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  Dylan

¿Estás en L.A.?

Me mordí el labio al leer la notificación del mensaje que acababa de recibir. La ansiedad acrecentó, así que solo bloqueé mi teléfono y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón. Estaba sentado en los asientos traseros de un taxi en dirección a mi departamento y luego de un largo viaje de siete horas en avión, solo pensaba en lo mucho que deseaba meterme a la cama y hundirme por siempre en el colchón, cubierto con mil sábanas para no saber nada del mundo exterior. También necesitaba una ducha de agua fría con urgencia para evadir temporalmente el calor seco tan característico de California; una aspirina para el dolor que me taladraba la cabeza; unos cuantos litros de agua para la deshidratación a causa de tanto llorar; y una larga, larga siesta porque el jet lag me había fatigado. Britt podía esperar, no era urgente que respondiera a su mensaje.

El conserje del edificio fue muy amable al darme la bienvenida en mi llegada a casa y yo me esforcé al máximo por hacer lo mismo, aunque creo que solo le di la impresión de querer salir corriendo. Subí en el ascensor hasta el piso 20 en un silencio que intenté romper al tararear a susurros una melodía al azar. Finalmente, ya dentro del departamento, dejé mi maleta en la entrada y suspiré agotado antes de dirigirme a la cocina.

Beber dos vasos de agua, darle unos cuántos mordiscos de las sobras del sándwich que compré en el Subway del aeropuerto y un breve vistazo a mi nevera que estaba totalmente vacía fueron las primeras acciones que realicé. Lo que seguía en mi lista imaginaria era una ducha, la cual se prolongó un poco más de lo esperado tan pronto empecé a llorar sin siquiera planearlo. Tenía el corazón demasiado herido y la tristeza no era tan ligera como para apartarla y pensar en algo más. Hubiera sido muy fácil y genial poder tomar la pena enraizada en mi corazón y dejarla en Louisiana antes de subirme en el avión, casi de la misma forma en que tiras a la basura todo lo que no necesitas. Sin embargo, estar de pie bajo el agua tibia parecía remover emociones. Cada vez que cerraba los ojos, escuchaba chorros de agua golpeando con fuerza la cerámica gris bajo mis pies. Hacían eco dentro del cuarto de baño y, entonces, todo se repetía en mi mente. Estaba atrapado en un bucle que no podía detener y el agua, por muy fría que estuviese, no enfriaba mis sentimientos. No me sorprendió salir de la ducha con los ojos hinchados y rojizos.

Voy a pensar que el champú me irritó los ojos, bromeé para mis adentros y me reí un poco de mis propios chistes al mismo tiempo que inspeccionaba mi rostro con detención frente al espejo del lavabo.

Era una vista miserable la que tenía frente a mí, pero no me quedaba de otra más que aceptar el duelo. Sentía rabia, tal vez demasiada rabia como para ser contenida, pero el verdadero origen de esa emoción era el dolor, y por ahora todo se reducía a lágrimas que salían de mis ojos a borbotones. No podía pasar mucho tiempo sin pensar en Thomas con pensamientos mixtos y contradictorios. Podía odiarlo mientras le quería y reflexionaba mucho respecto a ello, ya que la lucha interna de mis sentimientos era estrepitosa y me llevaba observar mi reflejo, para así darme cuenta de que una sola persona me había desestabilizado y eso sí era mi culpa. En ese momento, me desconocía tanto, por dentro y fuera. Estaba cansado en todo sentido y mi cuerpo lo expresaba de manera clara, mas era yo mismo quien le dio el permiso a Thomas de jugar tanto conmigo cuando no marqué mis límites. No me lo merecía, pero tampoco podía quejarme del todo si yo también tenía parte de la responsabilidad al no proteger mi corazón.

Traté de no pensar más y me arreglé el cabello, que estaba húmedo y despeinado. Luego me puse un par de pantalones cortos que a veces usaba como pijama y nada más que eso, puesto que no tenía planeado salir de casa hasta más tarde para hacer compras en el supermercado. Además, había prendido el aire acondicionado hace muy poco, por lo que la temperatura ambiente aún no bajaba del todo; podía percibirlo en la calidez de mi piel levemente sudada.

