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Dylan

  Hace un día había despertado en mi habitación, con las sábanas enredadas entre mis piernas y el aroma a alcohol impregnado en todo mi cuerpo. Creía que mi cráneo explotaría, y también que jamás dejaría de sentir la necesidad de vaciar lo que sea que quedaba dentro de mi estómago. Mi boca estaba tan seca como un desierto y creo que por eso lo único que desayuné esa mañana fue más de un litro de agua, además de que no pensé que sería capaz de soportar ni un solo bocado de comida. Pero más allá de la molestia física que me persiguió todo ese largo y ajetreado día, en mi mente había imágenes que se mantenían frescas en mi memoria. Eran recuerdos que me causaban una pequeña tristeza, una punzada desagradable en el pecho que lograba superar al horrible dolor de cabeza que no parecía tener planes de abandonarme.

  Había bebido más de la cuenta. Eso era lo primero que podía concluir gracias a los pocos recuerdos recientes que mi memoria había retenido, aunque mi resaca ya era prueba suficiente de que me había embriagado. Sabía perfectamente que debería de haberme detenido después de una cerveza o dos, ya que había bebido alcohol un par de horas antes, pero tal vez me sentía tan contento, tan atrapado en una utopía junto al hombre que amaba, que simplemente nada tenía la importancia necesaria para lograr que yo me preocupara de pensar en cuántos vasos eran suficientes. Solo bebí sin límites, y supongo que las repercusiones que esto tuvo, además de la horrible resaca que soporté un día entero, fue conseguir que mi cerebro se encontrara en una situación complicada dónde registrar palabras, acciones o sucesos era una meta casi inalcanzable.

  Por la mañana, todo lo que ví dentro de mi cabeza fue un vídeo cortado en miles de partes diferentes. Era una película llena de pausas y saltos hacia escenas que no tenían ningún sentido dentro de la trama, con una calidad de imagen que empeoraba rápidamente hasta el punto en que no había modo de distinguir los detalles. Todo lo que podía recordar era la cara de Thomas. Tenía su sonrisa grabada en mi memoria al igual que sus besos y algunas palabras llenas de cariño, y era doloroso darme cuenta de que la misma persona que veía en mis recuerdos tenía una actitud totalmente diferente al día siguiente.

  Me volvía loco, esa es la palabra. Me  volvía loco que decidiera transformarse en alguien tan distante, lo que me provocaba una gran frustración. Me hacía pensar que mis escasos recuerdos eran lindos, pero tristes e inútiles: tristes porque esa persona que vivía en mi memoria se había esfumado; inútiles porque no podía concluir nada con tan poca información. Tenía que existir una razón para que él tuviera un cambio de comportamiento tan repentino. Al menos eso es lo que quería creer, que era una norma inquebrantable que él tuviera una razón para tratarme diferente, puesto que no me agradaba la idea de que se alejara de mí porque se le dio la gana.

   Sin embargo, el hecho de que él tomara distancia no era algo nuevo. Esas miradas recurrentes cargadas de palabras sin decir no eran una gran novedad, sino que eran gestos que me hartaban y no quería que se convirtieran en algo normal para los dos. Quizás no teníamos una relación estable y había demasiados obstáculos que todavía debíamos superar antes de comenzar algo concreto, pero necesitaba que nos comunicáramos, puesto que lo que menos deseaba era tener que acostumbrarme a sus cambios radicales de carácter. Si él mismo me había buscado esa noche, si había insistido en verme debido a que yo no deseaba hablar con él, era porque, después de todo, se convertía en una persona persistente que solo quería estar conmigo. Y si él quería estar conmigo, tenía que entender que necesitaba abandonar definitivamente su mal hábito de no decir lo que pensaba. Si es que había un porqué detrás de todo su silencio, ¿cuál era el problema con hacérmelo saber?

  Lo único que pensaba era que yo había dicho algo justo en medio de la borrachera, cuando el filtro que existía entre mi cerebro y boca ya había dejado de funcionar del todo. O tal vez había hecho algo que arruinó nuestra noche, no lo sé. Ni siquiera recordaba muy bien cómo es que había llegado a mi habitación o si es que esas imágenes que tenía de Thomas besándome sobre la cama habían sido un producto de mi imaginación, creado cuando ya dormía profundamente. Supuse que fue él quien me llevó al hotel y a mi cuarto, aunque si él estaba tan borracho como yo, entonces no sé me ocurría otra manera en la que ambos hubiéramos llegado sanos y salvos a nuestras habitaciones.

  De una sola cosa estaba seguro: detestaba la incertidumbre, los espacios temporales dentro de mi cabeza que solo un exceso de alcohol podía crear y tener a Thomas tan lejos cuando estábamos literalmente a unos cuántos pasos de distancia.

  Solo tuve que resignarme a devolverle la mirada con la esperanza de que eso fuera suficiente para alentarlo a dirigirme la palabra; no obstante, nunca lo fue, y si no hubiera sido porque ese día se sumó a la lista de los días más ocupados en mi trabajo, me habría acercado a él. Ni siquiera en los breves recesos que tuve logré hablarle, ya que justo cuando creí que sería el momento preciso, él ya se había ido de regreso al hotel con varios miembros del cast y solo éramos Kaya, Ki Hong y yo junto a otros que se marcharían dentro de poco.

