18

Jimin solo sentía como los gemelos le ayudaban a suturar su herida, Kai tuvo suerte de huir, pero sabía que debía de eliminarlo rápido.

—Hay que decirle a tu padre. —recomendó Yoongi. —Esto no puede quedarse así.

—Chicos no. —negó. —Si mi padre se entera, yo tendré que mudarme otra vez.

—Jimin. —le dijo Agust.

—La verdad les mentí. —los vio. —no me mudo por el trabajo de mi padre, más bien lo hago por ese chico que está obsesionado conmigo y me acosa.

—¿Por qué nos mentiste? —preguntó Yoongi.

—Solo pensé que si les decía el verdadero motivo no iban a querer ser mis amigos. —bajo el rostro. —Yo lamento esto y lo mejor es que me vaya y no les cause problemas.

Jimin tomó sus cosas y salió de la casa de los gemelos con una sonrisa, ya era momento de iniciar su plan, pero antes para entrar en papel debía de alejarse de los gemelos. Él entró a su casa mientras bailaba alegremente, pero se detuvo al escuchar el teléfono sonar. Este suspiró y al ver el número levantó el teléfono y lo volvió a poner en su lugar, no quería hablar con esa persona nunca en su vida.

—El diablo encarnado en hombre. —dijo Jimin.

Al día siguiente los gemelos se dieron cuenta de que Jimin los ignoraba por completo, en el receso los evitaba. Estos estaban un poco preocupados por Jimin, pues a pesar de qué este era una tapadera para su relación les preocupaba que ese chico le hiciera algo a Jimin.

—Hoy tengo práctica Agust. —hablo Yoongi. —Trata de cuidar a Jimin de regreso a casa, al menos de lejos.

—Claro Yoonnie. —le dijo. —te veré después.

Yoongi asintió y le dio un beso en la mejilla a su gemelo haciéndolo reír, cuando vieron a Jimin salir, Agust se bajó del carro para seguirlo de manera lenta. Jimin sentía la presencia, pero decidió ignorarla hasta llegar a un punto específico.

—Sería tonto decir que me sigues, ya que somos vecinos. —se detuvo y se giró. —pero detenerte cuando yo lo hago es raro.

—Sé que no nos quieres cerca. —se acercó Agust. —pero prometimos cuidarte.

—Me sentiría mal si Kai les hace algo. —llevó su mano a su mejilla. —me importan mucho.

—Déjanos protegerte. —le susurro sin dejar de ver sus labios.

Jimin asintió y se acercó para besarse con el pálido chico, Agust lo apegó a su cuerpo para seguir besándolo, le encantaba la forma tan tímida en la que Jimin besaba y este ya había atrapado a su primera presa.

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