Mi teléfono sonó y recordé el mensaje de Britt. No tenía muchas ganas de hablar con nadie, pero todavía me intrigaba que ella, más que cualquier otra persona, me enviara un mensaje y preguntara algo así. Britt se había borrado del mapa después de lo que sucedió entre nosotros afuera del hotel. Nunca contestó mis llamadas ni respondió a mis mensajes. Era extraño, y a la vez agradable, saber que se encontraba bien a pesar de todo.

Pensé que nunca más volvería a saber de ti, ¿cómo has estado?, escribí.

Vi los puntos suspensivos que se movían en el momento en que ella redactaba su respuesta, pero luego estos desaparecieron y fueron reemplazados por una llamada. La parte más ansiosa de mí me hizo dudar antes de contestar, por lo que permanecí unos segundos observando la pantalla del teléfono vibrando en mi mano derecha. Al final, presioné el botón verde.

--¿Hola?

--¿Qué te hizo pensar que nunca más ibas a saber de mí? --preguntó Britt con seguridad y entusiasmo a la vez que soltaba una pequeña risa.

--Porque ese día que nos vimos, bueno... --en silencio dudé sobre cómo hablar de lo que había pasado esa noche sin que la conversación se volviera incómoda, algo que fue bastante notorio en mi voz--, pasó todo eso...

--Olvidemos lo que pasó esa noche --me interrupió. Pensé que se sentiría mal, pero todavía se le escuchaba contenta y serena, razón por la que me relajé bastante--. Lo siento mucho por irme así. Ni siquiera dije adiós y creo que me dejé llevar mucho por mis emociones y... ya da igual. ¿Podemos volver a ser amigos como antes, Dylan?

Esbocé una sonrisa que ella obviamente no podía ver, pero esperaba transmitirla en mi respuesta.

--Nunca dejamos de ser amigos --aseguré, y estaba convencido de que ella también sonrió.

--¡Genial! Entonces, ¿estás en Los Ángeles?

La conversación fluyó mejor de lo esperado. Primero me encontraba sentado a los pies de la cama y terminé recostado en ella, todavía con el celular en mi oreja mientras escuchaba a Britt contarme una anécdota de hace un par de meses. Extrañaba mucho esto. Me aliviaba que la tristeza realmente se desvaneciera por un instante, puesto que era como si ahora sí estuviera en casa y pudiera decir "«hogar, dulce hogar». Se suponía que me había escapado antes de Baton Rouge y todo lo que tuviera relación con la grabación de la película para buscar tranquilidad, pero cuando llegué a Los Ángeles encontré lo contrario. Creo que quizás no se puede estar tan tranquilo si te encuentras en un departamento gigante para ti solo con un corazón roto y tus pensamientos.

Britt me contaba que se enteró de mi llegada a Los Ángeles a través de la prensa y lo primero que hice fue maldecir a los paparazzis por seguir entrometiéndose en mi vida, a pesar de que mi exnovia no entendía por qué yo estaba tan molesto por algo que cada vez era más común para nosotros debido a nuestros trabajos. Pasamos de hablar sobre actualidad a contarnos sobre nuestras familias, las series de televisión que me he perdido por no tener tiempo para verlas e incluso conversamos sobre comida. Debí mentir un poco cuando ella quiso saber de mí y mi vida: dije que estaba bien, que todo marchaba normal al igual que siempre y que había regresado un poco antes a L.A. para resolver algunos problemas de horario respecto a las grabaciones de Teen Wolf. Sí, gran mentira.

--¿Oye, y qué pasa con esas fotos de ti y tu amigo que dieron vuelta por todo Twitter hace unos días?