  Así que lo que hice fue intentar que mi día no se transformara en el equivalente de la palabra infierno. Todavía faltaban varias horas antes de que diéramos el día por terminado, y la única resaca que aún tenía que soportar ya no era física, sino que totalmente emocional. Miraba a mi alrededor, a toda la gente que había dentro del set cerrado al que nos habíamos trasladado, y Thomas no estaba allí. Todos me dirigían la palabra de vez en cuando, pero la única persona con la que de verdad deseaba hablar no estaba presente.

  Y esa noche me metí a la cama con la sensación de que algo me hacía falta. Mis sábanas no eran las mismas en las que me había recostado una noche atrás. Eran sábanas limpias, frías y con olor a suavizante de ropa, que me hacían desear que el servicio de limpieza no las hubiera cambiado en mi ausencia, porque quería comprobar si es que realmente Thomas había estado allí conmigo. Quería encontrar su aroma en una de las almohadas o en la tela blanca y fina que cubría mi cuerpo. Quería hallar pistas, algún rastro de él para comprobar que la imagen de Thomas besándome y tocándome como si necesitara más y más de mí era real. Necesitaba de algo que activara mis sentidos y gatillara un nuevo recuerdo que me ayudaría a saber con exactitud qué era lo que yo había hecho para que, una vez más, Thomas estuviera tan lejos de mí.

  Es innecesario mencionar que no pude recordar nada al respecto.

  El día de hoy no era muy diferente. Me levanté a las siete de la mañana, ya que Wes nos había pedido a Kaya y a mí que nos presentáramos más temprano en el set (con la promesa de que eso también significaría terminar nuestro día más temprano) y fui a desayunar en el comedor alrededor de las ocho. Esta vez no había ninguna resaca que me privara de mi apetito, pero tampoco me sentía muy hambriento. Solo opté por unos waffles y una taza de café, algo que no me apetecía demasiado, pero satisfaría a mi estómago vacío y me daría energías para comenzar el día.

  Me encontraba solitario sentado en una mesa redonda, cubierta con un mantel blanco y pulcro, muy cerca de las puertas que dirigían hacia la terraza. Había preferido un lugar dentro del comedor, ya que la tranquilidad allí era mayor en comparación a la de afuera, en dónde todos preferían sentarse a desayunar para disfrutar de la brisa matutina y la hermosa vista de Baton Rouge. Sin embargo, después de un rato me sentí demasiado aburrido y solitario, por lo que intenté entretenerme de cualquier modo posible. Miraba a la gente pasando frente a mí con bandejas de comida, solos o en compañía de alguien. Observaba cómo elegían sus desayunos, la forma en que sus expresiones cambiaban radicalmente cada vez que se daban cuenta de la cantidad de alimentos que podían escoger. Había niños que jalaban las camisetas de sus padres con sus pequeñas manos para obtener su atención, rogándoles que les sirvieran cualquier cosa en su plato, menos la comida que tanto detestan; amigos que organizaban su día completo, sonrientes y rebosantes de alegría mientras conversaban en un volumen mucho más alto que el del resto; por supuesto, también había alguien más que, al igual que yo, no tenía compañía y simplemente se servía un plato de comida con semblante serio y cansado.

  Luego de que observar y analizar gente que llegaba tan rápido como se iba se volvió aburrido, otra vez me hallaba sentado con un plato repleto de waffles. Si mi madre hubiera estado presente, me habría reprendido por no alimentarme como debo, cual niño de cinco años que no quiere comer sus verduras. De solo pensar en ello, sonreí y corté unos trozos de waffles, de los cuales me eché un par a la boca.

  Supongo que me habría gustado tener por lo menos la compañía de Kaya, porque así mi mente no se distraía pensando en Thomas, debido a que no tenía muchas otras cosas en las que pensar. Había pensado que Kaya me sugeriría desayunar juntos a través de una llamada teléfonica que me despertaría, utilizando su usual tono alegre que siempre la distinguía del resto, pero quizá había decidido pedir servicio a la habitación o solo no oyó su despertador y todavía dormía. Al pensar en lo segundo, supuse que no sería tan mala idea dejarle un mensaje.

  Después de haber enviado el mensaje de texto a Kaya, el cual no me respondió, revisé mi correo electrónico, mensajes y redes sociales. No había muchas cosas nuevas: una conversación inconclusa con mi hermana que continué de inmediato, un correo electrónico de mi representante y, en Twitter, los típicos tweets y noticias irrelevantes. O al menos eso creía, porque no estuve más de dos minutos en la aplicación y un par de notificaciones con fotografías en las que había sido mencionado llamaron mi atención.

  Mi corazón latía a una rapidez que para cualquier persona no es saludable. Podía sentir las palpitaciones en mi pecho, y por unos segundos fue mucho más difícil respirar. En la pantalla de mi celular había un tweet, escrito por quién parecía ser una fan a la que yo seguía, con dos fotografías adjuntas. La calidad de las fotos no era la mejor, sin embargo, no era demasiado complicado ver que se trataba de Thomas y yo.

