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En mi regreso a Estados Unidos una una melancolía inmensa me saturó. En cierta forma, es algo gracioso, ya que esto parece haber sucedido hace casi un año o más, pero ha sido... ¿un mes? Vaya, un mes. El solo pensarlo me impresiona.

Las nubes lucían grises a través de la ventana ovalada, todo debido al clima ligeramente frío y extraño de Los Ángeles, y esperaba que en Baton Rouge estuviera igual; digamos que no soy un fanático del fuerte sol que ha llegado días antes del verano, haciéndonos sudar como nunca y obligándonos a beber litros de agua mientras nos protegemos de él bajo el toldo dentro de la hectárea. 

Mi avión proveniente de Londres hizo escala en Los Angeles para ir de regreso a Louisiana, por lo que no ha sido demasiado el tiempo de viaje transcurrido en este segundo avión. Antes de irme, solo me puse un sweater gris, ya que según mi teléfono, hoy sería un día bastante frío. The Beatles sonó a través de mis audífonos y rodé los ojos porque la canción no era ningún tipo de contribución para mi estado de ánimo, sin embargo, dicen que es de gran ayuda escuchar música triste cuando uno lo está, así que esa fue mi excusa para torturarme por un rato. Suspiré, apoyando mi codo en el brazo del asiento y mirando por la ventana.

No puedo dejar de pensar en lo que tengo que hacer al llegar a Louisiana, y no hablo sobre las grabaciones. No planeo regresar a todo eso de ignorar a Dylan, necesito dejar la cobardía de lado, incluyendo en ello el olvidar la idea de que si finjo no sentir nada, así será; no sé en qué momento cruzó mi cabeza ese pensamiento tan ridículo y tonto, y cómo es que no pensé que, al negar los sentimientos, lo único que sucede es la permanencia de ellos, al igual que una extensión casi desmesurada. Lo primordial en este mismísimo instante es Dylan. Tiene que existir una forma de llegar a él otra vez, de poder conseguir aunque sea un poco de su atención y hacer que me escuche, recuperar su confianza y que me ayude a ver de qué se trata todo esto. Pasar más tiempo a su lado aclarará mis ideas, no obstante, temo que él no lo quiera. Hay tantas situaciones probables, las peores siendo las que me acechan, y aterran. No sé de qué manera expresarme frente a él y tampoco tengo la menor idea de si debería utilizar palabras o acciones. Me pregunto si sufriré su rechazo, si solo acabaré humillándome al darme cuenta de que él no me corresponde, o tal vez sí lo hace, mas no querrá aceptar el intentar algo sabiendo que aún no puedo dar término a mi relación con Bella.

Con un profundo suspiro, resolví que solo conseguiría una insoportable jaqueca al darle tantas vueltas al mismo asunto, así que me recliné en el asiento y cerré los ojos. A la hora de caer dormido, Dylan llenaba mis pensamientos y a decir verdad, no era algo que me molestara.

Últimamente, no ha sido algo que me moleste en absoluto.

(...)

Desperté exaltado, mas no estoy seguro si lo que me causó un gran susto fue el sueño que estaba teniendo o la voz del capitán pidiéndole a la tripulación sentarse derechos para el aterrizaje. Las dos cosas, quizás. No, en realidad... fue el sueño.

Otra vez ese maldito sueño. El bosque, Dylan me ignora, se ríe con ironía de mí y pareciera no tener interés alguno en lo que deseo decir o en mis disculpas. Si bien es solo una pesadilla, un mero producto de mi imaginación, cómo no analizarlo una y otra vez  cuando ya es segunda vez que se repite en mi dormir. No debería creer que significa algo, pero a veces creo que sí lo es y que necesito descubrir de qué mierda se trata todo esta maraña dentro de mi cabeza.

《Estoy cansado, es todo.》

Llegué al hotel cerca de las cinco de la tarde, el aire frío chocando contra mi cara y entumeciéndome las mejillas, y nariz. En el camino a mi habitación no vi a nadie conocido rondando por el lugar, puesto que todos estaban en la hectárea filmando.

Mi ausencia no ha ocasionado muchas complicaciones hasta ahora, porque las primeras semanas grabamos una buena cantidad de escenas en donde yo tenía que estar presente y eso ha sido suficiente; esta semana retomaré todo lo que he tenido que dejar de lado gracias a mis constantes y breves traslados a Inglaterra. Lo bueno de todo es que Wes ha sido bastante accesible, entendiendo que no busco atrasar la película, solo que también es importante para mí estar al tanto de Bella y su salud, siendo mi deber no dejarla de lado.