Su pregunta fue formulada en un tono extremadamente casual, mas resultó ser muy inesperada porque acabábamos de hablar sobre lo que ella había almorzado hace un día y que estaba planteándose la idea de ser vegana. Fruncí el ceño y tragué saliva de inmediato, puesto que de pronto sentí mi garganta muy seca y temí comenzar a toser debido a esto. Si tosía, sería una señal de nerviosismo y necesitaba demostrar que lo que ella quería saber era algo sin importancia para mí.

--¿Y cómo supiste lo de las fotos? --repliqué mientras me sentaba otra vez en la cama. Casi de manera inconsciente, mis cejas seguían unidas; de seguro tenía un rostro repleto de inseguridad y miedo.

--Dylan --Pude imaginarla rodando sus ojos al decir mi nombre de una manera que me hizo sentir que lo que yo pregunté era estúpido. Luego, bufó--, ¡por favor! Nos seguimos en Twitter. Las fotos estaban incluso publicadas en algunas páginas de Internet.

--Bueno... no es nada. Solo chismes sin sentido que inventa la gente para tener de qué hablar.

--Mmm, sí, debe ser eso. Tal vez Beyoncé no había dado señales de vida en ese momento y a los periodistas les urgía una noticia jugosa de alguna celebridad --bromeó Britt con una risa burlona, lo cual significaba que no se percató de ningún dejo de nerviosismo en mi voz y que todo estaba bien.

La verdad es que si en realidad fuera todo mentira lo de Thomas y yo, me habría reído mucho más de ese chiste, pero solo terminé soltando algunas carcajadas que, a mi parecer, eran falsas. De todas maneras, creo que fui bastante convincente. Los músculos de mi cara y hombros dejaron de estar tan tensos, así que exhalé de inmediato antes de regresar a estar recostado boca arriba.

--Por cierto, Thomas no es mi amigo --comenté de inmediato antes de que ella pudiera desviar la conversación hacia otro lado. Me pareció un hecho relevante que ella tenía que saber sin la necesidad de más detalles.

--¡Uuh, drama! No me digas: se odian a muerte, pero estuvieron obligados a llevarse bien para grabar la película en paz. Esto me recuerda a la historia de Rachel McAdams y Ryan Gosling cuando grabaron Diario de una Pasión.

--¿Qué? No, no, Britt, no tiene nada que ver con eso --reí y, esta vez, sí me oí algo nervioso porque conocía perfectamente la historia entre esos dos actores y cómo terminaba.

Por favor que no mencione que después de odiarse tanto durante las grabaciones, ellos tuvieron una relación, pensé, cerrando mis ojos por unos segundos mientras inhalaba un poco más fuerte por la nariz para relajarme.

--Entonces, cuéntame.

--No es nada, solo no congeniamos mucho. No nos llevamos mal, pero tampoco bien, creo --mentí de nuevo, o quizás era una mentira con un toque de verdad. La diferencia es que ahora comenzaba a perder la paciencia al hablar tanto sobre Thomas. Se suponía que Thomas dejaría de ser importante en mi vida, al menos durante unas semanas antes de que tuviéramos que vernos las caras obligatoriamente por cuestiones de trabajo, pero no podía lograr eso si el primer día que estaba lejos de él, se convertía en un tema de conversación más para mí.

--¿Y por qué existen esas fotos donde estaban juntos?

--Britt, ya te dije que todo eso de las fotos es pura mierda. Todo es mentira --afirmé con cierto hartazgo y me relamí los labios--. Esa noche estábamos los dos esperando al resto afuera del hotel para salir un rato. Eso es todo, no podría contarte más porque no hay más qué decir al respecto.

Hubo un silencio breve en medio de la línea telefónica. Supuse que me oí mucho más serio y tajante con mis palabras de lo que yo pensaba, por lo que tomé a Britt por sorpresa. Fue ahí cuando me di cuenta de que debería haber contestado de otra manera en vez de perder la paciencia tan rápido y desquitarme con la persona equivocada.

--Está bien, lo siento si te molestó --dijo. Hablaba mucho más bajo, hasta me atrevería a decir que se había desanimado.

De inmediato, chasqueé la lengua y me cubrí la vista con una mano involuntariamente.

