8. Ya acabó

Cuando la luz del sol le da en los ojos a Gun, el pelinegro se remueve incómodo y entre gimoteos y berrinches, cubre su cara con la almohada, estampado su rostro en el colchón.

La cruda moral duele mil veces más que la que deja el alcohol y definitivamente debió beber demasiado para estar en semejante estado, pero la verdad es que en su cuerpo no hubo ni habrá una gota de alcohol más que la que probó en los labios a Off.

—¡Buenos días, señoritas! —Tay azota la puerta de su habitación, donde yacen medio muertos en el colchón el par de hermanos—. Quiero resultados, venga, paguen, paguen, paguen.

—Mñgh... —Gun patalea bajo las sábanas—. Déjame dormir ser insufrible.

Antes de poder seguir con sus quejas, Tay arranca las sábanas del cuerpo de Gun, tirando de ellas hacia afuera, descubriendo a ambos.

—¡Nadie duerme hasta que me den dos números!

Win se despereza con gracia, hay una enorme sonrisa tatuada en su rostro angelical, los pájaros cantan solo para él fuera de la habitación y en su cabecita cuando se sienta en su lugar, semidesnudo como durmió la noche anterior.

—Buenos y hermosos días, adorados corazones míos. —saluda, reluciente.

Gun llora debajo de la almohada.

—¡No he dormido mis ocho malditas horas, carajo! —y patalea como niño berrinchudo.

—Pues tu hermano llegó a las tres de la mañana y se le ve muy fresco ¿Eh, Win? —Tay se deja caer en el colchón aplastando el trasero petacón de Gun—. Venga, hay que comprobar si son reales esos números.

La sonrisa apacible de Win abandona su rostro, dejando en su lugar una mueca de incomodidad y tristeza.

—Ya nos vestimos de mujer, Tay, déjalo así... por favor...

Gun escucha atentamente bajo la almohada, todavía llora pero en silencio, y ya no es una rabieta.

—No señor, soy un hombre de negocios claros así que —se señala la palma de la mano abierta—. Aflojen.

Win suspira, se pone de pie y busca un sostén tirado en el suelo, de donde saca un papelito doblado en cuatro partes.

—Toma, es de Bright Vachirawit, Halfback del equipo de americano, Delta de segundo año.

—¡Bright! —Tay aplaude entre risas, un poco 'muy' emocionado— ¡No me creo que consiguieras el número de Bright! Win, por Dios y este es legítimo, él es amigo mío y conozco su número. Felicidades.

Pero Win no responde a las palmadas que Tay le da en el hombro, sólo está ahí, mirando hacia el suelo, jugando con sus dedos.

—Y bien, traserito de melocotón —dice refiriéndose a Gun— ¿Qué me traes tú?

Gun se limpia la cara en el colchón bajo la almohada, en dos movimientos rápidos, para que los otros en la habitación no se den cuenta de nada, y saca de debajo de la misma un trozo de papel arrugado que entrega a Tay sin mirarlo a la cara.

—Off Jumpol, Quarterback. Cuarto año.

—¡Jumpol! —Tay se suelta a reír con ganas—. Seguro no te dio ni la mano, me alegro mucho de eso ¿Qué haría yo si tocan a mi Gunnie? —y le aprieta las mejillas, lanzándole besos—. Wah, que aburrida noche pasaste Gun, dicen que no ha tocado una mujer en sus veintidós años de vida. Seguro a Win le metieron mano hasta el fondo, porque para nadie es secreto que Bright no conoce límites ¿Les he contado la vez que-

—¡YA BASTA! —Gun aparta de un empujón a Tay, quien cae de la cama. No puede seguir escuchando, no cuando sabe que todo lo que acaba de decir Tay es... no sucedió así...— Ya tienes tu puto número, llama y dile que todo fue una estafa, anda ¡Quiero escucharte!

—Gun~...

—¡Gun nada, Win! —se pone de pie y apunta con el dedo a Tay. —Cumplimos con el castigo de la puta apuesta, déjanos dormir.

Ninguno dice nada después, hasta que el sonido del hipar de Gun rompe el silencio. Está llorando, llorando de ira, impotencia y frustración sin haberse dado cuenta antes.

—Hombre, que si te gusta Jumpol pudiste decirlo antes... —Tay se pone de pie y deja en manos de Win el número de Off—. New hizo hotcakes, bajen cuando se sientan bien. —y sale de la habitación, cerrando la puerta a su espalda, pero sin remordimiento alguno.

—Gun... —Win está rodeando a su hermano tan rápido y justo a tiempo para que el pelinegro se desmorone en llanto, gritando y maldiciendo de vez en cuando, bajo el abrazo de su hermano menor, que ese momento es tan protector y cálido. Todo se siente como en su infancia, todo es borroso y le duele, quema y lastima—. Shhh, shhh, Gunnie... Ya acabó, ya acabó...

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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