━seventeen: stoick finds beauty

══❅•°•CAPÍTULO XVII•°•❅══
ESTOICO ENCUENTRA LA BELLEZA.

❝Seré una fuerza que tú temerás❞

Astrid se escabulló entre los pasillos del gran barco de Drago Manodura hasta una de las celdas ya abiertas, escaló por los peldaños algo desiguales para saber que jinete y que dragón se encontraban ahí hallando a Alistair intentando calmar a Arwen, ella se veía muy alterada y tal vez eso se debía a lo asustada que se encontraba de haber estado de vuelta en cadenas.

La historia de Arwen era en sí un tanto triste, fue alguna vez una dragona joven y libre que vivía con su familia en el mundo oculto, una vez salió para recorrer junto a uno de sus hermanos de la camada de cuatro que eran cuando fueron atrapados. Pero no eran atrapadores, no eran la clase de hombres que solo atrapaban y ya, ellos querían usarlos, tener dos saludables aullidos lanudos era importante para el negocio de atraer más dragones y matar furias nocturnas.

Los agarraron, los amenazaron a cada uno, los drogaron y los marcaron para que sepan a quienes pertenecían, siempre la mantenían en cadenas y le tomó un gran terror a aquello. No fue sino tres años más tarde cuando un hombre llamado Eryk se metió a la guarida y la liberó, más cuando luego de la costosa confianza que le costó al hombre castaño darle a ella notaron la presencia del intruso. En la huida lastimosamente mataron a su hermano, se había puesto frente a ella cuando iba a recibir una lanza negra y en la ira Arwen congeló el lugar con su aliento frío.

Se quedó con Eryk, no quería regresar a su hogar ya que no quería llegar sin su hermano, él le había puesto otro nombre: Skadi, en honor a la diosa nórdica del invierno. No confiaba en él al principio pero ambos eran nomadas que al fin y al cabo no tenían un lugar donde vivir, por lo que se mantuvieron juntos hasta que unos largos ocho años más tarde los Magmalos los derribaron y mataron a Eryk.

Días después fue salvada de morir ahogada por Alistair, había pasado tres años siendo exclava, ocho años libres para que al final mataran a su compañero y terminara de vuelta en el mismo círculo donde había empezado esta vez con alguien que sabía quien era y quien debía ser, un jefe en pocas palabras. Le debía la vida y es por eso que se quedó, más estando de vuelta encadenada con hombres que la trataron como si fuera basura revivió todo lo que había vivido cuando era más joven y al no ver a Alistair por ningún lado la alteró más.

Igualmente ahora que estaba frente a él seguía con miedo, estaba aterrorizada de lo que podría ocurrirle a cualquiera de los dos y no quería permitirse ninguna otra pérdida más. Alistair le quitó las grandes cadenas que la ataban al suelo al igual que la madera alrededor de su cuello que le fue puesta para retenerla mejor, Arwen se acercó a él con un ronroneo en un tono que Al reconoció como uno preocupado. Claro que el pelirrojo se había dado cuenta de las cicatrices y otras marcas que decoraban, en algunas áreas, el cuerpo claro de la dragona y era algo que siempre lo hacía pensar teniendo en cuenta el terror que vio en ella al abrir la celda.

— Ya estoy aquí, mi niña, tranquila —murmuró de forma suave a la vez que acariciaba su cabeza, suspiró preocupado ya que el pasado de su dragona era algo que no creía saber nunca ni los traumas que pudo conseguir a causa de ello, le quedaba apoyarse mutuamente ya que Arwen le ayudó bastante. Giró su cabeza al ver la figura de Astrid de reojo bajar hasta donde ellos estaban y le sonrió de lado—. ¿No deberías estar con Tormenta?

— Sí, pero no sé en cuales de las celdas está, alguien seguro la encontrará —el pelirrojo asintió y antes de preguntarle porqué no la estaba buscando ella misma fue interrumpido por la rubia que se acercó para acariciar el lomo de Arwen.—. ¿Estás bien? Desde que llegamos estás un poco... ido de ti.

