El Caminante

- Crees que así está bien entonces este escrito?... -

Layla no era de tener muchos compañeros a los que ella pudiera acudir en busca de alguna opinión para sus deberes; ella prefería encerrarse en una montaña de libros y salir de ella por si misma. Claro que, hace 4 meses que su ser tuvo un choque de ideales con aquel chico del sombrero que la hizo ver un poco mejor el panorama que la rodeaba.

Sycamore del todo no entendía sus razones, de hecho no entendía el porqué Layla había acudido a él hace tiempo para que el le diera su opinión sobre una tarea que ella tenía en su poder; Sycamore estaba bastante seguro que Layla y el tenían visiones muy diferentes sobre muchos aspectos, pero a palabras de ella: "Es mejor una opinión sincera que una opinión amigable..."

Y así lo habían hecho hasta el día de hoy; cada día en el que Layla tenía alguna duda sobre sus escritos, acudía el chico el cual, sin nada mejor que hacer, optaba por ayudarla en darle ciertos puntos en los que su tarea podía mejorar. Sycamore admitía algo, Layla había mejorado considerablemente desde la primera vez que vino a pedir su ayuda, pues aquella vez su escrito era la cosa más horrorosa que sus ojos habían leído, no era por alguna falta de ortografía, o por su diseño, sino por la información tan errónea que contenía.

Ahora cuando leyó con cuidado su tarea del día de hoy, pudo poner en panorama que Layla verdaderamente había aprendido algo de él; tenía una correcta ortografía, un diseño agradable a la vista, y sobre todo, su información era verídica hasta el más mínimo detalle. Levemente sonrió ante ello, y suspiró mientras le devolvía el escrito a la chica.

- Mejor que otras veces, debo admitir... - Dijo el joven mientras sonreía levemente con calma a la chica, la cual levemente talló sus ojos y le sonrió tímidamente de vuelta.

Layla asintió. - Esta vez me encargue de buscar información de todos lados... pensaba dirigirme a Mosntadt solo por leer los libros de su biblioteca local pero, no me alcanzó el tiempo... -

Sycamore suspiro. - No es necesario, pero si crees que lo necesitas, no voy a detenerte... -

Layla levemente asintió con una sonrisa. - Gracias, Don Sombrero... -

Una leve vena surgió de su frente que se desvaneció casi al instante; odiaba ese apodo con toda su vida, pero tampoco quería que todos comenzaran a llamarlo por su nombre verdadero, Sycamore, y ahora mismo ni siquiera quería pensar en el tema de algún nombre por el incidente de anoche con Nahida.

Layla levemente parpadeo, notando el leve cambio de expresión en su ser; Don Sombrero a ojos de ella siempre había sido apático y sin expresión, sin embargo eso solo hacía más fácil identificar cuando algo le molestaba o algo le alegraba, como ahora, ella podía ver su molestia.

Tomando algo de coraje, preguntó. - Eh... te encuentras bien...? -

Sycamore levemente levantó su cabeza, descubriendo su rostro de su sombrero para verla levemente; bufo antes de cruzar sus brazos. - No es algo que te incumba, no es necesario que te preocupes... -

Layla parpadeo levemente, antes de mover su mano a su nuca y sobar levemente esta. - Entiendo eso pero... Me sentiría mal si te obligue a ayudarme cuando no te sentías bien... -

Sycamore simplemente la vio antes de suspirar. - Es insignificante el como me sienta... Si necesitabas mi apoyo entonces no es de importancia... -

Layla sonrió levemente; Don Sombrero a pesar de su actitud dura siempre veía de alguna manera por el bienestar de otros, al menos así lo veía ella, saber si era real estaba por verse.

- Bueno... Si ese es el caso... - Layla levemente tomó su libro junto a su escrito, antes de ponerse de pie de la silla de la gran biblioteca. - Te dejaré para no causarte mayor problema... -

Sycamore parpadeo levemente; no podía negar que agradecía la soledad que Layla le otorgaba. - De nuevo, es insignificante-

- No digas eso, Si...? - Layla le dijo, mientras comenzaba a caminar, alejándose del chico levemente mientras sostenía sus libros. - Se la forma en la que eres y... n-no soy la mejor para dar consejos... - Levemente se detuvo, antes de girar y verlo con una sonrisa leve. - Pero si hay un problema, hay una solución, no crees...? -

Sycamore la vio levemente; aquella sonrisa de ella aunque se veía cansada de alguna manera transmitía más felicidad de lo que podía ver en una persona, y no podía entender del todo como una persona podría sentir tal felicidad con el en la misma habitación.

Pero admitía que aquella frase de Layla podría ser una pieza faltante en su rompecabezas constante de problemas que se encuentra dentro de él, aquella frase comenzó a subirle levemente la imaginación sobre que podría haber, pero hacer de que? Ni siquiera estaba seguro de sus pensamientos en aquel momento.

