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-¡Corte! ¡Eso estuvo genial, Dylan! -lo felicitó Wes con aplausos a los que más personas se unieron.

Estábamos en el estacionamiento de la hectárea, ya que armaron un set con pantallas azules, verdes y otros objetos, simulando el interior del laberinto. Había paredes firmes y una salida, donde Dylan estaba de pie, sonriendo y agradeciendo todos los halagos que recibía por su gran agilidad a la hora de hacer maniobras y casi no necesitar un doble. Y yo lo miraba desde una distancia más o menos lejana, mi espalda apoyada en una muralla y una de mis manos en el bolsillo derecho de mi pantalón de vestuario, sosteniendo con firmeza una nueva cajetilla de cigarrillos que compré ayer. No tenía nada más con qué mantenerme ocupado, puesto que solo debía aguardar a ser llamado por Wes o alguno de los productores cuando debiera grabar una escena.

Dylan no podía pasar tiempo conmigo -aunque cuando sí podía acercarse a mí, simplemente me evitaba-. No almorzamos juntos y no hemos hablado desde que lo desperté esta mañana al volver a la habitación. Le llevé un sándwich y un café, pero solo aceptó lo segundo con un "gracias" que apenas alcancé a oír. Después, se vistió y besó mis labios un par de segundos en forma de despedida, murmurando el típico "nos vemos más tarde" y desapareciendo por la puerta con una rapidez que, debo admitir, me sorprendió. Era como si quisiera escapar, correr de algo que lo aterraba, o al menos eso parecía... y yo tampoco puedo obligarlo a que se quede a mi lado.

Encendí un cigarro e inhalé profundamente, observando a Dylan e intentando pensar en qué lo hacía actuar de esa manera. Tal vez tiene miedo de hacerme saber que se rindió, que no desea continuar con la relación que tenemos, y yo tengo miedo de que sea cierto. Exhalé y su mirada se encontró con la mía a unos cuántos metros de distancia, no obstante, me esquivó y frunció los labios antes de devolver su atención a Wes o quien sea que le hablase. Pero yo seguía ahí, pensando en lo que hice mal, averiguando sin pistas o señales la manera de hacer lo correcto.

-Thomas -me habló uno de los productores, cuyo nombre nunca recuerdo. Giré mi cabeza hacia él y le presté toda mi atención-. O fumas eso en menos de un minuto, o lo apagas. Te necesitamos ahora para una escena.
-¿Ahora?
-Ahora -repitió con énfasis, dándome a entender que debía ir de inmediato.

Lancé el cigarro a medio fumar al piso, lo aplasté con mi pie derecho y seguí al hombre que era casi calvo, y traía puesta una camiseta de tela piqué negra. Cruzamos el estacionamiento en un camino diagonal hasta llegar a la entrada de lo que era el laberinto por dentro, y mi estómago se convirtió en un nudo imposible de deshacer al ver a Dylan allí. No se dio cuenta de que me encontraba atrás de él, solo conversaba animadamente con Wes y Ki Hong, proponiendo ideas para las escenas y bromeando en ocasiones, chistes malos y aburridos que de igual manera me causaban gracia, obligándome a morder el interior de mi mejilla para no reír.

-Wes, deberíamos ir ahora. El sol está perfecto, no necesitaremos tantos focos allí dentro -comentó el hombre y Dylan dio media vuelta al escucharlo hablar, topándose conmigo en el proceso y lamiéndose los labios algo nervioso.
-Tienes razón -le contestó. El hombre de camiseta negra emprendió su camino hacia a una camioneta Chevrolet verde oscuro y Wes hizo un ademán con su cabeza para que lo siguiéramos, dirigiéndose a nosotros mientras caminábamos -. Chicos, ¿recuerdan lo que les pedí en el almuerzo? ¿Las escenas que quería que ensayarán? Bueno, tenemos hoy y mañana para filmarlas, así que eso haremos ahora.

Wes apresuró el paso y nosotros lo imitamos, el productor, que aún no tengo idea cómo se llama, guiándonos a través del vacío estacionamiento hasta llegar al vehículo. Yo no comprendía de qué hablaba, porque nadie me había mencionado nada sobre ensayos y escenas, aunque era de esperarse si Dylan no tenía intenciones de dirigirme la palabra.

-Ehm... Wes -lo llamó Dylan y se rascó la mejilla derecha, moviendo su mano hacia el otro costado de su cara como un probable acto provocado por los nervios. Wes se giró y elevó las cejas, esperando a que prosiguiera-. Creo que... Creo que necesitaremos un poco más de tiempo.

Dylan sonrió forzadamente y la cara de Wes se tensó, un evidente enojo al enterarse de que habíamos hecho todo menos lo que nos pidió. O bueno, lo que le pidió a Dylan y Ki Hong.

-Suban -nos ordenó con semblante neutro y no dudamos ni un segundo en obedecer. Cerré la puerta a mi lado, Wes subió al asiento del copiloto y el hombre de camiseta negra, en el del conductor, cerrando la puerta y encendiendo el motor-. Les daré diez minutos para repasar sus líneas. Solo diez. Ni uno más ni uno menos.

Asentimos, incluso estando conscientes de que no nos miraba ni por uno de los espejos, y apoyé el codo en la puerta, mi cabeza descansando sobre mi palma. Observé a Dylan por un momento y él me devolvió la mirada, su entrecejo arrugado y sus rosados labios entreabiertos. Después, suspiró y se reclinó en el asiento con sus ojos cerrados, a lo que volví mi vista a la ventana y me resigné a mirar el asfalto que gradualmente se transformaba en tierra y piedras diminutas. En lo único que pensaba era que quería volver a sentir que Dylan y yo debíamos escondernos de los demás. Quería sentir esas ganas de besarlo y no poder hacerlo hasta estar a solas, aguantando horas y horas hasta el receso de la tarde o hasta que llegáramos al hotel. Quería esas miradas cómplices de vuelta, esos secretos susurrados y conversaciones cortas. Prefería eso a tolerar el trato que él me entregaba mientras yo quemaba cada una de mis neuronas para descubrir sus razones.

