Fontaine, Oh, Belle Fontaine

- Tweet! -

- Tweet! -

Sycamore levemente se removió; sintiendo los mechones de su pelo siendo jalados levemente de su nuca, con algo de irritación retiró su sombrero de sus ojos para voltear a ver hacia el ave que se quedaba con el en su viaje, quien se veía animado, más de lo que el lo estaba?

- Te importa?... - Susurró Sycamore hacia el ave, el cual simplemente comenzó a saltar en su hombro, mientras movía su pescuezo apuntando hacia su costado del chico.

- Tweet! -

El chico levemente parpadeo, antes de voltear con cuidado hacia donde el pajarito quería que el mirara; fue entonces que entendió su leve emoción al ver un gran arco siendo sobrepasado por la lancha en la que iban, arco que entonces dio paso a una vista que debía de admitir que era demasiado hermosa y diferente a su tan acostumbrada Sumeru.

Sycamore levemente acomodó su sombrero de nuevo encima de su cabeza, para caminar lentamente hacia el borde de la lancha donde una especie de conductora en forma de perro (al menos así la veía el), lo miraba atentamente con una leve sonrisa. Eran pastizales enteramente hermosos rodeados por cuerpos de agua más grandes de los que había podido ver en su vida, y entre todo ese montón de montañas y colinas verdes se alcanzaba a ver un poco de la bella arquitectura renacentista de la Corte de Fontaine.

El chico no pudo evitar soltar un pequeño "Huh..." de su boca al ver las hermosas vistas que Fontaine le ofrecía en sus primeros minutos en la región; levemente quito sus manos del borde del barco para así comenzar a retroceder por donde había caminado levemente. La conductora volteó a verlo, y habló.

- Su primera vez en Fontaine? - Dijo la conductora con una sonrisa leve mientras miraba al chico, el cual la volteó a ver levemente, y asintió con una expresión calmada.

- Algo así... - dijo simplemente.

La Melusina Conductora sonrió con sus ojos cerrados. - Disfrute de su estadía en Fontaine! -

Estoy seguro que será inolvidable!

....

Bienvenidos a Fontaine!

Que harás hoy?

Sycamore levemente sostuvo su sombrero viendo de frente las grandes estructuras que se posaban en su frente; levemente se le quedó mirando al estilo de arquitectura que estos edificios tenían de manera característica y el estilo de ropa que la gente cotidiana llevaba. La Corte de Fontaine era sin dudas un lugar interesante.

- Tweet! - El pajarito en su hombro llamó su atención, el chico levemente volteó a verlo ladeando su rostro.

- Ya te irás...? - Preguntó levemente, a lo que el pajarito asintió varias veces. Sycamore bufo antes de cruzar sus brazos. - Bueno, espero que nuestros caminos se encuentren de nuevo... tu presencia es bienvenida... -

- Tweet! - El Pajarito sobrevoló de su hombro hasta su mejilla, presionándose levemente contra esta. Sycamore simplemente soltó un leve balbuceo.

- Okay, Okay... - Sycamore dijo con una leve sonrisa; el pajarito simplemente voló con sus alas, alejándose de él rápidamente para ir libremente con el aire.

Sycamore lo vio un momento; sonriendo levemente recordando que en parte ahora era libre de hacer lo mismo que el pajarito hizo, simplemente ir volando lejos hacia La Paz solitaria que el siempre tenía en su atención.

Pero bajo su rostro levemente, ahora mismo tenía un deber, un deber que no pensaba dejar antes de terminarlo. Comenzó a caminar entre las personas de los caminos de la Gran Corte, mientras miraba hacia todos lados formulando mil y un ideas en su cabeza.

La principal e importante de todas:

- No tengo un plan para iniciar... - Fue lo único que salió de su boca mientras una gota de sudor bajaba por su frente levemente y su rostro denotaba irritación.

Quizás había actuado más por instinto que por lógica en cuanto decidió alejarse de Sumeru y dirigirse a Fontaine; simplemente no había forma en la que supiera que debía hacer o como debería hacerlo, como podrías detener la profecía de Fontaine si no sabías siquiera por dónde empezar en Fontaine?