— ¿Sabes que revisé cada celda antes de llegar aquí? —preguntó luego de tomarse un tiempo para hablar—. Buscaba a Trueno y no lo encontré, es un dragón grande y llamativo para que se me pasara, lo busqué a él porque si nos iban a matar a nosotros supuse que... —suspiró antes de tragar saliva no teniendo el valor de completar la oración—. Pero no está y si yo fuera un cazador no le haría daño a un dragón de su clase.

— ¿Qué tratas de decir? ¿Qué no los atraparon? —él se encogió de hombros.

— Sé que hay más atrapadores y cazadores que los hombres de Drago pero... una parte de mi quiere creer que ella sigue viva en alguna parte.

— La preocupación por tu hermana es admirable, tal vez sí la hirieron o a Trueno y no pudo regresar por eso, pero lo único que no debes perder es la esperanza, Al.

— No la quiero perder, Astrid —declaró mirando a Arwen quien entendía su dolor—. Mi madre murió al darme a luz, mi padre murió protegiendo a mi dragón ya que sabía que él era todo para mi, Rhaegal murió intentando protegerme, ¿y ahora Idunn? Protegiendo a su isla y por ende a mí, yo la llamé para que vaya a Fair, nunca debí hacerlo, todo lo que amo muere por mi culpa.

— No, Alistair, no —espetó Astrid con el ceño fruncido—. Eso no es cierto, lo de tu madre son cosas naturales uno no puede controlar cuando te llegará el día y debes respetar la decisión de tu padre, no creo que hubiera hecho lo que hizo si no hubiera sabido que estarías aquí cuando él se fuera, siguiendo su legado y siendo un buen jefe.¿Rhaegal? Es una lástima sí, pero de igual forma un dragón protege a su alma gemela sea cual sea el costo y él decidió protegerte a ti, ¿Idunn? Esa loca está viva aún, yo lo sé.

Le arrancó una pequeña risa por como se dirigió a su hermana y no pudo estar más de acuerdo con ese apodo. Cerró unos segundos sus ojos antes de mirarla, con su trenza de costado y su flequillo tapando una parte de su ojo derecho mientras lo miraba con sus grandes y bonitos ojos azules, era tan hermosa.

— ¿Qué haría yo sin ti y tus buenas palabras?

— Posiblemente estarías más que perdido —sonrío con diversión girando su vista hasta Arwen.

— Posiblemente.

• • •

La mirada de Idunn se desvió detrás de él donde su expresión pasó a ser una de alerta y se separó de Hipo lo mas rápido que pudo, el castaño frunció el ceño por su repentino movimiento pero no pudo decir nada cuando una gran mano tapó su boca alertando también a Chimuelo, pero el mismo se tranquilizó al ver de quien se trataba. Hipo se deshizo de su agarré al notar lo mismo.

— ¿Idunn? —preguntó el pelirrojo, la aludida apretó sus labios unos contra otros en un intento de sonrisa y alzó su mano para saludar.

— ¿Es una broma? ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Hipo moviendo sus brazos queriendo saber como lo encontraron.

— De la misma forma que te sacaremos —respondió Estoico en voz baja mientras vigilaba el lugar por algún peligro, a la vez que le entregaba su casco de vuelta.

— ¿Quiénes?

— Despejado —apareció Bocón por la entrada de una de las cuevas, Hipo suspiró sin saber que hacer y también un poco alterado porque Valka se encontraba cerca—. Ah, miren, es Idunn, tu hermano te estaba buscando, ¿sabes? Te creía muerta... esperen, ¿ustedes dos estaban juntos?

Ella se limitó a asentir antes de que el jefe de Berk tomara el brazo de su hijo para arrastrarlo hasta la cueva con intenciones de irse, Hipo miró atrás extendiendo su brazo hacia donde estaba Idunn ya que no quería irse sin ella, pensando también que ella podría huir luego de lo que pasó. La pelirroja miró a Chimuelo e hizo un ademán para que caminara primero mientras escuchaba como el castaño intentaba detener a su padre queriendo explicar con lo que se toparía al final de la cueva.

— Ve por el otro lado —le dijo a Trueno, ya que por este lado él no podía entrar por su tamaño para que luego ella se adentrara también al lugar.