(...)

-Gracias, Newt -habló en voz baja. Su mirada estaba sobre mí y yo no podía leer con exactitud las emociones de su rostro.

En ese instante, debería haber asentido; el guión así lo decía y Wes nos pidió evitar la improvisación en esta escena. Newt asentía ante el agradecimiento de Thomas y en vez de eso, yo contemplé a Dylan, serio, quizá demandando respuestas por su repentino cambio de actitud dentro de nuestra realidad, no la de los personajes que interpretábamos dentro de un mundo ficticio. Dylan frunció el ceño, yo bajé la mirada y Wes gritó el tan conocido "corte", mas yo continué con los ojos sobre el suelo bajo mis pies.

-Muy bien, muchachos. Buen trabajo. Mañana haremos otra toma a esta misma hora -anunció y alcé la mirada, viéndolo salir con Ki Hong y los demás.

Dylan permaneció quieto, sus manos en los bolsillos de sus pantalones y la vista en el piso, mordiendo su labio inferior para después presionar ambos entre sí.

-Creo que, ahm... deberíamos salir -mencionó en medio del silencio absoluto y me miró. Creí que añadiría algo más, sin embargo, sus pies parecían ser lo más interesante del mundo.

Dio media vuelta sobre sus talones, encaminándose hacia la salida de lo que era una de las construcciones del Área, y no pude resistir el dejarlo ir sin antes formular la pregunta que ansiaba decir en voz alta.

-¿Hice algo? -Dylan paró en seco, su espalda hacia mí-. ¿Te molestó algo que dije?
-N-no... -replicó en un susurro, todavía de frente a la puerta.
-Entonces, ¿qué fue lo que hice?

Inhaló y exhaló con intensidad, girándose y haciendo contacto visual conmigo. No dio ni un paso al frente, pero tampoco decidió irse, solo me dedicó una mirada que se sentía mucho más cálida en comparación a las anteriores y aspiró una bocanada de aire.

-No hiciste nada -sentenció, una gran mentira que no me costó tanto trabajo notar-. Los demás nos esperan afuera y...
-¿Nada? -lo interrumpí- Entonces estoy imaginando cosas y no me has ignorado todo el día, ¿cierto?
-Thomas... -Se pasó una mano por el cabello-. ¿Podemos hablar mañana? Yo...
-¿Qué fue lo que hice, Dylan? ¿Es por lo que hablamos en la mañana? -Tragó saliva y corrió la mirada, confirmando sin palabras mis suposiciones-. ¿Es eso? Dylan, yo te dije que...
- lo que dijiste -musitó y volvió a mirarme. Al principio el enojo manaba de sus poros, mas no tardó en tranformarse en algún tipo de tristeza-. Sé lo que dijiste -reiteró, esta vez en un tono mucho menos agitado.

Sus ojos se cristalizaron y se relamió los labios, otra vez pasando una mano por su castaña cabellera y apretando sus labios con fuerza. Su mirada iba de un lado a otro, tal vez pensando en lo que deseaba decir, no obstante, nada salía de su boca y yo comenzaba a creer que sería mejor hablar en vez de callar y verlo pelear consigo mismo.

-Dyl, ¿recuerdas lo que...?
-Necesito tiempo, Thomas -expresó con seguridad y mi corazón pareció haberse acelerado tan pronto lo escuché pronunciar tales palabras-. Un poco de espacio, un día o dos.
-¿Espacio? -inquirí incrédulo-. Dylan, ¿no me crees?
-Sí te creo, Thomas, pero...
-Entonces, ¿por qué necesitas tiempo? ¿Acaso quieres terminar con esto y...?
-¡No quiero terminar con esto! -gritó con ira. Una lágrima cayó por su mejilla izquierda y la secó con el dorzo de su mano- ¿No crees que si así lo quisiera, ya lo habría hecho? ¡Confío en ti, Thomas! A veces es un poco difícil hacerlo, y aún así confío en cada palabra que me dices. ¿Acaso no tengo el maldito derecho a molestarme? ¿A sentirme mal o triste respecto a esto?
-No... -susurré y me retracté tan pronto hablé- Digo, sí, por supuesto que sí, pero...
-Viajarás a verla. Viajarás a verla y por mucho que no quiera que vayas, no lo digo. Nunca sé cuándo terminará todo esto y vivo en la incertidumbre, por si no lo has notado. Incluso sin tener la certeza de que en realidad no puedes decirle la verdad, nunca me he quejado y sigo aquí. ¿Y tú piensas que no te creo y que quiero acabar lo que apenas comenzamos? Yo... Quizás yo no debería creerte, y lo hago. Y... -suspiró profundamente, calmándose y regresando hacia la puerta sin antes darse media vuelta para mirarme por última vez-. Creo que también tengo derecho a pedirte esto. Déjame en paz. Solo por un par de días pero... déjame en paz.

Y al desaparecer por la puerta, sentí un miedo en mi interior. Era tristeza, mi corazón con una ligera grieta y temor. Temor por haberlo perdido cuando recién conseguí sostenerlo entre mis brazos.

****
El último capítulo del año :') (al menos en mi país). Subiré algo más aparte que quería dedicar a todos ustedes y espero les guste, porque lo escribí con mucho cariño.



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