Sycamore soltó un leve suspiro, una leve idea vino a su mente pero no la consideraba la mejor idea por dónde comenzar: Buscar a la Arconte Hydro. No conocía mucho, o nada de Ella, solo su nombre, Furina, eso es todo lo que el tenía en mente cuando pensaba en la arconte de este lugar.

Pero juzgando por las formas de civilización y vida cotidiana que Fontaine tenía, una leve idea de cómo funcionaba su sistema político definitivamente no laiko vino a su mente: Varias regiones funcionaban de distintas maneras así como sus arcontes, y Fontaine parecía mantener su propio estilo con respecto a su pueblo.

Furina no era un secreto a voces como en Monstadt, ni tampoco una soberana como en Inazuma; Furina era lo más parecido a una celebridad en Fontaine que lo que los otros arcontes eran en sus respectivos lugares.

Sycamore simplemente colocó su mano en su barbilla, comenzando a formular ideas mientras murmuraba levemente. - Tengo que recabar información... no puedo hacer nada si no se como funciona Fontaine... -

¡CRASH!

- Ay no! No de nuevo! -

Sycamore levemente reaccionó ante el sonido de algo de madera cayendo estrepitosamente hacia el suelo; volteando rápidamente dándose cuenta que se trataba de un simple hombre de la mediana edad, el cual parecía tener problemas para recoger las frutas y verduras que habían caído hacia el suelo.

Sycamore parpadeo levemente, entonces sintiendo como una bombilla se encendió encima de su cabeza. Bajo su sombrero levemente, y con dolor en su ser, sonrió amigablemente. - Disculpe señor! -

El hombre reaccionó levemente para ver a un joven chico acercándose amigablemente a él.

- Gusta que le ayude? -

Hand me down!
My walkin' Caine!

Hand me down my hat!
Hurry now!

But don't be late!
'Cause we ain't got time to chat!

You and me!
We're goin' out!

To catch the latest sounds!

Guaranteed!
To blow your mind!

So high!
You won't come down!

Hey y'all!
Prepare yourself!

For the rubber band man!
Man!

OPERA DE FONTAINE

"Si, por que no hacerlo más difícil...?"

Fue el pensamiento que llenó la mente de la mujer más bella y hermosa de Fontaine mientras miraba con interés desde su postrado en lo más alto de la Ópera hacia abajo en donde se suscitaba aquel juicio que comenzaba a ponerla cada vez más nerviosa y pragmática.

Furina ocultaba todo rastro de querer salir de ahí lo más rápido posible bajo una fachada de seguridad y algo de orgullo, mirando como aquel hombre que se hacía llamar a él mismo como "VACHER" (Su nombre verdadero era más aburrido) estaba teniendo un colapso mental por amor.

El amor siempre había sido un tema aparte para Furina, claro que, muchas cosas eran temas alejados a lo que ella realmente quería, libertad. El amor para ella era algo curioso, jamás lo había sentido, quería sentirlo? Ella misma se preguntaba eso cuando veía el estado en el que Vacher se encontraba ante la pérdida de su amada.

Y luego estaba eso, la pérdida de su amada. El mar Primordial era algo que nadie, ni siquiera su compañero de trabajo, Neuvillette, alcanzaban a entender del todo, y cada día que llegaba en Fontaine era de nuevo entrar en miedo de la pregunta: "Y que tal si llegó el dia?" Que tal si la profecía finalmente se hacía realidad ante todo y ante todos?.

Ella sería capaz de proteger a su nación? Sus pesadillas siempre le decían lo contrario, siempre le decían que ella sería la única que vería morir a todo su pueblo, a sus compañeros, todos convertidos en espuma de mar que se desvanecería con el tiempo. La presión en su pecho de ser la arconte hydro comenzaba a ser cada vez más difícil de llevar, y ella sabía que no faltaba mucho tiempo para que perdiera su juicio, y su cabeza.

