Capítulo 9.
*Andrew*
Estoy terminando la planeación para mis clases de la universidad. La verdad es que estoy lleno de trabajo atrasado y por esta razón tuve que sacrificar el fin de semana para poder ponerme al día con esos pendientes.
Usualmente los sábados voy a visitar a Sammy, mi hija. Debo aprovechar los días que se me permite verla, dado que es bastante complicada la comunicación que tengo con ella, gracias a que su madre intenta hacer de todo para que yo no pueda verla.
Nunca he entendido la razón, teniendo en cuenta que fue ella la que me traicionó con otro hombre. Yo siempre di todo de mi, para que al final simplemente se alejara de mi y llevara consigo el único fruto perfecto de nuestra relación. Pero no podrá alejarme de mi hija, es lo que más amo en la vida. Decido llamar a Sammy para que no esté triste porque no fui a visitarla. Se que cuando no puedo ir, rompe en llanto y de verdad que detesto no poder tenerla a mi lado para consolarla.
-Hola Sammy ¿Cómo estas? - Digo cuando contesta la llamada.
-Hola papá - Responde esa voz angelical que tanto me encanta - ¿No vendrás hoy?
-Cariño, sabes que odio tener que decirlo pero... El trabajo me ha impedido ir a verte - Guardo silencio por un momento - ¿Prometes que no vas a llorar, Sammy?
-Solo si t-tu prometes venir el siguiente sábado - Responde Sammy, se que está apunto de llorar, así que me adelanto a responderle.
-Por supuesto que iré cielo, sabes cuando me encanta ir a verte ¿Te parece si el sábado vamos a los juegos? - Intento animarla.
-V-vale papá - responde con apenas un hilo de voz - Sabes que yo si te quiero ¿Verdad? Yo no soy como mamá, a mi si que me gusta verte.
El corazón se me rompe en pedazos, se lo mal que le sienta todo esto a Sammy, por eso he invertido una suma de dinero considerable en un buen abogado para el tema de la custodia. Evitaría discusiones como estas.
-Lo sé cielo, lo sé, yo también te quiero bastante, el próximo sábado prometo que te divertirás ¿Vale?
-¡Sammy! ¿Qué haces con el celular de mamá? ¡Cuántas veces te he dicho que no lo toques sin mi supervisión! - Escucho como Perla, la madre de Sammy, la regaña.
La sangre me hierve de furia de tan solo imaginarme la cara asustada de Sammy, jamás pensé en odiar a alguien pero Perla no merece mucho más que eso.
-¡Dámelo! - Grita Perla y escucho como intenta quitarle el celular a Sammy, quien pone resistencia.
-¡Papá, dile a mamá que no me quite el celular! - Grita Sammy, pero es demasiado tarde, dado que Perla le ha arrebatado el celular y ha colgado la llamada.
En verdad que estoy furioso, Sammy es una niña tierna, hermosa e inteligente que no merece el trato que le da la odiosa de su madre solo porque no me odia tanto como ella lo hace.
Para intentar calmarme tomó mi celular y empiezo a echar una ojeada a mi celular en busca de algo que me distraiga y que mejor que las historias de la gente en Instagram. Luego de distraerme viendo varias fotos y videos en la aplicación, me detengo en una que hace que este aún más furioso. "Mía Parker, en el problema que te vas a meter" pienso al reproducir la historia de mi hermana en la casa de campo con sus amigos.
El verano pasado le había quedado totalmente prohibido hacer fiestas en la casa de campo de mis padres, luego de que sus amigos hubieran roto un jarrón donde estaban las cenizas de la abuela. En realidad pensé que tenía una hermana astuta, pero ahora confirmó que no, dado que no se le pasó por la cabeza bloquearme de sus historias para que no viera la fiesta que había montado a escondidas.
Vuelvo a reproducir el video con la intensión de ver si es uno que se grabo hace tiempo o si es realmente de hoy, pero compruebo que es lo que me temía gracias a la joven sonriente de cabello negro que sale junto a Mía, es Emma, quien tiene puesto un vestido rojo que le queda muy bien. Imagino que se conocieron en la universidad y se volvieron amigas recientemente.
Me levanto de mi asiento y no dudo ni un segundo en montarme en mi auto en dirección a la casa de campo; en primer lugar porque no puedo ir a visitar a Sammy a esta hora, Perla no lo permitiría, en segundo lugar porque debo ayudar a mi hermana, aunque he de admitir que también existe un tercer lugar, quiero tener cerca a Emma.