--No, no. Yo lo siento. Creo que el calor y el cansancio me ponen un poco idiota. Perdón.

--No te preocupes, no pasa nada. Si quieres, te llamo des...

--¿Te gustaría salir a algún lado conmigo mañana? --la interrumpí de manera impulsiva con mi propuesta.

No fue necesariamente porque quería arreglar la situación del momento, sino que también necesitaba ver una cara diferente y a la vez familiar; la compañía de Britt parecía ser perfecta. Nos llevábamos bien, logramos ser buenos amigos a pesar de todo lo que vivimos durante y después de nuestra relación y la quería bastante. Mi familia no vivía muy cerca como para ir a visitarlos pronto y ella era la amiga más cercana que tenía. La necesitaba a ella. Me había dado cuenta de que la necesitaba porque me encontraba muy vulnerable y estar solo durante muchos días dentro de un solitario departamento era como autocondenarme a una pena de muerte. Quizás acercarme a alguien era la mejor manera de salir de esto y dejar de pensar en Thomas un rato. Lo podía tomar como una forma de matar el tiempo y ser un poco más feliz.

--Hum... Sí, por supuesto que sí --me respondió sin pensarlo mucho. Se oía mucho más alegre esta vez, podía sentirlo en su voz, y también estaba un poco desconcertada--. ¿Adónde quieres ir?

--No lo sé, dónde sea... Elige tú.

--Podríamos ir a tomar yogurt helado al lugar de siempre.

--¿Yogurtland? Okay, allí iremos entonces.

--¡Pero tiene que ser el local de Santa Mónica! Esa es mi condición para salir contigo --agregó, casi como si fuera una amenaza. No obstante, podía percibir la emoción en ella.

Sonreí al recordar el local de yogurt helado al que no iba hace años. De hecho, no visitaba la bahía de Santa Mónica hace más de medio año, y principalmente era por escasez de tiempo, aunque también reconocía que muchas áreas de esa ciudad eran lugares en los que paseaba junto a Britt y esa fue la razón por la que decidí no acercarme ahí de manera temporal hasta superar nuestra ruptura. De todos modos, mis horarios inflexibles se encargaron de que yo no fuera allí otra vez, así que supongo que por primera vez le vi un lado más positivo a tener poco tiempo libre.

Después de charlar un poco más sobre trivialidades de la vida cotidiana, acordamos de vernos a las tres de la tarde del día siguiente; la iría a recoger a su casa en mi auto y planearíamos mejor el resto del día de camino a Santa Mónica. Finalmente, nos despedimos y colgué la llamada, dejando el celular a un costado de mi cuerpo y suspirando.

Cerré los ojos una vez más mientras sentía que el cansancio empezaba a vencerme, y creí que de verdad caería dormido en un sueño profundo en cuestión de minutos, pero solo me equivoqué porque en vez de soñar, se me vino a la mente la pregunta que Britt me había hecho hace un rato. Recordé las fotografías que publicaron de mí y Thomas y todo el cotilleo que se había creado gracias a la prensa rosa, algo que comenzó como un pequeño sonido en mi cabeza y acabó en un estruendo que no me permitía descansar.

--Por qué mierda tienen que existir periodistas que no ejercen bien su profesión... --murmuré a la vez que abría los ojos y cogía mi teléfono para revisar las redes.

En WhatsApp había mensajes del grupo del cast de Maze Runner que ni siquiera pensaba leer. No quería dar señales de vida por ahora, a pesar de que fuera una actitud un poco egoísta de mi parte si tenía en cuenta que los demás podían estar preocupados. No estaba molesto con ellos, solo quería desaparecer por un día o dos para tomarme un respiro. Todo se relacionaba directamente a Thomas: nuestro trabajo, nuestros compañeros y amigos, nuestro jefe, el maldito grupo de WhatsApp y así podía seguir con la lista. Creo que era entendible que no fuera fácil para mí mantener el contacto de inmediato con el resto de los chicos, porque Thomas estaría siempre ahí por mucho que yo no quisiera aceptarlo. Tenía que acostumbrarme a ello, y para eso solo me hacía falta apartarme momentáneamente de todo lo que fuera el mundo que nos une.

