24
-No sé por dónde empezar.
-Mmh... Por el final, obviamente -respondió Kaya con un toque de sarcasmo. Rodé mis ojos y vi como me sonreía mientras esperábamos la comida que habíamos ordenado.
Wes nos dio el día libre, así que aproveché de salir un rato junto a Kaya para conversar y, además, pedirle consejos de manera urgente; necesitaba sacar esto de mí y tener la opinión de alguien cercano.
-Bueno, todo comenzó cuando me topé con Dylan en el ascensor hace unos días y después digamos que...
-¿Volviste a sentir lo mismo?
-Exacto. Pero te juro que era lujuria, nada más que eso. Y bueno, me saltaré ciertos detalles pero...
-Dos hamburguesas doble con queso y un plato de papas fritas-dijo el mesero, dejándonos la comida sobre la mesa y unas latas de bebida. Agradecimos y esperé a que se fuera para seguir hablando.
-¿Entonces? -me habló Kaya mientras añadía aderezo a su hamburguesa. Yo solo tomé la mía, le di un mordisco, mastiqué y volví a hablar apenas tragué.
-Cuento corto: otra vez pasó.
-Otra vez pasó... ¿Qué? -puse mis ojos en blanco y le disparé una mirada que prácticamente decía "¿Es en serio?". Cuando noté que su rostro todavía mantenía esa expresión confusa, suspiré profundamente y respondí.
-Pasó eso, Kaya.
-Oh...
-Alguien anda lenta el día de hoy.
-¿Disculpa? Podría haber sido cualquier cosa, no es mi culpa que tú no sepas contar historias, Señor "Por Dónde Empiezo".
Reí, pero ella permaneció seria; no me preocupaba, después de todo, es Kaya de quien estamos hablando.
-Como sea. Pasó eso, pero también algo más.
-¿Qué? ¿Ahora tú eres el activo?
La comida que estaba tragando en ese momento se quedó atrapada en mi garganta, provocando que me atragantara y comenzara a tocer sonoramente. La gente que se hallaba cerca miraba para saber qué ocurría entretanto yo tomaba un gran trago de bebida para conseguir calmarme; miré a Kaya y me di cuenta de que todo el tiempo se había reído de mí.
-¿Quieres matarme? -le pregunté alterado, una tos leve haciendo paso entre mis palabras.
-¡Dios, te hubieras visto!
-No sabes cuánto te odio.
-Lo sé -me respondió con una sonrisa, para luego lanzarme un beso y guiñar.
Rodé mis ojos como por tercera vez en cinco minutos y seguí comiendo sin decir nada; esperaba no tener otro trozo de comida a punto de bajar por mi garganta para cuando Kaya me hablara.
-Como te decía, pasó algo más.
-Y vuelvo a preguntar, ¿ahora eres el activo? -entorné mis ojos y busqué cómo responderle a eso.
-¿Qué...? De dónde... ¿De dónde sacas todo eso?
-¿Qué cosa?
-De que yo soy el... Y ahora soy... Agh, olvídalo -rió e hizo un movimiento de negación con su cabeza.
-¿Me vas a decir de una vez qué es lo que pasó además de que lo hicieron de nuevo?
Tragué saliva y tomé un sorbo de mi refresco. Luego de meditar bien mis palabras, hablé.
-¿Qué mierda significa sentir algo extraño en tu estómago cuando alguien te besa?
-Ehm, creo que eso depende de qué tipo de sensación extraña estemos hablando -contestó la ojiazul mientras le daba una mordida a su hamburguesa.
-Kaya, estoy casi seguro de que esa sensación extraña tenía algo que ver con las famosas "mariposas".
-No me digas que...
-No lo sé, no lo sé -dije frustrado y me pasé una mano por la cara.
-Thomas, necesitas terminar esto ahora.
-¿Lo que tengo con Dylan?
-No, idiota. Hablo de Isabella.
-¿Qué? ¿Estás loca?
-El único loco aquí eres tú, por si no lo has notado.
-No pienso dejar a Isabella.
-¿Qué tal si piensas en el hecho de que estás sintiendo algo por Dylan y te casarás en un poco más de una semana? O mejor, y disculpa que te lo diga así, piensa en alguien más que no seas tú.
-¿De qué hablas? Eso he hecho todo este tiempo, o por lo menos intento hacerlo.
-Sí, claro. Engañar a Isabella es una gran manera de pensar en ella y su bienestar, ¿eh? -exhalé y pasé mi mano derecha por mi cabello.
