Mondstadt, Ciudad de la Libertad
- Lady Furina...? -
Una pequeña especie que parecía un animal y un humano a su vez levemente comenzaba a empujar la puerta para poder tener mejor vista de una enorme habitación a la que se le tenía prohibido entrar, excepto por esta ocasión.
La melusina levemente junto sus dedos y con algo de cuidado comenzó a avanzar hacia lo más profundo de la habitación, esperando no despertarla y molestarla por haberla privado de su sueño.
- M-Monssieur Neuvillette me dijo que la despertara... - Poco a poco la melusina fue acercándose hacia la cama destendida de la habitación. - Q-Quiere hablar con usted de unas cuestiones de la noche pasada... -
La melusina finalmente llegó a la cama, donde levemente estiró sus brazos hacia sus sábanas y comenzó a moverlas levemente; extrañamente se sentían más suaves y cómodas como si no fueran más que almohadas.
La Melusina, algo curiosa por la falta de reacción en la cama, comenzó a retirar las sábanas levemente de la cama. Las sábanas poco a poco se separaron de su base, y cayeron hasta el suelo, donde la Melusina finalmente pudo encontrar de que se trataba.
- Eh? -
Había varias almohadas apiladas como si fueran un cuerpo humano, asemejando la forma de este para encubrir que realmente no había nada ahí, al menos nada que asemejara a Furina. La Melusina retrocedió levemente, mirando aquel acto con sorpresa y shock.
- Eh...? - Dijo de nuevo, mientras retrocedía, y entonces finalmente todo hizo click en su cabeza.
- EHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! -
If you start me up!
If you start me up I'll never stop!
If you start me up!
If you start me up I'll never stop!
I've been running hot!
You got me thinking I'll blow my top!
If you start me up!
If you start me up I'll never stop!
Never stop! Never stop!
Never stop!
You make a grown man cryyyyyy!
Sycamore levemente levantó su rostro al escuchar el sonido de pisadas acercándose en los pastizales hermosos que se encontraban en Fontaine; levemente notó como se trataba de Furina, la cual tenía su espada dorada colgada directamente en su espalda junto con una gran mochila.
Sycamore suspiró, cruzándose de brazos con su propio bolso colgado entre sus hombros. - Crei haberte dicho que temprano... -
Furina, cansada, simplemente se inclinó a sus rodillas mientras recuperaba su respiración de tanto correr. - Pues... porque... no me ayudaste a escapar...?! Sabes lo difícil que fue para mi el escapar así nada más?! -
Sycamore colocó su mano en su barbilla. - Déjame pensarlo... - Levemente sonrió en burla. - Nop, no sé... - Dijo a lo que con cuidado se dio la vuelta hacia un monumento de tamaño mediano que tenían justo detrás de ellos. - Ya, hay que irnos, no debemos perder más tiempo... -
Furina, por debajo de su aliento, susurró. - Imbecil... -
El chico levemente suspiró mientras veía la gran estatua de los 7 arcontes posándose justo en frente de ellos; levemente sacando una especie de gema de color violeta de su bolso para así mirar a Furina. - Esperaba usar esto para cuando mi trabajo terminara y viajar a Sumeru de nuevo, pero supongo que esto lo requiere aún más... -
Furina parpadeo levemente. - Que harás exactamente...? -
Sycamore levemente puso la gema en su otra mano, para así levantar la libre que tenía hacia la chica, ofreciéndosela. - Toma mi mano... -
Furina se le quedó viendo un momento a las manos de Sycamore; apenas ayer se enteró que el chico no era humano, sino una marioneta gracias a aquella silueta, y era la primera vez que podía notar esas uniones en sus dedos que funcionaban como sus articulaciones.
Pero Furina se sonrojó fuertemente, y con sus mejillas rosadas, grito. - Y-Y porque tendría que hacer eso?! Maldito aprovechado! No estoy tan desesperada sabes?! -
Sycamore la vio un momento con obviedad mientras sentía una vena emerger por su frente por la irritación. - Tarada! Para irnos! - Dijo con molestia mientras alzaba su mano aún más. - Es la forma más rápida de llegar hacia Monstadt! Tendrás que hacerlo si realmente quieres hacer esto! O bien puedes dar la vuelta! -
- Okay okay! Ya entendí! No tienes que gritarme! - dijo Furina con molestia, antes de suspirar.
