Capítulo 43.
*Andrew Parker*
-¿Me estás diciendo que a Thor no lo trajo una cigüeña? - Sammy me pregunta con los ojos muy abiertos, totalmente confundida.
Thor es un Golden Retriever que le regalé por su cumpleaños, apenas tiene tres meses y se ha vuelto el perrito de sus ojos, no puede alejarse de él ni un segundo, cualquiera pensaría que el pobre animal está cansado de ella, pero en realidad es todo lo contrario, siempre está moviendo su cola y siguiéndola por toda la casa, ni siquiera sabría decir quién acosa a quién.
-¡Papá! - Insiste dando unos pequeños saltitos para que responda su pregunta.
Todo esto empezó por ver esa estúpida película de las cigüeñas, no es que sea una mala historia, sino que gracias a ella estoy en una encrucijada entre mentirle o decirle la verdad a mi hija sobre como vienen los perritos al mundo.
-No, Sammy, no lo trajo la cigüeña ¿Quieres ver otra peli? - Digo rápidamente para cambiar de tema, es muy pequeña aún para saber todo.
- Si, quiero ver una de como llegan los perritos al mundo - Me responde con una sonrisa en el rostro ¿Y ahora qué le digo?
-No existen películas así, cielo.
-¿¡Qué!? - Exclama - Papá eso no puede ser cierto, los perritos merecen saber como llegaron al mundo ¿Verdad Thor? - Acaricia la cabeza de su compañero perruno - Aunque creo que tienes razón en que las cigüeñas no fueron ¿Te imaginas a Thor siendo cargado por esos pájaros? - Su expresión se vuelve asustadiza al decir aquello.
- No hubieran podido con él - Digo entre risas.
- Bueno... ya que no quieres decirle a Thor como vino al mundo ¿Me vas decir como llegué yo? - Sus ojos azules me miran con un brillo de entusiasmo en ellos.
-Pues... - Me aclaro la garganta antes de continuar. Empezó a hacer calor de repente - Tu madre y yo... Es decir... Nosotros, pues... - Suspiro y dejo caer mi espalda contra el sofá - Es complicado Sammy.
-¿Tu y mamá qué? - Apoya su mentón en mi pecho mirándome con curiosidad.
- Nos dimos besos y naciste tú - Digo rápidamente, me siento muy incomodo hablando de esto con ella ¿No hay un manual para saber como decirle esas cosas a los niños?
-¡Papá! ¡No puede ser! - Se sienta en el sofá de un respingo.
-¿Qué te ocurre? - Le pregunto con el ceño fruncido.
-Es que... - Sus ojos se llenan de lagrimas - En el jardín, un niño me dio... un beso en la mejilla para despedirse - Las pequeñas gotitas comienzan a escurrir por sus mejillas - Papá, e-estoy... embarazada - Su labio tiembla en cuanto lo dice.
Pueden decir que soy un mal padre y todo lo que quieran, pero mi reacción en vez de consolarla es soltar una fuerte carcajada, tanto así que tengo que acostarme mientras me sostengo el estomago en un intento de tomar aire.
-¡Papá! - Sammy me da un golpecito con su mano en el hombro - Esto es serio ¡Voy a ser mamá!
-¡Por Dios! - Las carcajadas por mi parte no cesan.
-Bien, entonces no te dejaré ver al bebe, vámonos Thor - Se cruza de brazos decidida a bajarse del sofá.
-Espera - Me reincorporo y la alzo para sentarla sobre mi regazo antes de que siga caminando - Lo siento - Le digo intentando disimular mi sonrisa - Soy un mal padre por burlarme de ti - Llevo una mano a mi pecho mostrándole mi arrepentimiento - ¿Me disculpas?.
-Esta bien - Dice para luego morderse el labio, sus lagrimas ya se secaron dejando sus mejillas sonrojadas.
-Cielo, tu no vas a tener un bebe ahora - Tomo aire y organizo mis ideas para decir algo coherente - Cuando dos personas en realidad se aman y sienten que son un complemento el uno para el otro, muchas veces deciden tener un fruto de su relación, y es ahí cuando una pequeña criatura entra a sus vidas, como tú entraste en la mía- Con mi dedo índice le toco la punta de la nariz ligeramente.
-¿Entonces por qué tu y mamá están separados?
Dios ¿De donde sacó lo curiosa esta niña? de mi obviamente no, siempre me alejo de lo prohibido.
- Porque ya no nos complementamos - Sonrío tristemente - Pero me alegro de que una vez lo hiciéramos, porque sin ello tu no hubieras llegado a este mundo.
-Papá.
-¿Si?
-No te enfades, pero no entiendo como eres profesor, eres muy malo explicando - Dice alzando las cejas y apretando los labios, mientras que los míos forman una O perfecta ante lo inesperado de sus palabras.