@themazecode: Hace un día vi a @dylanobrien y @SangsterThomas juntos. Si soy honesta, creo que son mucho más que solo buenos amigos. Ojalá esté en lo correcto. pic.twitter.com/aJg673AnMD

07/07/13  12:46 PM
180 RETWEETS 298 FAVORITOS

  Las fotografías eran oscuras, tal vez demasiado. Las observé detenidamente, y la sensación de estar reviviendo un momento desde otra perspectiva me inundó. Recordé lo frío que estaba allí afuera esa noche y la forma en que el alumbrado eléctrico era lo único que iluminaba las calles; debido a eso, nuestros cuerpos en la imagen no eran nada más que las sombras de dos hombres sentados en la fuente que se encontraba en la entrada del hotel. Supuse que la chica había tomado la foto desde el otro lado de la calle, porque no parecía estar muy cerca.

  A simple vista, solo éramos Thomas y yo conversando, pero no se requería de más que un solo acercamiento a la imagen y prestarle mayor atención a los detalles para ver que nuestras manos estaban entrelazadas. Quizás para el resto de la gente podía tratarse de una ilusión creada gracias a la escasez de iluminación, no obstante, yo sabía perfectamente que estaba sosteniendo la mano de Thomas en la fotografía. Era un recuerdo vívido, como si en ese mismo instante hubiera tenido su mano sobre la mía.

  Curioso y temeroso de la opinión del resto, comencé a leer algunas de las respuestas.

@DylanOMarryMe: @themazecode ¿Estás segura de que son ellos?

@stilinski24: @themazecode OMG, ¡son adorables! <3

@wickedisgood: ¿Se tomaron de la mano o es solo mi imaginación? RT @themazecode Hace un día vi a...

@beetleblade: @themazecode ¿Tomaste otras fotos o viste algo más? Es difícil distinguir si realmente son ellos o qué están haciendo...

@scottmccallme: @themazecode ¡Yo sabía que Dylan no era hetero! Aunque no conozco a Thomas, así que no puedo decir mucho acerca de él...

@themazecode: @beetleblade Tengo otro par de fotos, pero no quise publicarlas porque no se ve nada debido a que era de noche. Tampoco vi mucho más que a los dos tomados de la mano y conversando. Pasé por allí por casualidad y no podía quedarme, aunque me habría encantado.

@themazecode: @wickedisgood Síp. Se tomaron de la mano.

@newtella: @themazecode @scottmccallme No creo que sea algo más que una linda amistad. Lo que yo sé es que Thomas tiene novia y Dylan igual, ¿no es así?

@DylanOMarryMe: @newtella No sé si Thomas, pero Dylan está soltero hace ya un tiempo. O eso es lo que su ex dijo en una entrevista.

@beetleblade: @themazecode: Podrías haberte acercado a ellos para pedir una foto o un autógrafo :/

@trackhoes: @themazecode A pesar de que me encantaría que ellos fueran pareja, creo que haberles tomado esas fotos y subirlas aquí no está bien. Sé que estaban en público, pero no por eso no merecen privacidad.

  Por un instante, creí que el pánico arrasaría conmigo. Quizás para mí no era un gran dilema que todos supieran sobre nuestra relación, pero sabía que para Thomas sí y... No tenía idea de qué pensar al respecto. No sabía cómo reaccionar. Ni siquiera estaba seguro de si lo que me asustaba de todo esto era cómo reaccionaría Thomas al saber que alguien había publicado fotos ligeramente comprometedoras de ambos o el minúsculo pero latente miedo por mí mismo. Odio admitirlo, pero le temía por montones al qué dirán. Todavía le temo al qué dirán.

  Mi familia lo iba a aceptar, tenía certeza de ello. Les tomaría un poco de tiempo, pero lo aceptarían de todos modos. Es más, probablemente no sería nada más que un tema trascendental para ellos porque ya habían vivido una situación similar con mi hermana mayor. No obstante, ¿qué diría el resto? Mis amigos, la gente que me veía como un modelo a seguir o le gustaba mi trabajo, ¿qué pensaría? Sabía que ser homosexual no es malo, pero ¿era homosexual? ¿Podía considerarme gay si Thomas era el primer hombre al que le había puesto los ojos encima? Tal vez era bisexual o... No lo sé. Tal vez Thomas sería el único hombre al que alguna vez miraría de ese modo, y no me agradaba del todo pensar qué opinarían los demás al respecto.

  Regresé a mis notificaciones y desactivé la opción que me permitía ver solo menciones de personas a las que seguía. Necesitaba saber si es que el tema había causado alguna polémica, sin importar lo diminuta que fuera, o si se habia difundido más de lo esperado. No quería tener la obligación de interferir, aunque tampoco sabía cómo enfrentar los rumores, que en realidad no eran simples rumores porque la muchacha que nos había visto decía la verdad (lo que no significaba que le agradecía por violar nuestra privacidad y tomar esas fotografías sin nuestro consentimiento.)

  Podría haber vomitado de lo nervioso que me sentía al darme cuenta de que la cantidad de tweets en los que había sido mencionado dentro de unas horas era inmensa. Diversos comentarios acerca de las mismas fotografías y unos cuántos titulares de artículos de la prensa rosa daban vuelta, comentándose y compartiéndose por doquier.

