Parte 2


El día continuo y las clases terminaron, Brenda salía con Lynda y mientras avanzaban a paso lento por un parque cercas, las amigas platicaban sobre los maestros y algunos chismes contados en descansos, Brenda no hablo de su visita a la oficina del director. Unas manos taparon la visión de Brenda, eran frías y temblaban, Lynda miro a su amiga y sonrió al ver que sucedía, Brenda con sus manos sujeto las que le tapaban, eran más gruesas que las de ella, sus manos siguieron el camino de los brazos hasta llegar al rostro ella sonrió y le quito las manos que le tapaban dio media vuelta y me beso. – Hola amor – le salude mientras seguía un poco nervioso.

-Hola guapo – contesto ella con una sonrisa logrando sonrojarme, estaba hermosa.

Le tome la mano y caminamos hacia Lynda – hola Lynda – salude a su amiga. Ella me saludo igualmente como Brenda pero no hubo reacción de parte mía por alguna razón solo era cuando Brenda lo decía. – ¿Cómo les fue en las clases?

Pregunte a lo cual ellas comenzaron a hablar sobre los nuevos juicios orales que serán vigentes en el próximo mes, y la actualización de los artículos del código de procedimientos civiles. Y que con relación a eso tendrían que realizar todo el proceso de un juicio como ensayo y llevado a práctica para última evaluación.

Era un poco confuso para mí, aunque conocía un poco del tema, pero para las chicas era una gran fascinación. Brenda en ningún momento hablo sobre su encuentro con mi madre ni una señal de eso. Lynda cambio de dirección dejándonos solos, en todo momento sostuve la mano de Brenda y cuando quedamos solos rodee mi brazo por detrás de ella, Brenda recostó su cabeza en mi hombro, la mire, estaba feliz y yo estaba feliz con ella.

-Oye, ¿puedo entrar a tu casa? – pregunte.

-¿Por qué la pregunta?, ya has entrado antes...

-¿me darías permiso de entrar a tu cuarto? – Brenda me miro con cara de ¿Por qué hacia estas preguntas? Ella asintió diciendo que sí aunque extrañada, llegamos a su casa y entramos, saludamos a mis suegros quienes se preparaban para la comida y subimos un momento a su cuarto, mientras subimos la escalera mis suegros se asomaron a la pareja que subía.

-por favor, déjame entrar antes, quisiera arreglar un poco antes de que entres... ¿sí? – Brenda se puso tapando la entrada y yo con una sonrisa asentí, ella agradeció y abriendo lentamente la puerta entro manteniendo su mirada en mí, cerró y mi sonrisa creció. El grito de Brenda se escuchó en toda la casa, esa era mi señal, entre, Brenda estaba viendo su cuarto adornado con pétalos de rosas rojas, y un enorme adorno de flores en su cama acompañado de un corazón de pétalos en el centro, Brenda miro bajo sus pies, los pétalos adornados formaban un camino hasta donde se encontraba el adorno, las paredes y los muebles estaban con notas pegadas en forma de corazón, Brenda tomo una y la leyó poniendo una sonrisa miro a la puerta donde me encontraba – ¿Cómo?

- Bueno, estuve antes aquí con tus padres hace como unas tres horas y me dejaron hacerlo, y quería ver tu expresión al ver todo esto...

-No debiste, enserio que no debiste. – Brenda se empezaba a poner roja mientras miraba cada detalle con una sonrisa, llevo sus manos para tapar su rostro enrojecido.

-pero quise – me acerque a ella y destapando su rostro mire sus hermosos ojos – Te amo – esos ojos me miraron, se movían para ver cada parte de mi rostro y me acerque con confianza y volví a besar sus carnosos labios, mientras volvíamos a caer en los brazos de la persona que más amábamos, la respiración se hacía más profunda, su pecho subía y bajaba rosando con el mío, el calor de nuestros cuerpos subía al mismo tiempo que el nivel de nuestros besos, sus besos era todo lo que necesitaba para ser realmente feliz, paramos por un momento y nuestras frentes quedaron juntas, los ojos cerrados saboreando y gravando en mi mente ese momento y ese beso. Nuestros pechos subían y bajaban hasta normalizarse, ella me beso de nuevo mientras con una mano sostenía mi mejilla, un beso lento y cortó pero lleno de sentimiento, me decía que me amaba.

-Te amo, gracias por esto, es hermoso. – dijo finalmente. Y volví a besarla. Bajamos con sus padres y me quede a comer con ellos, los Ross eran una gran familia, se notaba, muy unida y sincera eso me hizo pensar en la mía, ¿Qué tanta diferencia había?, después de la comida regrese a mi casa.

