Escape de Inazuma
- AVANZA! PRISIONERO! -
Sycamore quería soltar una carcajada de burla, pero debía de mantener apariencias, o si no el leve plan que habían armado en más de 7 segundos habría fallado sin siquiera empezar. Levemente miró por detrás de su espalda, solo para ver a una Furina recubierta en el metal de la armadura de los guardias reales de Inazuma, y recubierta por un casco que cubría enteramente su pelo, haciéndola pasar desapercibida.
Sycamore solo suspiró, mientras seguía caminando; levemente inclinó su mirada hacia sus manos, enteramente esposada en esposas que por suerte el guardia inconsciente llevaba en su traje. No eran duras, pero eran incómodas de llevar.
Levemente escuchó los pasos de Furina detrás de él, acercándose levemente, y luego fue la leve respiración de la chica, la cual nerviosa, le susurró. - O-Oye... y-y porque tengo que ser yo la que finja ser guardia...? -
Sycamore la miró levemente, no había tanta gente por donde se encontraban transitando, así que ni habría problema en romper un poco su ilusión, pero aún así debían de mantenerse precavidos. - Eres la arconte... van a querer buscar más a la arconte que a un desconocido forastero... -
Furina levemente asintió, antes de carraspear su garganta. - M-Muy bien... - Furina entonces empujó al chico con la lanza en sus manos de su espalda, no tan fuerte para evitar lastimarlo, al menos para ella eso era importante.
Sycamore suspiró, mientras veía a sus alrededores notando a la leve gente que veía curiosa a la guardia y al prisionero, caminando por lares poco concurridos de la ciudad de Inazuma para evitar llamar la atención de alguien indebido.
El plan era simple, y debían de seguirlo casi al pie de la letra: Acercarse hacia la zona en donde tendrían confiscados sus artefactos, incluyendo su Visión, su Sombrero, y la Gnosis de Furina, si es que por alguna razón la Raiden o sus aliados no pensaba tenerla ella misma "por seguridad".
Sycamore siguió avanzando entre la gente mientras Furina seguía sosteniendo su lanza en contra de él, teniendo un rostro levemente nervioso pero oculto entre sus leves cabellos revoloteando por su frente.
Furina se sentía apenada de que la gente viera tratar mal a Sycamore; a ella no le agradaba tratar mal a personas que ella consideraba cercanas, para ella el ser cercano a tal punto de la confianza que tienen ellos, es algo especial que no debería romperse, y Furina sentía que lo rompía cada vez que lo empujaba con su lanza.
Pero Sycamore tenía una idea, y ella sabía que esa idea iba y debía funcionar si ella daba lo mejor de sí; levemente suspiró, para así colocar un rostro más serio y caminar con un poco más de injundia.
- Hacia la derecha... - Susurró Sycamore entre sus dientes a Furina, quien levemente asintió.
- H-Hacia la derecha! Prisionero! - Levemente Sycamore comenzó a torcer su caminata hacia la derecha como lo indicó Furina, mientras que esta simplemente lo seguía con algo de ímpetu. - A-A dónde vamos...? -
Sycamore la vio levemente, antes de apretar sus cadenas. - Nos dirigimos hacia donde confiscan normalmente las pertenencias de los prisioneros... si tenemos suerte, mi visión y tu espada estarán ahí... -
- Y la Gnosis...? - Preguntó Furina levemente.
- Dudo que hayan dejado un objeto tan poderoso en un lugar no tan guardado... Vamos a tener que tomarla a la fuerza... - Furina vio con leve impresión a Sycamore, antes de tragar algo de saliva y asentir; no le agradaba la idea de enfrentarse a personas poderosas tan pronto, pero sí tenía que hacerlo, tenía que hacerlo.
Sycamore levemente se detuvo, llamando la atención de Furina. - Llegamos... -
Furina parpadeo levemente, antes de mirar a sus alrededores, notando que estaban en un callejón inhabitado de la ciudad, en donde solo el cielo estrellado iluminaba el lugar. Furina, confundida, lo vio.
- Seguro...? -
- Si... - Sycamore levemente apuntó con su cabeza hacia la puerta justo a su lado que daba entrada a la parte trasera de la comisaria real de Inazuma. - Quítame las esposas... voy a necesitar mis manos... -
Furina levemente asintió, quitándose el casco con algo de esfuerzo para así tomar de las muñecas al chico suavemente, sintiendo su piel sintética entre sus finos dedos. Furina liberó levemente al chico. - Hay que buscarte unos parches... tus mejillas van a comenzar a resquebrajarse más si las dejamos así... -
Sycamore realmente no podía protestar ante su idea, así que simplemente asintió, liberándose finalmente de las esposas que lo tenían falsamente preso. El chico asintió, para así lentamente tomar la manija de la puerta, y comenzar a abrirla con lentitud.
- Okay, una apuesta. Estoy seguro que el tipo del sombrero es de Mondstadt. -
- Eres imbecil o que? Literalmente la Arconte Dendro dio una alerta de desaparición con la descripción de un chico con sombrero. -
- Solo digo, el chico podría bien ser de Mondstadt, tiene todo el porte! -
Sycamore levemente tomó de su mano a Furina, pasando justo por el lado, pegados fuertemente hacia un escritorio, de un par de guardias que daban su espalda hacia la dirección de donde ellos estaban.