-No puedo terminar con ella, la destrozaría. Ella... Ella no merece algo así.
Recordé lo sucedido el otro día con ella en el desayuno: la tristeza que cubría su rostro al notar mi comportamiento, sus ojos celestes repletos de lágrimas contenidas y el tono quebradizo de su voz. Con solo pensarlo la culpa caía en seco sobre mi corazón y hacía que este pesara una tonelada en mi pecho.
-Entonces, ¿no quieres terminar con ella porque no quieres hacerle daño? Yo creí que era porque la amabas y en verdad no querías dejarla.
-Lo hago, Kaya. Es que... Es todo tan complejo.
-No lo es, Tom. Solo debes hacer lo correcto y eso es acabar con todo esto de una buena vez.
-Si fuera tan fácil como suena, lo habría hecho el mismo día de la fiesta -suspiré y apoyé mi cara en mis manos-. Yo la amo, pero no entiendo qué me pasa. No me siento igual que antes. El día de la fiesta me sentía contento, mas no era como la última vez que nos vimos, siquiera cuando la besaba... sin embargo, el cariño está ahí, ¿entiendes? Y es por eso que no puedo acabar con todo, porque ella ha sido tan buena conmigo estos años y no merece que le pague así, rompiéndole el corazón.
-Pero tampoco merece que le rompas el corazón sin que ella lo sepa. ¿Te das cuenta de que esto es algo importante? Estamos hablando de un matrimonio, en donde se supone que estás totalmente enamorado de ella y no andas a sus espaldas revolcándote con tu compañero de trabajo. Sumémosle a eso el hecho de que estás sintiendo cosas por él y-
-Kaya, no lo creo. Tengo que estar confundido -puso sus ojos en blanco.
-A veces no sé si eres idiota, imbécil, tonto, estúpido o todas las anteriores. En serio.
-Gracias -contesté en un tono cargado de sarcasmo.
-Thomas, esas "mariposas" -hizo comillas con los dedos- no salen de la nada -me miró fijamente, buscando algún tipo de respuesta en mí; quizás esperaba que admitiera que tiene razón. Al ver que no hablaba, ella lo hizo-. Okay, veamos. Cuéntame mejor sobre eso que sentiste; cómo fue, qué pasó, qué pensabas...
-Es simple: estábamos recostados y se apoyó en mi pecho, entonces sentí la necesidad de abrazarlo. Y se sentía tan bien, como si fuera algo que podría hacer siempre sin problemas. A la mañana siguiente me puse a pensar en ello y bueno, pasamos la mañana juntos y... lo besé, después me besó y... Dios, se sentía genial. Era como una choque eléctrico. No, no. Era como esa felicidad que sientes al estar borracho; estás tan inconsciente respecto a lo que haces y dices, y nada importa.
-Sí, definitivamente estamos hablando de amor aquí.
-No lo creo. ¿En una semana?
-Thomas, ¿alguna vez te escuchas cuando hablas?
-Agh -me cubrí la cara por unos segundos. Me sentía totalmente frustrado.
-Tom, a lo mejor no estamos hablando de que estés enamorado, pero acepta que esto sí es amor. Quizás... Quizás estás sintiendo una atracción hacia él.
-¿No que ya me sentía atraído hacia él?
-Pero no sentimentalmente.
-¿Y qué se supone que debo hacer?
-¿Decirle? ¿Terminar con Isabella? Yo diría que las dos cosas.
-No y no.
-Thomas-
-No, Kaya -la interrumpí-. No le romperé el corazón a mi novia. A quien quiero es ella y... debo estar confundido, es todo. Sí, eso tiene que ser.
-Sabes, no logro entenderte y no sé para qué me pides consejos si no los tomas en cuenta. Solo haz lo que quieras; espero sea lo correcto -respondió ella casualmente para luego echarse una papa frita a la boca.
Suspiré por enésima vez en ese rato y volví a comer.
《Créeme, ni yo me entiendo, Kaya.》
(...)
-¿Qué harás ahora? -le pregunté a mi amiga mientras salíamos del restaurante.
-Ni idea, no tengo nada planeado.
-Y si... -no pude terminar la oración porque nuestros teléfonos sonaron al mismo tiempo.
Enarqué una ceja y la miré a los ojos, ella se encongió de hombros y sacó el celular de un pequeño bolso que traía colgando sobre su hombro. Tomé el mío del bolsillo de mi pantalón, desbloqueé la pantalla y vi un mensaje de Ki Hong.
-¿El tuyo también dice lo mismo? -me preguntó Kaya.