Furina levemente volteó hacia atrás; se encontraban en una colina levemente alejada de la sede principal de la Corte de Fontaine, en donde podían ver a lo lejos la gran ciudad en la que ella siempre manejó su autoridad. Quizás, pensó, esta era la última vez por un tiempo que vería la belleza de Fontaine.
- Solo... déjame ver por última vez a Fontaine... al menos por ahora... - Sycamore la miró un momento, antes de bufar y mirar hacia su lado. Para él el tomar una clase de apego hacia un lugar era estupido, pero, a final de cuentas, no podía culparla del todo. - Estoy... estoy lista... -
Furina levemente volteó, para así, con temblor, alzar su mano hacia la de Sycamore. Levemente sus manos se entrelazaban, y Furina pudo notar que aunque era una marioneta, el chico era más suave de lo que ella podría pensar para algo artificial.
Sycamore asintió, para así alzar levemente la gema. La estatua reaccionó a esto, brillando en alto junto a la Gema que poco a poco comenzó a elevarse en el aire. Para Furina, el tan solo ver a la gema flotar en el aire era suficiente para decirle que este viaje iba a ser diferente a todo lo que ella había experimentado.
Un brillo entonces comenzó desde la gema que comenzó a envolver a los chicos, hasta finalmente, no dejar nada más que polvo y ecos.
Todo pasó en un parpadeo para Furina, sosteniendo la mano de Sycamore con aún más fuerza que antes luego de que en un destello, sus ojos cambiaran rápidamente de panorama y de sentimiento. Abandonando la humedad fresca de Fontaine hacía un frío boscoso de una región que no conocía.
Y cuando menos se dio cuenta, sus pies ahora tocaban un pasto diferente al que había en Fontaine; en Fontaine el pasto siempre se sentía mojado y algo húmedo, pero aquí, se sentía suave y cómodo para sus zapatillas. Furina poco a poco abrió sus ojos, aún sosteniendo la mano del chico.
Levemente volteó su rostro, mirando hacia todos lados; ahora se encontraban en un enorme bosque con un gran camino de tierra que llevaba hacia la entrada de lo que parecía ser una enorme ciudad rodeada por enormes paredes, casi como si fuera una ciudad protegida hasta el más mínimo detalle.
Furina, levemente, camino con cuidado mientras soltaba la mano de Sycamore. Sycamore simplemente vio como Furina miraba con impresión y sorpresa la gran ciudad de Monstadt, que el ya había visto más veces de las que pudiera contar.
Sycamore levemente ladeó su cabeza con una sonrisa. - Primera vez fuera del castillo, su majestad...? -
Furina ni siquiera pudo captar el sarcasmo y burla de su voz, simplemente se quedó impresionada por aquella majestuosidad que había frente a ella. Temblando, respondió. - Si... -
Sycamore parpadeo levemente; Furina realmente se veía absorta en la ciudad que, en parte, le hizo sentir culpable por aquella broma. Sycamore suspiró levemente, acercándose a su lado, para hablar.
- Si... el sentimiento de ver algo nuevo jamás se irá... - Susurró a Furina, mientras esta levemente asentía a su comentario. Sycamore la miró levemente antes de suspirar. - Vamos...? -
Furina lo miró con cuidado; su tono había cambiado de burlón a empatico, y eso era una sorpresa para ella en estas 16 horas que lo conocía. Sycamore era raro para ella, incluso molesto, pero también podía notar que en el había sentimientos confusos que lo llenaban cada vez que pensaba en ellos.
Así como ella; Furina levemente asintió con una sonrisa. - Vamos... -
.....
- Este lugar es increíble! -
- No hagas tanto ruido sonsa! - Sycamore rápidamente la jaló de la enorme coleta de su pelo mientras esta comenzaba a quejarse. Furina levemente se soltó para así sobar con algo de cuidado su pelo.
- Ay! Me lo vas a arruinar! - Dijo Furina mientras sostenía la coleta de su pelo.