[...]
Cuando llego a la casa de campo no espero ni un minuto más para abrir la puerta, estoy decidió a ayudar a Mía antes de que sea tarde, no porque sea el típico hermano celoso, sino porque no se percató del detalle de las cámaras de vigilancia que instalaron mis padres y las cuales revisan puntualmente a las nueve de la noche. Espero que logremos eliminar las grabaciones, ya lo hice infinidad de veces cuando era adolescente y traía a algunas chicas a escondida, ahora que tengo mi propia casa ya no tengo necesidad, aunque con esto del trabajo ya no me queda tiempo ni de tener vida social.
Al entrar me encuentro con un panorama que me deja totalmente deleitado. Emma lleva puesto un vestido de baño que hace que varias sensaciones y pensamientos crucen por mi cuerpo en tiempo récord. Me rindo y detallo cada parte de su cuerpo; sus largas piernas, su abdomen plano y sus pronunciados pechos. Tengo que contenerme para no tener una erección allí mismo. Ella se ve realmente sorprendida, imagino que nunca pensó verme allí.
-¿Q-qué haces aquí? - Me pregunta parpadeando varias veces en un intento de confirmar si soy real.
Me cuesta un poco dejar de mirar su cuerpo, pero hago lo que puedo para volver a mirarla a los ojos, haciendo que me percate que ella no para de mirarme los labios.
- ¿Donde está mi hermana? - Digo para cortar el silencio
-¿Tu hermana? Disculpa pero no...- Se queda sin palabras, al parecer no logra entenderlo aún- ¿Mía es tu hermana? - Pregunta con esa expresión de sorpresa aún.
- Lo adivinaste, Mía Parker es mi hermana - Le respondo sarcásticamente y algo irritado dado que si la tengo cerca un minuto más no voy a poder controlarme.
Me acerco un paso más a ella para causar el efecto que tanto me gusta, que se ponga nerviosa.
-Así que te pregunto nuevamente - Digo con tono amenazante - ¿Donde mierda está mi hermana?-
- Está en la piscina - Me responde sin titubear.
Comienzo a caminar hacia la piscina, pero ella se pone delante de mi y me empuja ligeramente con sus manos. Ese pequeño contacto hace que se expanda el calor por todo mi cuerpo.
-Primero que todo no me toques - A menos que quieras terminar gritando mi nombre - Y segundo, necesito que te muevas, si no llamo a Mía ahora, se va a meter en serios problemas- Digo para que me deje pasar.
- No hace falta que entres, yo la traeré, no creo que quiera que todos sus amigos estén presentes mientras tú la regañas- Dice y sin darme tiempo se da la espalda y sale disparada a llamar a Mía.
No se tarda ni un minuto en llegar con mi hermana a su lado. La expresión de mía es una mezcla entre enojo y miedo, se que aunque intente ocultarlo esta asustada, como si pensara que les contaré a mis padres de su estúpida travesura.
- Mira idiota, si vienes a hacer el papel de hermano perfecto, déjame decirte que no va a funcionar - Me dice y se acerca más a mi para enfrentarme, esta borracha - Te recuerdo que tengo veintidós años y que ya no soy una niña - Al terminar se cruza de brazos.
- Mira idiota - Digo arremedándola - Solo vine a ayudarte ¿No recuerdas las cámaras de vigilancia? - Su expresión de enojo desaparece, lo que me confirma que ahora entiende - Bien, así que dile a tus amigos que me ayuden a desactivar las cámaras mientras yo elimino los videos del sistema.
Antes de salir disparada hacia la piscina, me rodea con sus brazos y me da un beso en la mejilla.
-Te debo una hermanito- Dice y yo volteo los ojos.
En menos de nada los amigos de Mía están rodeándome en espera de mis instrucciones, aunque todos me miran asustados ¿Nadie entiende que vine a ayudar?
-Tenemos veinte minutos antes de que sean las nueve, así que necesito dos que desactiven las cámaras de la piscina, dos las del parqueadero y el resto solo tiene que encargarse de no estorbarme mientras elimino los videos y también de ocultar todo el desastre ¿Entendido? - Digo usando mi tono autoritario, todos asienten y se van a hacer sus tareas.