- Entonces, el veredicto está hecho... -

Escucho las palabras de Neuvillette postrado en su extremo, haciendo que su mente retomara levemente el caso en donde estaban; parpadeando, miró a su lado para ver cómo Neuvillette se levanta de su asiento, para así mirar hacia la ópera entera.

- Que el Oratrice Mechanic D'Analyze Cardinal... haga su juicio... - Anunció el gran Juez Neuvillette mientras alzaba su mano como si fuera un soberano.

Entonces las luces de la ópera comenzaron a encenderse en un azul resplandeciente que comenzaba a avanzar hacia el centro; en el medio de toda la Ópera, la estatua de una balanza comenzó a encenderse en alto, subiendo aquel brillo entre varios tubos que llegaban hasta un ventanal con una forma específica de rueda que brilló en alto.

Y finalmente, las luces llegaron hasta Neuvillette, soltando un papel justo a la medida del orificio para que Neuvillette lo tomara de este. El hombre levemente lo tomó, levantándolo para así abrirlo, a la expectativa de todos.

- El señor Vacher... es culpable... -

Entonces, finalmente, era el turno de la mujer de hacer su acto de presencia para aquel juicio que comenzaba a llegar hasta sus peores puntos. Furina se levantó de su asiento, y alzó su brazo en orden.

- Guardias, llévense a Vacher lejos! -

El hombre levemente vio con ojos temblorosos hacia donde la soberana de Fontaine se encontraba; ya no había razones para luchar más que el querer el suicidio o la pena de muerte, pero no había forma en la que su miedo a estos lo dejara avanzar.

Simplemente bajo su rostro, ocultando sus lágrimas, dejando que los guardias lo tomarán de sus hombros a la fuerza y comenzarán a arrastrarlo lejos; escuchando la bulla y los abucheos de las personas de Fontaine hacia el, que claramente se encontraban felices de que alguien de su calibre fuera puesto tras las rejas.

"Alguien perdido en el amor que investigo hasta el más mínimo detalle del Mar Primordial, huh...?"

Detrás de uno de los pilares altos de la gran Ópera de Fontaine, escondido con sus brazos cruzados y su sombrero cubriendo su rostro, estaba Sycamore, escuchando atentamente todo lo que la gente de Fontaine tenía que decir en contra de aquel hombre.

Levemente movió su rostro para ver con más detalle la Ópera, reconociendo los rostros de la Viajera y Paimon que se encontraban celebrando el aprehendimiento del viejo, también notó a una mujer rubia de vestimentas efímeras que se encontraba... llorando, probablemente, al soberano de Fontaine y, por supuesto, quien comenzaba a causarle más curiosidad, Furina, la arconte Hydro.

Ah, y también estaba Tartaglia, celebrando de que su juicio no había sido impune para el; Sycamore levemente bufo al verlo, y volteó su rostro. "Ojalá hubiera un delito para ser un idiota... te darían cadena perpetua..."

- Que? Como que todavía no me puedo ir?! -

Sycamore, levemente sorprendido ante el grito, volteó de nuevo; Tartaglia parecía levemente molesto mientras miraba de frente hacia arriba al gran Juez de Fontaine, Neuvillette, el cual con la mayor calma del mundo, explicaba su situación.

- Le pido por favor que respete las reglas de la Ópera, así es y así siempre será... tenemos que darle su veredicto antes de que quede impune de sus acusaciones... -

Explicaba Neuvillette mientras miraba con calma y seriedad al Heraldo de los Fatui el cual se notaba irritado ante la constante habla del juez de Fontaine. Sycamore simplemente bufo en burla ante el mientras se quedaba mirando.

"Hasta me dan ganas de quedarme a ver que te hacen, hijo de la chingada..." Pensó Sycamore, bajando su rostro con una leve sonrisa de burla. "Pero tengo trabajo..."

Sycamore entonces comenzó a moverse, levemente se retiró del pilar en el que se encontraba descansando, antes de dejar que su sombrero se alzara y estallara en una luz azul que pasó a convertirse en un espiral detrás de su espalda.