Sycamore gruño levemente. - Te recuerdo que no queremos llamar la atención? Nos fuimos sin avisar de nuestros respectivos lugares y juzgando por tu estatus social, nos doy al menos un día hasta que comiencen a buscarte... -
Furina lo miró con algo de recelo, pero lo único que pudo hacer es mirar hacia otro lado ofendida. El chico tenía razón sin embargo, su plan de escape no había sido planeado del todo, quizás si solo le avisaba a Neuvillette sobre la Gnosis, lo que encontraron y que debían hacer, quizás el entendería.
Pero el hubiera no existe, y ahora se encontraba en la ciudad de la Libertad, con una sola misión, y mientras más rápido la terminaran, más rápido se liberarían ambos el uno del otro. Furina simplemente bufo mientras se cruzaba de brazos, y comenzaba a caminar por la entrada de Monstadt hacia su centro.
Sycamore simplemente vio cómo está caminaba hacia ningún rumbo aparente, con clara muestra de que no quería alejarse del todo de él. El chico suspiró mientras irritado susurraba. - Berrinchuda... -
El chico miró hacia ambos lados, notando un gran puesto de diversos artilugios directo en la entrada de Monstadt, siendo manejados por una mujer de cabello rojizo la cual se notaba sonriente de vivir. Sycamore sonrió levemente, para así mirar a Furina y apuntar con su cabeza que la siguiera.
Furina parpadeo levemente, para así caminar a su lado hacia el puesto; la mujer rápidamente notó a los dos jóvenes acercándose. Claramente no reconociendo de quienes se trataban, sonrió plenamente. - Buenos días jóvenes! Buscaban algo en especifico? -
Furina levemente ladeó su cabeza, ella no reconocía quién era la mujer frente a ella? Entendía del chico, pero aquella mujer no la reconocía? Antes de decir algo, Sycamore fue quien habló, fingiendo un tono amable que, admitía, le quedaba bastante bien.
- Buenos días! Disculpe, tendrá de casualidad un mapa de Teyvat en su poder? Podemos pagarlo cual sea el precio... - Dijo el chico mostrando una sonrisa falsa que hizo levemente sonrojar a Furina, quien simplemente miró a su lado, intentando que su rubor se esfumara.
La mujer asintió. - Claro! Lo tengo en la bodega, lo traeré en un segundo! -
Sycamore asintió, y en cuanto aquella mujer se dio la vuelta rápidamente volvió su expresión a una más dura y fría como de costumbre. Furina vio su cambio de expresión abrupto y no pudo evitar reír levemente.
El chico la vio con algo de irritación antes de preguntar. - Que es tan gracioso...? -
Furina, calmándose, colocó su mano en su mejilla. - Finjes ser amable para caerles bien a todos? Que sorpresa de tu parte, Sy-Ca-More... -
Algo que debía quejarse contra aquella silueta con la que se encontraron el día pasado, es que haya revelado su nombre hacia Furina así como así. No tenía problemas en decirlo a las personas, pero simplemente prefiere que le llamen Caminante cuando es alguien que no conoce del todo, y claramente Furina solo lo hacía por molestar.
Sycamore gruño levemente mientras cruzaba sus brazos. - No nos conviene tener a gente en nuestra contra... -
Furina río un poco más. - Deberías sonreír más! Tu carota de amargado arruina lo poco bueno que hay en ti! -
Sycamore la vio con una vena en la frente. - Estas tentando mucho tu suerte, princesa... -
Furina río, levemente antes de suspirar y bajar su mirada. - Y... para que queremos el mapa de Teyvat...? -
Sycamore la vio levemente antes de suspirar. - Hay que trazar una ruta hacia la dirección que la pieza nos diga... y Monstadt tiene mejor cartografía que otras regiones... -
Furina asintió levemente, juntando sus manos frente a su cuerpo mientras movía sus zapatillas. - Wow... Se ve que sabes de lo que hablas, es esto lo que ser un Caminante solo y aburrido es...? -
Sycamore la volteó a ver levemente. - Algo así... - Dijo sumiendo sus hombros. - Normalmente es más entretenido cuando no tienes a una mimada gritándote cada 4 minutos... -
- No soy una mimada! -
- Reformulo lo que dije, que sean 4 segundos. -
- Aquí tienen su mapa, chicos! - Su pequeña discusión fue interrumpida por la amable voz de la mujer, la cual llegó con un enorme volante enrollado, algo antiguo pero bastante duradero. - Tienen suerte, es de los mejores mapas de Teyvat que hay cerca de Monstadt! -
- Si que la tenemos... - Dijo Sycamore adoptando de nuevo su amable faceta. - Cuanto sería por esto? -
- Tan solo 70 moras! Me alegra ver a la juventud tan emocionada por la exploración! Así que les haré un descuento como cortesía! - Dijo aquella mujer con una sonrisa y sus mejillas sonrosadas.