No debería entrometerse pero no tenía donde irse y tampoco, luego de lo que pasó, tenía ganas de huir. Por lo que lentamente caminó entre medio de las rocas siguiendo la voz de Hipo, sin poder evitar tener una pequeña sonrisa plasmada en sus labios recordando lo que aconteció hace solo unos momentos, su corazón aún latiendo con fuerza se agitó unos ritmos más al recordar cada dellate, como apretaba y acariciaba su cintura sintiendo como él estaba temblando igual que ella, esa electricidad corriendo entre ellos por la nula distancia, como el mundo dejó de existir unos segundos y la danza de sus labios unos contra otros.

Podría escucharse un poco ridícula pero dioses, cuanto habría querido que eso pasara y hasta ahora se daba cuenta de cuantos impulsos de querer hacerlo había tenido, ¿cómo se controló? No tenía idea, pero supuso que fue por la confusión de sus sentimientos. Estaba demasiado segura que escucharía un «te lo dije» por parte de Astrid si alguna vez la volvía a ver, ya que había hecho todo lo que juró que nunca pasaría, más la rubia tenía razón —como siempre—, uno no puede controlar lo que siente y hasta ahora muy ingenua se daba cuenta.

Cuando Hipo dejó de hablar salió de sus pensamientos para atender su camino para no perderse, finalmente chocó con Chimuelo por la oscuridad de la zona y que, claro, su vista era dirigido arriba y no abajo donde el dragón se encontraba. Él la miró con sus grandes ojos y a la pelirroja le extrañó que no se haya burlado de ella, el Furia hizo un sonido bajo con su garganta antes de volver a mirar enfrente, Idunn frunció el ceño pasando a su lado cuando le dio espacio para finalmente salir donde el hielo se alzaba.

Se puso en medio de Hipo y Bocón poniendo una sonrisa casi fantasmal al ver a Estoico junto a Valka, los dragones se habían puesto alrededor de la castaña al ver al gran pelirrojo acercarse a ella más retrocedieron cuando notaron que no era un peligro. La pequeña sonrisa no era porque no esté feliz de que estén juntos luego de veinte años, porque sí lo estaba, pero eso le hacía recordar que nunca tuvo la dicha de ver a sus padres de esta forma, solamente siendo testigo de que como los ojos de Morag mostraban añoranza y tristeza al hablar de Ishbal.

Muy en su interior deseaba que Ishbal esté oculta como Valka, muy en su interior deseaba tener una madre.

• • •

Hipo y ella no habían tenido tiempo de hablar de lo sucedido, era algo que la aliviaba en cierto punto porque aunque sabía que sus sentimientos eran correpondidos, ¿qué se hacía en estos casos? Porque si antes no sabía que hacer ahora mucho menos. No pensó mucho en eso ya que estaba bastante entretenida viendo como el castaño se encontraba con una exuberante alegría al ver a sus padres reunidos, y la verdad eso la ponía feliz de algún modo.

Pero había tristeza y de la más pura, sentía que sobraba y que necesitaba a Alistair, más no se movió de donde estaba que era recostada por Gruñón, el dragón de Bocón. Hipo hablaba sin parar de Berk y como le sorprendería a Valka el cambio que tuvo en estos años, de ser cazadores de dragones a protegerlos hasta que Estoico frenó su frenesí un momento para dejar a la mayor pensar en su decisión sin obligarla a nada.

Hipo se alejó cuando su padre comenzó a silbar sin ninguna preocupación, se sentó en medio de ambos sin dejar de fijarse en sus padres mientras Idunn sentía curiosidad por la melodía.

— Oh, esta me encanta —mencionó Bocón moviendo su mano disfrutando del tema, ambos jóvenes lo miraron antes de que su vista se vuelva a fijar en marido y mujer. Estoico comenzó a caminar lentamente hasta quedar detrás de Valka donde le arrebató el jarron que ella tenía en manos.

— ¿Recuerdas nuestra canción, Val? —preguntó el pelirrojo mirándola con una pequeña esperanza, mientras que ella se sujetaba por una mesa de roca—. Por bravo mar navegaré, ahogarme yo no temo y soltaré la tempestad si eres para mi. Mi ardiente sol, mi frío atroz me harán...

¡Me harán dejar mi via... je! —interrumpió Bocón levantándose con emoción, para luego darse cuenta y volver a sentarse—. Lo siento —soltó una risita.

