━two: of dragons and sacrifices
╭══❅•°•CAPÍTULO II•°•❅══╮
DE DRAGONES Y SACRIFICIOS.
❝Enfrenta el miedo, elevate desde el suelo, voy a hacerte un creyente❞
Los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la isla, el alba se alzaba con lentitud mientras una brisa suave movía las banderas. Había una tranquilidad demasiado abrumadora para los lugareños, ya no estaban acostumbrados a tanta paz y mucho menos ganar una batalla. Idunn tenía su pelo rojo hecho un desastre, su cara sucia debido al humo y cenizas que quedaron, agregando posiblemente algunos moretones porque todo su abdomen dolía como el infierno.
Se encontraba parada en medio de todo viendo alguna parte del cielo parcialmente nublado, aún atajando su arco en su mano derecha cerró los ojos cuando el viento fresco chocó por ella, inhaló una gran cantidad de aire antes de sacarlo nuevamente sintiendo todo como si fuera una fantasía, ¿de verdad habían ganado? ¿de verdad pudieron defenderse como debieron haberlo hecho hace años? Se sentía tan irreal la inmensa paz que estaba percibiendo ahora. El dolor en su cuerpo persistía pero eso le recordaba que fue real y que de verdad los jinetes de dragón salvaron su isla.
Estaba inmensamente agradecida con ellos, pero no tenía la más mínima idea de como devolverles el favor, no tenía nada más que ofrecer que sus palabras y esperó, con vergüenza, que no se molesten por ello. Aún estaba aturdida por ver más dragones y vikingos conviviendo o simplemente por el hecho de estar viendo a un Furia Nocturna, el dolor corporal lo podía resistir, siempre lo hizo, pero no la presión en el pecho de la culpa que sentía.
Pero ella no fue la única afectada, Alistair veía al dragón negro con ojos brillosos pero el rostro blanco, como si acababa de ver un fantasma. No lo culpaba, era la copia exacta de Rhaegal así que entendía los sentimientos que sus ojos llorosos estaban mostrando. Si decía que no le estaba tocando fuertemente el corazón y que no tenía las inmensas ganas de acercarse al igual que él estaría mintiendo muy grande, Rhaegal fue el alma gemela de su hermano pero también fue su mejor amigo junto a Trueno, esa conexión que tenían los cuatro antes del desastre no lo quitaría nadie.
Respecto a los invasores algunos pudieron escapar y el pequeño puño que atraparon con vida fueron enviados a las mazmorras de la isla, pudieron controlar a uno de los dragones acorazados más el resto se fueron volando tan rápido como habían aparecido.
Bajó su mirada cuando notó a alguien venir hacia ella, puso un mohín de arrepentimiento al ver el rostro serio del menor a sabiendas que le diría que arriesgó su vida por él. La verdad ambos siempre hacían eso, uno se ponía frente al otro en cada batalla para que al final uno de los dos le reclame de porque hizo eso, era un bucle que nunca iba a terminar. Cuando Alistair estuvo frente a ella no le dejó ni siquiera hablar o poner cara de inocente, si no que la golpeó en su cabeza con mediana fuerza.
— ¡Pero que...! —se quejó bien alto mandando su mano libre a la zona afectada, de todos modos ya le dolía mucho.
— ¡No vuelvas a hacer eso, niña! ¿Acaso quieres darme un infarto? —dramatizó llevando su mano a su pecho, Alistair cuando estaba muy nervioso o enojado movía mucho las manos dramatizando o exagerando la situación a su estilo, era divertido verlo a excepción cuando te toca a ti recibir sus regaños—. Te gusta ponerme nervioso, ni siquiera lo niegues —se adelantó antes de que ella abriera la boca, cosa que iba a hacer—. ¿Porqué no te tiras al mar de una buena vez para detener mi sufrimiento?
— No me tientes —murmuró apretando sus labios en cual terminó en una sonrisa debido a los gestos que hizo Alistair al oír la respuesta de su hermana.
— Y me salió suicida también —gruñó llevando dos de sus dedos en el puente de su nariz—. Ay, dioses.
