5. ¿Dónde están?

Kane dió un salto y parecía empezar a desesperarse cuando salió corriendo en busca de la mochila que Daiki había creado y dónde estaba la ropa con la que llegaron al pasado —a pesar de estar dañada no podían dejar ni una mínima cosa del futuro ahí— empezó a sacar todas las cosas hasta dar con su pantalón, que tenía colgado de la cinturilla una especie de aparato circular.

—¿Eso es...?

—¡Contesta! —chilló el rubio de mechones negros al aparato que funcionaba por voz, para así evitar algún tipo de desvío de información cuando no estuviera el comunicador en manos de su dueño.

—¿Sólnyshka? —Se escuchó proveniente del aparato, y los del pasado estaban totalmente confundidos mientras que los viajeros no podían creer la voz que se escuchaba. —¿Sólnyshka, estás ahí?

—Mama, ya zdes'

—¡Kane! ¡Cariño, no puede ser! Me hace tan feliz escuchar tu voz. ¡¿Estás bien?! ¡¿Daiki, está contigo?! ¡¿Hibana y los gemelos están contigo?! —La voz del otro lado sonó emocionada, era una mujer que parecía ahogar las ganas de llorar. —Creí que te había perdido.

—¡Aquí estoy, mamá! Estoy bien, estamos bien. Los chicos están aquí conmigo. —respondió el rubio que parecía no caber en su felicidad, con los ojos llenos de lágrimas.

—¡Tía Yoshi! —gritó Daiki, corriendo hasta sentarse junto al rubio con una gran sonrisa.

—¡Dai Dai! Corazón, ¿Estás bien?

—Estoy bien, tía.

—¡Chispitas, si estás ahí más te vale hablar de una maldita vez! —Ahora se escuchó la voz de un chico, era una voz ronca pero no parecía ser la de un adulto.

—¡Astro! Deja de llorar por mí que estoy bien, estúpido. —respondió Hibana, reconociendo la voz de su hermanito cubriendo sus ojos porque en realidad la que lloraba era ella. Joder, aunque no lo demostraba tenía mucho miedo de no volver a saber de él.

—¡Pues no vuelvas a darme un susto así, maldita! ¡Creímos que habían muerto! —Se escuchó una exhalación o más bien, un sollozo. —No quería aceptarlo, pero creí que... Creí...

—Estoy aquí. Muy lejos, pero viva. —dijo con sus ojos dorados llenos de lágrimas, abrazando la espalda de su mejor amigo que lloraba bajito, liberando todo el miedo que había sentido al creer que no volvería a escuchar a su mamá, igual que ella con su familia, igual que cualquiera de los cinco, estaban aterrados pero no querían preocupar a los demás.

—¡¿DÓNDE CARAJOS ESTÁS, CHISPITAS?!

—¿Crees poder activar la cámara?

—Por supuesto que puedo, estúpida. ¿Por quién me tomas? Pero debes darle más energía, dame un minuto.

—Daiki, un cable ¡Ahora! —No tuvo que esperar nada porque al escuchar la idea, el pelinegro ya lo estaba creando y se lo entregó con velocidad.

La rubia ceniza se levantó rápido, corriendo hasta la mesa del centro y colocando el comunicador allí, conectando el cable, mientras sostenía la otra punta en su mano, liberando algunos rayos apenas notables. El pequeño aparato comenzó a parpadear, antes de proyectarse una luz y aparecer frente a ellos una especie de holograma cuadrado, como una pantalla donde aparecían un niño o más bien un pre-adolescente muy parecido a Katsuki aunque con el cabello rubio como Denki, y una mujer adulta de unos cuarenta de cabello negro y ojos celestes. Ambos tenían grandes ojeras, la piel pálida y los ojos ligeramente enrojecidos.

Hibana se colocó frente al holograma, con Daiki y Teru a su izquierda y Kane junto a Hanabi a su derecha.

—No me jodas. —dijo el chico en el holograma, al ver a una niña idéntica a la heroína médica que había estado encargada de evitar que él y Yoshimi murieran en el laboratorio. —Viajaron al pasado.

Dijo antes de estrellar su cabeza contra el escritorio y gritar con rabia, a su alrededor aparecieron mucho rayos y los aparatos eléctricos a su alrededor parpadearon y temblaron a punto de dar un cortocircuito.

—¡King, cálmate! ¡King!

