Parte 17
Llego la noche y Manhattan era cubierta de luces por las fiestas de año nuevo. Y la fiesta de la empresa Walker era en un salón de un hotel de tres diamantes un grupo de elegantes empresarios rodeaban a la poderosa Victoria Walker que sostenía con una mano su pequeña copa de champaña, vestía un traje blanco con acompañamientos de plata su porte era la imagen del rostro de la compañía, fuerza y poder para competir contra cualquiera. En otra área se encontraba su hijo, Allen Walker quien de traje mantenía entretenida a un grupo de tres mujeres y dos hombres, dos de las mujeres eran jóvenes hijas de algunos accionistas que deseaban ser acortejadas por el caballero de renombre, la cena aun no era servida y el aire soltaba un aroma dulce. Las puertas se abrieron y una voz indico quienes entraban.
-¡El joven...! – pauso por un momento mientras se le daba una indicación – ¡Tonny Walker y su hermosa acompañante Brenda Ross! – la presentación clavo la mirada de un grupo de personas a la pareja que entraba en el salón, los hombres miraron a Brenda que había sido pequeñamente embellecida por el presentador puesto que a los ojos de los hombres merecía mayor alago. Brenda entraba con un traje rojo pegado ligeramente al cuerpo desde el área baja del pecho hasta sus caderas y soltándose un poco más en sus piernas enseñando parte de su pierna derecha, zapatillas de poca altura la hacían lucir brillante, sus labios pintados de un rojo pasión y su pelo negro alaciado y suelto. Unos pequeños guantes del mismo color al vestido que sostenían una pequeña cartera de mano color negra, su acompañante ese era yo, el hijo de la Presidenta vestía un traje de gala de marca apenas conocida para los hombres de fortuna. Nuestros brazos entrelazados nos daban mutua confianza para el paso que daríamos, Brenda por primera vez en este mundo y yo alejado por años.
Dos de las personas que nos vieron entrar eran nada más que Allen y Victoria Walker. – No puede ser – Allen dio un par de pasos al ver adentrarse su hermano acompañado de Brenda. Victoria solo entrecerró los ojos guardando la rabia de ver a su hijo con ella.
Algunas de las personas se acercaron a nosotros para saludar y entrelazar pláticas, yo sujetaba con dulzura la mano de Brenda y entre momentos nuestras miradas se juntaban con una sonrisa.
-Tenía tiempo sin saber de ti joven Walker – un hombre de unos 60 años con el pelo ligeramente cubierto de canas me hablaba con voz respetuosa pero fuerte. Era uno de los hombres de confianza de mi padre, manejaba las acciones y tratos con trece estados de países diferentes.
-Señor Wallase, tiempo sin verle.
-ya veo porque no aparecías, ¿Quién es esta mujer? – su voz sonó coqueta, alagaba a Brenda y eso le ponía roja pero podía ocultarlo con una sonrisa su mano fue tomada por el hombre.
-ella es Brenda Ross, mi novia. – El hombre beso la mano de Brenda y ella sonrió apenada pero nadie se dio cuenta.
-un gusto en conocerla, déjeme decirle que ha encontrado un buen hombre en todos los aspectos, tan bueno como en las finanzas. Muy trabajador, solo que... desde ese entonces se alejó por un tiempo. – se detuvo, hablaba desde la muerte de mi padre, un dolor profundo en todos sus allegados y especialmente en mí. Dolía recordarle. – me alegro que allá encontrado a alguien como usted señorita.
-el gusto es mío, y estoy orgullosa de él, espero conocerle mucho más tiempo. – me miro coquetamente, era yo el apenado ahora.
-bueno con su permiso, les dejo solos – Wallase se retiró y en cambio llego mi madre.
-¡Hijo mío! Me beso en la mejilla y me abrazo acercando sus labios a mi oído y con voz baja me hablo – porque demonios la trajiste, solo era para ti y esperaba no arrepentirme. – se apartó con una sonrisa.
-Un gusto verte madre – le sonreí. – vine porque este es el mejor lugar para dar un aviso. - ¡señores! Si me prestan un momento su atención por favor – el cuchicheo de las voces se apagó y las miradas se centraron en mi – Hoy es un gran día para todos, sé que el éxito de la empresa se debe a cada uno de ustedes, son un orgullo el tenerlos a cada uno de ustedes... Todos saben que marche sin dejar rastro hace cinco años por la trágica muerte de mi padre. Hoy quiero darles las gracias por mantener la empresa tal y como la conocí, con los valores que mi padre cultivo para ella desde los cimientos. Es por eso que quiero contar con su apoyo para la siguiente petición a mi pareja de esta noche. Brenda Ross, la mujer más perfecta que encontraran en este mundo, tengo la fortuna de ser su novio, pero no me basta – Brenda se quedó quieta y presentía lo que seguía al igual que todos los presentes – Brenda – me arrodillen frente a ella sacando una pequeña caja, sus manos se fueron a cubrir sus labios, su boca se abrió puesto que esto no se lo había dicho. Abrí la caja y saque un anillo de compromiso – ¿Aceptarías a este hombre para ser el que te haga feliz? – el anillo lo compre antes de pasar por Brenda a su casa. Ella se aproximó a mí con sus manos aun tapando su boca las estiro en un abrazo y me dio el sí, me puse de pie y nos besamos frente a todos después de ponerle el anillo provocando la ira de mi madre – ¡DIJO QUE SI! – Grite con alegría y los presentes aplaudieron y vitorearon por la proposición vista. El hijo mayor de la presidente de la empresa Walker había propuesto matrimonio a su pareja frente a un público de quinientas personas.
La velada continúo con la cena, eran las diez de la noche y nosotros partimos antes de comenzar a cenar, las felicitaciones de hombres y mujeres hacia nosotros no pararon hasta que todos fueron llamados a cenar. Cuando marchamos fuera, mi hermano se encontraba en la puerta.
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