@martinlyds: Así que ahora Newtmas no es un ship tan ficticio gracias a @dylanobrien y Thomas. Creo que el fandom tendrá que escoger un nombre nuevo para esta pareja.

@obriened: No creo que Dylan sea gay. En realidad, no me agrada demasiado pensar en él de ese modo.

@sterekalltheway: @obriened ¿Y qué si es gay? ¿Acaso vas a tener problemas para dormir por la noche si lo es? Si fueras una verdadera fan, lo apoyarías.

@HollywoodLife: @dylanobrien y @SangsterThomas fueron vistos muy acaramelados en Baton Rouge. ¿Serán la nueva pareja de actores que saldrá del clóset?

08/07/13 11:35 AM
75 RETWEETS 180 FAVORITOS


@TMZ: La estrella de Maze Runner, Dylan O'Brien, fue vista de la mano con uno de sus coprotagonistas. ¿Una nueva relación para O'Brien?

07/07/13 6:15 PM
150 RETWEETS 302 FAVORITOS

  Tragué saliva y abrí el enlace del segundo artículo. Mi internet no era tan rápido como hubiese querido, por lo que era inevitable llevarme una mano a la boca para mordisquearme las uñas mientras aguardaba a que la página web cargara por completo.

—Vamos, vamos... —susurré y solté un largo suspiro cuando al fin había cargado.

  La estrella de la nueva película de ciencia ficción Maze Runner, Dylan O'Brien, fue vista de la mano con uno de sus coprotagonistas, Thomas Brodie-Sangster.

  Como muchos saben, Dylan O'Brien, también conocido como el sarcástico Stiles Stilinski en la famosa serie de televisión de MTV, Teen Wolf, obtuvo el papel protagónico de Thomas en la nueva adaptación del primer libro de la trilogía de Maze Runner, escrito por James Dashner. La película será estrenada mundialmente en febrero y las filmaciones se están llevando a cabo en la capital de Louisiana, Baton Rouge, hace un par de meses, aunque no muchos habían logrado ver a O'Brien ni al resto del reparto de la película hasta la noche pasada del sábado.

  Una fanática de O'Brien publicó en Twitter dos fotografías de él junto a su coprotagonista, Thomas Brodie-Sangster, afuera del hotel Staybridge Suites en Baton Rouge, en dónde ambos actores estaban sentados en lo que, al parecer, es una fuente. Sin embargo, eso no es todo, ya que al hacer zoom a la imagen, se puede ver claramente que ambos están tomados de la mano. Además de eso, la muchacha que tomó las fotografías comenta en su cuenta de Twitter "no vi mucho más que a los dos tomados de la mano y conversando. Pasé por allí por casualidad y no podía quedarme, aunque me habría encantado. Si soy honesta, creo que son mucho más que solo buenos amigos."

  El joven actor de 21 años estuvo en una relación con la actriz Britt Robertson, que también fue su coestrella en la película The First Time, pero su noviazgo no duró más de un año. Se sabe que ahora está soltero, pero, gracias a estas imágenes, surgen muchas preguntas sin responder: ¿Es Dylan O'Brien gay o solo juega para los dos equipos y no uno como todos creíamos? ¿Está soltero o en una relación con Thomas Brodie-Sangster, quién supuestamente tenía (o tiene) novia? Si lo anterior es cierto, ¿se trataría de algún tipo de infidelidad? ¿O es solo una simple amistad lo que estamos viendo en esas fotografías?

  No estamos completamente seguros de lo que sucede con esta pareja, pero...

—¿Dylan?

  Alcé la mirada tan rápido que podría haberme lesionado el cuello. Encontrarme con sus ojos y escucharlo decir mi nombre fue un pequeño alivio al que yo le daba la bienvenida con los brazos abiertos, puesto que, en ese momento, estaba atrapado en un mundo repleto de pánico y ansiedad. Pero a la vez estaba nervioso porque era Thomas. Era Thomas, que podía o no saber respecto a las fotografías publicadas en internet y todo lo que decían sobre nosotros... Thomas, que no me había dirigido la palabra por un día completo, y ahora, de pronto, estaba de pie frente a mí con una bandeja de comida entre las manos y una expresión ligeramente confundida.

  Tardé en darme cuenta de que todo mi cuerpo estaba tenso. Tenía el ceño fruncido, los hombros rígidos y la mandíbula apretada; él solo arrugó la frente por un segundo, para luego soltar una risita casi inaudible cuando al fin relajé los músculos de mi rostro, todavía sin pronunciar ni una sola palabra. Le di un vistazo a la pantalla de mi teléfono antes de bloquearlo y dejarlo encima de la mesa, y me relamí los labios.

—¿Puedo sentarme aquí? —preguntó.

—Hum... Sí —un fuerte calor se acumuló en mis mejillas al darme cuenta de que mi voz se oía un poco temblorosa, por lo que me aclaré la garganta antes de volver a hablar—. Claro que sí.

  Tan pronto él tomó asiento, fui consciente de que si habría la boca, comenzaría a divagar. No obstante, era inevitable. Tenía tantas preguntas por hacer, tantas explicaciones por pedir y muchas otras cosas que no sabía cómo expresar con palabras, pero en mi mente las entendía a la perfección. Podría haberle dicho allí mismo que lo había echado de menos y que lo amaba, mas no podía arriesgarme a sonar tan patético. No podía arriesgarme a estar indefenso frente a él sin antes saber si realmente valía la pena.