—¡NO ME DIGAS QUE ME CALME! —gritó de regreso a la pantalla, viendo directamente a su hermana, un par de las computadoras atrás del chico estallaron. Yoshimi le acariciaba el cabello con un guante aislante para evitar las descargas y darle algo de consuelo a su pequeño ayudante. —El primer día creímos que habían muerto, dónde los atacaron solo quedó una marca quemada en el suelo...

—King...

—Me alegra que estés viva. —dijo el de ojos rojos, secando sus lágrimas. —Y ya entiendo porqué ninguno de nuestros intentos por encontrarlos funcionó hasta ahora.

—Pero nos encontraron. —respondió Hibana, sonriendo. —Por algo eres el enano más inteligente de Japón.

—Del mundo, querrás decir. Aunque aún no quieran darme mi título da igual. —respondió riendo bajito. Antes de levantar la vista, y mirar a Daiki. —Amaya estará muy feliz.

—¿Cómo está Amaya?

—¿Tú cómo crees? —preguntó irónico y haciendo referencia a como estaba él mismo a pesar de su inteligencia y madurez. No habría que ser un genio para suponer cómo estaría una niña de diez años que amaba con su alma a su hermano, luego de que le dijeron que su estado era desaparecido/muerto. —Tuvo un ataque de pánico cuando se enteró.

—¡¿Qué?! ¡¿Tía Yoshi, ella...?!

—No ha querido ver a nadie, solo a tus padres cuando intentan hacer que coma y luego llora hasta caer dormida. —respondió ella. —Le prometí que haría todo lo posible por encontrarte en cuanto descubrimos que el quirk de ese sujeto era de teletransportación y no algo mortal.

—Y hemos tenido una semana de mierda buscándolos por todas partes, para descubrir que perdimos el tiempo. —gruñó, King.

—No digas eso, al final los encontramos ¿No? Gracias a tu idea de ampliar el radar de rastreo a un nivel espacio-temporal.

—¡Espera! Déjame ver si entiendo, uh. ¿Allá ha pasado una semana? —preguntó Daiki, con los ojos muy abiertos.

—Sí ¿Y?

—¡Aquí apenas ha pasado un día desde que llegamos!

—¿Y qué mierda quieres que te diga? Hasta hace cinco minutos creíamos que estaban muertos. Y ahora nos enteramos de que viajaron al pasado. ¡Ni siquiera existían registros de la existencia de un quirk cómo ese! —Se quejó King, porque incluso su inteligencia tenía ciertos límites. Era un genio, no un ser Todopoderoso, había cosas que no entendía, sobre todo de una situación tan bizarra como está.

—No vamos a preocuparnos demasiado por las complicaciones y los detalles físico-cuánticos que implica todo esto. Ni tampoco por la forma tan extraña en la que se manejan los tiempos, lo importante aquí es que debemos conseguir una forma de traerlos de vuelta. No pueden quedarse ahí. —comentó la madre de Kane.

—No queremos quedarnos aquí. —dijeron los cinco del futuro casi al unísono.

—¡Yoshimi-Sensei, King! ¡Tengo al tío Kats en llamada! ¡Atraparon al villano! ¡Dice que los chicos viajaron en el tiempo! —Un chico, que parecía incluso mayor que los viajeros llegó corriendo y casi cayendo por las escaleras. Tenía el cabello con rizos castaños, la piel bronceada y los ojos iguales a los de Ashido, totalmente negros y con la iris dorada. La chica soltó un pequeño chillido, ella quería preguntar sobre su futuro ¡Tendría un hijo!

—¡Dame el teléfono! —King se lo arrebató, y el chico chilló aterrado porque el pequeño rubio tenía fama de destruir celulares cuando estaba molesto debido a la electricidad de su cuerpo o por estrellarlos contra el suelo, aunque eso pasó a segundo plano cuando notó a los chicos en el holograma.

—¡Chicos! ¡Están bien! —Saltó emocionado el castaño. Y los viajeros rieron también al verlo tan feliz. Era tan familiar, y los hacía sentirse felices. —Wow, ¿Están en el pasado? ¡Qué genial!

—¡Shōgo! Nunca había estado tan feliz de verte. —dijo Kane, sonriendo para luego hablar en ruso con su mamá.

—¡...Pues dile a ese maldito villano que se vaya al carajo y que no necesitamos su ayuda de mierda, ya tengo la fecha y el lugar exacto dónde están los chicos! ¡Tú no me grites! ¡No te estoy gritando! ¡Usa al imbécil de Phantom Thief que para algo sirva, que copie su quirk y lo use!... —King le dió el teléfono a Yoshimi, su padre le había dicho que necesitaba hablar con alguien calmado. La pelinegra lo tomó y se alejó para hablar con el héroe.