Me dirijo rápidamente al cuarto de seguridad improvisado que queda al lado de la cocina, tomo asiento en frente del escritorio y enciendo la computadora que monitoriza todas las cámaras.
-Vamos, vamos - Susurro mientras espero que cargue la pantalla de inicio.
En cuanto lo hace comienzo a hacer mi trabajo, elimino las grabaciones de las últimas horas y los reemplazo por los videos del día anterior.
-¿Lo lograste? - Pregunta Mía desde la puerta.
- Me debes una - Le digo con una sonrisa de satisfacción, no hay nada mejor que quedar bien delante de la testaruda de mi hermana.
-¿Eso significa que podemos seguir con la fiesta? - Vuelve a decir y luego se muerde el labio para ocultar su sonrisa de felicidad.
-Si - Digo mientras volteo los ojos - Pero antes tráeme algo fuerte para tomar.
-Para ti todo - Dice y me manda un beso con la mano.
-Tonta - Vuelvo a susurrar en cuanto se va.
Minutos más tarde, Mía vuelve con un vaso de Whisky.
-Toma - Me entrega el vaso con licor y está a punto de irse cuando una voz conocida la llama desde la piscina - Tengo que presentarte a alguien ¡Emma ven un momento! - Me mira sin perder el entusiasmo.
-¿Si? - Pregunta Emma confundida en cuanto llega a la sala.
-Quiero presentarte a mi hermano - Responde Mía - El dicta clases en nuestra universidad, Emma, el es Andrew, Andrew ella es Emma.
-Ya nos conocíamos - Decimos Emma y yo al tiempo.
-Oh - Dice Mía algo decepcionada - Bueno, eso era todo, vamos con los demás ¿Quieres venir Andrew? Dijeron que van a jugar verdad o reto.
Intento responder pero la risa de Emma me interrumpe.
-Lo siento, lo siento - Se disculpa - Es que no me imagino a un profesor jugando verdad o reto, es obvio que va a decir que no - Termina la frase y Mía se le une con risas. Las personas borrachas son insoportables.
-No se si lo notaron pero estoy fuera del trabajo - Me pongo de pie y comienzo a caminar hacia la piscina dejándolas con la boca abierta. A mi no me van a venir a retar dos niñitas.
-¡Miren quien se nos unió chicos! - Exclama Mía a mis espaldas.
Me siento en una de las sillas que conforman el grupo de jóvenes y tomo un sorbo de mi bebida preparado para burlarme de los retos estúpidos que van a hacer.
-¿Preparados? - Dice una chica de cabello rubio en lo que gira una botella en el centro del circulo.
Todos los presentes miramos con algo de ansiedad la botella esperando a que se detenga, hasta que finalmente señala a la señorita Meyer. Esto va a ser divertido, si no se resignó a perder una nota del semestre ¿Qué tan mala puede llegar a ser? No apuesto mucho por la gravedad de su reto o probablemente ni siquiera se atreva y termine escogiendo verdad. No me percato de que tengo una sonrisa burlona en el rostro hasta que siento su mirada enojada.
-¿Verdad o reto? - Le pregunta la misma chica que giró la botella.
-Reto - Dice sin dejar de mirarme por un momento.
-Te reto a que te bebas lo que queda de la botella y... - Comienza a decir su reto recibiendo abucheos por parte de los demás y una sonrisa de burla por mi parte. Patético.
-¿Qué son esos retos Kata? - Le reprende mi hermana.
-Déjame terminar - Responde la chica negando con al cabeza - Y cuando te la acabes le tienes que bailar la canción que escojamos a nuestro querido Cris - Termina de decir y le guiña un ojo a Emma.
Bebo otro sorbo en un intento de ocultar otra sonrisa. No es capaz.
-Bien - Responde segura de si misma haciendo que por poco me atragante con la bebida.
Se levanta y comienza a beber la cantidad de líquido que queda en la botella, cuando lo acaba recibe gritos y aplausos de aprobación.
-¡Así se hace linda! - La anima Mía - Y ahora la mejor parte - Dice mientras le da play a una canción.