Hipo movió los brazos hacia su dirección mientras Idunn no aguantó una pequeña risa, el castaño enseguida la miró pero ella fue más rápida en taparse con su cabello, la catarata roja caía del lado izquierdo y era lo único que los separaban. El berkiano tuvo las inmensas ganas de acercar su mano y pasar todo su cabello detrás de su oreja pero paró a medio camino, suspiró antes de que su padre continuara la canción más parecía que Idunn se dio cuenta de sus acciones, ya que sacudió su cabeza limitando a mover un poco su cabello y así le dio una vista de su perfil al castaño quien sonrió de lado.

Si me prometes, corazón, amar... —agarró la pequeña mano de Valka y la miró con ilusión de que la recordara, incluso si deseaba continuar su parte, más ella parecía un poco afectada por la canción. Estoico entonces suspiró, bajó la mirada soltando su mano con intenciones de alejarse pero la voz melodiosa de la castaña lo hizo frenar.

Amarme por la eternidad —continuó ella, pasó a lado de su esposo hasta quedar en medio del lugar—. Mi buen amor tan dulce y leal me asombran tus palabras. No quiero una empresa audaz, es bastante si me abrazas.

Alzó una de sus manos hecho puño para que luego Estoico hiciera lo mismo, comenzaron a girar creando un círculo entre ellos. Idunn los miró con una pequeña sonrisa y desvió su atención de ellos para fijarse un segundo en Hipo, quería ver su reacción e incluso desde su posición se podía notar el brillo que sus ojos verdes tenían tanto por sus padres bailando como por las pequeñas lágrimas acumuladas por estar observando algo que nunca pensó ver.

Sortijas de oro te traeré, poemas te voy a cantar, te cuidaré de todo mal si siempre me acompañas —siguió el pelirrojo, para este entonces la música ya era más rápida y con más ritmo, uno bastante animado y hermoso por tal letra.

¿Sortijas de oro para qué? Poemas no me importan ya, tu mano solo sostener.

Mejor que eso no hay más —Bocón comenzó a mover sus piernas y Chimuelo curioso se acercó a ellas pero se alejó rápidamente cuando el vikingo lo pateó sin querer, el rubio comenzó a bailar causando las sonrisas de ambos jóvenes hasta que agarró a Hipo junto a él mientras la pareja cantaba al unísono—. Con tus abrazos y tu amor, en la danza y en los sueños, en pena y alegría igual conmigo yo te llevo.

La pelirroja rió del baile de Bocón mientras arrastraba al castaño, le dio una vuelta hasta finalmente dejarlo en el suelo de nuevo donde trastabilló pero fue atajado por una risueña Idunn, quien sin darse cuenta, por el bonito momento que estaba pasando con los Abadejo, dejó una de sus manos en la armadura del brazo de Hipo. Él la miró con una sonrisa antes de fijarse de vuelta en sus padres.

Por bravo mar navegaré, ahogarme yo no temo y soltaré la tempestad si eres para mí.

Estoico alzó a Valka mientras daba una vuelta y le fue imposible a Idunn no recordar cuando Hipo le hacía eso, Bocón continuó la melodía con inspiración hasta que el castaño lo golpeó con diversión para que terminara, cosa que hizo. Se mantuvo alejada cuando tuvieron un pequeño momento familiar al que sabía ella no tendría porque estar, pero tampoco duró mucho, ya que solo habían pasado segundos cuando los cuatro dragones que estaban junto a ellos reaccionaron a algo. El primero fue Chimuelo quien ofalteó el lugar antes de empezar a gruñir, le siguió Rompecraneos mientras que Brincanubes y Trueno alzaron su cuello alertas.

— ¿Chimuelo? ¿Qué pasa? —voltearon a ver como todos los dragones del santuario se ponían en vuelo alertados por algo aún desconocido para ellos.

Y fue hasta que sintieron los fuertes disparos desde afuera, que hizo vibrar el hielo del lugar, cuando se dieron una idea. El golpe fue tan fuerte que tuvieron que sujetarse de algo cercano para no caerse, ya que el hielo no era tan fuerte para soportar los cañones enemigos. Idunn jadeó atajandose por Gruñón hasta que Trueno se acercó hasta ella para protegerla de cualquier cosa, miró a Valka detrás suyo quien tenía una expresión sombría más ella no dijo nada, solo comenzó a correr de un lado que sabía servía como un mirador.