—Oye, King. Si nosotros, hipotéticamente hablando, dijimos algunas cosas a los del pasado...

—¿Les contaron cuántas cosas? —preguntó este, cruzado de brazos y con una ceja alzada.

—Quienes son nuestros padres, y los héroes del top 10, además acerca de los símbolos. —respondió Hanabi, el de ojos rojos bufó.

—Hasta ahora nada aquí ha cambiado. O eso creo, apenas he salido un par de minutos al día de este laboratorio. Supondré que no son tan idiotas para contar cosas específicas ¿Cierto?

—Lo más específico ha sido hablar sobre el puesto de los del top, y sobre las parejas y repito, solo mencionamos a nuestros padres.

—Importa una mierda que hablen de las parejas, ustedes ya crearon miles de líneas alternas con su presencia allá, tal vez incluso cambiaron el rumbo que esa línea espacio-temporal ya tenía establecida, eso lo hicieron desde el segundo que pisaron el pasado. —explicó el pequeño Bakugo. —La única forma en que sus futuros hijos no nazcan, es que los del pasado mágicamente decidan no coger.

Teru le había tapado los oídos a Eri, conociendo que con ambos Bakugo ahí, habrían un montón de groserías de por medio. Se alejó un poco, que aunque los conocía no era tan cercano con los que aparecían en el holograma, los del pasado no sabían si escuchar fascinados o ignorar lo que hablaban debido al montón de cosas que no entendían.

—Solo traten de no crear muchos efectos rebote.

—No podemos hacerles daño a las personas del pasado. —dijeron los cinco recordando lo que Kane les había dicho antes.

—¿Cuándo dije eso? Mientras no maten o incapaciten a alguien del pasado, no habrá mayor problema, algunos de ellos merecen un buen golpe. —dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo con malicia. —Deberían mostrarles lo que es verdadero poder.

—Eres un desgraciado. —Hibana se rió, a sabiendas de lo que su hermano indirectamente le decía. —Te amo, Astro estúpido.

—No seas empalagosa, chispitas. —dijo, enseñándole el dedo medio con un anillo con forma de corona de rey. Yoshimi lo llamaba diciendo que debían reunirse con los héroes para dar respuestas y el asintió antes de mirarlos una última vez. —Traten de no morir y no hacer demasiado daño. Llamaré luego para avisarles cuál es el plan para traerlos de vuelta. Hasta luego, inútiles.

—¡Hablen ahora o callen para siempre! —gritó Mina, cuando King terminó la llamada. Los viajeros la miraron confundidos.

—Si eso es lo que quieres, podemos callar. Evitaremos problemas de esa forma. —respondió Teru, encogiéndose de hombros. Se había sentado junto a Eri, continuando con el juego de cartas que habían pausado hace unos momentos, solo que ahora Hanabi también estaba con ellos.

Sero pellizcó a Mina para que se callara porque no estaba ayudando.

—No, mejor no callen, pero siguiendo lo que dijo el mini Bakugo del holograma. ¿Podrías decirnos quiénes de nosotros tienen hijos? ¡¿Y que parejas se formaron aquí en U.A?! —Mina tenía los ojos brillantes, junto a una gran sonrisa mientras daba saltitos. Hagakure también estaba igual de emocionada, y algunos otros apoyaron la pregunta.

—¡Antes de que lo digan! ¿Qué dijiste de tu hermano? ¿Él es un genio? —preguntó Denki, que había quedado fascinado al pensar en la posibilidad.

—Dudo que puedas criar a un genio. —Dijo Jirou, y Hibana la miró mal, sabía que Kyoka dejaría las burlas a su papá con el tiempo, pero justo ahora le molestaba.

—King tiene un IQ que oscila entre los 200 y los 250 puntos. —respondió la rubia ceniza, mirando de reojo a la chica de cabello violeta. —Tomen en cuenta que el IQ normal de las personas es de 90 a 100.

—Es muy listo. —susurró, Denki. Antes de sonreír enorme y dar pequeños saltos de emoción. —¡Sí! ¡Mi hijo es un genio!

—Y haces un buen trabajo cuidandolo. —dijo la de ojos dorados. —King confía mucho en tí, y eres quién mejor lo entiende.

—¿En serio? —preguntó emocionado.