Idunn negó antes de alejarse, caminó hasta los pueblerinos quienes estaban juntando agua para apagar algunas partes aún prendidas por el fuego, al ver a la pelirroja un hombre mayor le ofreció un poco de agua ya que se veía bastante agotada a lo que ella le agradeció con una sonrisa sellada. Puso su arco en su espalda, pasando la cuerda por su cuerpo para que no se cayera, tomó un par de sorbos antes de juntar en su mano izquierda un poco del líquido que se dirigió a su rostro con las intenciones de limpiarlo.
Unos pares de mechones de su cabello se mojaron más no le importó, de todos modos cuando esté en su casa lo iba a lavar. Su vista se clavó en los jinetes que estaban ayudando, en su mayoría, a los lugareños y volviendo a llenar el vaso con el agua se acercó repitiendo en su cabeza lo que diría. La primera en notarla fue la chica rubia que se puso recta ya que estaba agachada ayudando al castaño a mover unos escombros, el chico que estaba de espaldas la notó cuando estuvo frente a su amiga por lo que volteó.
— Por sí tengan sed —habló ella extendiendo el gran vaso hacia ellos, la rubia la agarró con una sonrisa agradecida para luego llevarlo hasta sus labios. Con todo lo que hicieron claro que se estarían muriendo de sed. Idunn jugó con sus manos unos segundos buscando las palabras adecuadas mientras la rubia le pasaba el vaso al castaño—. Gracias, nuevamente, siento si no les puedo ofrecer algo más que mis palabras pero estoy en deuda con ustedes.
— Oh, no, no te preocupes por eso —se apresuró en decir el castaño moviendo su mano libre—. No lo hicimos por un pago, si el pueblo está bien eso ya es suficiente.
— Pero... —apareció caminando otro jinete más bajo detrás de Idunn, cargaba unas cajas de madera sin parar su paso—... si quieren darnos un pago, no me negaría —el vikingo más pequeño frenó frente a ella y se aguantó de reír por su estatura, ella era mucho más alta—. Un gusto, jefa de Fair, Patán Mocoso para servirle.
— Ah, gracias, supongo —murmuró la pelirroja con una mueca bastante forzada pero que al parecer él no lo notó.
— Ya sabes, el que monta una Pesadilla Monstruosa... —le guiñó el ojo, ella se limitó a asentir.
— Patán la agobias, no recibiremos ningún pago, ¿entendido? —interrumpió el castaño lo que suponían era un intento de coqueteo que solo la estaba asustando, el aludido bufó porque le cortó la "inspiración" pero se alejó lentamente—. Él es así con cada chica que ve, no te asustes.
Ella se limitó a sonreír ya que al final le pareció divertido, aunque muy pocas veces haya recibido tales insinuaciones —porque había muy pocos chicos de su edad en la isla— le seguía pareciendo un poco raro pero como lo pensó, mejor tomarlo con diversión. Su completa atención fue directamente desviada del castaño cuando detrás de él apareció el Furia Nocturna haciendo brillar sus ojos de una forma que hace tiempo no lo hacía, el chico le sonrió a su dragón antes de acariciar brevemente su cabeza.
— Es un Furia Nocturna —murmuró Idunn completamente fascinada por la criatura, el chico asintió mirándola con una pequeña sonrisa—. ¿Cómo se llama?
— Chimuelo —la pelirroja lo miró con el ceño fruncido por lo simpático que se oía, él puso una mohín y supuso que el origen de ese nombre pasó por su cabeza—. Es una historia larga —ella solo negó poniéndose de cuclillas alargando su mano pero frenó en pleno recorriedo.
— ¿Puedo? —preguntó algo cohibida, él enseguida asintió haciendo un ademán hacia su mejor amigo, Idunn entonces acercó su mano a la cabeza del animal con lentitud hasta que él le dejó acercarsele y una sonrisa que hace cinco años no aparecía iluminó su rostro—. Eres una cosita hermosa —puso sus manos debajo de su cabeza sujetándolo y el intento de sonrisa que le devolvió simplemente derritió su corazón.
— Le caes bien —murmuró el castaño viéndolos con una pequeña sonrisa, misma que se agrandó en el rostro de la pelirroja. Hipo entonces se puso de cuclillas a lado de ambos—. Así que, tienes un dragón.
