba empezando a pensar en que su alianza con la Serpiente podría no haber sido su elección más inteligente, porque de alguna manera, ella encontraba la manera de no solo meterse bajo su piel, sino, también de la de Inej y Nina.—Y destruyó su honor en el proceso, apuesto a que estará feliz de vernos.

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