—Ajá. —respondió ella, acercándose y acariciándole el cabello a Denki. —No creas lo que dicen, eres, digo, serás un buen padre.

Hibana le sonrió, y a Kaminari le gustaba lo bonita que era la sonrisa de la rubia ceniza cuando no parecía querer lastimar a alguien.

—Por lo que sabemos la mayoría serán buenos padres. —comentó Kane, tenía los ojos ligeramente enrojecidos por todo lo que Yoshimi le dijo, y que los del pasado no entendieron al no reconocer el idioma.

—¡¿Quienes de nosotros somos padres?! —Volvió a preguntar Ashido, acercándose al rubio de los tatuajes quién saltó del susto para luego alejarse por la repentina cercanía de la pelirrosa.

—Is that question correct? —Hanabi miraba a su hermano confundida.

—I'm not sure. —respondió, a él también le costó entender lo que dijo Mina por la velocidad y las palabras que usó.

—¿Por qué hablan así? —preguntó Eri.

—¿Así cómo? —Los gemelos hablaron al mismo tiempo, Eri se rió por eso.

—¿Por qué hablan en inglés? —A la albina sus nuevos amigos se le hacían raros, aunque eran agradables. —¿Es inglés?

—Yes, we speak english.

—Nosotros hablamos inglés porque ese es nuestro idioma natal. Aunque el japonés también lo es.

—No lo entiendo. —respondió la niña, y ambos se rieron por eso.

—Aprendimos los dos idiomas desde pequeños. Nosotros no nacimos aquí en Japón.

—Por eso sabemos más inglés que japonés. —Hanabi acarició el cabello de la niña y le sonrió, conociendo que a sus espaldas Shoto los estaba escuchando con atención. —Dominamos completamente ambos idiomas pero, algunas veces cometemos errores de traducción, o simplemente hablamos en inglés antes de notar que deberíamos usar japonés.

—Lo que debes saber Eri, es que mi gemela y yo somos muy raros. —dijo Teru, y los tres se rieron. Deku estaba impresionado por la facilidad con la que esos dos se ganaron la confianza de la niña. —I like your hair, Eri. You are very beautiful.

—¿Eh?

—Me gusta tu cabello, Eri. Eres muy hermosa. Eso dije.

—¡Ah! —Eri se sonrojó, y se escondió detrás de Izuku quién estaba sentado algo cerca estudiando todo lo que sucedía.

—¿Qué le haces a Eri, Shinso? —preguntó Aizawa, apareciendo de la cocina por insistencia de Sekijirō y tal vez porque Eri se había ido de la mano con un desconocido del futuro. Hitoshi no pudo evitar mirar antes de darse cuenta de que no se referían a él.

—Eri era muy linda de pequeña. —respondió el pelimorado, dejando apenas notar algún sentimiento más allá del cariño que se leía en sus ojos. —Ella es catorce años mayor que nosotros, es raro aunque adorable conocerla tan pequeña.

—Eri es verdaderamente importante para nosotros. Al igual que usted, Aizawa. —comentó Hanabi, y el pelinegro volvió a ver la misma mirada que ella le dedicó cuando le pidió que los liberarán. Cariño, eso era todo lo que dejaban ver en sus ojos, manteniendo siempre expresiones muy neutras.

—También eres muy lindo. —La vocecita de Eri se escuchó, que al tener tantos ojos sobre ella volvió a esconderse detrás de Midoriya. —Me gustan tus ojos.

—¿De verdad? —preguntó Teru, sonriendo, de esa forma a Shoto el chico no le parecía tan cansado aunque cada tanto bostezara y cerrara los ojos por largos segundos.

—Mi hermanito es muy lindo. ¿Verdad? —La de ojos rojos se ocultó una vez más, Hanabi sonrió abrazando a su gemelo que se mantenía quieto recibiendo cariño mientras intentaba no dormirse. —¿Te gustaría tener un hermanito, Eri?

—¿Un hermanito?

—If a brother. Un hermano menor, alguien a quien cuidar, pelear, divertirse y amar mucho. —explicó la pelimorada. —I love you... Wake up, Teru! wake up!

—Because? I need coffee but Aizawa doesn't want to give me a bit. —lloriqueó antes de abrir de nuevo los ojos, miró a su hermana unos segundos y pareció notar lo que quería aún cuando no la escuchó. —I love you too, Nabi. Never forget it.

—¡Quiero un hermanito para ser como ustedes! —dijo Eri, de verdad le gustaría tener algo como lo que esos dos tenían.