Levemente sonrió serenamente a Layla. - Seguro... -

Layla asintió, para así hacer un ademán de despedida al chico antes de retirarse finalmente de aquella biblioteca. Sycamore se quedó un momento viendo por donde Layla se retiró, con su mente levemente encontrando más piezas a su enredado problema.

Levemente junto sus manos y las subió hasta su rostro, presionándolo con fuerza mientras sus ojos se achicaba. La pregunta de Nahida llegó a su mente; porque le preocupaba tanto Fontaine y su gente? No es como que el fuera benevolente o un "héroe", no, esa era Lumine, el no era un tipo bueno.

Pero entonces, aquella gente aún así merecía morir por órdenes de una profecía impuesta por un Dios que probablemente solo buscaba su propio ocio y vagancia en la gente? No podía evitar sentir algo de cólera ante el pensamiento de una persona de alto poder queriendo anteponerse ante seres débiles de mente, quizá porque le recordaba a la peor versión de él.

Y aún así, que haría el ante la voluntad de un Dios?...

Levemente se levantó de su silla, casi era hora de su clase: excepto que comenzó a caminar hacia el lado contrario de donde su clase sería, de hecho, estaba caminando hacia una de las salidas hacia el exterior de la biblioteca. Su mente era un lío, y no encontraba una respuesta genuina a sus mil y un incógnitas...

Pero el sabía que el Poder era una Herramienta, no un juguete. Si un Dios lo usaba de esa manera, entonces no era un Dios, era un fraude.

El odiaba los fraudes...

Y podrá ser un mal tipo, pero no era ellos.

Sycamore salió de la biblioteca hacia el aire libre; con su mente echa un lío entero pero con el simple objetivo en mente de llegar hacia Fontaine y detener todo, cueste lo que cueste.

Era de tiempo de que se ganara su apodo de nuevo, no Scaramouche, no Kunikuzushi, no Kabukimono.

El caminante, el trota mundos...

Iba a abandonar a Nahida y la vida que estaba construyendo poco a poco en Sumeru, si, eso lo hacía querer dar la vuelta e ignorar todo Fontaine; pero su cuerpo le pedía a gritos moverse, y eso hizo.

Sycamore comenzó a alejarse de la Akademiya.

...

Oh! Well!
I'm the type of guy!

Who will never settle down!
Where pretty girls are!

Well you know that I'm round!
I kiss 'em and I love 'em!

'Cause to me they're all the same!
I hug 'em and I squeeze 'em!

They don't even know my name!

- Don Sombrero...? -

Los estudiantes levemente dirigieron su mirada hacia una de las sillas vacías que se encontraba en el gran salón de clases en el que estaban; no era común ver a estudiantes faltando a clases en la Akademiya, ni siquiera era común verlo a ÉL faltando a clases, sorpresivamente.

El profesor levemente rascó su calva mientras veía el asiento vacío frente a él.

- Alguien sabe que ocurrió con Don Sombrero...? -

They call me The Wanderer!
Yeah, The Wanderer!

I roam around around!
Around around around!

...

El sentimiento de la arena entre sus dedos desnudos por sus sandalias no se sentía del todo agradable en su artificial cuerpo, pero no era una sensación que le hiciera dar la vuelta del todo. Jamás en toda su estancia en Sumeru había sentido la necesidad de pisar el gran Desierto de Sumeru, pero ahora se veía como la única vía libre hacia la gran Nación de la Justicia de Fontaine.

El Caminante, Sycamore, vio su gran panorama frente a él: Arena y Ruinas, eso era lo que vería por lo menos en un gran rato hasta que volviera a tocar zona verde perteneciente a las áreas húmedas de Fontaine.

Suspiro levemente, ya había tomado su decisión, y no lo llamaban El Caminante por algo, simplemente bajo su rostro, ocultando los rayos del sol de llegar hacia su cara; no era que le quemaba, simplemente le era molesto.

Tweet! -

El chico levemente reaccionó ante el zumbar en sus oídos de algo cantando levemente; curioso, dirigió su mirada hacia uno de sus lados, encontrándose con un pequeño pajarito de color rojizo que sobre volaba hasta aterrizar en su hombro levemente.

Sycamore parpadeo levemente, antes de ladear su cabeza. - Creo que se te está haciendo costumbre cruzarte caminos conmigo, eh amigo...? -

- Tweet! - El pajarito soltó.

Sycamore levemente reaccionó ante ello, como si el animal quisiera que volteara hacia un lado específico; Sycamore levemente levantó su cabeza para ver en el aire sobrevolando a varios metros sobre ellos, a Pajarracos flacos y algo desagradables para su vista, parecía que buscaban una presa fácil y, juzgando por el temblar del pajarito, el era la presa.

Sycamore bufo levemente, antes de mirar al animal y sonreírle. - Bien, vienes conmigo... - El chico siempre había tenido más apego hacia los animales que hacia los humanos, aunque en su mente ambos eran iguales en ciertas maneras.

La capa colgada en su hombro izquierdo reaccionó levemente a la brisa de aire que generaba el desierto; sostuvo su sombrero levemente y dejó que el Pajarito se ajustara en su hombro, un poco de compañía animal no venía mal.