  Apreté los labios y lo observé por unos segundos mientras él comía. No parecía nervioso, al menos no como yo. Estaba allí, sentado como si nada hubiera sucedido, como si todo entre los dos estuviera excelente y el silencio que se había establecido a nuestro alrededor no fuera un gran problema, como si no tuviera actitudes tan radicalmente cambiantes que me hacían dudar de él y sus sentimientos hacia mí. Aunque ahora yo dudaba de muchas otras cosas que hacían que mi cabeza girara sin parar, causándome un leve mareo.

  Si esas fotografías habían sido publicadas hace un día atrás, ¿podía ser esa la razón por la que Thomas no me hablara? Y si esa era la respuesta a todas mis preguntas, no tenía idea si debía estar furioso o confundido de por qué decidiría aplicarme la ley del hielo como si fuera mi culpa que una fanática irrespetuosa decidiera que era buena idea capturar ese momento y publicarlo en internet, mejor conocido como el mundo entero.

  Ni siquiera estaba seguro de cuándo había sucedido. Lo único que recordaba era a Thomas sentado a mi lado y el tacto de su mano entrelazada con la mía. Yo no me sentía tan feliz por nuestro tema de conversación o sus comentarios. Hablábamos de dónde ir, la disco gay y los paparazzis, y... no creo que exista una ironía tan grande como estar hablando sobre evitar a los paparazzis y que una muchacha nos haya tomado una fotografía dentro de esos minutos sin que nos percatáramos de ello. ¿Acaso estábamos tan enfocados en otras cosas que, prácticamente, la chica fue invisible para los dos? Quizás ella no fue la única que nos había visto al pasar cerca y jamás tuvimos en cuenta que el hecho de tomarnos de la mano y besarnos en público significaba correr ese tipo de riesgo.

   Fue cuando él levantó la vista para mirarme, dándose cuenta de que mis ojos habían estado sobre él todo ese tiempo, que decidí que lo mejor que podía hacer era fingir que mi desayuno era mucho más interesante. Todavía tenía un plato lleno de waffles, cuatro para ser exacto, y la verdad es que, aunque intentaba seguir comiendo, mi apetito se había desvanecido. No tenía sentido continuar con la farsa de que todo estaba bien. Tenía que hablar, daba igual si tenía la mente en blanco debido a muchos factores. Tenía que abrir la boca y decir lo primero que pudiera abrir paso hacia las preguntas más importantes. 

—Así que... —comencé, dejando los cubiertos apoyados a cada costado de mi plato— ¿Cómo estás?

  En un principio, creí que sería mucho mejor si fijaba la vista en cualquier lugar menos él. Sin embargo, fue imposible resistirme a mirarlo a los ojos y chocar con la sonrisa creciente que se estaba formando en su boca, la cual desapareció apenas presionó los labios entre sí. Reparé en las ojeras que yacían bajo sus ojos, oscuras y más prominentes que otras veces, y también en lo contradictorio que era ver cómo sus pupilas tenían un brillo que demostraba todo menos cansancio. Me transmitía una especie de alegría y cariño mientras me sostenía la mirada, y pensé que tal vez, solo tal vez, si hubiera tenido que escoger una imagen para rememorar hasta el día de mi muerte, habría sido la de sus ojos y la manera en que me miraban.

  No me tomó demasiado tiempo agachar la cabeza, como si de este modo mi cara pudiera volverse invisible para él, y escuché una carcajada suave, casi muda, de su parte. No sabía realmente qué era lo gracioso. Quizás se había dado cuenta de lo intranquilo que yo estaba, mas esperaba que al menos pudiera concluir que yo tenía razones para estar así. ¿De qué otra forma iba a actuar alrededor de él si de pronto decidía volver a hablarme después de un día sin siquiera decirme hola?

—Bien. Creo que bien —asentí, todavía evadiendo su mirada—, ¿y tú?

  Justo cuando él hizo la pregunta, yo me había llevado un trozo de waffles a la boca. Empecé a masticar a mayor velocidad para no prolongar la espera entre su pregunta y mi respuesta, y tragué la comida, limpiando mi boca con una servilleta. No podía pensar con claridad. Quería que mi contestación fuera coherente, no lo primero que pasara por mi mente; pero parecía un trabajo bastante arduo si tenía en cuenta todas las noticias que todavía tenía que procesar, y el hecho de que él actuara tan extraño conmigo sin decirme por qué.

  ¿Qué podía responder? Oh, bien. Solo me preguntaba qué fue lo que pasó esa noche en que salimos, porque no recuerdo mucho y de pronto dejaste de hablarme y ahora me estás hablando de nuevo como si no hubiera sucedido nada. Y acabo de ver unas fotos de nosotros que, no sé si sabes, están por todo internet, o sea, todo el mundo puede verlas. Y no son fotos en dónde solo conversamos, y mucha gente está hablando sobre nosotros, y quizás es por eso que ayer no me hablabas, pero no importa. Está todo bien. O tal vez estoy de maravilla. Ya sabes, solo me la he pasado pensando que en un solo día te he extrañado como un demente y que te amo, pero tú no tienes idea de eso. Y tengo mis dudas, porque no sé si es una buena idea amarte así sin saber si tú sientes lo mismo o si realmente sientes aunque sea algo por mí, o si de verdad te atreverías a dejar a Isabella o si solo me mientes todos los días por alguna razón muy extraña y desconocida, quizás por el sexo, no lo sé, pero no quiero creer que eres una mala persona, aunque a veces te comportas como un verdadero lunático, pero aún así te quiero a mi la...