—Pues tendrás uno. —respondió Teru. —Dentro de unos años, hijo de Aizawa.

—¿Qué? —preguntó Aizawa entre toses después de ahogarse con el café.

—¡¿Qué?! —Ahora toda la clase A estaba interesada en esa conversación.

—Tendrán a un mini-Aizawa por aquí en un futuro no muy lejano. —respondió Kane, indiferente.

Después de lograr imponer distancia entre Mina y su persona, conversó con Daiki y Hibana sobre cómo dirían quienes tenían hijos de una forma organizada y sin dejar esperando demasiado tiempo a nadie, mientras los gemelos los ignoraban por estar entretenidos con Eri. Estúpido de parte de los tres el no suponer que los gemelos harían de las suyas en algún momento, ellos eran así, no se andaban con tantas vueltas y simplemente saltaban sin miedo a lo que tuvieran que enfrentar durante la caída.

—Voy a buscar más café. —Aizawa se fue de nuevo con los ojos muy abiertos.

—¿Será lindo? —preguntó la niña que era la única que parecía feliz con la noticia.

—Depende de a qué te refieras. —respondió Teru.

—Su personalidad es un mierda. —dijo la hija de Bakugo. Hanabi le cubrió los oídos a Eri a tiempo, la rubia le había lanzado una mirada de advertencia para que supiera lo que diría. —Pero es guapo, ágil y muy buen oponente.

—Apoyo la opinión de mi bestie. —comentó Kane.

—Yo igual. —continúo Daiki.

—Tienen razón, aunque Erik no es tan malo. —Ellos miraron con una ceja alzada a Hanabi. —Con nosotros no es tan malo.

—Ty yego favorit. —dijeron Kane y Daiki a la vez, Hibana asintió a lo dicho aunque nadie más entendió.

—¿Cuántos idiomas hablan?

—La verdadera pregunta es, ¿Qué sexualidad tienen? —preguntó Setsuna sospechando con su sexto sentido para el chisme.

—Decidan de una vez, ¿Quieren saber sobre sus hijos o sobre nosotros? —preguntó Kane con fastidio.

—¡Nuestros hijos!

—Ustedes. —respondieron sus padres.

—Creo que la respuesta es técnicamente la misma, todos quieren saber sobre sus hijos, la única diferencia es que nosotros estamos aquí.

—Como sea. A ver... —Hibana los miró a todos antes de detenerse en dirección al bakusquad. —Todos ustedes son muy unidos en el futuro, somos como una familia muy grande.

—¡¿En serio?! —chillaron emocionados. Kirishima y Sero sonreían en grande, mientras Denki y Mina daban pequeños saltitos. Katsuki chasqueó la lengua.

—Claro, tía Mina, tío Hanta, y tío Eiji. —Los mencionados chillaron una vez más. —Kirishima tiene una hija, Sero tiene tres, y Mina tiene cuatro.

—¿Tengo cuatro? ¡¿En qué estaba pensando?! Creí que era solo el de la pantalla. —Habló rápido Mina.

—Fueron cuatrillizos. Pronto sería su cumpleaños 18, pero después de este viaje en el tiempo ya no sé.

—¡Cuatrillizos! ¡Qué lindo!

—Eso dices ahora. —Se burló Hibana. —El que viste en el holograma era Shōgo, el segundo. Son dos chicas y dos chicos.

—¿Quién es el padre? ¡¿Está aquí?!

—Uhm, sí ya conoces a tu futura pareja. —respondió la de ojos dorados. —Los tres ya conocen a sus futuras parejas.

—¡¿Quienes son?!

—No creo que estén listos para saberlo aún.

—Pero el mini-Bakugo dijo...

—Sé lo que Astro dijo, pero no. El dijo que podíamos decirlo si lo creíamos correcto, y yo no creo que lo sea aún. —respondió Hibana con los brazos cruzados. —No queremos un momento de negación de nuevo.

—¡Te escuché, enana!

—¡Pues que bien que te identificas porque nunca dije tu nombre, hijo de puta!

—No empiecen a pelear de nuevo. —Se interpuso Kane.

—Jirou tiene dos hijas. Una de nuestra edad y otra de diez. —comentó Daiki, desviando la atención. Kyoka casi se desmayó al escucharlo.

—Nuevo nivel de amistad desbloqueado. Tía Momo y Jirou tuvieron hijos de la misma edad. —recalcó Kane, concentrando su atención en Hibana justo después de hablar. —¡Deberíamos hacer lo mismo!

