... Until It's Done
- Lumine...? -
La rubia levemente parpadeo, comenzaba a sentirse cansada pero sabía que no era el momento, ni el lugar, pero cuando es que ella se había tomado siquiera un descanso de todo? Ella sabía que no existía ese momento donde solo pudiera respirar.
Levemente volteó su mirada, junto con su cuerpo, encontrándose con una pequeña que no llegaba a su cintura, pero que en mente sabía que superaba a gran parte de todas las personas que conoció.
Lumine levemente suspiró, para así acercarse a Nahida. - Hola Nahida... -
La diosa de la sabiduría la miró levemente, notando de manera rápida el descontento que ella tenía hacia la situación presente, su tristeza y dolor ocultos por la seriedad que la cargaba.
Nahida apretó los labios, y depositó una mano en la mano de Lumine. - Caminamos un momento, Lumine? -
La relajaterra tenía aquel nombre por su temática de ser un espacio exclusivo de la viajera donde podría relajarse de las adversidades del mundo exterior; eso cambió... desde hace mucho al menos.
Pero aún así era un lugar confinado en un universo de bolsillo que hacía un trabajo excelente en ser de las vistas más hermosas de Teyvat, al menos así lo creía Lumine, al menos así lo creían todos los que pisaban la tetera.
Asi lo creía Sycamore, Lumine lo sabía.
Lumine levemente bajo la mirada a sus pies tocando el pasto mientras caminaba de manera lenta junto a Nahida; acaso lo que sentía era culpa? Culpa de que en específico? Quizá todo, todo en general, porque ella sabía que Sycamore era un producto suyo, era las consecuencias de haberlo traído de vuelta a la realidad.
Sycamore de alguna forma era su responsabilidad, y su responsabilidad ahora mismo había causado estragos en Mondstadt, y ahora Inazuma; Lumine bajo su mirada aún más, que acaso aquel discurso de no ser como antes era mentira para el?
- Te ves tensa... - Susurró Nahida, caminando junto a la rubia. Lumine la miró levemente, antes de presionar sus labios contra sí misma y torcer su mirada.
- Lo sabías... Nahida...? - Comenzó Lumine débilmente. - Por eso no querías que el fuera, o si...? Por qué sabías que de nuevo se volvería en contra nues-
- Sycamore ya no es quien crees que es, Lumine... - Lumine alzó su mirada rápidamente ante el tono de Nahida, aquel tono de mandato y seriedad que pocas veces se escuchaba en su amigable voz. - Mis razones para no dejarlo ir son... más complicadas... -
Lumine la miró levemente, antes de negar con frecuencia. - De que se trata Nahida...? - Lumine comenzó a cuestionar, antes de tomar su cabello. - A-Ahora tengo a las regiones preocupadas... M-Mis amigos quieren ir p-por ellos y-y ni se habla de Neuvillette... - Lumine cubrió su rostro entre sus palmas. - Necesiro sabiduría... Nahida... no se Que hacer-
- Sycamore morirá. -
El tono de Nahida era diferente, sombrío, perdido, no había sabiduría en el, solo tristeza y melancolía; Lumine alzó de nuevo su mirada de entre sus manos, sintiendo la brisa de la relajaterra pegando sobre su rostro.
La miró levemente, murmurando. Nahida se veía perdida, con ojos totalmente fuera de su ser. - Q-Que...? -
- Lo vi en el árbol... - Nahida susurró mientras bajaba la mirada. - Si Sycamore ponía un pie en Fontaine... ya no había más... el futuro dejaba de existir... -
Lumine levemente se detuvo, y Nahida le siguió, con un movimiento perdido en su cuerpo. - E-El destruye el futuro...? Ellos...? Furina y Sycamore...? -
- El futuro tiene que romperse... - Nahida levemente miró hacia abajo; Lumine ya no podía notarlo, pero había leves rastros de lágrimas. - Pero nada puede ocurrir... sin que se lleve algo a cambio... -
- E-Está diciendo que el está haciendo lo correcto...? - Lumine se acercó levemente a ella, tomándola del hombro. - Nahida... Si Sycamore muere... -
- No quiero que muera, Lumine... - Nahida confesó, mientras juntaba sus manos en su pecho. - Ya no se que puede ocurrir... ya no se que pueda pasar... -
Lumine se le quedó mirando, mientras miraba lo afligida que se encontraba la Diosa; no podía creer que en su tiempo de conocerla era la primera vez que la veía de aquella manera, tan triste, y desolada.