Parecían más absortos en su discusión que sobre lo que ocurría a su alrededor, y el no iba a quejarse de ello; levemente el chico se arrastró hasta una pared en el otro extremo, levantando su mano hacia Furina, indicándole que lo siguiera.
Furina, con un rostro de leve temor, asintió, para así arrastrarse de rodillas por el suelo hacia donde Sycamore estaba. El chico con cuidado la volvió a tomar de su mano, para así comenzar a jalarla con cuidado hacia el, acercándola fuertemente hacia su cuerpo para evitar que fueran vistos.
- Ey! - Una voz diferente se escuchó en el lugar, pero Sycamore poco o nada le importaba; simplemente le hizo un leve ademán con su cabeza a Furina para seguir por el lado contrario. - Los prisioneros escaparon! La General Kujou nos dio órdenes! Todos los guardias posibles en los muelles! -
- Pero apenas era mi hora de con-
- Ahora dije! -
- Mierda... - Susurró levemente Sycamore mientras se pegaba en contra de una pared con Furina justamente a su lado.
- Protegen los muelles... - Susurró la chica, antes de levantar su rostro. - Sabes de algún Punto de Teletransporte cerca...? -
- Uno. - Respondió Sycamore mientras cerraba sus ojos con fuerza. - Pero necesitamos de alguna gema o ofrenda que podamos hacer hacia la estatua... y tiene que ser algo de igual valor que nos deje lejos de aquí... -
Furina simplemente asintió, entonces levemente volteó hacia sus lados y suspiró. - Debieron de haber mandado a Wriothesley y a Clorinde por mi... -
- Y que con eso...? - Susurró Sycamore mientras avanzaba lentamente, con Furina siguiéndole el paso lo más cerca que podía.
- Son la guardia real de Fontaine... Si hay alguien que tiene los medios para viajar de manera rápida, son ellos... - Furina dijo, pero Sycamore se detuvo levemente, abriendo sus ojos y volteándola a ver sorprendido.
- Insinúas que les robemos...? - Dijo Sycamore sorprendido; la respuesta de Furina fue algo que lo dejó sin palabras, y con sus mejillas sonrosadas, pues Furina simplemente lo volteó a ver a los ojos, y lo único que le dio, fue una sonrisa levemente retadora.
- Bueno, ya creen que somos criminales, no...? - Entonces Furina se alzó levemente, tomando el picaporte de una puerta. - Démosles una buena razón para creerlo... -
¡Click!
Y Furina abrió el cerrojo de la puerta con una de sus uñas, liberadas del guante que solía portar ya que no combinaba con la armadura que llevaba; Furina le sonrió levemente a Sycamore, mientras apuntaba al interior de la puerta con su cabeza.
- Llegamos a los objetos confiscados... -
Y Furina simplemente pasó sin siquiera voltear a verlo, con una sonrisa satisfecha en rostro y un leve movimiento de su cabello que la hacía lucir como una verdadera diosa, al menos a sus propios ojos.
Sycamore simplemente se quedó viéndola, con sus mejillas rojas enteras y sus ojos semi abiertos, con su boca abierta mientras sentía aire entrar en ella; el chico levemente parpadeo, antes de susurrar.
- Wow... - Susurró, antes de sonreír levemente. - Que mujer... -
Furina, sonriendo con sus dientes, con emoción tomó de una de las estanterías su espada dorada con azul, alzándola con ímpetu mientras la miraba. - Pensaba en una especie de emboscada, sabes cómo hacerlas no? -
- Algo así. - Sycamore tomó su Visión, la cual aún estaba colgada en la plumilla dorada de su vida; viéndola levemente y acariciandola, negó, para así de nueva cuenta colgarla en su capa. - Ya saben que escapamos, deben de estar separados buscándonos en este momento... -
- Entonces elijamos sabiamente; uno de los dos se quedó con la pieza de la Gnosis... - Levemente Furina pensó, murmurando, antes de suspirar y enfundar su espada en su espalda. - Clorinde... -
- Porque lo crees...? - Preguntó Sycamore mientras acomodaba su sombrero en su cabeza, sintiéndose más cómodo llevándolo finalmente.
- Confiada de Neuvillette, no me extrañaría que se la dieran a ella... - Furina levemente retiró su armadura de su cuerpo, dejando finalmente libre su fino traje de piezas y listones de colores azules.
Levemente Furina se acercó a una mesa nocturna, y con cuidado tomó su sombrero de copa, colocándolo en su cabeza, finalmente volviendo a ser la arconte de Fontaine como siempre había sido.
Furina volteó, para ver a Sycamore con una sonrisa, que el chico no podía negar, era contagiosa. Sycamore ladeó su rostro, y habló. - Una emboscada entonces...? -
- Te da miedo...? - Furina se acercó a él levemente, a lo que Sycamore río.
- Es la mejor puta idea que e escuchado... -
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