Capítulo 8
Alrededor de una semana se hizo a cabo el traslado de Tae Young a la casa de playa, en el hospital estaban un grupo de dos enfermeras y dos médicos listos para el traslado del asiático. Cuando fueron sacando a Tae de su habitación Henry se les acercó preguntándole a una de las enfermeras.
—Señorita, ¿puede decirle al doctor si puede ir sacando a Tae Young? estoy por pedir la ambulancia. —Henry dijo dirigiéndose hacia ella.
—Sí señor, ahora mismo. —la mujer se fue hacia otra sala, habló con quien debería ser el doctor y volvió—Vamos a preparar al chico para el traslado y no se preocupe el viaje será seguro para él.
—Entendido, cualquier cosa me pueden llamar si necesitan de algo o si ocurre cualquier cosa. Las veré en la casa de playa.
—Ok, hasta luego. Buen viaje para ti señor. —dijo amablemente la mujer y al ver al manager irse, fueron a hacer su trabajo.
La ambulancia requerida era más espaciosa que una común para todo el equipo y así llevar a salvo al cantante a pasar su recuperación en un ambiente más fresco a palabras de los médicos. Los demás chicos de 4Town iban en un autobús aparte y acompañando al coreano un par de enfermeras contratadas para su cuidado.
La más joven de ellas con cuidado examinó las heridas de la cabeza—Parece que ya está sanando, pronto le quitaremos las vendas.
La mayor miro desde su lugar a Tae Young—Parece que también está volviendo a crecer su cabello ¿No es así?
—Sí, al parecer su cabello es negro... —observo al joven y suspiro—¿Cuando nos tardaremos en llegar?
—Creo que tres horas, no es tanto. —le comentó.
—Ah bueno... —la más joven se acomodo en donde estaba sentada y se mantuvo tranquila.
Luego de dos horas los chicos junto con su manager llegaron a la casa de playa, bajaron del autobús y sólo por pisar el suelo, ya se podría saber que el clima estaba caluroso.
—Uff... que calor. —se empezó a sacudir la camiseta que llevaba puesta él rubio.
—Ya echaba de menos está casa, ¡vamos a entrar! —dijo emocionado Aaron T.
—Pero, ¿y las maletas? —arqueó la ceja él basquetbolista.
En ello Henry se los acercó cargando una de las maletas de los chicos—No se preocupen, yo los llevaré a sus cuartos. Vayan a divertirse.
—¡Yay! ¡vamos chicos! —él primero en entrar a la casa fue Aaron T, mientras que los demás entraron siguiendo a su compañero.
El hogar tenía detalles modernos y bien acogido, con un tono beige con blanco. Era una casa que lo tenía todo, piscina; área de cine, gimnasio; biblioteca, etc. Los chicos excepto Robaire se quedaron en la sala viendo la televisión mientras que él moreno se paseaba por el hogar hasta llegar al cuarto del asiático... miro con tristeza la puerta, y en ello pensó: ¿hasta a qué hora llegará y podré verlo todos los días?
Su mirada reflejaba la decaidez, sus ojos casi no brillaban... él todavía estaba agobiado por lo mucho que ocurrió últimamente... hasta que se le ocurrió entrar al cuarto, silenciosamente entro y observo que la recámara solo tenía una cama... no había muebles, pues estaría atascado de máquinas hospitalarias por cualquier cosa que le pasará, ¿No?
Observando la recámara miro por dónde estaba la cama y pensó que sería una buena idea decorarla para que el cuarto no fuera tan decaído. Así que puso manos a la obra y busco entre las cosas del asiático en el clóset algunas pertenencias que le podría servirle. Entre todo pegó en la pared fotografías de Tae junto a los demás chicos, de paisajes que él le gustaba, y mucho más. Al final pegó en la pared las iniciales del nombre del chico hechas de cartón, ¿por qué traía tantos materiales de manualidades? porque a Tae le gustaba hacer manualidades para reciclar las cosas que usaba durante todo el tiempo, era su pasatiempo favorito. Cuando casi estaba por terminar intento instalar unas luces colgantes decorativas para el toque final, a finalizar se dió unos hacía atrás y vio el resultado del cuarto; sonrió satisfecho y en ello escucho la puerta abrirse, era Jesse.
—¡Robaire! ahí estabas. —se le acercó—Ya vino Tae, tenemos que salir del cuarto.