- Lumine... - Lumine alzó su rostro de nuevo, ahora Nahida la miraba fijamente. - Detenlo... por favor... -
- Que...? - De nuevo Lumine susurró. - U-Usted dijo que el futuro-
- Por favor Lumine... - Nahida bajo su rostro, tomando la mano de Lumine con fuerza mientras presionaba sus labios. - No... quiero perder a mi hijo... -
Lumine no podía entenderlo del todo, no podía ver de la misma forma en la que Nahida veía a Sycamore, y ahora sabía del porqué: Sycamore no era un prisionero de Nahida.
Era un hijo, un hijo que desertó, y ahora estaba conduciéndose a si mismo a su propia muerte.
Lumine levemente se agachó a la altura de Nahida, fuertemente agarrándola de su mano.
- Lo prometo... -
¡KATRAPUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!
- Suele llover demasiado en Liyue...? -
Sycamore levemente levantó su rostro, viendo que las hojas del árbol en donde residían debajo del tronco caían levemente; movió su sombrero lejos de su rostro, dejando que sus cabellos se liberaran un poco al aire libre.
- No lo sé, no solía visitarlo tanto... - Susurró el chico mientras dejaba caer su cabeza contra el tronco.
Era la primera vez que verdaderamente podía permitirse descansar desde que inició su cruzada junto a la arconte a su lado, y, curiosamente, desde que retomó su vida de nuevo. Era acaso porque estaba más preparado? O por la compañía de Furina?
Levemente Furina se acercó a él, pegando su hombro fuertemente contra el del chico; Furina le sonrió, sosteniendo las flores que él le había dado en sus manos. - A qué se debe el detalle de las flores...? N-no pensé que fueras de los detallistas... -
Sycamore la vio levemente, suspirando, ni siquiera el sabía del todo el porqué se las había dado, o quizás si lo sabía? Era aún muy difuso. - Tómalo como una forma de símbolo de nuestra unión... -
- Como un matrimonio...? - Furina sonrió burlona, esperando sacarle un sonrojo al chico, pero lo único que obtuvo fue una mirada desinteresada.
- Si así lo quieres ver, no me opondré... - Furina levemente parpadeo, ahora siendo ella la sonrojada; Sycamore parecía tan antipático ante la idea de una relación pero a su vez no se oponía del todo, o eso era lo que dejaba a entender bajo esa capa de falsa crueldad que el daba.
Furina volteó su rostro levemente a las flores, enterrando su cara entre ellas para ocultar su pena, eso no había salido como ella lo planeaba. Sycamore la vio levemente, antes de comenzar a reír en burla.
- Que? Te sonroje? - Sycamore dijo en burla.
- Cállate... - Dijo Furina levantando la mirada, esta vez con una leve sonrisa. - Es imposible hacer que te de pena... -
Sycamore parpadeo levemente, sintiendo como su rápida respuesta venía desde su garganta pero nunca saliendo de esta. La pensó varias veces, la analizó, la coordinó, y no veía nada de malo en ella, pero aún así sentía que decirla no era lo correcto, pero que era lo correcto del todo? El no sabía.
Sycamore levemente bajo su mirada, notando como sus manos suaves sostenían con fuerza el agarre con sus flores; Sycamore entonces finalmente comenzó a teñir sus mejillas en rojo, fugaces pensamientos de aquellas manos tomándose de nuevo como ya lo habían hecho, pero no en forma de escape, ni de cohartada, sino de forma genuina.
- Porque me daría pena comprometerme contigo...? -
Furina levemente alzó su mirada; no sabía si era producto de su imaginación o si en verdad sus oídos habían captado aquello, pero sus manos se igual manera no pudieron evitar sentir el temblor entre sus dedos. Furina levemente volteó a verlo.