Luego, revisé Twitter. Leí un par de tweets graciosos, menciones de fans y, por último, reapareció una de las temidas fotografías y el enlace que direccionaba a otra noticia de la farándula.

@TMZ: Dylan O'Brien y Thomas Brodie-Sangster... ¿Juntos?
Una fuente muy cercana nos cuenta más detalles sobre esta nueva pareja.

10/07/13 1:45 PM
250 RETWEETS 400 FAVORITOS

--¿Es en serio? Malditos periodistas de cuarta --mascullé sin despegar mis ojos de la pantalla.

La rabia se apoderó de mí tan rápido, que ni siquiera me molesté en leer lo que decían sobre nosotros. Nadie sabía sobre lo nuestro, así que no podía entender qué intención tenían al seguir hablando de eso e inventar supuestas «fuentes confiables». Además, ya no existía ningún nosotros. Eso era lo que más me hacía enojar. Thomas estaba siempre presente, incluso si yo decidía sacarlo de mi vida. No pasaba ni un minuto de silencio y de repente su nombre o su cara emergían del lugar menos esperado. ¿Por qué tenía que ser así? ¿No podía simplemente eliminarlo de mi propia existencia y ya está? La gente normalmente puede hacer eso con sus exparejas. Un bloqueo de número de contacto, algunas cuentas en redes sociales y finges que nunca se conocieron. Y allí suele terminar la historia hasta que alguno abre las comunicaciones otra vez. Por qué mierda con Thomas no podía ser igual, eso es lo que más me frustraba.

Como saben, la frustración a algunas personas nos lleva al llanto, y así fue como terminé. Sin embargo, no era un llanto de tristeza absoluta. Era un llanto de enfado. Estaba detestando al hombre que amaba con cada fibra de mi cuerpo y lo quería extirpar de mí, porque se había transformado en un tumor maligno. Y él tenía que saberlo. Todo el mundo tenía que saberlo.

@dylanobrien: Esto es una mierda. Solo mentiras. No soy gay. Thomas y yo no estamos juntos. Él se casará pronto. Dedíquense a escribir sobre cosas más importantes. RT @TMZ: Dylan...

11/07/13 2:30 PM

De inmediato recibí una lluvia de respuestas de fanáticos, incluso de conocidos del mismo rubro. Algunos me apoyaban y felicitaban por defenderme contra quiénes «manchaban mi imagen» o «decían mentiras sobre mí»; otros (en su mayoría, mujeres) se leían decepcionados porque nada de lo que decían los medios era real, según lo que yo acababa de confirmar. Siempre me ha parecido abrumador ver que tanta gente está al tanto de lo que haces y dices, como también leer la desaprobación de muchos, pero en ese momento la sensación era mil veces peor y me ponía nervioso lo que diría el resto con respecto a mis declaraciones. No quería que me importase, pero me asustaba recibir algún insulto por negar ser homosexual o estar en una relación de dicha índole. Es por esto que dejé el teléfono a un lado durante un rato y decidí sentarme en la cama para respirar profundo. Necesitaba calma. Me había desquitado a través de internet, casi como un desahogo público realizado de manera implícita, y comenzaba a preguntarme si había hecho lo correcto. Pero quería que Thomas lo viera para herirlo con mis palabras de rechazo e indiferencia hacia él, y lo que había hecho recién era muy poco en comparación a lo que él me había hecho.

Fue así como, sin meditarlo previamente, volví a abrir la aplicación y ojear dentro del mar de notificaciones en busca de la respuesta perfecta.

@obrienbabes: Dylan, te amamos, pero no tienes por qué negar lo que la mayoría ya sabe.

Bingo.

@dylanobrien: @obrienbabes ¿Y si te dijera que no estoy negando nada? Todo lo que dicen sobre mí y Thomas son mentiras. NUNCA estaría en una relación con él. Déjense de hablar tanta mierda.

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