Al seguirla, porque Idunn fue la primera en reaccionar luego de ella, llegó al mirador donde frenó al ver lo que había abajo. Cientos de barcos y miles de personas se encontraban ahí amenazando el nido con sus catapultas y ballestas gigantes, cazadores, atrapadores, junto a un conquistador que los guiaba. La pelirroja quedó inmovilizada encima del hielo azul con los ojos abiertos y la mandíbula apretada, ellos querían a los dragones, querían atraparlos, matarlos o usarlos para sus planes egoístas y eso era algo que ella no tenía permitido que pasara.

Segundos despues llegó Hipo junto a su padre y Bocón viendo la situación catastrófica que se vivía ahí abajo, Valka estaba furiosa y se le notaba con claridad. Gruñó antes de darse la vuelta donde Estoico la paró para tranquilizarla, preguntando a la vez que harían dándole el mando de líder esta vez.

— Hay que salvar a los dragones —se limitó a decir mirando a ambos, el pelirrojo afirmó en voz alta—. Idunn.

La aludida la miró, ya que su vista estaba fija en la armada, entendiendo lo que le trataba de decir, miró el cielo encontrandola cubierta de nubes y tomando esa oportunidad a favor de ella asintió antes de caminar en zancadas —casi trotando— hasta donde estaban sus dragones esperando. Agradeció a Trueno quien ya tenía sus objetos frente a él, había estado en batalla por mucho tiempo como para no saber diferenciar cuando una estaba tocando a su puerta, Idunn le acarició rápidamente su cabeza antes de arrodillarse para tomar sus cosas.

Los demás llegaron igualmente, Hipo agarró su casco para ponerselo y mientras eso veía lo que Idunn hacía. La pelirroja puso su carcaj tras su espalda a la vez que la aseguraba por ella, por lo que si caía sus flechas no saldrían volando, luego tensó su arco antes de ponerse un guante de tres dedos para su mano derecha y no para ocultar la quemadura, hace rato que ya no la hacía, sino para no sufrir alguna herida a causa de sus flechas. Había estado en guerra por cinco años, sabía que zona protegerse más que las demás y así fue ajustando todo hasta quedar lista.

Se distrajo unos segundos viendo a Hipo con el casco puesto ya que la verdad no lo había visto ponerselo desde que lo conoce, él se estaba subiendo a Chimuelo por lo que dejó de mirarla y ella aprovechó eso, pero tampoco desvió su mirada cuando la descubrió.

— ¿Sucede algo? —preguntó el castaño teniendo una voz rara, pero para nada desagradable, incluso le hizo sonreír sin mostrar dientes en medio de todo el caos.

— Te ves genial —se limitó a decir antes de darse la vuelta y subirse a Trueno, quien se agachó para que ella no tenga problemas al hacerlo, sin saber que debajo de ese casco Hipo se había sonrojado.

Ella salió antes para causar una tormenta, también para recargar la energía de Trueno sabiendo que lo iba a necesitar y al salir notó que todo era mucho peor que antes. Los dragones del santuario habían salido para defenderse siendo atrapados en el camino por grandes trampas y redes que los hombres tenían, sin fijarse en nada más subió mucho más donde Trueno recargó la energia electrica que corría por las nubes grises donde desde ahí ya pudo formar pequeños rayos de la punta de sus alas al igual que las partes de sus cuernos y espinas metálicas.

Con los rayos recorriendo su cuerpo y las alas en movimiento causó un choque eléctrico donde rugio un trueno que iluminó el cielo, sin esperar más bajó rápidamente hasta donde estaban las trampas donde el híbrido hizo uso de su energía de sobra y disparó sus rayos redirigidos para liberar tanto a los dragones y dañar a los hombres con malas intenciones. En su misión de rescatar a las criaturas de fuego notó ciertas caras conocidas volar dragones también conocidos, negando para si misma decidió acercarse a quien reconoció como Astrid, pero, ¿ese era Alistair? ¿en un dragón? ¿de que se había perdido? No se fue por tanto tiempo, ¿o sí?