Abrí la puerta para descansar un poco en el sillón y bañarme después de unas horas para dormir temprano, el día había sido bueno y logre manejar mi tiempo entre el trabajo y las salidas con Brenda, ¿Quién dijo que no funcionaría?, sonreí mientras esos pensamientos me invadían. Al entrar mire la silueta de una mujer.

-¿Quién está ahí? – pregunte, esa figura me llevaba un mal sentimiento.

-hola hijo, te estaba esperando...

Logre escuchar la voz de mi madre y entre rápidamente, ¿Cómo fue que entro a mi casa? - ¿Qué haces aquí? – pregunte mientras entre a la cocina y la mire sentada en la mesa contemplando mis fotos, las había movido de lugar.

-vuelves a preguntarme casi lo mismo, la primera vez que vine me preguntaste a que vine, ¿acaso necesito motivos para visitar a mi propio hijo? – la mire, no creía en sus palabras, se lo había ganado a pulso y ella se dio cuenta. – vine para decirte que no te cases con ella. – Ahí estaba su motivo – no arruines tu vida, Sara Armstrong es una mujer más completa para alguien de tu categoría.

-No quiero que vengas a mi casa a decirme que debo y que no debo hacer – volvía a retarla pero de forma más directa en esta ocasión.

-Hijo esa mujer solo es una muerta de hambre, si quiere dinero ¡dáselo!, ¡solo quiere casarse contigo por tu dinero!, ¡dale el dinero y tú has una mejor vida!

-ese consejo debió de haberlo recibido mi padre, ¿no crees? – la mire fulminantemente y mi madre hizo su cuerpo atrás.

-¡No te permito que me hables así! – Levanto la mano mientras gritaba con enojo.

- ¡No te atrevas a levantarme la mano! ni te muerdas la lengua al decir tales cosas, tú quieres solamente dinero, por eso quieres que me case con Sara, y por eso tú te casaste con mi padre. Brenda no es como tú y por eso le amo y me casare con ella.

Las palabras más crueles que puede escuchar una madre de su hijo, pero desde que salí de la mansión ella dejó de serlo. Pero también ella lo sentía así, puesto que no se inmuto por mucho tiempo, volvió a su compostura y su rostro se endureció mientras se ponía de pie y caminaba hacia mí – te doy este mes para que cambies de opinión, volverás a mí y yo como buena madre te perdonare todo lo que has dicho y hecho. – continuo de paso sin detenerse, su pura presencia me hizo quitarme de su camino y salió cruzando la puerta. No dejaría que volviera a interponerse.

Brenda avanzo mucho en la universidad al punto de que tenía que renunciar al restaurante, las practicas logró hacerlas en un bufete de abogados reconocido, empezó simplemente entregando copias y expedientes, rápidamente estaba haciendo escritos de demanda y notificaciones, el grupo le miro con grandes expectativas, tanto que cada uno le mostro lo más importante de cada área, se familiarizo con los casos civiles, familiares y penales. Pero todo ese trabajo y el tiempo de la escuela recortaban los momentos conmigo.

-Brenda puedes ir con el juez de lo segundo y entregar la contestación de la demanda del expediente 158-B. – el hombre que le hablaba era el licenciado Wilson, abogado con una maestría en casos civiles, un hombre de más de cincuenta años pero conservado aunque los quilos de más se le miraban en el estómago debajo de su blanca camisa cuando su saco estaba desabrochado o lo tenía en la silla.

-Si licenciado Wilson – Brenda vestía de traje con pantalón recto y ajustado, sus piernas firmes eran la envidia de otras licenciadas que entre cuchicheos decían que lo perdería pronto cuando pasara mucho tiempo sentada.

-Gracias, hoy tendremos una reunión importante con un corporativo y no puedo tardar en el juzgado.

Brenda termino de entregar unos documentos a los otros licenciados y salió con los documentos que Wilson le entrego.

En la sala de reuniones se encontraban siete abogados y la silla más importante seguía vacía, Wilson era el hombre con más prestigio entre los presentes, a pesar de sus grandes conocimientos seguía estudiando para su doctorado.

-Gracias por reunirse conmigo, el día de hoy no vine por asuntos legales, vine con una petición para este excelente bufete de Manhatthan y Nueva York. – la voz era de una mujer, Victoria Walker, quien caminaba hacia el frente de los licenciados – tienen a una mujer nueva en este lugar laborando, seré directa... ¡despídanla! – los hombres se miraron unos con otros, todos no entendían la razón y principalmente Wilson quien tras escuchar las palabras llevo sus manos a la barbilla y sus codos a la mesa dejando escapar un aire de sus fosas nasales.

FIN DEL CAPITULO I

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