Emma se sacude la melena intentando eliminar los efectos causados por beber alcohol tan rápido y se dirige hacia al chico de ojos claros que la observa expectante con una sonrisa. La canción inicia lento, por lo que sus caderas comienzan a entrar en sintonía poco a poco, luego es cuando inicia la parte que le permite ir más rápido, moviéndose provocativamente mientras pasa sus manos ligeramente por su pecho. Es imposible no mirarla ¡Joder! Que bien baila. Se pasa una mano por su largo cabello sin parar de mover su cintura volviéndome cada vez más loco.
Se contonea provocativamente, acompañando sus movimientos con sus manos, que recorren su cuerpo nuevamente, pero esta vez con una lentitud casi agobiante, muy sensual, primero por su pecho, se toma su tiempo antes de bajarlas hasta su cintura y al llegar allí baja un poco logrando que toda mi atención vaya a su trasero.
Los presentes no paran de aplaudir y de animarla, mientras que ella disfruta de la atención que le están dando, disfrutando cuando llega el coro de la canción y me mira un momento antes de volver la vista al afortunado que recibe el espectáculo. Parte de la noche transcurre con varios retos, pero ninguno logra sacarme de la cabeza el baile de Emma.
Finalmente, la mayoría ya está bastante agotada como para seguir con la fiesta.
-Estoy agotada, iré a dormir - Dice Mía subiendo las escaleras.
Los demás ya están instalados en los cuartos del segundo piso.
-Yo también - Emma se pone de pie apurándose de no quedar a solas conmigo.
- Claro, huye ahora que puedes, no creo poder controlarme a estas horas. - Suelto una pequeña risa al ver que me observa sorprendida desde las escaleras. - Solo bromeo Emma - Aunque si ella quiere no es broma.
- Que descanse - Sigue subiendo las escaleras y creo haber visto una pequeña sonrisa.
[...]
Me levanto en la mañana por algo de agua, bajó las escaleras y escucho algo de ruido en la cocina, camino lentamente pensando que es algún animal que se metió a robar comida, pero me burlo internamente de mi mismo al ver que no se trata de un animal, sino de una sexy chica tomando agua en un vaso de vidrio.
Emma lleva su cabello en una coleta y tiene puesta una camisa negra que le llega hasta la cintura y unos shorts de dormir que dejan al descubierto sus largas piernas ¿Cómo es que se puede ver así de bien con pijama? Se sobresalta un poco cuando me ve y luego se queda mirando descaradamente mi torso, no recordaba que no tenía puesta una camisa.
- Vine por un poco de agua - Digo y me acerco a ella para quitarle el vaso de vidrio que tiene en la mano, después me lo bebo todo.
- Hubiera podido servirse su propio vaso - Dice y se da la espalda para tomar otro vaso y volver a servirse agua.
- Quería beber de este - Digo y me recuesto en la encimera de la cocina -Baila muy bien - Confieso recordando la escena de hace unas horas.
-Gracias, supongo - Responde dándole un sorbo a su vaso intentando ocultar en vano el rubor de sus mejillas.
-Hubiera apostado todo a que no se atrevía a hacerlo - Me encojo de hombros y la miro - El resultado fue impresionante.
-Eso le pasa por subestimarme - Se encoje de hombros imitándome.
-Pues a simple vista parece ser de esas chicas que no rompen ni un plato, al menos eso siento cuando la veo en Dickens, vaya cambio - Digo sarcásticamente.
-¿Siempre es así de irritante? - Dice sin demostrar miedo. No me esperaba esa pregunta.
-No sabía que le irritaba tanto- Respondo ahora mirándola a los ojos.
-Ahora lo sabe- Dice evitando mi mirada.
-No lo creo - Dejo el vaso en la encimera y me pongo en frente de Emma - No creo que lo único que sienta por mi sea irritación.
-Pues entonces créalo - Dice irritada.
Me acercó más a ella y luego pongo mis manos en la encimera, cerca de cada costado dejándola atrapada.
- No lo haré, porque se que ahora mismo esta nerviosa - Digo a pocos centímetros de su rostro.
- Ningún idiota me pone nerviosa - Dice con una sonrisa de suficiencia en sus labios.
- Le recuerdo que debe respetarme, señorita Meyer - Sonrió después de decirlo.
- Y yo le recuerdo que fuera de la universidad, usted ya no es más mi profesor, así que puedo hablarle como quiera - Responde si titubear.
Pongo mi mano en su nuca sin dejar de mirarla a los ojos, acerco un poco más su rostro al mío.