—Dylan.

—Oh, hum... Lo siento, creo que me distraje por un momento. Estoy... Estoy bien.

  Thomas frunció el ceño y asintió. Posiblemente no me creía y acababa de entrar en cuenta de que yo no era el único que no estaba bien, sino que el estado de nuestra relación tampoco lo estaba. No podía estar bien que de la noche a la mañana decidiera ser un idiota y que al día siguiente todo fuera besos, amor y ganas de quitarnos la ropa sin importar dónde estuviéramos. No estaba bien en absoluto, al menos para mí no lo estaba.

  Regresé la vista a mi plato de waffles y una vez más pretendí que cortar pequeños trozos de aquella masa amarilla era mucho más interesante que mirarlo a él. Si lo miraba, me delataría sin problemas, eso podía darlo por sentado. Si le daba un solo vistazo, mis ojos dirían más palabras de las que yo era capaz de pronunciar, y todavía no estaba preparado, ya que ni siquiera sabía cómo empezar.

  Nuestros cubiertos raspando los platos eran el sonido más fuerte que escuchaba, después de las conversaciones ajenas y pisadas de la gente que caminaba en el comedor. A veces le lanzaba miradas furtivas que atraían sus ojos hacia mi rostro, como si esa fuera su manera de decir mi nombre en silencio. No era incomodidad lo que inundaba el perímetro alrededor de nuestra mesa, sino que era ansiedad y tensión (posiblemente, ambas cosas provenían más de mí que él).

  La pregunta que tanto quería formular estaba allí, lista para ser pronunciada, y sabía que la probabilidad de arruinar el momento con solo decirla era alta; entonces, mastiqué en silencio otro bocado de comida para asegurarme de que si perdía el apetito, al menos tendría la seguridad de que había desayunado correctamente. Lo que restaba de mis waffles desaparecería en mi estómago o la basura según lo que sucediera los próximos minutos.

—Thomas... ¿Está todo bien? —pregunté en el tono más casual que pude. Incluso, no tragué toda la comida para no dar la impresión de que quería hablar de algo serio.

  Alzó la vista de su plato con el ceño tan fruncido que sus cejas casi se convirtieron en una sola. La repentina necesidad de esconderme o escapar apareció, y lo único que hice fue beber un largo trago de café para que la taza y mi mano cubrieran la mitad inferior de mi cara.

—Hum, ¿a qué te refieres? —contestó y le dio un sorbo a su taza, que parecía contener té.

  Dejé mi taza encima de la mesa y me mordí el labio inferior, nuevamente sin ser capaz de mantener el contacto visual por más de un par de segundos. Tomé el tenedor con mi mano derecha y moví los trozos de waffles que había cortado hace un rato de un lado a otro sin ninguna intención de comer.

—No lo sé... —respondí en un volumen más bajo del que normalmente utilizo— Ayer decidiste ignorarme todo el día y ahora me estás hablando... y, ya sabes, solo quiero saber qué es lo que pasa.

  Ahí estaba. Lo había dicho. A pesar de todas mis dificultades para escoger las palabras correctas y expresarme apropiadamente, le dije, de un modo un poco indirecto, la gran pregunta que deambulaba en mi cabeza, y vaya que me había desahogado al hacerlo.

  La boca de Thomas se abrió y cerró unas cuántas veces, aunque la mantuvo entreabierta sin ser consciente de ello. Otra vez fruncía el ceño, pero ahora guardaba silencio, como si lo hubiera atrapado en el momento menos indicado para responder a una pregunta así.

—Oh, lo de ayer. Sí, me iba... me iba a disculpar por eso, de hecho. Es solo que... te vi tan ocupado con las grabaciones y todo eso que no quería...

—¿Molestarme? —lo interrumpí—. Thomas, ni siquiera me saludaste. Ni siquiera... Ni siquiera me dijiste hola por la mañana. Sí, estaba ocupado, pero eso no significaba que quisiera que fingieras no conocerme.

—Me comporté como un idiota —dijo apenas guardé silencio y bajó los cubiertos que sostenía entre sus manos, recargándolos encima del plato—. Lo siento mucho. Estaba de mal humor por la resaca y... y tuve un problema con Isabella relacionado con lo que pasó esa noche que salimos, y supongo que eso se añadió a mi dolor de cabeza.

  Escuchar el nombre de ella fue lo que aumentó mis temores. El solo hecho de que Thomas la incluyera en la conversación, que la convirtiera en una de las causas por la que él había cambiado su actitud hacia mí, hacía que mi cabeza diera vueltas, repleta de miedos y conclusiones apresuradas. No quería pensar que esta pudiera ser nuestra última conversación, porque ahora mismo él me confesaría la verdad y todo se caería a pedazos.

