7
—¿En serio nunca habías besado a nadie? —le pregunto el pelinegro.
—No es obvio. —respondió. —nunca tuve pareja.
—¿Es broma? —lo vio.
—No, no lo es. —se acomodó en el sofá. —como siempre me mudaba no tuve tiempo de conocer a nadie.
—¿No te incomodó que te besara? —le pregunto.
—No. —suspiro. —digamos que tengo preferencias por ambos sexos.
—Así que eres bisexual. —lo vio. —¿Tu papá lo sabe?
—¿Debería de saberlo él? —se rio.
—Buen punto. —asintió.
—¿Qué hay de ti? —lo vio. —¿Eres gay, bisexual o hetero?
—Gay. —dijo.
—¿Y Agust lo es también o solo tú? —le pregunto.
—Ambos tenemos preferencias similares. —respondió.
—Vaya, es asombroso. —sonrió.
—¿Lo crees? —lo vio.
—Sí. —miró su reloj. —ya es tarde y debo irme.
—Claro, te acompaño a la puerta. —se levantó.
Ambos fueron a la puerta y Jimin se detuvo y lo vio por un momento y luego sonrió.
—Sobre el beso creo que es mejor no decir nada a nadie. —hablo Jimin. —no quiero tener problemas con tu hermano.
—No creo que tengas problemas. —le dijo. —pero tienes razón, hay que guardar este secreto.
Jimin sonrió y abrió la puerta para salir y caminar a su casa, Yoongi solo miro de manera lenta el cuerpo del menor y se mordió el labio mientras no apartaba la mirada de este. Jimin al llegar a la puerta de su casa, se despidió del pálido y entró a su casa, Yoongi suspiró y se dirigió a su habitación.
Al llegar su vista se posó en la ventana que daba a la de Jimin, él pudo ver cómo el chico se pasaba desnudo y caminaba con una toalla en sus hombros. Yoongi trago saliva al ver a la perfección el cuerpo del castaño y decidió apartar la mirada, pues sentía su cuerpo caliente y sentía como su pene crecía aún más al ver el cuerpo del chico.
—Mierda. —se quejó al ver una erección muy notoria.
Él entró al baño y se bajó su pantalón y ropa interior y la tomó con sus dos manos mientras cerraba los ojos y comenzó con los movimientos lentos. Cuando los movimientos aumentaron su mente le trajo a su vecino el cual se tragaba su polla de manera deliciosa, el aumento los movimientos más rápidos mientras gemía el nombre de Jimin.
—Mier~da. —gimió.
Cuando llegó a su liberación, pequeñas gotas de sudor bajaban por su abdomen, abrió los ojos y vio su mano llena de semen. Trago saliva al recordar lo que hizo, pues nunca se había sentido tan satisfactorio una masturbación como la que acababa de tener y muchos deseos pasaban por su mente, deseos que esperaba cumplir con su nuevo vecino.
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