—¿Qué pretendes, bastardo? ¿Coger con horarios o qué? —preguntó ella con una mueca.

—Haces que suene muy mal. —respondió él con un puchero.

—Lo de ellas fue casualidad, no podemos pretender hacer lo mismo. —bufó ella. —Igual, tengan la edad que tengan se llevarán bien, tenlo por seguro.

—¡Que linda! Te amo mucho. —Kane abrazó con fuerza a al rubia, y está no hizo más que rodar los ojos y dejarse abrazar porque al muy idiota no le causaban daño las descargas.

—Uno...

—Bueno, ya te solté. —Si Hibana llegaba a tres, él terminaría con un golpe en los bajos.

—Aún no me creo que sean amigos. —susurró Kendo, y aunque nadie lo dijera, era sorprendente que los pequeños engendros de Bakugo y Monoma se llevarán tan bien.

—Creo que es más fácil si nombramos por clase los que tienen hijos. —opinó Daiki, porque ciertamente se estaban llendo por las ramas de nuevo. Lo cual no era raro, ellos cinco se distraían con una facilidad impresionante. —De la clase A, ya dijimos Jirou, Ashido, Sero, Kirishima, Uraraka...

—¿Qué? —La chica se sonrojó mucho, mirando a los lados. —¿D-Deku t-tiene hijos?

—El tío Deku no tiene hijos. Se concentró en mejorar como héroe y seguir ese camino.—respondió el viajero de ojos turquesa, le pareció extraño pero la castaña pareció entristecerse mucho luego de oír eso.

—Que aburrida es la vida de Deku. Trabajo, trabajo, trabajo y más trabajo, es lo único que hace. —bufó la chica eléctrica. —Al menos los demás se dieron cuenta que ser héroe no lo es todo.

—¿A qué te refieres? —preguntó Kodai.

—Entrenar, estudiar, volver a entrenar, pensar en formas para mejorar sus movimientos de héroes. ¿Entiendes lo que digo? —Hibana hablaba aburrida, e indiferente, mostrando un círculo en el aire. —Todo para ustedes gira en torno a los héroes, no es malo, pero es lo único que hacen. Cuando sean héroes ¿Qué? Misiones, reuniones, fanáticos, apenas tendrán tiempo para vivir. Papá me dijo: “Disfruta un poco, enana. La vida de adultos es una mierda".

—A mí no me lo dijeron tan, explícitamente, pero mamá me obliga a dejar de entrenar cuando llevo mucho tiempo. —dijo Daiki sonriendo. —Papá me dice: “Sal de aquí, diviértete. Vete con Kane."

—El tío Yose sabe que yo soy el divertido de esta familia.

—Prácticamente nos dejan la puerta abierta a la posibilidad de disfrutar más y entrenar un poco menos. —dijo la de ojos púrpuras. —Nuestros padres en el futuro ya vivieron esta experiencia, así que, supongo que en ese sentido estamos adelantados a ustedes justo ahora. Es raro de explicar, pero ustedes nos han orientado lo mejor posible para saber cómo manejar nuestro poder, nuestro entrenamiento y nuestro tiempo. Y eso nos ayuda mucho.

—Ser héroes es genial, pero es una mierda dejar que tu vida gire en torno a nada más que ser un héroe. —contestó Hibana. —"¡Hey, que genial! Soy una heroína reconocida, pero no tengo amigos con quiénes hablar, una pareja que me quiera, ni un jodido perro que me ladre porque ¡Que triste!, no tengo tiempo" O sea, ¿Qué carajos? Esa es una de las formas de desperdiciar tu vida que los adultos ocultan con decir "No importa porque eres útil para la sociedad" Pues déjenme decirles que ser "útiles" no alcanza para ser felices.

Cuando terminó, Hibana respiraba con fuerza, los del pasado la miraban con los ojos muy abiertos, como si estuvieran reconsiderando muchas cosas, sus amigos del futuro la miraban con una ceja alzada sin entender del todo porque parecía que ese tema la afectaba tanto. Kane no pensó mucho antes de volver a abrazar a su amiga, y preguntarle si quería que le hiciera un par de trenzas ya que eso siempre la hacía sentir mejor.

—Deku tiene una novia en el futuro. —Eso fue lo que dijo Teru, bajito y cerca de la rubia ceniza, que lo observó de reojo.

—Deku bastardo no me ha dicho nada.