—¿Sobre lo que pasó?

—Sí, hum... algo así.

  Mi mirada se desvió hacia mi celular casi como un acto reflejo. Contemplé por un breve instante la pantalla negra que reflejaba una parte del techo sobre nosotros, recordando las fotos y todos esos comentarios que había visto hace tan solo unos momentos. Entonces, volví a mirar a Thomas con el ceño fruncido, decidido a preguntarle la razón por la que habían discutido.

—¿Discutieron? —asintió en respuesta y presionó los labios entre sí, soltando un largo suspiro.

—Se fue esta mañana. La acompañé al aeropuerto hace un rato, es por eso que estoy aquí tan temprano.

  Podría haber interpretado esas palabras de diversas maneras. Una de ellas podría haber sido que él estaba triste porque la discusión que tuvo con Isabella fue tan grande que ella regresó a Inglaterra. No obstante, el rostro de Thomas era una buena señal para mí, un pequeño respiro de aire fresco. No demostraba ni una pizca de preocupación, aunque si en realidad solo actuaba con el propósito de hacerme creer que no le importaba nada de lo que acababa de decir, entonces hacía un trabajo fantástico.

—¿Ya lo sabe?

—¿Qué cosa?

—Lo de... Lo de nosotros. A eso te refieres con lo que pasó esa noche, ¿cierto? ¿Vio las fotos? Porque yo las vi hace...

—Espera, ¿qué? ¿Qué fotos?

  Conocía a Thomas en muchas facetas diferentes. Conocía al Thomas callado y reservado, ese que no es un fanático de las fiestas y el baile, pero nunca se negaba a pasar un buen rato conmigo. Conocía al Thomas que me dedicaba sonrisas capaces de superar a las siete maravillas del mundo y me entregaba su amor como ninguna otra persona alguna vez lo había hecho. Conocía al Thomas vulnerable, el que intenta parecer fuerte e incapaz de quebrarse, pero por dentro su corazón se estaba desmoronando ante la difícil realidad que era cumplir lo que me prometía lo más rápido posible. Conocía a un Thomas que a veces perdía la paciencia y se molestaba fácilmente, y también que, cada vez que yo me iba, de algún otro modo lograba recuperarme; pero también conocía a un Thomas que decía quererme, juraba por montones y decía lo siento más veces de las que yo podía contar, como si tuviera una necesidad incesante de pedirme disculpas, sin embargo, a veces fallaba un poco en demostrar con acciones y hechos sus palabras.

  Lo conocía de muchas maneras, en diferentes aspectos y situaciones. Ya me sabía de memoria muchas de sus variadas reacciones y era capaz de comprender qué significaban ciertos tonos de voz. Reconocía un par de mentiras de las que él creía que jamás me enteraría. Sabía cuál era su comida favorita, cómo complacerlo en la cama y por qué todavía no se mudaba de la casa en la que vivió toda su infancia. En medio de una multitud era una tarea fácil para mí identificar su cuerpo, su mirada y su forma de expresarse. Pero pese a que lo conocía tanto, nunca lo había visto de este modo, tan desconcertado, confundido y preocupado a la vez. Estaba aterrorizado de lo que yo acababa de decir y la posible explicación que tendría que darle, ya que, al parecer, le había dado nuevas noticias de las que él aún no se había enterado.

Dylan —dijo mi nombre en un tono autoritario, como si exigiera una aclaración inmediata—, ¿qué fotos? ¿De qué estás hablando?

  Eso fue todo lo que necesité para saber que no tenía idea sobre las fotografías. Nunca lo supo, por lo que esa no fue la razón por la que me había ignorado el día anterior y quizá solo decía la verdad. ¿Se había comportado como un idiota? Por supuesto que sí, pero lo reconocía y tal vez eso me bastaba. Y sé que eso no tenía que ser suficiente para mí, que no podía aferrarme a esas disculpas y simplemente desistir, puesto que así solo le hacía saber que estaba bien ser un imbécil conmigo solo porque no estaba de humor para hablarme. Sin embargo, creo que en ese mismísimo momento me decía a mí mismo que pasaría por alto su error, porque podía aguantar una última vez. Quizás era un iluso, pero quería confiar en él hasta el punto en que no me quedaran pruebas para hacerlo. Lo quería a mi lado, eso era lo que dictaba mi corazón, y mi cerebro ya no tenía la última palabra.

  Inhalé profundamente y tomé mi celular para desbloquearlo. Frente a mis ojos reapareció la página web que estaba leyendo antes de que Thomas llegara, y estreché mi brazo encima de la mesa para tenderle el aparato. Él desplazó la mirada desde mi cara hacia el celular que yo aguardaba pacientemente a que recibiera. Vaciló unos segundos antes de tomarlo con una mano y mirar la pantalla con el ceño fruncido y los labios apretados en una fina línea.

—Las fotos de las que te hablo están más arriba —le comuniqué, rompiendo el hielo. Él me lanzó una última mirada antes de dirigirla hacia el teléfono y deslizó el pulgar sobre la pantalla—. Las publicaron ayer, pero las vi un poco antes de que llegaras. Las encontré en Twitter. Una chica nos mencionó a ambos en un tweet, y ahí estaban las fotografías que ella tomó. Aunque creo que ahora todo el mundo se enteró, porque comencé a buscar y... muchos están hablando sobre eso desde el momento en que las publicaron. Incluso se enteraron algunos medios y hay diversos artículos publicados llenos de rumores, y...