Ya en mi cuarto, posicioné la maleta a un lado de la cama y me recosté después de un largo, y exhaustivo viaje, cayendo en otro momento de somnolencia que me dirigió al mismo sueño con Dylan. Abrí los ojos, respirando agitado, y me senté en la cama. Mi corazón golpeaba fuerte contra mi pecho, el sudor me cubría la piel y el sentimiento de desesperación todavía habitaba en mí, puesto que se sintió muy real. Lo que no me esperaba eran las lágrimas que corrían por mis mejillas, y permanecí perplejo mientras me preguntaba en qué segundo llegué a esto. No tenía previsto sentirme tan afectado por un sueño, por la maldita pesadilla que se ha reiterado por tercera vez sin descanso. Entonces, no era solo la pesadilla lo que me hacía sentir mal, era el percatarme de que, tal vez, mi subconsciente está mezclando la realidad dentro de mi cabeza, recordándome a gritos que si deseo que acabe, es necesario actuar.

Me enjugué las lágrimas y observé la habitación. Usualmente, hubiera pensado que el silencio es relajante, pero es todo lo contrario: ensordecedor y exuberante. La temperatura debió disminuir mientras dormía, el cuarto sintiéndose tan frío que de mi boca escapaban pequeñas y casi invisibles nubes de vapor. ¿De dónde salió tanto frío cuando nos encontramos a solo días del verano?

Me encaminé hacia mi maleta para buscar ropa mucho más cómoda y abrigadora —hoy no trabajaré, así que da igual— entonces, di con algo inesperado: esa sudadera burdeos que guardé hace semanas, cubriéndola con toda mi ropa para no volver a verla por un largo tiempo, aunque creo que ese tiempo se agotó. Siempre me preguntaba si era necesario regresársela; a ratos mi mente me decía que sí, luego se contradecía. Cuando deseaba tomar la prenda e ir a su habitación con la intención de entregársela, acababa usándola mientras estaba en mi cuarto, porque me recordaba al día que pasamos juntos en la playa. Me convencía de que no había forma de devolvérsela gracias a la falta de comunicación, siendo en realidad una patética excusa, una razón que tenía sentido en mi cabeza a la hora de querer poseer algo que le perteneciera a Dylan. No obstante, después surgían esos súbitos cambios de parecer y me rehusaba a actuar de esa manera, a sentir lo que siento. Así es como pasé algunos días lanzando lejos la misma sudadera, queriendo que desapareciera de mi vista, aunque eso no haría que el dueño de la estúpida prenda desapareciera de mi mente. No tardé mucho tiempo en hallar la solución, que fue esconderla en el fondo de mi maleta, lo cual resultó ser una gran idea al tener en cuenta que nunca desempaco todo debido a mis sucesivas traslaciones de un país a otro. Y funcionó por un poco más de una semana, hasta hoy.

¿Sería algo patético, o cursi y cliché, meter mis brazos dentro de las mangas, subir la cremallera y sentir cómo el aroma de Dylan, que aún permanece en la tela, llega directo a mis fosas nasales? Por más que así fuese, lo hice porque necesitaba aliviar el frío y también sentir a Dylan cerca.

Me senté a los pies de la cama y contemplé la nada, tratando de hallar la raíz de todo. Empuñé las manos dentro de los bolsillos, acerqué la cara al género y cerré los ojos por un instante, el dulce aroma llenando mis sentidos. Luego, exhalé con cansancio y caí de espaldas en la cama, mis pies aún tocando el piso. Miré el techo, concentrado en los pensamientos que corrían por mi mente.

Lo extraño. Joder, lo extraño demasiado y sé que puedo acabar con esta tortura. Debo tener presente la presunta idea de que puede no terminar cómo yo anhelo. Tal vez si consigo algo parecido a una amistad, un acercamiento o el pacificar nuestra relación, podré extrañarlo desde cerca y será, de alguna forma, algo mejor que esto.

***
Okay, este capítulo es de ayer, miércoles, y es MUY probable que este y el anterior sean un poco más cortos, y también sé que ha habido poco dylmas, casi nada, pero no tiene nada qué ver con falta de tiempo o inspiración (anoche me inspiré y escribí esto), sino que yo quiero que sean así y prometo que es solo por razones muy buenas jeje. Además, es para no apresurar tanto las cosas y no causar un bombardeo de situaciones en solo un capítulo.

Algo más: ¿alguien por casualidad recuerda la fecha de la primera publicación de mi historia? Los que leyeron cuando recién comencé, ¿alguno recuerda una fecha aproximada?  Sé que fue en mayo, tipo, 20 y algo (busqué en Google para ver si salía algo djkf), pero me gustaría saber. Yo, la tonta, no se me ocurrió anotar la fecha antes de editar el primer capítulo *llora*

Besos a todos, los amo, miles de gracias por sus lindos comentarios y todos esos votos, ¡y bienvenidos sean mis nuevos lectores! Nos leemos pronto. xx 


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