-Sí.
-Unas cervezas, conversar, bailar... Mmh, suena interesante.
El mensaje de texto decía prácticamente eso: Ki quería ir a un pub e invitó a todo el cast diciendo que nos juntáramos fuera del hotel en una hora.
-No lo sé, no ando de ánimos para salir de fiesta. Recién son las cinco de la tarde.
-¡Y qué! No recuerdo que exista un horario para salir de fiesta.
-Es que... Hace calor y tenía ganas de darme un chapuzón en la piscina -mentí, aunque creo que ella me estaba creyendo.
La verdad, lo único que quería era estar todo el día en mi habitación y romperme el cráneo cuando mi cerebro explote de tanto darle vueltas a este asunto. Necesito tomar una decisión pronto; puedo decirle a Kaya que me casaré de todas maneras, pero hasta ella sabe que no estoy completamente seguro.
-Las cervezas también refrescan, ¿sabes? -exhalé sonoramente y ella rió.
-Kaya, no sé...
-¡Tom, vamos, será divertido! -me crucé de brazos y la miré serio- Además, estará Dylan -dijo levantando y bajando sus cejas. Puse mis ojos en blanco; no quería demostrar que eso me sacaba una sonrisa.
-¿Y? ¿Debería importarme?
-¿Y? -respondió con una falsa expresión de sorpresa- Okay, puedes ser un gran actor, Thomas, pero créeme cuando te digo que no sabes fingir desinterés.
Empecé a caminar en dirección al hotel, ya que no estábamos tan lejos después de todo. Ella apresuró el paso para alcanzarme y quedar a mi lado.
-Como sea. Si tú quieres ir, anda. Yo no iré.
-Okay -contestó como si nada, lo cual significa algo.
-Kaya, no iré -insistí. Estaba seguro de que algo se traía entre manos.
-Está bien.
-Es en serio.
-Thomas, te escuché, no soy sorda. -Es solo por si acaso, porque de verdad que no iré.
-Como digas -me sonrió y continuamos el camino.
(...)
-Kaya, ¿te he dicho antes que te odio?
-Yo también te quiero, Tom -me sonrió y yo rodé mis ojos; creo que ya era algo normal hacerlo cuando estaba cerca de ella.
-Una cerveza, por favor -le hablé al barman mientras me sentaba en uno de los taburetes de la barra.
-Que sean dos -dijo Kaya. El hombre asintió y fue en busca de ellas.
Cuando habíamos llegado al hotel, le dije a Kaya que subiría a mi habitación para pasar desapercibido de los demás, pero ella me sostuvo del brazo y se acercó a Ki Hong, contándole sobre lo aburrido que soy al no querer ir con ellos. Todos los que estaban presentes, algunos sentados en una fuente que había allí afuera y otros de pie, comenzaron a animarme y decirme que fuera con ellos. Después de un par de minutos escuchando como exclamaban mi nombre y por poco me obligaban a ir siendo arrastrado por ellos, terminé aceptando de mala gana.
Y aquí estoy.
-Cambia esa cara, hombre.
-¿Y qué quieres? ¿Que sonría? Prácticamente me obligaron a venir.
-Tom, quiero que te distraigas por un rato. Es obvio que allá lo único que harías es estar en tu habitación todo el día. Te conozco.
Sí que lo hacía. La última vez que nos habíamos visto, que resulta ser cuando nos conocimos, congeniamos muy bien y formamos una relación amistosa y bastante cercana. Después nos veíamos de vez en cuando si es que los dos resultábamos estar en Londres al mismo tiempo. Puedo decir que Kaya es mi mejor amiga y sé que es la única que hasta ahora conoce todas mis facetas, tanto que a veces me sorprende la facilidad que posee para saber lo que pasa por mi cabeza.
-Okay, sí, acertaste. Diablos, ¿cómo haces eso?
-Creo que ya te lo he dicho antes: leo mentes.
-Oh, sí. Verdad que trabajarás en eso y serás millonaria -me sonrió y asintió, yo reí-. A todo esto, dijiste que estaría Dylan aquí.
-Llegará pronto, pero ¿no que te daba igual? -la temperatura en mis mejillas aumentó y estaba a punto de decir algo en mi defensa, pero el barman llegó con nuestras bebidas y habló.
-Son cinco dolares.
Kaya pagó por la suya de inmediato, yo estaba buscando dinero en mi billetera hasta que vi que el hombre que nos acababa de atender se iba.
-¡Espere, ya encontré el dinero!