—Pero... pero ¿cómo? ¿Las tomó una chica que estaba pasando por ahí justo en ese momento? —Thomas levantó la mirada y volvió a fijarla en mí—. No recuerdo haber visto a alguien.

—Yo tampoco. No lo sé, quizá estábamos muy distraídos y por eso no la vimos. Creo que iba por la acera del frente, así que tiene sentido que jamás nos hayamos dado cuenta de que estaba allí, y quizá pasó demasiado rápido. 

—Sí, puede ser. Pero debió haberse tardado un poco en tomar esas fotos. No puede ser que no nos hayamos dado cuenta.

  Todo el pánico, ansiedad y miedo que había sentido al ver las fotografías se evaporó, o quizá solo lo oculté porque podía percibir que Thomas se sentía peor. Sus pupilas denotaban terror y su expresión ya no era la misma. Ahora su entrecejo representaba la preocupación que yacía dentro de él y sus ojos... Jamás lo había visto tan asustado, como si esperara a que yo lo reconfortara y le diera una solución.

  Lo que Isabella sabía sobre nosotros era desconocido para mí. Ella no había visto las fotografías, pero habían discutido por algo acerca de la relación que yo mantenía con Thomas, así que deduje que significaba que se había enterado sobre algo respecto a lo nuestro. No tenía la certeza de si el miedo de Thomas era debido a lo que diría el mundo sobre lo nuestro o que todas las personas cercanas a los dos, esas de las que nos habíamos ocultado por tanto tiempo, se enterarían de esa forma.

  De algún modo, lo comprendía. La mayoría pensaba que Thomas tenía novia y se casaría dentro de poco, y ahora que estas imágenes comprometedoras salían a la luz, las alternativas restantes eran negarlo todo o admitir que sí, nos habíamos dado la mano y estábamos juntos en una relación que todavía no podíamos definir. Incluso yo le temía a la posibilidad de ser juzgado por ser el amante de Thomas, y él seguramente le temía a la reacción que tendría Isabella al saber que él le había sido infiel todo este tiempo.

—Hey, te recuerdo que los celulares de hoy tardan segundos en tomar una foto —comenté con una sonrisa débil. Quería fingir que esto no me afectaba al mismo nivel que a él para así poder brindarle apoyo—. Y tampoco usó el flash de la cámara; con mayor razón no la vimos. No había forma de que supiéramos que estaba ahí.

—Es que... no puede ser. ¿Cómo no nos dimos cuenta? Deberíamos haber sido más cuidadosos. Deberíamos habernos asegurado de que nadie estuviera cerca y que...

—Thomas, yo tampoco me lo esperaba. Yo... Yo quiero que algún día la gente sepa sobre lo nuestro, pero jamás de ese modo. Y, honestamente, también tengo un poco de miedo. Pero tienes que estar tranquilo, ¿de acuerdo?

  Un silencio absoluto fue su contestación. Sin embargo, sus ojos hablaban por sí solos, y no sabía cómo aliviar la desesperación que había en ellos. Me moví alrededor de la mesa, arrastrando la silla metálica conmigo, hasta estar a su lado, y sin dudarlo tomé una de sus manos bajo el mantel. Tracé círculos imaginarios sobre su piel con mi pulgar en un intento por hacerle saber que me tenía, que yo estaba allí. Él me observó en cada acción, cada movimiento, y agachó la cabeza con un suspiro antes de alejar su mano de la mía como si temiera que alguien nos viera al igual que esa noche.

—Oye —lo llamé, pese a que no obtuve su atención de inmediato—. Thomas. Oye, mírame —esta vez sí alzó la vista, así que proseguí—. Todo estará bien, ¿okay? Esto no es tan malo como parece. Si no decimos nada, nadie puede saber con certeza si realmente somos nosotros y... Quizás por ahora el panorama no luce muy bien, pero todo esto dará igual algún día porque estaremos juntos y será parte del pasado.

  Thomas se pasó la lengua por los labios y no despegó su vista de la mía. A diferencia de hace un rato, ahora su mirada había adquirido una emoción diferente. Cierta inseguridad se reflejaba en sus penetrantes ojos cafés y frunció los labios por un segundo, como si deseara decir algo que no podía guardar por más tiempo. Pero solo terminó mirando una de mis manos, que descansaba sobre mi regazo, y las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa de labios cerrados.

—Solo tenemos que ser mucho más precavidos desde ahora —añadí—. No diremos nada al respecto en las redes sociales, es lo mejor que podemos hacer, porque a veces negar un rumor solo lo convierte en uno más grande. Pero si alguien a quién conocemos nos pregunta, creo que... ¿quizás ese será el momento de decir algo? Porque eventualmente habrá que enfrentar todo esto, ¿no es así?

  Thomas dio un vistazo a su alrededor antes de regresar a mis ojos. Luego se humedeció los labios, los apretó y asintió. Supongo que esa respuesta era la única que yo necesitaba en ese momento.

 



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