Prólogo.

*Solo les quedaba esperar*

El entraba a la cafetería en la que ella trabajaba, llevaba un traje negro, el cabello alborotado pero sin perder la elegancia, las mejillas ligeramente sonrojadas gracias al viento de esa tarde y en su mano llevaba una carpeta llena de hojas desordenadas, luego se sentó en una de las mesas del local. La chica salió de su ensoñamiento y se acomodó el delantal que llevaba puesto para ir a atenderlo, él volvió la vista hacia ella y sus ojos se encontraron. Desde allí inicio lo que nunca se creyó posible hasta que ambos lo sintieron.

A veces lo que creemos imposible se cumple, y lo que nunca pensábamos sentir, en algún momento estará allí para hacernos perder totalmente el control.

Él se negaba a aceptar lo que sentía, quiso alejarla, pues siempre tuvo en claro que no le gustaba lo prohibido, lo cierto era que nunca habia experimentado esa adrenalina afrodisíaca, simplemente lo notó cuando ya era tarde para eliminar sus sentimientos.

Ella llegó a amar una sola vez, entregó todo de sí para que su relación funcionará como tanto quería, pero aquel hombre la había utilizado y traicionado de la peor manera, eso la lastimó tanto que decidió no volver a confiar, aunque guardaba la esperanza de encontrar a alguien que le enseñara a amar otra vez. Siempre abierta a nuevas posibilidades, aunque lo cierto era, que nunca se imaginó que esa oportunidad se presentara en forma de profesor.

XxxX

Nota de la autora:

¡Hola!
 Bienvenido a esta historia, solo queda presentarme, soy Paula y me alegra mucho que le des la oportunidad a mi historia.