Como si fuera un ser de luz, comenzó a retirar sus pies del suelo, flotando, mientras sus ojos brillaban en alto y su espiral se quedaba directo en su espalda como algo siguiéndolo. Sycamore levemente sonrió, y comenzó a flotar hacia los ventanales de la cúpula superior de la Ópera.

Ágilmente llegó a unos tablones de madera algo anchos en los que pudo reposar su elemental al acabarse, comenzando a moverse por estos como si fuera una especie de superhéroe arácnido en una misión de sigilo, viendo justo por debajo de sus pies a la ópera entera de Fontaine.

- El Oratrice dicta que el señor Tartaglia es... culpable... -

"Hasta la madre..." Pensó Sycamore, que de verdad aguantaba todas sus ganas de reírse y burlarse de su antiguo compañero de los Fatui, pero que siempre había tenido cierto recelo hacia el.

Tartaglia, levemente sorprendido ante lo que el Juez de Fontaine dictó, gruño levemente, antes de simplemente sonreír y suspirar. - Y yo que creí que la justicia en Fontaine sería justa... -

Sycamore levemente se detuvo en su andar, mirando hacia abajo solo para presenciar como rayos comenzaban a salir de Childe, rayos que comenzaban a ser cada vez más claros y cada vez más peligrosos; el cuerpo de Childe cayó con gracia hacia abajo de la corte, en donde los guardias robots comenzaban a agruparse para contenerlo.

- Ustedes tienen sus reglas! Yo tengo las mías! -

Sycamore achicó sus ojos levemente, mirando como entonces Tartaglia comenzaba a atacar a los robots que intentaban pararlo de su acción, pero ninguno con éxito en sus manos. Levemente asintió mientras lo miraba.

- Bueno, ahí está mi distracción... - Susurró con una leve sonrisa, la estupidez de Childe podría ser de beneficio en algunos casos, como este.

Sycamore simplemente activó su elemental de nuevo, causando de nuevo el brillo que nadie notaría por estar tan envueltos con el tema de Childe y su escape de su juicio. Sycamore comenzó a volar de nueva cuenta con más agilidad hacia los ventanales, rápidamente abriendo uno con la presión del aire en sus manos, ocasionando que este saliera volando hacia el gran y espacioso aire de Fontaine.

Sycamore rápidamente salió de la cúpula, sosteniéndose ligeramente de la superficie de esta, mirando a todos lados para tratar de identificar hacia donde se llevaron al hombre. Seguro, era un criminal y merecía demasiado pudriese tras las rejas, pero contenía información valiosa que el no iba a desaprovechar.

Tenía la información, salvaba Fontaine, volvía a Sumeru, y sus pecados se absolverían, así funcionaba esto no? Así funcionaba para el y así lo seguiría creyendo; Sycamore rápidamente identificó al grupo de guardias empujando al hombre por las calles solitarias de la nocturna Ópera, llevándolo lejos hacia probablemente su próximo destino.

Sycamore rápidamente encendió sus ojos en un brillo azul, y comenzó a correr de la cúpula hacia el borde. Pego un enorme salto hacia la próxima estructura a la cual llegó sin problemas, dando una vuelta de rueda y comenzando a correr por el gran pilar, siguiendo desde arriba a los hombres que llevaban a su objetivo.

Sin saberlo, o sin su conocimiento previo, de que Furina en un mal momento miró hacia arriba, mirando aquel brillo escapándose por un ventanal hacia arriba. Furina achicó levemente sus ojos, interesada en lo que ocurría con aquel brillo.

Levemente miró a la mujer posada a su lado, sosteniendo su arma lista para protegerla; Clorinde parecía más enfocada en evitar que Tartaglia cometería una estupidez que en ella, y eso le beneficiaba para su acto de rebeldía que cometería.

Furina levemente se removió de su asintió, comenzando poco a poco a moverse hasta alejarse de su postrado, y llegar hacia la salida detrás de ellas donde comenzó a correr rápidamente hacia la salida.

Si en algo podía agradecerle a aquel destello azul, es que la sacó de un lugar en el que ya no quería estar.

Una lástima que ese destello azul ahora tendría que lidiar con ella.

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