—Ah... ¿ya? bueno... —sonrió ligeramente, estaba algo contento sabiendo que no tendra tantas restricciones en visitar a su compañero.
Ambos jóvenes salieron del cuarto y fueron a la sala, inmediatamente ahí fue pasando el duo de enfermeras yéndose a la recámara junto al asiático, por otra parte había oro doy pero de médicos yendo a la misma dirección cargando los equipos médicos. Minutos después de que ellos acomodarán al surcoreano en su nueva habitación se fueron retirando hasta que Henry se les acercó.
—¿Y bien? ¿cómo estuvo el viaje? —preguntó él manager.
—Fue todo un éxito señor, nada más queríamos saber en dónde sería nuestro hogar temporalmente.
—Oh, enseguida les indico. —dijo amablemente él hombre—Sígueme. —se fue caminando hacia la casa de huéspedes mientras que ellos lo siguieron.
Robaire cuando los escucho irse de la casa, estuvo pensando bien en cual sería la mejor hora en visitar al chico; su única idea es mentir que iría al baño y pues, bueno, eso hizo.
—Eh chicos, voy al baño. —mintió y se dirigió al cuarto del surcoreano fingiendo que iría al baño en ese caso, afortunadamente le creyeron y cuando estuvo enfrente de la puerta del cuarto, suspiro antes de entrar...
Él asiático se encontraba en su cama como si estuviese durmiendo, su pulso estaba ligeramente estable... traía puesto una cánula nasal en su nariz que beneficiaba su respiración y a lado de él estaba la máquina de signos vitales. Él moreno pensó enamorado, se acercó él y tomó delicadamente la mano del chico viéndolo.
—Hola Tae, ¿cómo estás? espero que te agrade el clima de la casa de playa que la CEO compro hace meses. Estoy... seguro que podrás recupérate a esta temperatura, yo creo en ti... que podrás abrir tus ojos y decirme "hola Rob"...
En ello sólo se oyó el sonido de las máquinas en función, Robaire se decayó bajando la mirada... agarró una banca que estaba en una esquina y se sentó a lado suyo para darle compañía. Se propuso verle la bonita cara que Tae tiene... con un poco de inseguridad acercó lentamente su otra mano para acariciarle la mejilla de este, parpadeó y sonrió con debilidad...
—Te echo de menos Tae... ¿te acuerdas de las veces que conversabamos en las madrugadas, cuando le tenías miedo a las tormentas y lo que te ayudaba a calmarte era... hablar conmigo hasta que ambos nos quedamos dormidos? pues... extraño mucho eso, me hubiera gustado verte conmigo acostado en la cama viéndome... y escucharte decir de los temas que más te gustan a ti. —dijo cabizbajo—Tae... Yo seguiré esperando por ti, no importa si son meses o incluso años. Quiero que vuelvas y no me dejes solo a mí ni a los demás.
Al ver que él surcoreano no respondía como él deseaba, no tardó en empezar a derramar lágrimas. Jadeó rompiendo el llanto y lloró a cascadas recostando su cabeza en la orilla de la cama. ¿Por que sentía ese miserable dolor? si todos supieran qué... enamorarse de alguien que estaba en plena de muerte o vida todos entenderían su sufrimiento, pero Robaire apenas se estaba dando cuenta que... sí, exactamente se enamoró de un chico que podría fallecer.
Sin darse cuenta, la puerta se abrió lentamente y él primero en asomarse fue Jesse y después ambos Aaron.
—¿Rob? ¿estás ahí?- —a encontrarlo junto al asiático se entristeció, pero al mismo tiempo se sorprendió a las acciones de su líder.
—Esta llorando chicos... de nuevo... —susurro triste él basquetbolista.
—Sí... ay no, pobre... —suspiro él de la gorra.
—Si sigue así deberemos hacer algo, voy a sacarlo de ahí. —susurro también, se acercó al afro-canadiense y le acaricio la espalda—Rob, ven... tenemos que salir del cuarto, después puedes ir a verlo.
Él líder sólo asintió con la cabeza y se fue con los demás dejando dolorosamente al más joven, cuando cerraron la puerta... él menor movió levemente su dedo.
Hasta aquí se ha terminado el capítulo, gracias por haber tenido paciencia en esta vez. Tuve problemas con algunas cosas de mi vida cotidiana pero ya estoy bien, nos veremos a la próxima. Byeee 💕💞
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