Capítulo I: La que un día huyó de casa para nunca volver...

Me llamo Mina. Soy de la raza de los Serafia, del poblado Verde Esperanza. Para la semana que viene, mi padre deja el cargo de Chamán y en los últimos años no ha parado de darme la paliza con el asunto de la sucesión, del cual yo paso, lógicamente. ¡Es un rollo! Siempre he deseado salir de este pueblucho. Bueno... Siempre... No. Fue desde que le conocí. Quiero irme y hacerme fuerte con la esperanza de encontrarme con él de nuevo y que vea mi crecimiento con la magia y mi madurez mental actual. Aprendí mucho de él aquella vez. Salomón, quiero decir. Un poderoso mago tan capaz como atractivo. Y parece que fue ayer... El tiempo vuela. Triste realidad, sí, pero ahora tengo 17 años. Me pregunto cómo será él ahora... Es como diez años mayor que yo. Pero no me importa en absoluto. Aunque puede que a él sí... ¡Qué desgracia! En fin, me hallo haciendo la maleta para irme cuanto antes. Sé a lo que me arriesgo: a echar de menos este sitio de forma irremediable y a la vez no poder volver. Pero este es el camino que he elegido. Y cuando ponga un pie fuera de la aldea no habrá marcha atrás. No. Y lo siento, mamá. Lo siento, papá. Y lo siento... para toda la gente que me tiene aprecio. Voy a llevaros en el corazón y así, viajaréis conmigo. Hasta que mi corazón cese sus latidos.

Y con el primer paso comenzaba mi aventura. Iba andando a la par que miraba un mapa y me comía una manzana. Aún no salía del bosque. Nunca antes había salido de allí. Al poco de acabarme la manzana oí cascos de muchos caballos. Me desvié un poco y subí con una envidiable agilidad a un árbol para ver mejor. Me puse mis garras por si era una amenaza y efectivamente eran caballos. Ellos tiraban de un lujoso carromato. Había un desprendimiento más adelante y el conductor al verlo se detuvo de forma obligada. Al poco, la puerta trasera del carromato, la puerta de viajero, se abrió y salieron tres chicos rubios. El más alto tenía el pelo corto, el segundo, algo más bajito de estatura, tenía el pelo más largo recogido en una coleta baja y el tercero, quien parecía el menor de los tres tenía melenita suelta y ondulada. Compartían parecido los tres, no sólo por el color del pelo sino también por los ojos. Nunca en mi vida había visto unos ojos así, grandes... y azules, como el agua de un manantial. Eran preciosos y me quedé embobada mirando al que parecía el menor de los tres. Aparentaba mi edad. Pero resultó ser un quejica. En cuanto se bajó del carromato comenzó a vocear:

-¡¿Pero qué pasa?!

-Señor, hay un desprendimiento. Me temo que nos toca ir por otro camino. - Confesó el conductor.

-¡Me niego! ¡Este es el camino directo y por el que antes se llega! ¡Manda a los caballos subir por el desprendimiento!

-Noel, si no se puede, no se puede... - Le dijo el mayor con calma.

-Lo mejor será dar la vuelta. - Corroboró el mediano.

-¡¡Pero Henry!! - Rechistó Noel, el menor.

Bajé del árbol y me escondí detrás.

-Grr... Ojalá supiera magia ahora... - Dijo para sí Noel, con cabreo.

-Tú no. - Susurré. Estaba tras él ahora. - Pero yo sí...

-¿Eh? - Vocalizó Noel con sorpresa y miró a todos lados.

-Noel, monta en el carruaje... ¿O piensas ir andando? - Le reclamaron los hermanos con la puerta abierta esperando por el menor.

-He oído una voz y... - Balbuceó.

-¿Una voz? No digas cosas sin sentido.

-¡Pero es que...! - Empezó. Su voz fue interrumpida por la del chófer.

-¡Señorita, apártese! ¡Tenemos que dar la vuelta!

-No. - Dije, sonriendo de espaldas al carromato.

Imbuí de magia mis garras. Clavé mis manos en el suelo y todo tembló. Se abrió una fisura que separó el desprendimiento y les permitía pasar. Me giré a ellos. Todos estaban asombrados. Todos menos Noel. A él le brillaban los ojos y soltó una eufórica carcajada.

-¡¿Habéis visto eso?! ¡¡Magia de Tierra!!

Me aparté e hice una reverencia. El carromato avanzó sólo cuando Noel se montó. Nadie me dio las gracias pero Noel iba al lado de la ventana que me miraba a mí. Al paso, el simpático rubio me dedicó una sonrisa y señaló hacia arriba.

-Sube. - Me pareció entenderle cuando movió los labios.

-¿Subir? ¿A dónde? - Me quedé pensando.

Entendí lo que me decía y subí al techo del carromato. Era más rápido que ir andando. Fui atendiendo sin querer a la conversación de los tres hermanos:

-¡Aprenderé esa magia y venceré a Julius Fortner! - Oí. Era Noel.

-Ánimo, Noel. - Le animaron sus hermanos.

Sólo Noel sabía que yo iba con ellos. Al parecer, hice un amigo. Mi primer amigo humano. Nada mal... En escasas horas llegamos a la ciudad. Mientras ellos pagaban el impuesto por entrar, yo aproveché para largarme. Básicamente entré de gratis gracias a ellos. Noel se percató y corrió detrás de mí. Él corría también rápido, para mi sorpresa y me agarró del brazo obligándome a girarme hacia él.

-¡Eh! ¿No pensarás irte así, sin más, verdad? Aún no te he agradecido lo que hiciste antes... Ni nos hemos presentado... Así que ¡gracias! Me llamo Noel Valmore. ¿Y tú? - Dijo él muy alegre sin soltarme. Hablaba hasta por los codos.

-Mm... Mina. - Opté por darle únicamente mi nombre.

-Mina, ¿eh? ¿Y qué eres? Porque no eres humana... Tienes orejas como de zorro y... ¿Cola? ¿Cola de mono?

-Hablas mucho... Noel. - Le dije a la par que me liberaba de su agarre. No me gustaba. - Y haces muchas preguntas, ¿no crees? Te agradezco la ayuda, pero hasta aquí llega mi relación contigo. Disculpa. - Finalicé. Y me fui.

-Mm... Creo que ésta no es la forma adecuada de conversar con una dama. Pero no importa, presiento que la volveré a ver. - Dijo en voz alta.

Noel echó a andar a la Academia que allí había. Una Academia de magia... ¡La Mirus Clare! Él iba a estudiar, yo a explorarlo todo. La Mirus Clare era una academia tipo internado donde los alumnos matriculados y aceptados vivían entre sus muros en la zona residencial. Sólo se podía salir en vacaciones o en determinadas situaciones, pero para esto segundo se debía solicitar un permiso especial con una semana de antelación. Las clases empezarían pronto y los aceptados iban llegando a esa ciudad. Sin embargo, yo en este nuevo territorio era una total novata, ¡y muy inocente! Intentaré valerme por mí misma y no meter la pata... Aunque alguien me seguía. Y yo no tenía ni idea.

NOTA: ¡Primer capítulo acabado! ¿Cómo lo veis? Por favor, dadme vuestras opiniones abajo, en la sección de comentarios. ¿Os gusta Mina? Quiero hacer de ella un personaje interesante pero sobretodo original. ¡Gracias por leer y nos vemos en el siguiente!



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