—La mantiene en secreto, nos lo dijo porque lo enfrentamos y ya sabes que es un bobo que no puede mentir. —Hibana sonrió al escucharlo, diciendo bajito que estaba feliz por Deku, y que no se repitiera la misma historia de siempre.

—Pensándolo bien, creo que toda la clase A tiene hijos. —comentó Daiki, desviando la atención y sacándolos de su ensimismamiento. —No estoy muy seguro de Sato y Mineta pero el resto sí tienen hijos.

—No los conocemos a todos, pero hemos escuchado de ellos. —comentó Hibana, sentada en el suelo recostando la espalda en el mueble mientras Kane le trenzaba el cabello, las chicas del pasado estaban sorprendidas con su habilidad. —A los hijos de héroes se les hace difícil escapar del ojo público, aunque si no haces nada interesante, terminarán ignorandote a la larga.

—No soy muy cercano con los de la clase B, algunos nunca aguantaron a Neito. Creo que no tienen una unión tan fuerte como la clase A. —dijo Kane indiferente. Los del pasado se sintieron incómodos.

—No tenemos nada que envidiarle a la clase A. —respondió con reproche Neito, y algo dolido por lo que dijo.

—Me importa un carajo si tienen o no algo que envidiarle a la clase A. —contestó con molestia su hijo, sin perder de vista el trenzado. —Bájale a tu obsesión, y enfócate en mejorar sin mirar tanto a una clase que ni siquiera te ubica como algo más que un jodido lunático.

Neito iba abrir la boca una vez más, pero Kendo lo noqueó a petición de Daiki, que estudiaba las interacciones de esos dos, tratando de evitar cualquier problema a futuro. Kane vió de reojo a su padre caer desvanecido, bufó con fastidio.

—Lo que decía es que los únicos de la clase B que conozco con hijos son Kendo, TetsuTetsu, Kuroiro, Kinoko, Kaibara, la hija de Tsuburaba que es un dolor de trasero, no te cases. —Lo último lo dijo mirando a Tsuburaba, que no sabía cómo reaccionar, Kane vió de reojo a una chica de la clase A, y el castaño pareció entenderlo porque se sonrojó. —Y la hija de Rin, y déjame decirte que...

Daiki cubrió la boca de su primo con fuerza, a sabiendas que este gritaría, el rubio tenía el ceño fruncido y parecía molesto.

—Son cosas del futuro que no puedes decir, idiota. —Los primos se miraron un largo rato con molestia, hasta que el de los tatuajes pareció rendirse dejando caer sus hombros, en ese momento el pelinegro lo soltó.

—Aún no puedo creer que la defiendas, ella es...—Daiki lo miró mal, Kane volvió a bufar.

—No la defiendo. Tú no tienes ningún derecho a insultarla frente a su padre, ni tampoco de odiarla. —contestó este con seriedad.

—Te hizo daño. Me sobran motivos para odiarla por eso. —Kane volteó a ver fijamente a su primo con seriedad, antes de sonreír. —Me alegra que tú ya no tengas ningún resentimiento, pero yo la odiaré hasta el día que me muera o ella se muera. Lo que pase primero.

—Eres un... —Daiki no pudo decir nada porque se rió cubriéndose los ojos. —Gracias

—Creo que eres el único idiota que le agradece a otro por odiar a alguien.

Rin parecía verdaderamente incómodo con las palabras de ese chico dándole vueltas en la cabeza. ¿Debería sentirse molesto? ¿Siquiera podía sentirse molesto? No sabía que había pasado, solo podía suponer que ella había hecho algo para lastimar al hijo de Awase. ¿Era siquiera justo que desconfiara de su hija aún no nacida?

—No agradezco tu odio, si no tu lealtad. —respondió con una sonrisa. Kane le correspondió la sonrisa, dándole un puño en el brazo para luego declarar que había terminado su obra.

Hibana tenía su peinado listo, dos trenzas de raíz que le llegaban hasta cintura, siendo su flequillo la única parte de su cabello suelto. Ella sonrió mirándose en el reflejo de su celular apagado.

—Gracias, modelito. —respondió, el rubio sonrió creando dos pequeños ganchos de cabello con forma de rayo que colocó al final de las trenzas. —Esto de dar respuestas es tan aburrido, ¿No podemos hacer esto más interesante?

—¡Verdad o reto! —chilló Hagakure, y Mina estaba a punto de apoyarla cuando los del futuro se quejaron.

—¡Es lo mismo que estamos haciendo! Además dudo que puedan pensar en retos divertidos. —Se quejó la rubia ceniza.