-Auch - Vuelvo a llevarme una mano al pecho para parecer dolido.
- Aparte de que no voy a se mamá ,no entendí nada de lo que dijiste ¿Un bebe? ¿Amor? ¿Personas? - Niega con la cabeza como si ninguna palabra tuviera sentido - Además ¿Qué es un fruto?
Vuelvo a recostar mi espalda en el sofá y suspiro, aquí viene otra ronda de preguntas.
-¿Un fruto es de una fruta? ¿O es igual a la palabra bruto?- Me mira frunciendo el ceño.
-¿No tienes sueño Sammy? - Pregunto con una sonrisa en mis labios.
-¿Por qué habría de tenerlo? - Ladea su cabeza confundida.
- Eres muy irritante a veces - La miro mientras alzo una ceja.
-Mamá dice que soy igual a ti.
-¡Me rindo! - Exclamo y me tapo la cara con las manos.
-Yo también te quiero papá - Dice sarcástica.
-Ahora te vas a poner en plan dramático, en eso te pareces a tu madre - Digo quitándome las manos de la cara y ella comienza a reírse.
-¿Qué película quieres ver? - Pregunta mientras toma el mando del televisor en sus pequeñas manos.
-Charlie y la fabrica de chocolates - Mi favorita.
-Si me antojo de chocolate tienes que traerme uno ¿Trato?
***
Abro los ojos con algo de dificultad pero con una sonrisa en los labios a causa de mi divertido sueño, eso pasó hace unos dos años cuando recién me habia divorciado de Perla, la verdad es que fueron días muy complicados en los que me la pasaba preguntándome qué era lo que habia hecho mal para perder la familia que había intentado construir con tanto esfuerzo, pero con el paso del tiempo me di cuenta que las cosas no se habían roto por mi culpa.
Perla y yo nos conocimos en la universidad, ambos estabamos estudiando, ella arquitectura y yo literatura, las cosas se dieron y terminamos juntos. Era muy diferente en ese entonces dado que tenía un pensamiento muy admirable, siempre intentaba ayudar a los demás compartiendo lo que sabía, por eso fue que me enamoré.
Perla, por el contrario, se fijó en la billetera de mis padres, nunca la creí capaz de tal cosa, pensé que ella también se habia enamorado de mi, de lo que sentía y de lo que pensaba, pero me enteré de la cruda realidad luego de que Sammy naciera.
Llevábamos casi dos años de casados y yo parecía un "estúpido enamorado" -eso me decía Tyler cada vez que le hablaba de ella, en realidad, él fue quien siempre me advirtió de las intenciones de Perla, hasta que dejó de hacerlo porque yo terminaba enfadándome. Esa noche llegué de la universidad a casa con una gran noticia, me habían dado un puesto como docente de literatura allí mismo, estaba tan emocionado por contárselo a Perla que subí las escaleras del tercer piso corriendo para llegar a nuestra alcoba, abrí la puerta de par en par con una sonrisa en el rostro, la cual se desvaneció cuando vi lo que estaba sobre nuestra cama.
Dos cuerpos semidesnudos tapados con las sabanas de seda negra donde yo habia dormido la noche anterior, uno era de un hombre de cabello rojizo que respiraba profundamente a causa del sueño y el otro era de Perla, quien también dormía plácidamente sobre el pecho sudoroso de su amante. Las lagrimas comenzaron a llenar mis ojos y un enorme vacío se expandió dentro de mi. Dolía, dolía realmente.
Caminé con cuidado de no despertarlos y llegué a la cuna donde estaba mi pequeña, en cuanto me vio me sonrio y emitió algo muy parecido a una risa, le sonreí mientras intentaba enfocar mi visión llorosa y la cargué en mis brazos, eché un último vistazo a la cama donde mi supuesta esposa estaba aún dormida como si no acabara de traicionarme en mi propia casa y con una bebe de menos de un año a su lado escuchando todas esas obscenidades.
Esperé en la sala hasta que ambos se levantaran intentando mantener la poca cordura que me quedaba.
-¡Sammy! ¡Donde mierda esta Sammy! ¡Cielo! ¡Bebe! - Escuché la voz de Perla gritando desesperadamente hasta que finalmente llegó hasta la sala y se puso pálida en cuanto me vio con Sammy en los brazos - Amor, pensé que llegarías mañana - Sonaba algo nerviosa y trató de disimularlo con una risa aún más nerviosa - Andrew...
-¿Qué tal la pasaste? ¿Te gustó follarte a alguien más en nuestra cama con tu hija al lado? - Comencé a hablar y agradecí que mi voz sonó totalmente relajada, como si no me importara.
-Andrew, no es lo que estas pensando - Su voz era suplicante mientras intentaba acercarse.
-No. Te acerques - Dije entre dientes mientras dejaba a Sammy en una sillita mecedora - Lo has jodido todo ¿Sabes?