— ¿Dónde estabas? —escuchó la inigualable voz de Astrid, no negaría que la había extrañado, la pregunta le fue hecha a Hipo quien hizo un mohín sin saber que decir exactamente e Idunn tomó esa oportunidad para acercarse del lado izquierdo del dragón blanco dónde su amiga y, tal parece, hermano se encontraban.

— Ya sabes, pasando tiempo con una vieja amiga, lo usual —mencionó ella pasando a lado de ellos con normalidad donde también confirmó que sí se trataba de Alistair, tanto el pelirrojo como la rubia abrieron los ojos al notar de quien se trataba.

— ¡Idunn! —exclamaron ambos al unísono, la aludido se limitó a sonreír de lado pasando de largo para volver a su tarea mientras Alistair continuó maldiciendo—. ¡Hija de su reverenda...!

— ¡Te dije que estaría bien! Espera —la rubia interrumpió todas las malas palabras que el fairiano le iba a decir a su gemela, Astrid volteó su cabeza para ver a Hipo—. ¿Estaban juntos?

— Eh —se aclaró la garganta y el momento del beso se le vino a la cabeza, por lo que antes de que pueda sonrojarse habló—. Sí y también andaba conviviendo con mamá.

La rubia frunció el ceño y miró la dirección en la que Hipo se fijó, incluso Alistair abrió la boca al ver como la mujer estaba parada sobre un dragón de color claro, la misma tenía un bastón en su mano izquierda haciendo que salga detrás de ella el gran Salvajibestia.

— ¡¿Ella es tu madre?!

Trueno siguió sacando rayos y su característico fuego azul llamando así la atención de Drago, quien se limitó a moverse a un lado cuando el fuego del híbrido pasó cerca de él. Achicó sus ojos y con su bastón lo apuntó, sus hombres supieron que debían darle más atención para derribarlo, tanto porque les estaban dando problemas como también porque supo desde el instante que ese no era un dragón convencional. Los atrapadores esta vez fueron quienes dificultaron su trabajo tirando redes con tal de que uno le acierte, cosa que lograron.

Trueno fue derribado a poca altura por lo tanto Idunn cayó al suelo cubierto de nieve, frenó con sus rodillas y alzó rápidamente su cabeza para ver a su dragón envuelto en cuerdas mientras que trataba de quemarlo con los rayos, pero por la posición incómoda que había quedado le estaba tomando tiempo. Idunn sacó una flecha y tensó su arco disparandole a un hombre que se estaba acercando al híbrido, disparó un par más antes de escuchar el sonido familiar del Furia Nocturna y por instinto miró al cielo.

Chimuelo disparó una bola de plasma a la trampa de Trueno liberandolo con rapidez, Idunn sonrió mientras el dragón púrpura abría sus alas y las impactaba en el suelo liberando los rayos con la energía, claramente, mandando lejos a los hombres cerca. Miró a su amiga y madre quien se acercó a él para volver a subirse en su lomo, tomó vuelo e Idunn vio un objetivo.

— Quema sus barcos.

Trueno obedeció y con agilidad sobrevoló el área de las grandes naves para quemar con fuego y rayos, pero algo lo detuvo, y fue el movimiento debajo del agua y de los barcos sobre ellos, las olas creadas por lo que había ahí y los picos saliendo. Alejó a Trueno del inmenso dragón que salió, otro Salvajibestia, otro Alfa, otro gran problema. El híbrido pasó encima de este nuevo Alfa para pasar del otro lado donde seguía la pelea, el sonido de los golpes de sus colmillos era tan fuerte que lograba desconcentrarla algunos momentos.

Liberó más dragones y destruyó más jaulas, todo mientras desviaba los golpes y pisadas gigantes de los dragones más grandes, pero las esperanzas murieron cuando el Salvajibestia de Drago asesinó al de Valka metiéndole sus colmillos en el estómago y cuello.

— No —susurró viendo como este se desangraba hasta morir en la nieve, en la isla que por mucho tiempo fue su hogar.