Sycamore levemente miró a Furina, y guiñó su ojo levemente. Furina simplemente rodó sus ojos. - Muchas gracias! Es realmente un honor! -
El chico levemente dejó una bolsa de monedas algo pesadas en el mostrador, a las cuales la mujer tomó con gusto, otorgándoles el mapa a los dos chicos los cuales rápidamente lo tomaron, y se alejaron, despidiéndose de la mujer la cual se despidió de vuelta.
Sycamore suspiró, adaptando nuevamente su faceta de seriedad, para así alzar el mapa en sus manos y verlo a detalle. - No mentía... es un mapa bastante detallado... -
Furina parpadeo levemente, antes de acercarse a él con una sonrisa burlona. - No sabía que tenías tanto dinero? Lo robaste o algo así...? -
Sycamore la miró irritada antes de bajar su rostro de nuevo. - A diferencia de ti, me lo gané trabajando... -
Furina ladeó su rostro levemente, antes de suspirar. - Como sea, que hacemos ahora...? -
Sycamore vio levemente el mapa, alzándolo, para así acercarse a una pequeña mesa de té fuera de un restaurante el cual parecía cerrado en el momento, y vació, era perfecto. Sycamore dejó el mapa, y de su bolso sacó un pequeño lápiz.
- La Gnosis, sácala... - ordenó rápidamente a Furina, quien asintió, tomando de su propio bolso en una caja resguardada fuertemente la pieza de la Gnosis.
Levemente la pieza reaccionó ante el tacto de Furina, encendiéndose en un tenue azul que se apagó al instante debido a su estado; entonces el azul volvió a encenderse, pero esta vez en una dirección específica. Furina probó levemente mover la Gnosis, y efectivamente, estaba apuntando hacia una dirección.
Sycamore levemente trazo con aquel lápiz la dirección desde donde ellos estaban. Una línea recta fue creada en el mapa que daba directamente hacia una de las playas cercanas a la ciudad de Monstadt, no muy lejos de ahí.
- Hacia el Noreste... - susurró el chico mientras veía la línea trazada en en mapa.
Sycamore murmuró levemente, levantándose mientras se quedaba un momento viendo el mapa en la mesa de té. - Tuvimos suerte... la segunda pieza de la Gnosis está en Mondstadt... -
Furina asintió, mientras se acercaba levemente al mapa; apuntando hacia la dirección, hablo. - Tiene sentido, desde hace bastante tiempo que a habido reportes de que en esta zona específica las mareas tiene una especie de efecto en la gente... no diría que curativo, pero es el término más cercano... -
Sycamore levemente levantó su rostro, antes de verla con una expresión... sorprendida. - Eso es... correcto... como carajo sabes eso...? -
Furina parpadeo levemente, sumiendo sus hombros. - Suelo leer en mis tiempos libres, y leí varios registros de Mondstadt de hace bastante tiempo... -
- Huh... - Sycamore balbuceo, antes de sonreír burlonamente cruzando sus brazos. - Me sorprende, princesa... pensaba que en tus tiempos libres simplemente le dabas gracias a los Dioses por tu existencia... -
Furina gruño levemente. - Pues por supuesto que no tarado! - Furina cruzó sus brazos. - Además! Porque le rezaría a los Dioses si YO ya soy una Diosa?! -
- Y yo soy el Chapulín Colorado. Andando, "Diosa", hay trabajo que hacer... - Dijo Sycamore con seriedad, tomando el mapa de la mesa.
Furina simplemente gruño en alto, y claro que comenzó a seguro, quejándose en alto; el chico simplemente hacía lo mejor para ignorarla.
Claro que este viaje no iba a ser sencillo.
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