-¡Cariño debo irme! - Una voz gruesa proveniente de las escaleras hizo que ambos le prestáramos atención -Mierda- Susurró el hombre.
-Andrew, por favor - Suplicó Perla cuando me acerqué unos paso al hombre.
-¿Por favor qué Perla? ¿No piensas presentarme al caballero?
-Amigo, no quiero problemas - Dijo el hombre enseñándome las palmas de las manos en señal de paz.
-Y no vas a tenerlos -Sonreí - Perla, alisté tu maleta, tienen el sueño muy pesado así que... me tomé la molestia de hacerlo.
-¿Qué? - Pregunta confundida mientras se ajusta el albornoz de color lila que lleva puesto.
La miré un momento y luego caminé hacia la parte donde alisté su maleta grade de ruedas, allí metí apresuradamente su ropa. Tomo la manija y la arrastro hasta que queda en frente de ella.
-Feliz viaje - La miro fijamente en cuanto lo digo y ella suelta un suspiro ahogado.
-Andrew... - Susurra y comienza a llorar en silencio.
-Dios - Dice en voz baja el hombre mientras se pasa las manos por su cabello - Hermano, se que es duro lo que acabas de ver, pero ¡joder, hombre! no tienes que hacer esto, deja el orgullo a un lado, imagino que debes estar pensando que lo hago mejor que tu porque te engañaron pero...- Se encoje de hombros y me da una sonrisa ladeada.
Intento con todas mis fuerzas no golpearlo hasta dejarlo sin conciencia , respiro profundo y me acerco dejando muy pocos centímetros entre nosotros para enfrentarlo.
-Me importa una mierda si lo haces mejor que yo, no es mi culpa que ella eche por la borda tantos años de relación por eso diez centímetros de largo que tienes - Digo entre dientes con la respiración agitada - Entonces hazme el puto favor de largarte de mi casa, esto va para ambos.
Luego vinieron las denuncias por la custodia de Sammy, problemas, llamadas llenas de gritos... Pero parte de eso ya ha quedado atrás ahora que estoy realmente pleno al tener a una bella mujer de cabello azabache durmiendo plácidamente conmigo, le beso la cabeza y acaricio su espalda suavemente.
Anoche, después de hablar por varias horas, no pudimos resistirnos más y terminamos comiéndonos a besos nuevamente eliminando las tensiones causadas por la idea de que viviríamos juntos por algún tiempo.
-Meyer - Susurro en su oído con mi característico tono de voz matutino - Sabes que me encanta tenerte en mi cama pero debemos levantarnos - Ella gruñe y aprieta su agarre en mi pecho - El concurso de Dickens.
-¡Dios! - Exclama y se levanta de golpe apoyando sus manos en mi pecho, su cabello cae a un lado de su cara mientras que en sus ojos esta el brillo del entusiasmo, me acerco y le doy un pequeño beso en los labios - Buenos días.
-Buenos días - Saludo sonriendole mientras paso un mechón de su cabello detrás de su oreja - Alístate mientras preparo el de desayuno ¿Si?
- ¿Es necesario que me bañe? - Hace mala cara y cae de espaldas dramáticamente sobre la cama.
-Sucia - Salgo de la cama con una sonrisa en los labios - En cinco minutos en la mesa.
-¡Como ordene mi general! - Exclama desde el cuarto para luego ponerse a reír.
En cuanto tengo el desayuno listo, nos sentamos en la mesa a comer, Emma lleva el cabello húmedo y no hace más que hablar sobre lo emocionada que está por saber quienes van a ser los finalistas de la segunda etapa. La verdad es que ambos estamos muertos del miedo, dado que apesar de haber sido meses muy complicados, logramos poco a poco ir perfeccionado sus escritos, los cuales cada vez van siendo más solidos debido a sus criticas sociales implícitas. Con John Smith, el otro chico que habia seleccionado, estaba por el mismo proceso. Ambos eran excelentes escritores con un competitividad muy latente, lo cual a mi parecer, les aseguraba un puesto dentro de los 30 mejores escritos de la segunda fase.
Al terminar mi desayuno, me duché rápidamente y estaba casi listo en menos de cinco minutos, rocié un poco de mi perfume favorito en el cuello y luego bajo mis muñecas para después acomodarme el abrigo dándome el último visto bueno para salir.
-Tengo nervios- Dice Emma a mi lado mientras frota sus manos en sus brazos para calentarse.
-Todo va a salir bien Meyer, lo prometo - Sonrío y le beso la frente antes de envolverla en un fuerte abrazo.
La verdad es que nada iba a salir bien después de ese día, era como si estuviéramos en un bucle dentro de los tres últimos meses.
Todo iba empeorando poco a poco.
Una vez más tendríamos que despedirnos de la tranquilidad con la que nos arropaba nuestro abrazo.
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