Capítulo 7.

*Emma Meyer*

Llevo dos días saturada con los proyectos que han ido asignando en la universidad, podría asegurar que estoy a punto de perder la cabeza y todo por no saber establecer bien mis horarios. Me levanto de la silla de mi escritorio y me tiro de espaldas a mi cama, no tengo ni la motivación ni las ganas para continuar terminando los trabajos, solo necesito descansar y creo saber una buena forma para hacerlo.

Tomo mi celular y busco en la lista de contactos a Mía, la chica que conocí en mi clase de composición de textos, con la esperanza de que la fiesta a la que me invitó aquel día siga en pie.

- ¿Hola? - Dice al contestar.

-Hola Mía, soy Emma de la clase de composición de texto ¿Me recuerdas?- Respondo esperando a que se acuerde de mi.

-¡Emma! Hola ¿Pensaste lo del viernes? - Responde ahora más entusiasmada.

-Precisamente para eso te llamaba - Digo algo apenada -Quería saber si aún podía ir...

-Algo me decía que al final ibas a aceptar - Se ríe por un momento entusiasmada - Por supuesto que sigue en pie lo de mañana y a que no adivinas lo que se me ocurrió.

-¿Qué cosa? - Pregunto algo confundida.

-Va a ser una Waterparty, como es en la casa de campo de mis padres es nuestra oportunidad para aprovechar la piscina.

¿Una waterparty? Juraba que iba a ser algo más sencillo.

Cuando termino de hablar con ella, bajo a la cocina para anunciarle mis planes a mi padre. Es verdad que ya soy mayor de edad, pero aún así sigo viviendo bajo su techo, por lo que siempre me ha gustado comentarle a donde salgo para que no se preocupe. 

Lo encuentro sentado frente a un lienzo, lleva  la ropa que siempre usa para pintar, unos jeans desgastados y una camisa negra, ambos manchados de pintura. En sus manos tiene una paleta donde está mezclando tonos de pintura gris, veo que esta bastante inspirado y ¿contento? hace mucho no lo veía así.

-Hola papá- Lo saludo y me pongo detrás de el para ver lo que está pintando.

Veo que es una especie de lago, el cual refleja la luna en el agua, las estrellas en el cielo hacen que se vea más colorido. Más profundo. Además hay una especie de silueta, un hombre en mitad del lago montado en una canoa, teniendo ante sus ojos la luna, la belleza de la noche en todo su esplendor. Magnifico. No recordaba el gran talento de papá.

- Es hermoso - Le digo mientras observo como esta delineando cuidadosamente la silueta del hombre con su pincel ahora lleno de pintura negra.

-¿Verdad que si? - Me responde alegre, pero sin despegar la vista de su pintura.

- ¿Puedo preguntar por qué?- Intentando cuidar que mis palabras no vayan a herirlo.

-Fue tu madre Emma, soñé con ella, no sabes la alegría que me dio, eso me motivo a pintar otra vez- Por primera vez deja de mirar su lienzo y me mira con los ojos llorosos. - No tienes idea de cuanto la extraño.

Sin pensarlo dos veces lo abrazo y le susurro- Yo también la extraño papá.

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*Hace dos años y medio*

- ¡Papá! ¡ No despierta! ¡Mamá no despierta! - Digo gritando desde el segundo piso de mi casa.

-¿¡Qué pasa Emma!? -Dice mi padre mientras sube la escalera - ¿Esta bien?

-N-no lo se, vine a traerle el desayuno y no se levanta papá ¡No se levanta!

Mi padre entra corriendo a la habitación, donde se encuentra mi madre tendida en la cama, como si estuviera en un profundo sueño, su cabello castaño cae descuidadamente por sus mejillas sonrojadas, su piel está lisa y ligeramente blanca, está hermosa, como siempre.

- Cariño, despierta- Dice mientras le toca ligeramente la mejilla - Cariño... dime algo por favor- Esta vez le toca el cabello y veo que los ojos  de papá están llenos de lagrimas - Cariño... ¡Despierta Anna! - Al decir eso rompe a llorar.

Yo estoy en la puerta del cuerpo, no me atrevo a entrar, estoy paralizada con varias lagrimas escurriendo por mis mejillas, mamá no despierta, el médico nos habia advertido que un día podía simplemente no despertar, pero nunca me imagine que ocurriría, no estaba preparada para perder a mi madre, no justamente un día antes de mi cumpleaños. 

Nunca se esta preparado para perder a alguien que amas tanto y mucho menos a tu madre, a quien me arrebató una enfermedad que la mató mientras dormía.

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Al parecer mi padre y yo estábamos recordando lo mismo, las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, pero intento impedirlo, no quiero contagiarlo con mi tristeza al ver que estaba tan alegre e inspirado. Me separo de  el y rápidamente me seco los ojos.

- Te está quedando muy bien papá, te felicito - Miro nuevamente el lienzo y sonrío- Se me habia olvidado lo bien que pintabas.

-Estas hablando con el mejor - Dice sarcásticamente pero noto su tono nostálgico.

De verdad que mi padre nunca puede ser serio, suelto una carcajada y le pego suavemente en el hombro.

-Nunca vas a cambiar ¿Verdad? - Le sonrío nuevamente - Papá venía a decirte algo.

Él me mira interesado- Claro, dime.

- ¿Te molesta si me quedo en la casa de una chica de la universidad el viernes? - Le pregunto.

-¿Vas a salir?- Me mira sorprendido - Pensé que no volverías a salir desde lo de...- Parece arrepentirse de decirlo- Es decir ¡No! claro que no me molesta, diviértete entonces, cielo.

- Gracias papá- Le beso la mejilla y vuelvo a subir a mi habitación.

Es increible como en un momento puedes recordar cosas que te han dejado marcado de por vida y lo mucho que te puede afectar volver a pensar en ellas.

Vuelvo a sentarme para terminar mis tareas, los recuerdos aún latentes siguen en mi cabeza así que decido pensar en otra cosa, es por esto que dejo que me invada la emoción de la fiesta de mañana, tendré que ponerme a buscar algún vestido de baño que me quede bien, la verdad es que quiero causar una gran impresión a los amigos de Mía.

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