—Ustedes son anticuados, nada arriesgados. ¿Siquiera han jugado eso alguna vez? Apuesto que la mitad de ustedes ni siquiera han besado a nadie, y ese es literalmente el reto principal del juego. —Kane era mordaz, y sonrió con malicia al ver algunos sonrojados. —No es como que sea algo malo, respeto a quienes esperan para besar a otra persona, pero vamos, ser arriesgado para la batalla es muy diferente a serlo en esta clase de juegos.

—¡Eso! ¡Tengamos una batalla! —gritó Hibana, apretando los puños y sonriendo en grande. —¡Patearemos sus jodidos traseros anticuados!

—¡¿A quién le dices anticuados, enana?! ¡Te mataré!

—¡No si yo te destruyo primero, hijo de puta!

—Calma, calma. No pueden empezar a pelear aquí adentro. Hay niños presentes y muy poco espacio. Estoy seguro de que ustedes juntos destruirían el edificio. —Daiki se interpuso entre ambos cenizos, sin demostrar miedo tomando en cuenta que podían explotar/electrocutar su cuerpo. —No creo que Aizawa o VladKing lo permitan.

—Lo permitiremos. —respondió Aizawa, apareciendo de nuevo de la cocina un poco menos impactado y escuchando la propuesta.

—¡¿Enserio?!

—Sería algo interesante de ver, además de que será un muy buen entrenamiento para ustedes. —respondió VladKing cruzado de brazos. —Tomando en cuenta que ellos también están en primer año estarían igualados, solo debemos elegir quienes pelearán contra los viajeros.

—Estamos muy lejos de estar igualados. —Se rió Kane, secándose una lágrima causada por la carcajadas. —Nosotros somos mucho mejores.

—¡¿Qué dijiste, imbécil?! —Kamakiri parecía enojado con el enano que se reía, este lo miró con superioridad.

—No digo nada más que la verdad.

—Kane tiene razón. —Teru, para sorpresa de todos, estuvo de acuerdo con el rubio. —Nosotros llevamos años siendo entrenados, algunos de ustedes solo un par de meses.

—Además somos del futuro, los hemos visto en acción, incluso hemos entrenado con algunos de ustedes cuando ya son profesionales. Conocemos sus movimientos, sus ataques, incluso algunos que ni siquiera han imaginado aún que pueden hacer. —Hanabi lo dijo sin darle mayor importancia.

—Podemos vencer a ambas clases sin problemas. —Hibana chasqueó la lengua, mirando sus uñas con la única intención de molestar a los del pasado, cosa que consiguió.

—¡Vamos a patear sus putos traseros del futuro! —gritó Bakugo.

—Quiero verte intentarlo. —Le respondió su hija con una sonrisa torcida.

—¡Silencio todos! —Se interpuso Sekijirō, alejando a los estudiantes. Los del futuro volvieron a sus lugares en el sofá, solo que ahora los del pasado los veían con molestia en lugar de fascinación. —Claramente no podemos ponerlos a competir 40 contra 5, sería injusto.

—Les estamos haciendo un favor al darles ventaja. —Se burló Kane, ganándose algunas malas miradas.

—Podrían competir por equipos ¿No? —propusó Daiki, mostrando repentino interés por la batalla. —De cinco, de diez, ustedes elijan el número. Nosotros lo enfrentamos.

—Si elegimos un número mayor a ustedes, no sería justo.

—En la vida real, los villanos no se rigen por la justicia. Eso deberían saberlo, EraserHead, VladKing. —respondió el pelinegro, con sus ojos azules brillando con fiereza y los brazos cruzados. —Además cuando compitamos notarán que necesitan la ventaja.

Los chicos del pasado disimularon su sorpresa, no se esperaban ese tipo de comentarios de parte del pelinegro, a los del futuro no les sorprendió, aunque a Daiki no le gustaba presumir, aún cuando era el estudiante número uno de la clase, y tuviera múltiples reconocimientos en distintas áreas, nunca le daba mayor importancia pero cuando alguien lo retaba directamente, a él o a su clase, Daiki se volvía aterradoramente competitivo.

—Pero tenemos un par de peticiones antes, para que todo sea “más justo" si eso es lo que quieren.

Los del futuro no sabían a qué se refería Daiki, ni qué era lo que iba a pedir pero se mantuvieron callados dispuestos a escuchar, después de todo, el líder de la clase siempre tenía los mejores planes.

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