- Entonces si ya no soy su profesor, puedo hacer esto...- Susurro y quito la distancia que separaba nuestros labios para besarla de una vez por todas.
Nuestros labios comienzan a moverse en sincronía lentamente, no me imagine que fueran tan suaves, me concentro en saborearlos y en sentirlos, así que muerdo ligeramente su labio inferior y un gemido casi inaudible sale de sus labios, lo que hace que intensifique más el beso. Pongo ambas manos en su cintura y la acerco aún más a mi, ella pasa sus manos por mi cuello y enreda sus dedos en mi cabello. Se siente tan bien que me inunda la necesidad de tocarla por todos lados.
Rápidamente la tomo de los muslos y la siento sobre la encimera, sin dejar de besarnos, comienzo a pasar desesperadamente mis manos por sus piernas hasta que llego a su trasero, al sentir ese contacto ella vuelve a dejar escapar un gemido, así que no lo pienso y comienzo a besar su cuello. Se que se esta volviendo loca con mis besos y se que quiere más.
Arrastro suavemente mi mano por su abdomen y luego engancho en uno de mis dedos al borde del pantalón, meto ligeramente mi mano dentro de la tela y siento que está realmente húmeda por lo que decido hacerla sufrir un poco y comienzo a tocarla por encima de sus pantys. Es en ese momento cuando siento que aún tengo encima los efectos del alcohol, tan solo dormí unas horas y ella debe estar en la misma situación.
-Aún estamos ebrios - Digo sin separar mucho mis labios de los suyos.
- ¿Eso significa que no va a comprobar que no siento nada por usted? - Me reta mordiéndome el labio.
-¿Todavía tiene fuerzas para llamarme idiota? - Pregunto sobre sus labios, sin dejar de mover rápidamente mis dedos.
Ella deja salir algunos gemidos que hacen que me vuelva loco, por lo que no puedo esperar más y toco directamente su intimidad moviendo mis dedos para hacerle sentir aún más placer.
Tiene los ojos cerrados a causa del momento, por lo que se que esta a punto de llegar, muevo con mayor velocidad y en pocos segundos siento como sus piernas comienzan a temblar. Me rodea nuevamente el cuello con sus brazos y se sujeta de mi, luego deja salir un gemido más fuerte junto a mi oído. Nuestras respiraciones están agitadas, su cara está sonrojada a causa de lo que acaba de pasar y en sus ojos veo el mismo reflejo del deseo.
-Emma ¿Donde estas? - Dice la voz de Mía - Alguien te está llamando.
Emma y yo nos separamos rápidamente, ella toma su vaso con agua y toma un gran trago mientras que yo me acomodo rápidamente el cabello. En menos de nada vemos a Mía bajar las escaleras.
-Aquí están -Dice aliviada cuando nos ve.
- ¿A donde más podríamos haber ido? - Le digo a Mía.
- Como sea - Dice mientras voltea los ojos, luego mira a Emma - ¿Siempre te levantas así de roja?
Se me escapa una risa, la cual ahogo con un sorbo de agua.
-No lo se - Dice Emma mientras se pasa un mechón que se ha salido de su coleta - Debe ser el alcohol.
- O de pronto el Clima - Digo sonriendo mientras la miro fijamente, ella desvía la mirada.
- En fin, alguien te estaba llamando - Mía le tiende un celular a Emma - Deberías revisar.
Meyer toma el celular y le sonríe tímidamente a mi hermana antes de alejarse de la cocina.
-Que extraña que esta - Dice Mía cuando nos quedamos solos en la cocina - ¿Qué le dijiste?
-Nada - Le respondo mientras le doy la espalda para volver a subir al segundo piso.
Aún con esa sonrisa estúpida en la cara recuerdo lo que acaba de pasar, me encantó saber que no solo puedo ponerla nerviosa sino que también pudo hacerle sentir placer. Pero ¿Hice bien en dejarme llevar? No podía negar que me habia gustado mucho la escena de la cocina, pero no sabía si era correcto, por más que quisiera olvidarlo yo era profesor de Emma y nunca me habia permitido mezclar el trabajo con mi vida sentimental.
Debería no volver a hacer esto, por más que me haya gustado me niego a que ella se vea afectada por mi, no quiero ni imaginarme lo que dirían sus compañeros si se dan cuenta que ella tuvo algo que ver conmigo ¿Seré capaz de evitar que vuelva a pasar?
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