— Teníamos muchos más pero tuvimos que dejarlos ir para protegerlos, Fair fue la primera utopía de dragones fundado por mis padres cuando tenían un poco más de mi edad —ella no lo vio pero los ojos verdes del muchacho se iluminaron al saber que existió alguna vez un lugar, antes que ellos, donde los dragones convivían con humanos—. Oculto del mundo claro está, los demás no querían saber que eran criaturas tiernas y leales —suspiró y él asintió recordando como su hogar era un lugar de mata o muere hace años. Idunn alzó la vista y no supo cuando la rubia había vuelto a lo que hacía momentos antes, cerca de donde estaban, entonces lo miró—. ¿Cómo te llamas?
— Oh, soy Hipo —se presentó extendiendo su mano, la pelirroja puso una sonrisa de lado, ¿todos en Berk tenían nombres raros? Ella lo imitó y le dio un apretón de manos.
— Un gusto Hipo, soy Idunn —sonrió, el castaño no iba a negar que tenía una muy linda sonrisa por lo que la imitó y sin soltar su mano miró detrás de ella con los ojos un poco abiertos al notar a la criatura morada aparecer—. ¿Está detrás de mi, verdad? —él asintió, la pelirroja soltó su mano antes de alzar su cabeza para mirar a su dragón—. Hola, bebé dragón celoso —el aludido bufó antes de agarrarla de una de sus alas para alejarla de Chimuelo que lo miró curioso.
— Wow, es un Skrill —exclamó Hipo con cierta maravilla, se paró admirando a la criatura—. Sólo había visto uno pero su rostro no es igual —ladeó la cabeza.
— Ugh, Trueno, por esto no tengo amigos —se quejó con su dragón que solo miraba al berkiano y al Furia, Trueno sabía que no era Rhaegal pero con la curiosidad atrapándolo soltó a la pelirroja, que cayó al suelo, y se acercó a Chimuelo. Hipo rió y se acercó para ayudarla a pararse—. De hecho —comenzó ella cuando el castaño le extendió ambas manos, a lo cual ella agarró—. Es un híbrido de un Skrill y un dragón desconocido.
— ¿No sabes que dragón sea uno de sus padres?
— No, encontré el huevo de Trueno cuando era niña, al parecer había caído al oceano y las olas lo arrastraron hasta aquí, con el tiempo me di cuenta que no era un dragón normal —se encogió de hombros cuando ambos ya estuvieron de pie, mirando la interacción de sus dragones. Hipo abrió la boca para decir algo pero unos gritos lo interrumpieron, los jóvenes miraron rápidamente a la multitud manifestándose y a Alistair tratando de calmarlos. Idunn se dio un golpe mentalmente, se había distraído—. Ay, no.
Corrió rápidamente hasta la zona en cuestión, Hipo y ambos dragones la siguieron de cerca. Lo que pudo oír fue que querían más protección por parte de los hermanos jefes, que no aguantarían otro ataque más y que con lo que pasó fue obvio que necesitaban ayuda inmediatamente, incluso escuchó a algunos decir para rendirse. Idunn estuvo de acuerdo, menos con lo último, pero no lo iba a decir verbalmente igual.
Intentó hablar pero fue en vano ya que los pueblerinos estaban muy descontrolados, gruñó hastiada y volteó para caminar hasta Trueno, se montó en su lomo y él, en un rugido gutural, saltó hasta un par de escombros para dejarlo más alto. Idunn se paró sujetándose de uno de los cuernos del dragon, llamando así la atención de su pueblo.
— Wow, esa es una mujer —murmuró Patán ignorando la mala mirada de Alistair.
— Fair, sé que les debo mucho y sé que merecen mucho más que fuego y destrucción —suspiró mientras miraba a su hermano, este asintió queriendo darle fuerzas ya que sabía que con estas cosas ella se ponía nerviosa—. Mi padre me dejó a cargo de lo que él construyó por largos años y les juro que estoy intentando ser igual que él, pero quiero que recuerden lo que fuimos alguna vez, cuando los dragones sobrevolaban la isla y como todas las noches sin falta había festejos. Como las casas eran coloridas y expresaban felicidad que cuando otras tribus nos veían morían de envidia, porque querían ser como nosotros, ¿lo recuerdan? —la gente asintió—. Bueno, pues mi objetivo es volver a ser así, no les puedo regresar a los que perdimos, créanme que es lo que más quiero pero eso se escapa de mis manos, todos perdimos a alguien que amabamos y que nuestra luz se fue con ellos.