Suspiro antes de mirar su gran panorama. - Será un largo viaje hasta Fontaine... Crees poder aguantar...? -

- Tweet! -

Sycamore le sonrió levemente como si fuera una especie de reto para el. - Tomaré eso como un si... -

Siguió caminando, dejando que la arena sobrevolando desde el suelo hasta el aire por las brisas del lugar comenzaran a hacer que su cuerpo se desvaneciera entre las dunas del gran desierto de Sumeru.

..........

......

...

- Sycamore...? -

Nahida levemente camino por los enormes pastizales y árboles que rodeaban los bellos y hermosos bosques y selvas de Sumeru; levemente sosteniendo dos tazas en sus diminutas manos, caminaba con calma por las ramas y raíces que sobresalían del suelo hacia la tierra.

Nahida tenía una sonrisa leve mientras buscaba con su mirada por las enormes ramas de árbol, a su protegido, casi como su hijo. La noche anterior había sido complicada no solo para ella, sino que para el; se arrepentía profundamente de que su miedo a perderlo haya ganado a su cariño por el a tal punto de llamarlo de aquella manera.

Nahida simplemente negó, para así seguir con su camino. - Se que estás molesto por lo de ayer, pero te traje tu té preferido! Sin nada de azúcar, y verde! -

La Arconte Dendro miró con atención hacia los árboles, pero no había ningún rastro de él; comenzaba a sentir aquella presión en ella levemente, pues el chico no estaba en sus lugares habituales de estadía.

La habitación que la Akademiya le otorgó como estudiante? No.

Las aguas cercanas a la institución donde los Aranara se juntaban? No.

Y ahora aquí, en las densas selvas de Sumeru, pero ningún rastro del chico. Levemente Nahida bajo las tazas de sus manos para ver con atención su alrededor, no había nada, ni un alma, ni siquiera algo que indicara que había vida en el lugar.

Nahida negó levemente, sabía que Sycamore podría ser sentimental, pero también inteligente, ella sabía que podía entender situación, ella juraba que lo hacía. Levemente dio la vuelta para dirigirse de nuevo a su estadía, quizás lo encontraría ahí, quizás podrían tomar de nuevo el té juntos, su compañía siempre era bienvenida, tener a un protegido para ella era como tener a un hijo en cierto sentido.

- U-Uh...? Reina Menor Kusanali...? -

Parpadeo levemente, quizás por estar tan absorta en sus pensamientos fue que no escuchó los pasos acercándose hacia ella; al dar la vuelta, se encontró con un chico algo alto, con orejas y una cola preocupar de colores oscuros y puntas verdosas, y una vestimenta ceremonial con enormes guantes.

Nahida levemente sonrió. - Tighnari, que sorpresa verte por aquí... - Dijo la Diosa mientras le sonreía levemente al cuidador del bosque, el cual se acercaba levemente hacia ella. - Te e dicho que puedes llamarme solamente Nahida... -

- Uh... claro... - suspiró levemente mientras pasaba una mano por sus orejas.

Nahida le sonrió, sentía algo en el que le daba directamente en su curiosidad. - Que haces por aquí? Creí que tu jornada de cuidador fue movida hacia las horas mañaneras... -

- Sigue siendo así, Señorita Nahida... - El Chico levemente bajo su rostro. - Vengo aquí por otra cosa... -

- Oh... y eso es...? - Nahida parpadeo levemente.

Tighnari levemente miró a su lado, algo inseguro. - Usted tiene a un protegido, verdad...? El chico del sombrero...? -

Nahida entonces comenzó a sentir leve presión en su pecho; acaso Sycamore había cometido algo a raíz de sus incontrolables sentimientos por lo de ayer?. - E-Es correcto... P-Por qué...? A-Acaso hizo algo malo...? -

Tighnari negó. - No no, para nada... - Levemente se cruzó de brazos. - Pero los profesores nos informaron a los Vigilantes que había desaparecido... - Tighnari dijo. - No asistió a su primera clase, ni la segunda... Bueno, este día no asistió en general... - el Chico suspiró levemente. - Normalmente no sería algo grave pero... estudiantes nos dijeron que lo vieron entrar hacia el desierto... -

¡CRASH!

Fue el sonido de ambas tasas de té cayendo hacia el suelo. Tighnari rápidamente se detuvo para ver de frente a la reina menor, la cual tenía una mirada perdida enteramente en el. - S-Señorita Nahida?! -

Nahida no respondió, simplemente sentía sus ojos temblar mientras miraba con terror a Tighnari, el cual simplemente la tomó de los hombros y la removió levemente.

- U-Usted lo mandó al desierto? S-se que usted y el tienen una especie de acuerdo, estaba curioso de-de porque no fue informado a la Akademiya sobre su falta de hoy... -

Nahida simplemente vio a Tighnari, entre susurros y balbuceos, y sus ojos temblando, Nahid habló.

- Yo no lo mande... -

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