El nuevo Alfa rugió dando su primera orden, atrajó a la mitad de los dragones, no a todos pero ya superaban en número a los jinetes. Idunn se alejó del dragón para que no pueda controlar a Trueno, aunque sabía que no importara la distancia, el Alfa siempre tendría poder sobre ellos. El aliento frío del Aullido Lanudo, donde estaba Alistair con Astrid, pasó a su lado haciéndola reaccionar y correr del hielo del dragón más grande pero tanto Brincanubes como a Trueno se les congeló la cola por lo que perdieron la agilidad de vuelo. Sin sus aletas traseras ellos no podían volar con normalidad.

La situación se convirtió en una desesperada, Trueno bajó al suelo intentando con su aliento caliente derretir el hielo de su cola pero perdió tanto tiempo ahí que fue muy tarde cuando Idunn notó a Chimuelo siendo controlado por el Alfa. Abrió sus ojos notando que el objetivo era Hipo, agarró la manija de su montura para ir a salvarlo de alguna u otra manera pero no espero que Estoico aparezca de un lado y se pusiera frente a él.

El sonido de la explosión llegó hasta sus oídos congelandola en su lugar, más el rugido del Alfa la devolvió a la tierra, estaba lejos pero su buena vista le dio a acontecer lo que estaba ocurriendo. Trueno tomó vuelo hasta aterrizar cerca de ellos, al igual que los demás jinetes pero por más que los haya extrañado tanto a ellos como a su hermano, corrió hasta donde Hipo se encontraba, llorando sobre el cuerpo de su padre.

Se resbaló por el hielo más pudo llegar a su lado, sin saber que hacer y sintiendo una gran tristeza y culpa por lo sucedido —igual si ella sabía que no podría haber hecho nada— puso sus manos en sus hombros para dale apoyo. Miró a Valka aguantando las ganas de llorar y a Bocón que había llegado, bajando la mirada puso su cabeza en el hombro de Hipo sabiendo el dolor por el que estará atravezando. Ella sabía lo que se sentía.

Chimuelo se acercó sin tener conocimiento de lo que había pasado ni de lo que él había hecho, así que movió la mano de Estoico con inocencia hasta que un Hipo furioso le gritó que se separara de él. El Furia sin entender muy bien quiso acercarse de vuelta más el castaño le dijo que se fuera por lo que asustado y confundido el dragón le hizo caso.

— No fue su culpa, lo sabes —dijo Valka mientras su hijo caía de rodillas de vuelta al suelo, su voz estaba rota pero igualmente continuó—. Buenos dragones bajo el control de malas personas hacen cosas malas.

— Trueno —susurró Idunn, apretó el brazo de Hipo donde estaba su mano por lo que el ojiverde lleno de lágrimas la miró sin entender y totalmente rendido, la pelirroja miraba hacia enfrente—. ¡Trueno!

Y hasta ahí se dio cuenta que el híbrido y los demás dragones de sus amigos estaban siendo llamados por el Alfa, Idunn soltó su brazo y se levantó para correr hasta donde su dragón levantaba vuelo siendo controlado por el Salvajibestia. Se llevó su mano a su cabello estirandolo, solo siendo capaz de ver con impotencia como su hijo, su dragón, su compañero y mejor amigo era alejado de ella para servir sin conciencia alguna a un loco maniático.

Estoico había muerto, Trueno se había ido al igual que los demás dragones, dejándolos solos en una pequeña isla sin esperanza y con el corazón hundido.

Esto creo que fue sad ah, #StoickDeservesBetter.

Tengo dos avisos que dar, el primero es que con mis amigas nos creamos una cuenta de httyd, la pueden encontrar como dragonriders-, ahí estaremos publicando algunas cositas obviamente de la franquicia como de nuestros propios libros de httyd 7u7

Lo segundo es más una pregunta, tengo en borradores la precuela de wttf que narra lo que sería Fair en sí, como se convirtió en una isla de dragones y los personajes serían los padres de Idunn, por lo que vengo a preguntarles si lo quieren para trabajar en el cuanto antes. Esto lo dejo a su elección, pls diganme.

Sorry por el casi nulo Hiccunn luego del beso era casi imposible poner sin que pareciera muy forzado con todo el desmadre que pasó, ya será recompensado 7u7, btw ¿qué opinan de Astrid y Alistair?

Eso sería todo por hoy, espero les haya gustado :c

¡Nos leemos pronto!

Mag.

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