Sycamore se veía absorto en su propio mundo, tratando de esquivar su mirada enfocándose en su frente de la lluvia de Liyue cayendo con fuerza sobre el árbol. Sus mejillas estaban teñidas en rojo, estaba apenado, y para Furina eso había sido lo más lindo que sus ojos jamás habían visto.
Levemente Furina le sonrió, antes de reír y bajar de nuevo su rostro. - No le temes al compromiso...? -
- No le temo a nada... - Dijo Sycamore firmemente antes de verla por el rabillo de sus ojos, conectando por un momento sus ojos con ella. La mirada hipnotizante de Furina lo había atrapado, y no pudo mirar más a sus lados. - Pero... - Sycamore suspiró, de verdad se estaba volviendo blando. - Y tú...? -
- Un poco... - Susurró Furina mientras mantenía su mirada en las Dalias. - Como arconte, siempre creí que no se me era permitido algo relacionado a ello... pero... siempre llegaban ideas, emociones, sueños de... como quería que fuera algo así... -
Sycamore la miró, antes de levemente reposar su mano en el pasto, junto a la de ella. - Que tipo de sueños...? -
- Un enorme banquete... - Furina sonrió. - Invitados de todas partes de Teyvat... la música más hermosa sonando de fondo... y un bello baile que cierra con un beso para sellar el amor... -
Sycamore se le quedó mirando un momento; siempre escuchaba de lejos historias y cuentos de estudiantes de la Akademiya, que soñaban con una bella boda que sellara su amor eterno con su pareja.
Para el simplemente eran eso, historias, historias que jamás consideró importantes para el, o alfo que le interesara. Pero cuando Furina comentaba de ello, sentía de nuevo un calor en su pecho que no podía ignorar, casi como si en edad tuviera un corazón en ese frío hueco dentro de él.
Sycamore miró a su lado un momento. - Sería muy afortunado... -
- Como dices...? - Furina parpadeo levemente.
- Tu pareja... - Susurró Sycamore mientras levemente suspiraba. - Suena como un sueño por el cual luchar... -
Furina lo vio un momento, entonces sintió un leve brillo proviniendo desde su interior que llegaba hasta sus pupilas; Furina apretó sus labios con fuerza, antes de lentamente dejar reposar su cabeza contra el hombro de Sycamore, este no se opuso, ni se opondría jamás.
- Tu disfrutarías de algo así...? - Preguntó Furina.
Sycamore levemente murmuró. - No lo sé... quizá cambiaría algunas cosas... -
- Como que...? -
- El banquete... pondrías demasiados dulces... - Dijo con honestidad, Furina simplemente río.
- No solo comerías tu, bobo... - Dijo Furina, antes de negar. - Está bien, un banquete balanceado, dulce y salado, como suena eso...? -
- Mejor, mucho mejor... - Dijo, a lo que comenzó a pensar aún más. - Té... cualquier Té es bienvenido, preferiblemente amargo... -
- Los invitados tendrían su té, si... - Furina levemente levantó su mirada hacia Sycamore, con una sonrisa. - Donde sería? Sumeru? Fontaine? Alguna otra región de tu agrado...? -
- Ya elegí dos cosas, elige tu una... - Sycamore la miró, a lo que Furina le sonrió levemente.
- Fontaine tiene una hermosa vista al mar, sería una boda en la playa... - Dijo, sus ojos comenzaron a brillar más.
- Fontaine será... - Dijo, no pudiendo evitar corresponderle. - Tu vestido? Cómo sería...? -
- Oh, bellísimo... - Dijo mientras cerraba sus ojos un momento. - Blanco y azul, degradado, hecho por la mejor sastre de Fontaine... el velo me llegaría hasta la espalda y el vestido arrastraría en la alfombra... -
- Te verías hermosa... - Sycamore susurró, queriendo guardar ese comentario en su mente, pero no pudiendo evitarlo.