-No, tranquilo -se acercó a nosotros, inclinándose sobre el mesón, y nos sonrió, en especial a mí. Esa mueca me recordaba a la típica que Kaya hace cuando me molesta-. La tuya ya está pagada.
-¿Qué?
-El joven de allá -apuntó cautelosamente hacia su derecha, pero no alcancé a ver porque su brazo tapaba la vista- pidió algo para él y, además, me dijo que pagaría lo que sea que hayas pedido.
No sabía si sentirme feliz o confundido, pero mientras Kaya comenzaba a hacer sonidos extraños para fastidiarme y hacerme sentir avergonzado, aproveché de mirar de quién se trataba. Para mi suerte el barman se levantó y fue a atender a alguien más, despejando el camino y ahí fue cuando sentí mi corazón latiendo mucho más fuerte contra mis costillas, mi vientre lleno de sensaciones incontrolables y mi boca cada vez más seca.
Dylan estaba conversando con Ki Hong, riendo y tomando cortos tragos de una botella de cerveza Corona. Tragué saliva y no conseguía despegar mis ojos de él; no hablábamos desde ayer en la tarde, cuando a mitad de las grabaciones tuvo que filmar escenas junto a Ki en otro sector y yo debía esperar a que Wes diera algún nuevo aviso. Luego, como siempre, trataba de concentrarme en lo mío y perderlo completamente de vista. Pensaba en Isabella, en todo lo que no debería estar sintiendo y hasta terminé enviándole un mensaje de texto para hablar con ella y arrancar a Dylan de mi cabeza. La tarde avanzó en un parpadeo y traté de evitar a Dylan en todo momento, manteniendo distancia e intercambiando la menor cantidad de palabras posibles cuando me hablaba. Él se percató de mis actos, ya que cuando trató de sacar un tema de conversación mientras esperábamos la van que se había atrasado en llegar, intenté no hacer contacto visual; me hablaba y hablaba, buscando formas de sacar palabras de mi boca, pero yo solo respondía con oraciones cortas, gestos o movimientos con mi cabeza. Creo que lo que le hizo dar cuenta de que en realidad no deseaba hablar con él -aunque una parte de mí sí quería- fue cuando saqué mi teléfono y le respondí un mensaje a Bella, ignorándolo completamente. Me sentí un imbécil al hacerle eso y no pude soportar la expresión en su rostro; entrecejo fruncido, ojos expectantes a que yo le dijera algo y boca entreabierta. Segundos después llegó la van y no volvimos a dirigirnos la palabra, no obstante, yo sí le dirigía la mirada cuando podía.
-Así que él es tu galán, ¿mmh? -oí a Kaya hablarme en un tono bastante entretenido, dándome golpecitos en el brazo con su dedo. Me giré hacia ella, completamente seguro de que mi cara estaba tan roja como las luces de un semáforo, y traté de darle una mirada tipo "Cállate o te mato"- Creo que Dyl sabe lo que quiere.
-¡Deja de molestarme! Y no le digas así -exclamé riendo y dándole un sorbo a mi botella.
-Amigo, dos cosas: le digo como quiero porque es chistoso ver que te molesta y te recuerdo que sin bullying, no hay amistad.
Negué con la cabeza entre risas y volví mi mirada a Dylan, este todavía conversando, aunque ahora Will se había unido. Traté de ser discreto, fingiendo que observaba cualquier cosa mientras bebía; pero cuando lo contemplé por otro par de segundos, su mirada atrapó la mía y me dedicó una gran sonrisa.
《Mierda.》
Sin embargo, esa calidez y alegría me invadió, haciendo que le sonriera de vuelta y me ruborizara. Me sentía como cuando conoces a ese primer amor, donde todo parece ser lindo, nada logra arruinar tu ánimo y lo que quieres llega a ti sin siquiera pedirlo porque, simplemente, sientes que el mundo se dispuso a estar a tu favor.
Bajé mi cabeza y traté de distraerme, bebí un poco y no dejaba de observar la botella, mis manos y la mesa. El silencio entre Kaya y yo no era incómodo; a veces no tenemos la necesidad de conversar, con la compañía del otro nos basta. Uno o dos minutos más tarde volví a oír su voz.
-Tom, vamos, los chicos nos están llamando -me dijo apuntando una mesa que se hallaba al lado de un muro, a una distancia no tan lejos de aquí.
Los asientos eran similares a un sofá, solo que más pequeños, y estaban todos sentados bebiendo y riendo. Ki Hong nos hacía señas para ir hacia allá, pero yo solo buscaba a una persona que no se veía por ningún lado: Dylan.