» Necesito que me disculpen porque es mi culpa, no lo negaré, ya que esa es la realidad —vio a su hermano negar eso pero simplemente lo ignoró—. Ahora Fair, ¿de verdad están dispuestos a rendirse y ver como extranjeros toman nuestro hogar así como así? No les creí esta clase de personas, ¡¿se van a rendir?!
— ¡No! —exclamó el público.
— Entonces parense desde las cenizas y luchen, hagámoslo por los caídos —Alistair sonrió de lado asintiendo mientras el pueblo aplaudía, pero como había personas que fueron inspirados por la joven jefa también había personas temerosas que creían que sin los dragones iban a perder rotundamente.
— Pero Idunn, sin los jinetes no volveremos a ganar —habló una mujer mayor, se acercó a ella cuando la pelirroja bajó del lomo de Trueno haciéndola suspirar.
— No creo que sea correcto o adecuado que debamos depender de alguien, no los puedo llamar cada vez que necesitemos ayuda —habló suavemente para que entiendan la posición en la que estaba, Idunn no era de pedir ayuda tenía que estar en una situación muy desesperada como la de anoche para que lo hiciera. Las cejas de la mujer bajaron denotando tristeza, vaya esperanza le daba así.
— ¡Pero, Jefa! ¡Necesitamos ayuda! —exclamó otro desde el fondo, algunos lo apoyaron mandando a la mismísima basura su discurso. Cuando otros empezaron a decirle lo mismo y la comenzaron a agobiar, una voz los hizo callar a todos.
— Ven a Berk —declaró Hipo lo suficientemente alto para llamar la atención de básicamente todos, tragó saliva por tener mucha atención sobre él pero se dedicó a mirar a Idunn quien lo miraba con la cabeza ladeada—. Ven a Berk, puedes charlar con mi padre y él puede enviar barcos e incluso te daría algunos de los dragones para que puedan defenderse, pero tienes que ir para convencerlo yo solo no puedo y contigo ahí es más presión para él.
— Hipo, no —negó ella acercándose a él—. Ya es suficiente con todo lo que hicieron, ya es mucho más de lo que alguna vez alguien hizo por nosotros.
— Si crees que voy a irme y dejarlos de esta forma, estás equivocada —la chica alzó la cabeza gruñendo, no quería aprovecharse de su tremenda amabilidad de esta forma—. Piensa en tu pueblo.
Ella suspiró poniendo sus manos en sus caderas y miró a los pueblerinos. Su hermano era el único que sabía que ella odiaba hacer este tipo de cosas, pedir ayuda o ir a negociar para pedir ayuda y aunque ella creía que podían solos, sabía muy dentro que eso no era cierto. Bufó sin salida y sin opciones, volteó su cabeza para mirar a su hermano pidiendo una opinión con la mirada, ellos se entendían así.
— Ve, podemos volver a lo que eramos, yo cuidaré Fair mientras tanto —aseguró con una mirada comprensiva, no quería dejar a su hermana sola, lejos y en medio de extraños, negociando otra vez. Pero hay que hacer algunos sacrificios para volver a Fair estable de nuevo, eran jefes, ese es su deber.
— ¿Así estarían tranquilos? —preguntó ella con ambigüedad.
— ¡Si! —exclamó el pueblo a lo que ella rodó los ojos antes de suspirar y fijarse en Hipo, quien la miraba expectante por su respuesta.
— Bien, jinete de dragón —se cruzó de brazos sin estar de acuerdo pero sin tener otra opción—. Iré contigo hasta Berk.
Hello, hago esta nota para agradecerles por estar leyendo esta wea, es básicamente mi primera historia fuera de lo que es Marvel y httyd es tan hermoso como para no resistirme a hacer algo así, so muchas gracias a todas las que me leen ♡
También quisiera agradecer y darle créditos de paso a spiderhllsnd por los bonitos separadores, ambos son obra suya, por cierto pasense por sus historias, no las decepcionará 7u7.
Btw, ya sé que hay fantasmas, incluso comentan lol así que les digo si les gusta voten pls, me esfuerzo mucho para hacer y lo mínimo que espero si les gusta es eso, thanks, atte. la gerencia.
¡Nos leemos pronto!
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