22

Kai huyó de ahí lo más rápido que pudo y Jimin se sentó en el sueño mientras veía la sangre y se la pasaba por su rostro con satisfacción.

—Corre, corre Kai. —dijo. —que si te atrapo morirás.

El fin de semana había llegado y como Jimin les había dicho a ambos gemelos, él tomó rumbo a hacer lo que debía, al llegar al lugar bajó y fue donde la recepción.

—Hola, vengo de visita. —hablo.

Jimin hizo el papeleo y lo llevaron a una habitación para esperar y luego vio como salía una mujer esposada, la cual lo vio.

—Hola, mamá. —le dijo.

Cuando fueron dejados solos la mujer solo lo miraba sin decir nada, Jimin también lo hacía sin decir ni una sola palabra.

—¿Para qué me llamas? —pregunto.

—Tú lo sabes. —lo vio.

—No, no lo sé. —negó.

—Asesinaste a tu hermano. —le dijo.

—A la que encontraron intentando asfixiarme con sus propias manos fue a ti. —mencionó. —además, el cuchillo tenía tus huellas.

—¡Eso es mentira! —grito.

—Papá te vio como intentabas asesinarme. —la vio. —a pesar de que te amaba, no guardó silencio aun cuando tú se lo pediste.

La mujer golpeó la mesa, pero Jimin no se asustó ni un poco, la mujer se puso a llorar al recordar lo que había pasado.

—Te equivocaste de persona. —le dijo. —y aún me pregunto como mi padre se pudo fijar en una horrible fanática religiosa como tú.

—¡Tú eres el diablo encarnado! —exclamó la mujer. —¡Tú mataste a tu hermano!

—La que decía que tenía al diablo dentro eres tú. —dijo. —y por lo que veo lo sigues pensando.

La mujer se cubrió el rostro mientras seguía llorando, Jimin solo la miraba sin sentir empatía por ella.

—Ahora estás en la cárcel. —suspiro. —no solo por el homicidio de mi hermano gemelo, sino que también por intento de homicidio hacia mi persona y la de mi padre, porque te recuerdo que lo intentaste apuñalar por defenderme.

—Quién debía de morir eras tú. —dijo entre dientes.

—Tal vez tengas razón. —se levantó. —y tengo al diablo, de mi lado.

Jimin se levantó y gritó cuando la mujer se le quiso abalanzar encima, la policía se llevó a la mujer la cual gritaba que lo iba a matar. Cuando Jimin salió de ahí, pidió un taxi para volver a su hogar, cuando llegó sacó unas esposas y las puso alrededor de su cuello y se hizo presión mientras sonreía.

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