- Tu deberías llevar un kimono... - Sycamore parpadeo levemente, a lo que Furina le sonrió. - Se que tus raíces son complicadas para ti... pero uno nunca debe de olvidar de dónde vino; un kimono azul como el mar,con detalles finos y bien hechos... te verías... hermoso... -
Sycamore se le quedó viendo un momento, sus mejillas estaban enteramente rojas y su pecho no dejaba de subir y de bajar. Levemente asintió. - Lo tendré en cuenta... -
Furina asintió, susurrando en un leve y audible suspiro "bien", antes de voltear su mirada de nueva cuenta hacia la lluvia. No sabían si alguno de los dos se había dado cuenta de lo que había pasado, quizá no querían que el momento acabara, pero era bastante claro lo sucedido ahora.
Furina levemente se quedó mirando a las gotas de lluvia, antes de suspirar. - Sycamore... - El chico levemente volteó a verla. - Tu... te casarías con alguien como y-
- Si... -
No había ninguna duda en aquella respuesta, solo había una emoción, una emoción tan fuerte que sobrepasó todo lo que Sycamore alguna vez construyó para protegerse: Barreras.
Furina alzó su rostro, sintiendo sus mejillas teñirse más y más en rojo; levemente lo miró a los ojos, antes de murmurar. - E-En-
- Si, boba, me casaría contigo... - Dijo Sycamore, antes de negar y tomar su rostro entre sus manos soltando un resoplido audible. - Tendría que ser estúpido para no hacerlo, por que carajos no lo haría...? -
Furina sabía que había algo más dentro de todo, algo que solo podía descubrir si indagaba más a fondo. - Pero...? -
Sycamore levemente la miró, entre sus dedos, antes de cerrarlos con fuerza y suspirar. - Porque te casarías conmigo...? - Dijo mientras alzaba su rostro y suspiraba. - Enserio... tienes a miles de hombres y mujeres postrados a tus pies y tú eliges al tipo que no puede tener siquiera 4 minutos de su vida sin recordar las atrocidades que hizo... - Sycamore presionó su mano con fuerza contra su frente mientras agrietaba sus dientes. - Por qué lo harías-
- Cállate. - Furina lo paró, en seco, con una mirada dura, dirigida solo a él. Sycamore alzó sus ojos, viéndola de frente. - Scaramouche, o quien sea que hayas sido antes, ya no existe... -
"Ya basta, Scaramouche" De pronto lo que le dijo Nahida comenzó a perder tanta fuerza en tan poco tiempo.
- Ya no eres lo que alguna vez fuiste... - Furina lentamente movió su mano hacia su palma, entrelazando sus dedos con lentitud. - Eres Sycamore... mi Sycamore... la confección entre el cielo y el infierno... - Furina levemente levantó su mano, y coló su palma en su pecho.
- Casarme contigo sería el mayor sueño que pude tener... -
Sycamore solo podía sentir como sus mejillas se quedaban en ese tenue y leve tono rojizo que comenzaba a apoderarse de él, pero por dentro en su mente todo era un caos que podía resumirlo a algo; felicidad, algo que jamás creyó experimentar de nuevo, ni de esta forma.
Sycamore se sintió feliz, luego de tanto tiempo.
El chico, entonces, sin decir una sola palabra, retiró su mano del pecho de Furina. Tomó su mano derecha con su mano izquierda, y para su sorpresa, Sycamore tomó uno de los anillos de sus manos con sus dedos, arrastrándolo y llevándolo hasta su palma.
Levemente Sycamore suspiró, antes de alzar su mano hacia Furina. - Entonces casémonos... -
Furina parpadeo, con sus cejas torcidas, poco a poco con una sonrisa leve formándose en su rostro. Furina alzó su mano hacia el anillo, y con lentitud retiró uno de sus guantes de su mano.
Su fina mano comenzó a arrastrar el anillo por su dedo nupcial. - En la vida y en la muerte... -
Sycamore levemente tomó de la mano a Furina, luego de que su anillo embonara perfectamente en su dedo. - En la felicidad y el dolor... -
- Yo acepto... -
- Yo juro... -
- Amor Eterno... -
Y un último beso, un sello que marcaba el final de Scaramouche, de Kabukimono, y de Kunikusushi.
Un beso que marcaba el final de los 500 años del sufrimiento de la arconte.
Un final.
Un inicio.
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