-Ehm... Anda, voy enseguida -contesté distraído, mi mirada viajando de un lado a otro.
-Pero-
-Ve, los alcanzo en un minuto -la interrumpí mirándola a los ojos. Supongo que comprendió porque esbozó una sonrisa, asintió y se levantó de su asiento camino a la mesa.
Tomé un largo trago de mi botella, teniendo que empinarla porque no me quedaba demasiada cerveza dentro de ella, y cuando volteé la cabeza para buscar a Dylan, terminé topándome con él. Estaba sentado a mi lado, una linda sonrisa que dejaba a la vista sus dientes perlados, hoyuelos y pómulos.
Iris castaños contra cafés. No sé si era la iluminación o siempre tenía los ojos de ese color, pero estos lucían igual que aquella noche en que me hicieron la fiesta sorpresa; eran de un color miel intenso mezclado con toques verdes, pequeños puntos y finas líneas de este último color dispersos en ellos.
-Hola -saludó y me rendí. Mi cerebro de alguna manera se desconectaba de la realidad cuando lo tenía cerca. Él crea esa "pared mágica" en donde me deja una rendija para dar una ojeada y decidir si quiero salir de aquí o quedarme para siempre.
Le sonreí de vuelta, felicidad irradiando de mi cuerpo.
-Así que... ¿Decidiste hacerte el galán conmigo?
-¿Ah?
-La cerveza -respondí señalándole la botella y dándole un último sorbo a lo que quedaba dentro de ella.
-Oh -noté que sus mejillas enrojecieron y yo no sé por qué no conseguía mover mi mirada de su cara-. Ahm, sí. Digo, está bien, ¿cierto? ¿No te molesta?
-No. De hecho, me agrada. Gracias -dije con sinceridad. Él asintió y bebió de su botella, su cara denotando nerviosismo (o eso era lo que yo creía).
Me parecía tierno verlo actuar de esta forma; nervioso, tratando de fingir que nada le afectaba. Bueno, espero estar sacando bien mis conclusiones, mas no logro entender del todo el porqué de su intranquilidad.
-¿Y cómo estás? No nos vemos desde ayer.
-Bien. Sí, estoy bien -contesté mientras jugueteaba con el envase de vidrio en mis manos, haciéndolo rodar con mis palmas. Trataba de mantener la vista fija en ello porque sabía lo que me causaba mirarlo-. ¿Y tú?
-Bien. Excelente, mejor dicho.
-¿Ah, sí? ¿Y a qué se debe eso? -mi voz sonó molesta y así me sentía, pero...
-¿Qué? ¿Te molesta?
-¿Qué? No. No, lo siento. No quise sonar así.
-Ya sé, ¡estás celoso! -exclamó apuntándome con el dedo índice y riendo un poco.《¿Estoy celoso?》
-¿Qué? ¡No!
-¡Sí! Te da celos saber que estoy feliz.
-¿Y por qué eso me tendría que dar celos? -cuestioné con las cejas fruncidas.
-Porque estoy así por alguien y lo sabes -《Bueno, quizás...》
-Dyl -solté una carcajada, una bastante falsa para mi gusto, y proseguí-. No estoy celoso, no sé de qué hablas.
-Bueno, está bien. Como tú digas. Pero estoy seguro de que sí lo estás, Tommy.
No sé si me ponía más nervioso reconocer que estaba en lo correcto o que me llamara "Tommy"; solo sé que maldecía para mis adentros a Dylan y a lo tonto que yo estaba siendo.
Permanecí en silencio, todavía jugando con la botella vacía y pensando en qué decir para cambiar el tema; no pienso reconocer que estoy celoso, no tengo por qué hacerlo ni por qué sentirme así.
Sentía la mirada de Dylan clavada en mi cara y noté su sonrisa a través de mi visión periférica. Me distraje por un segundo y su aliento tibio y voz suave aparecieron cerca de mi oreja izquierda.
-Si te deja tranquilo, me siento así de feliz hace poco. Mas bien, desde que estoy sentado aquí.
《Perfecto. Hasta aquí llegó el plan "actúa como si él no ocasionara nada en ti".》
***
Solo una pequeña notita: en el capítulo anterior recibí muchos comentarios muy lindos y quedé sorprendida, feliz, con una sonrisa gigante y muchas cosas más. Solo darles las gracias a todos los que leen mi historia, a los que comentan/votan y a los que no también. De verdad, les agradezco por montones ♡.
Un beso y abrazo gigante a todos. xx
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